BIRDSONG DE HENDRIK WILLEMYNS. LA MÚSICA CONVERTIDA EN MERCANCÍA

 


TÍTULO: Birdsong. TÍTULO ORIGINAL: Birdsong. AÑO: 2019. NACIONALIDAD: Bélgica. DIRECCIÓN, GUION Y MONTAJE: Hendrik Willemyns. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Michael Dwyer. MÚSICA ORIGINAL: Timothy Bruzon y Hendrik Willemyns. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Kazuhiko Kanayama, Natsuko Kobayashi, Akaji Maro, Shinji Matsubayashi, Takamasa Suga. DURACIÓN: 90 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL: https://www.facebook.com/conunpack/.

CALIFICACIÓN: 

Cuando comentamos Song to Song de Terrence Malick, recalcamos su carácter de ataque sin piedad a los mecanismos y al funcionamiento de la industria musical y, ahora, esta curiosísima y original película belga rodada en Japón y con actores nipones hablando en su idioma incide, desde otra perspectiva, en la crítica a lo que está sucediendo, prácticamente a vista del público y con todas las puertas y ventanas abiertas, en un sector cultural que está convirtiendo a sus artistas y a sus obras, cada vez de forma más descarada, en pura mercancía que se consume casi del mismo modo que si fuera un chicle. En esta ocasión, la ácida visión que ofrece Birdsong se ve reforzada por el hecho de que el director del film, Hendrik Willemyns, también tiene una faceta profesional como músico (es productor y, además, tiene su propia banda, Arsenal), lo cual nos lleva a plantearnos si lo que el realizador nos cuenta en la película no es pura ficción y tiene una estrecha e íntima conexión con la realidad. Quizás por ello, la localización del film se distancie de un entorno próximo y nos traslade al país del sol naciente para contarnos, sin embargo, una historia que no tiene nada de exótica sino que nos resultará, por desgracia, tremendamente familiar. Asuka, una joven casada y con una niña, aunque quiere triunfar en el mundo de la música, se ve obligada a tener que trabajar como limpiadora. Un día, se presenta como concursante a un talent show pero algo inesperado sucede y tendrá que explicar cómo ha sido su vida al máximo responsable de la productora que organiza el concurso.



Birdsong hereda esa capacidad que suele tener el cine belga para extraer de los paisajes urbanos fríos, solitarios y deshumanizados toda una metafísica de la desolación. Recordemos las películas de André Delvaux (como, por ejemplo, El hombre del cráneo rasurado –1966–, Un soir, un train –1968–, Cita en Bray –1971–, Belle –1973– o Mujer entre perro y lobo –1979–), de los hermanos Dardenne (Rosetta –1999–, El hijo –2002–, El niño –2005–, Dos días, una noche –2014–, La chica desconocida –2016–, El joven Ahmed –2019–) o algún film que hemos visto recientemente (Hellhole –2019– de Bas Devos). Ese poder expresivo materializado en la visión de la gran ciudad contemporánea se ve reforzado por la geografía urbana y arquitectónica de Tokyo, espléndidamente filmada por Michael Dwyer, que sirve como escenario perfecto para un relato que se mueve entre el más estricto realismo y los momentos más fantasiosos y delirantes para dibujar una narración tan firme en su pulso como desconcertante en su efecto para el espectador. La humillación, la traición, la avaricia, la frustración y la insensibilidad hacia el semejante van jalonando el viacrucis de la protagonista en su afán por alcanzar el éxito y poder escapar de su condición hasta llegar a un ¿triunfo? contradictorio y ambivalente que supone la única respuesta posible ante una industria viciada en sus raíces y fundamentos. Visualmente poderosa y narrativamente impactante, Birdsong trasciende del ámbito en el que se centra su crítica para terminar convirtiéndose en todo un diagnóstico de época.


TRÁILER DE LA PELÍCULA:




IMÁGENES DE LA PELÍCULA:












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