D'A FILM FESTIVAL BARCELONA 2020 (1)


Este año, debido a la crisis sanitaria, el D'A Film Festival de Barcelona, especializado en dar a conocer nuevas propuestas relacionadas con el cine de autor y que celebra ya su décima edición, ha sido organizado online a través de la plataforma Filmin. Gracias a esta iniciativa, se podrán ver desde el 1 al 10 de mayo 67 títulos divididos en la siguientes secciones:

- SECCIÓN TALENTS.- Sección competitiva del festival.

- SECCIÓN DIRECCIONS.- Películas que concurren fuera de competición y que han sido realizadas por grandes nombres del panorama cinematográfico internacional.

- SECCIÓN TRANSICIONS.- Películas recientes que han atraído la atención de los festivales, de la crítica y del mundo cinéfilo.

- SECCIÓN ESPECIALS.- Sesiones especiales con, entre otros, documentales sobre Andrey Tarkovsky y Charles Aznavour, el sorprendente film Jesus Shows You the Highway to the Highway de Miguel Llansó (de la que ya hemos hablado en esta revista con motivo de su proyección en el Festival de Sitges, en el FANCINE de Málaga y en el Festival Márgenes de Madrid) y la "película sorpresa" del certamen: Sátántangó (1994) de Béla Tarr, que se podrá ver en una versión restaurada.

- SECCIÓN UN IMPULSO COLECTIVO.- Películas de directores españoles noveles que han apostado por el riesgo y la audacia.

- SECCIÓN UN IMPULSO COLECTIVO - CORTOS.- Cortometrajes de directores españoles que han iniciado su andadura cinematográfica.

- SECCIÓN RETROSPECTIVA - Se revisará la trayectoria de la directora austriaca Jessica Hausner, con la proyección de seis de sus títulos, incluyendo su último film, Little Joe, que ya vimos en el FANCINE de Málaga.

A lo largo de los próximos días, iremos comentando en Cine Arte Magazine los títulos más importantes e interesantes del certamen, centrándonos principalmente en la sección a competición y en los largometrajes de directores españoles.
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PELÍCULA INAUGURAL

Habitación 212 de Christophe Honoré


CALIFICACIÓN: 

En clave de comedia suave y elegante, Habitación 212 plantea una de las cuestiones que más relevancia ha ido adquiriendo en los últimos tiempos en las reflexiones realizadas sobre el tema del amor y de la pareja: ¿qué importancia cabe atribuir a la estricta fidelidad sexual en el mantenimiento de una relación estable? Para intentar dar respuesta a esta pregunta, esta película francesa de Christophe Honoré centra su mirada en el personaje interpretado por Chiara Mastroianni, quien, fuera del matrimonio que mantiene con el personaje a quien da vida Benjamin Biolay (quien fue el anterior marido de la protagonista en la vida real, lo cual ayuda a añadir al film un cierto tono autobiográfico), mantiene frecuentes, numerosas y fugaces relaciones sentimentales. Tras una discusión entre los dos protagonistas a cuenta del último amante de la mujer, ella se marcha a un hotel que está frente a su casa y, una vez allí, viendo al mismo tiempo las reacciones de su marido ante su repentina soledad (en sutil guiño, a la inversa, de lo que sucede en el cuento Wakefield de Nathaniel Hawthorne), recapitula sobre su vida y sus amores. Habitación 212 es una "película-cometa" que sube, baja y logra siempre remontar el ritmo gracias a los inesperados giros, fantásticos y humorísticos simultáneamente, que irrumpen en la trama y a las interpretaciones de la pareja protagonista y de Vincent Lacoste, Camille Cottin y Carole Bouquet, para acabar redondeando una reflexión serena a la par que penetrante sobre las paradojas del amor en los tiempos actuales y cómo, quizás, quien pasa por infiel es más leal emocionalmente que quien parece ser todo un ejemplo de virtudes.


SECCIÓN TALENTS.

Abou Leila de Amin Sidi-Boumédine


CALIFICACIÓN: 

Esta coproducción entre Argelia, Francia y Qatar se desarrolla en la época álgida del terrorismo islámico en Argelia en los años 90. Tras un atentado contra un abogado, dos policías recorren el desierto en busca del autor del asesinato. El viaje y la investigación se convierten en un progresivo adentrarse en el delirio y la reconstrucción febril de un pasado sórdido y traumatizante. Si en la primera mitad de la historia, la referencia que se nos viene inmediatamente a la cabeza es el del mítico relato El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad y de dos películas inspiradas en el mismo como Apocalypse Now (1979) de Francis Ford Coppola y El corazón del bosque (1979) de Manuel Gutierrez Aragón - en todas ellas, se narra la búsqueda de un hombre con la intención de matarlo -, a partir del terrible hecho que parte el film en dos el tono tiende a adquirir un aire cercano a David Lynch y, más concretamente, a Carretera perdida (1997), de modo que realidad y alucinación parecen confundirse y hacerse indistinguibles para acabar trazando un retrato preciso, contundente y escalofriante del poder de la violencia para dejar a perpetuidad heridas y huellas sangrantes en el espíritu y la mente del ser humano.

Un blanco, blanco día de Hlynur Palmason


CALIFICACIÓN: 

El cine islandés ha sido uno de los grandes descubrimientos cinéfilos de los últimos años. Rams, el valle de los carneros (2015) de Grímur Hákonarson, Corazón gigante (2015) de Dagur Kári y Sparrows (Gorriones) (2015) de Rúnar Rúnarsson hicieron girar la mirada de crítica y público hacia las películas que se estaban realizando en esa alejada isla cercana al Polo Norte. En la presente edición del D'A Film Festival, podemos ver este drama realista, seco y gélido, pero que esconde en su interior todo un géiser de emociones poderosas y, en algunos casos, profundamente tóxicas. Un hombre maduro, policía de su localidad, tras la muerte de su mujer en un accidente de tráfico, se dedica a cuidar de su nieta y a rehabilitar una casa para que en ella viva la niña y su madre. Mientras tanto, los fantasmas del pasado le acosan y acabará por aflorar toda la ira contenida, debido a unas circunstancias que no logra asimilar y unos hechos que desconocía pero de los que llega a tener abrupto conocimiento. Con un ritmo y unas interpretaciones contenidas que se acaban desbocando en el momento justo, Un blanco, blanco día acaba siendo un retrato preciso del duelo y de la necesidad de ser indulgentes con nuestra propia condición humana, que nos puede alejar de ser perfectos pero no de ser comprensivos y compasivos.

Algunas bestias de Jorge Riquelme Serrano


CALIFICACIÓN: 

A esta película dirigida por Jorge Riquelme Serrano se la ha llegado comparar con El ángel exterminador (1962) de Luis Buñuel, aunque por el extracto social de sus personajes y la realista sordidez de muchas de sus situaciones habría que situarla más bien en la mirada cruel de muchos films de Roman Polanski. A una isla en el sur de Chile, llega una familia de clase media-alta formada por una pareja de unos 60 años, el matrimonio formado por su hija y su yerno (que quieren abrir allí un hotel) y sus dos nietos. Aunque con cierta tensión implícita, todo marcha bien hasta que la hija pide a sus padres un préstamo para completar la inversión necesaria para el negocio del hotel. El rechazo de la madre a tal propuesta desata todos los demonios familiares ocultos a la vez que la huida del cuidador del hotel (algo que, efectivamente, sí se parece a lo que sucede al principio de El ángel exterminador con los criados de la mansión) los deja solos frente a sus fantasmas y obsesiones enfermizas. Una terrible escena sexual constituye el devastador clímax de un film en el que sus personajes, de modo similar a como ocurría en Teorema (1968) de Pier Paolo Pasolini, acaban quedando indefensos frente a una desolación de la que, quizás, jamás podrán ya escapar.

Disco de Jorunn Myklebust Syversen


CALIFICACIÓN: 

Pudiera parecer que en la moderna Noruega no hay cabida para las manifestaciones religiosas más cercanas a la involución y al integrismo. Y nada nos hace pensar que ese va a ser el destino final de este film cuando empezamos contemplando una competición de baile de música disco. Pero, cuando vamos viendo la vida y circunstancias de la vencedora, iremos siendo testigos de cómo la religión, a pesar de sus pretendidas formas de modernidad y puesta al día con los tiempos (con los predicadores convertidos en estrellas de televisión y agresivos coaches emocionales), puede conservar toda su capacidad para el fundamentalismo y para el lavado de cerebro de sus fieles. Película desasosegante en la medida en que encierra o nos lleva a la reflexión de que, en los difíciles tiempos venideros, quizás sea la espiritualidad más rancia y retrógrada (aunque disfrazada de modernidad) la posible vía de escape ante las dudas y la angustia frente a una realidad compleja y problemática.

SECCIÓN UN IMPULSO COLECTIVO

La reina de los lagartos de Burnin' Percebes


CALIFICACIÓN: 

Cualquiera podría pensar que para hacer cine de ciencia-ficción es necesario grandes presupuestos. Sin embargo, en los últimos años, el cine más independiente, low-cost o de guerrilla de nuestro país se ha empeñado en demostrar que la limitación de recursos económicos no era un obstáculo decisivo para contar historias pertenecientes a este género. Ahí están para demostrarlo KILN. PROYECTO Z24 14B1 (2013) de Hector García Barnés, Uranes (2013) de Chema García Ibarra, La distancia (2014) de Sergio Caballero o Sueñan los androides (2014) de Ion de Sosa. Ahora, el dúo Burnin' Percebes (formado por Juan González y Fernando Martínez, que ya han colaborado con anterioridad con Ion de Sosa en algunos de sus proyectos) da una vuelta de tuerca a esta vertiente de nuestro cine y se atreven a contar una historia imposible de un modo que podría haber parecido irrealizable. La reina de los lagartos está rodada con película Kodak Super-8 caducada y eso le da al film un aire vintage (que proporciona una visión única y original de muchos elementos que forman parte de los paisajes urbanos de nuestro país) que es esencial desde su primera secuencia, que a los más aficionados al género les hará recordar, inevitablemente, la novela La invasión de las salamandras (1936) de Karel Čapek. Tras su majestuoso inicio, seremos testigos de una improbable historia de amor (tal vez, tan improbable como otras muchas) entre los personajes interpretados por Bruna Cusí y Javier Botet, una historia que al principio nos desconcertará pero que, poco a poco, nos irá hipnotizando hasta hacernos sumergir en su retorcida lógica y hacernos comprender, como los propios directores afirman, que las cosas, al final, nunca salen tal como tenemos planeadas. Tras ello, solo puede quedar un poso de melancolía, lo cual, si se mezcla con las gotas justas de humor e ironía, queda el cóctel perfecto para hacer una lúcida reflexión sobre  de nuestra fragilidad y sobre los obstáculos que debemos enfrentar y que, más veces de las deseadas, acaban siendo insuperables.

Actos de primavera Adrián García Prado


CALIFICACIÓN: 

En los títulos de crédito de este film, el director agradece el "apoyo secreto" de Raoul Ruiz, Boris Lehman, Adolfo Arrieta, Gonzalo García Pelayo, Jean Luc-Godard y Nanni Moretti. Con ello, el realizador debutante (que podría añadir a la lista a Iván Zulueta) confirma lo que el espectador ha visto en la hora anterior sobre su intención de romper esquemas, adentrarse en territorios inexplorados y descubrir fórmulas nuevas a partir de los hallazgos más radicales de otros directores que quisieron emprender ese mismo camino. Actos de primavera - cuyo título remite a un film del director portugués Manoel de Oliveira: Acto da Primavera (1963) - parte de la decisión del director de, digamos, darle la vuelta a la cámara y retratar no lo que habría frente a ella sino a su espalda, comprobar si es posible autoretratar al propio realizador. A partir de ahí, toda la película es una reflexión prácticamente en vivo sobre la posibilidad de poder ejecutar o no ese autorretrato, sobre la posibilidad de escapar o no del relato fílmico convencional, sobre los modos y maneras en que es posible reflejarse y retratarse y sobe la posibilidad o no de escapar de lo ya sabido, de lo ya aprendido y, por ello, inevitablemente gastado. Tal vez, es imposible que escapemos de la lógica del "relato", del mecanismo de la "narración", porque en Actos de primavera, en su desenlace, se produce, en medio de la oscuridad, un encuentro mágico e inesperado que viene a ser la redención o justificación de todo lo que hemos visto con anterioridad. O, tal vez, sabemos que ese encuentro es ficticio pero, aunque sea una mera ilusión, es el consuelo que necesitamos para que toda vida y todo quehacer se mantenga en pie y acabe teniendo una finalidad y un sentido.




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