LOCO POR ELLA DE DANI DE LA ORDEN. CORREDOR CON RETORNO


 

TÍTULO: Loco por ella. TÍTULO ORIGINAL: Loco por ella. AÑO: 2021. NACIONALIDAD: España. DIRECCIÓN: Dani de la Orden. GUION: Natalia Durán y Eric Navarro. MONTAJE: Oriol Pérez Alcaraz. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Daniel Aranyó. MÚSICA ORIGINAL: Julio de la Rosa. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Álvaro Cervantes, Susana Abaitua, Luis Zahera, Aixa Villagrán, Txell Aixendri, Paula Malia, Alberto San Juan, Rocío León, Clara Segura, María Ribera, Jordi Bosch, Laura Conejero, Ferrán Rañé. DURACIÓN: 102 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL: https://www.netflix.com/title/81059918.

CALIFICACIÓN: 

No es la primera vez que en una película vemos cómo alguien mentalmente sano (o, al menos, lo mínimamente sano que se pueda estar en una sociedad que marcha a un ritmo acelerado y desquiciado) ingresa en un hospital o establecimiento psiquiátrico por distintas causas o motivaciones. Ya lo vimos en Corredor sin retorno (1963) de Samuel Fuller, en la que el protagonista (Peter Breck) era un periodista que quería resolver un asesinato cuya respuesta la tenía uno de los enfermos recluidos; en Alguien voló sobre el nido del cuco (1975), Jack Nicholson era un delincuente que buscaba eludir la cárcel; y en María, mi corazón (1979) de Jaime Humberto Hermosillo, película mexicana con guion de Gabriel García Márquez, la protagonista (María Rojo) terminaba internada por un error grotesco, el cual acababa teniendo unas consecuencias completamente imprevisibles que nos invitaban a reflexionar sobre nuestra consideración del límite entre la locura y la cordura. Ahora, en Loco por ella, Álvaro Cervantes también es periodista pero sus razones para convertirse en interno de una residencia mental no tienen nada que ver con su profesión sino porque piensa que una de las pacientes (Susana Abaitua), a quien ha conocido en una noche llena de emociones fuertes, puede ser el gran amor de su vida. Que una comedia romántica como es Loco por ella opte por un punto de partida tan ajeno al imaginario del género demuestra que el formato tiene en la actualidad una necesidad imperiosa de forzar sus límites y costuras para lograr atrapar al espectador aun cuando este sabe perfectamente cuál va a ser el desenlace (feliz y comiendo perdices) en relación al dúo protagonista. Llegar al mismo y que no nos parezca manido y rutinario siempre es el gran hándicap que el formato tiene que superar. Y, aun cuando no lo supere, el género nunca engaña a nadie, siempre muestra sus cartas y casi nos decepcionaríamos si, al final, el amor no triunfara sobre todos los problemas y obstáculos.



En los últimos tiempos, Dani de la Orden ha mostrado sus dotes de director eficaz y solvente, con títulos como Barcelona, noche de verano (2013), Barcelona, noche de invierno (2015) y Hasta que la boda nos separe (2020), incursiones anteriores del realizador en el género, El mejor verano de mi vida (2018), comedia con un nivel de calidad muy por encima del que el género suele mostrar en la actualidad, y el sorprendente y atractivo dama Litus (2019) y su participación en la serie Boca Norte y en la segunda y tercera temporada de Élite, trabajos que confirman que es capaz de ofrecer un nivel apreciable aun moviéndose en pautas estrictamente comerciales. En Loco por ella, el director confirma sus virtudes, con una gran agilidad en su ritmo narrativo y una estupenda dirección de actores, con Álvaro Cervantes, Susana Abaitua, Aixa Villagrán, Rocío León, Alberto San Juan y Paula Malia bordando unos personajes cuyas caracterizaciones respectivas conllevaban afilados riesgos. Mención aparte hay que hacer de Luis Zahera, quien, saliéndose de sus habituales registros dramáticos, muestra una nueva faceta de su descomunal potencial interpretativo con un personaje que acaba convirtiéndose en una de las joyas del film. Además de todo lo dicho, la película traza una aguda reflexión sobe nuestra concepción de la “normalidad” y nuestras relaciones con aquellas personas que se apartan de la misma, mostrando que la integración de la diversidad implica alejarse de la comodidad y del mantenimiento de unas falsas apariencias y que el respeto al otro implica aceptarlo como es y no en función de una idea equivocada que solo sirve para tranquilizar nuestra conciencia y calmar momentáneamente nuestra posible ansiedad. Mostrando que, afrontando la realidad tal como es, es el único medio para convivir con quien se sale de los esquemas habituales, la película logra trascender su condición inicial convirtiéndose en un título con el que nos divertiremos, nos emocionaremos y llegaremos a reflexionar sobre una cuestión que preferimos mantener escondida y en la sombra.

 

TRÁILER DE LA PELÍCULA:




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