Los próximos artículos los vamos a dedicar a la plataforma
MÁRGENES, la cual
apuesta por el cine más audaz, radical e innovador. En nuestra revista, ya
hemos publicado algunas reseñas de títulos que están disponibles en esta
plataforma:
Con el viento de Meritxell
Colell
Entre dos aguas de Isaki
Lacuesta
Niñato de Adrián Orr
La virgen de agosto de Jonás
Trueba. (Además, realizamos entrevista a Jonás Trueba y a la protagonista del film, Itsaso Arana).
Varados de Helena Taberna
Ema de Pablo Larraín
Liberté de Albert Serra
El esfuerzo y el ánimo, An American Swan in Paris y Dancing Beethoven de Arantxa Aguirre
Además, en 2019 cubrimos el
Festival MÁRGENES 2019:
Desde hoy, vamos a hablar de otros títulos igual de
interesantes que se pueden ver en dicha plataforma. Empezamos con la
publicación de la reseña de La estación
violenta de Anxos Fazáns.
TÍTULO: La estación violenta. TÍTULO ORIGINAL: A estación violenta. AÑO: 2017. NACIONALIDAD: España. DIRECCIÓN: Anxos Fazáns. GUION: Xacobe Casas, Anxos
Fazáns, Daniel Froiz y Ángel Santos, adaptando la novela homónima de Manuel
Jabois. MONTAJE: Diana Toucedo. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA:
Alberte Branco. MÚSICA ORIGINAL: Charles Rapante. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Alberto
Rolán, Nerea Barros, Xosé Barato, Antonio Durán 'Morris'. DURACIÓN: 68 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL: https://aestacionviolenta.matriuska.eu.
ENLACE EN MÁRGENES: https://www.margenes.org/pelicula/5b068db94fdd059879e164ba.
Solo quien está invadido por el
veneno de la creación artística y literaria puede comprender las consecuencias
de no poder llevar a cabo la vocación que domina tus sentimientos y tu
personalidad. Sobre todo cuando dicha imposibilidad está asociada a unos
determinados mecanismos de selección, promoción y divulgación que, siendo
meramente un conjunto circunstancial de convenciones, consolidan en todo
momento unas estructuras culturales dadas y unas formas y maneras previamente
asumidas que, en consecuencia, acaban tendiendo a la rutina y al adocenamiento.
De este modo, la creación acaba teniendo lugar en un espacio de exclusión y
marginalidad, tal vez no explícito pero sí plenamente efectivo en el aspecto psicológico
y moral, surgiendo, así, el típico fenómeno del artista o escritor rodeado por
un aura de malditismo que, atractivo visto desde fuera, es fuertemente
dramático desde el punto de vista de quien tiene que vivirlo. Sin comprender este
contexto, es muy difícil captar el alma profunda de La estación violenta, opera
prima de la directora Anxos Fázans, que adapta libremente la novela homónima
de Manuel Jabois, quien, evidentemente, algo tiene que saber de la problemática
que afecta al creador subyugando por el peso de un presente hostil.
La estación violenta encierra la gran virtud de saber desplegar la
historia y el carácter de sus personajes con precisión, sobriedad y un
prodigioso control del ritmo narrativo e interpretativo, de modo que le bastan
sus sesenta y ocho minutos para hacernos partícipes de los sentimientos de
frustración que ahogan a su trío protagonista, unos excelentes Alberto Rolán,
Nerea Barros y Xosé Barato, para quienes la vida se les ha convertido en una
broma macabra que solo les reserva un callejón sin salida sea cual sea la vía
que elijan tomar. Aparte de girar en torno a la figura de su escritor
protagonista (Alberto Rolán), un escritor al que la ausencia de éxito lo
mantiene encerrado en su pequeño mundo de ritos diarios, cotidianos y,
finalmente, banales, su reencuentro con dos de sus amigos de juventud (Nerea
Barros y Xosé Barato) sirve para acabar dibujando un retrato generacional de un
grupo de jóvenes a los que, habiéndoseles prometido el mejor de los mundos
posibles, solo se encuentran en su madurez con el vacío y la desolación. La
interpretación de Antonio Durán ‘Morris’, que luce a un excelente nivel como es
habitual en este espléndido actor secundario, sirve de broche final a una
película que, frente a la extensión estéril, apuesta con pleno fundamento por
la concisión intensa y eficaz.
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