LITUS DE DANI DE LA ORDEN. TIEMPO DE CATARSIS

TÍTULO: Litus. TÍTULO ORIGINAL: Litus. AÑO: 2019. NACIONALIDAD: España. DIRECCIÓN: Dani de la Orden. GUION: Marta Buchaca y Dani de la Orden, adaptando la obra teatral de Marta Buchaca. MONTAJE: Alberto Gutiérrez. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: José Luis Bernal. MÚSICA ORIGINAL: Dani Trujillo e Iván Ferrero. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Belén Cuesta, Miquel Fernández, Álex García, Quim Gutiérrez, Adrián Lastra, Marta Nieto. DURACIÓN: 85 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL: http://www.acontracorrientefilms.com/pelicula/1038/litus/.

CALIFICACIÓN:

En general, la vida y la realidad tienden a dirigirse hacia una estabilidad amodorrada, hacia una quietud inútil. Algo así como la aplicación del principio físico de la entropía a las relaciones humanas. A pesar de las contradicciones, las tensiones, las insatisfacciones y las frustraciones que arrastramos, nos acabamos acostumbrando a ellas y, al final, terminan formando parte de un paisaje que consideramos inamovible. Nada ocurriría, el tiempo seguiría pasando, gris y monótono, y, a pesar de quejas y lamentaciones, no veríamos ningún cambio ni transformación. Sin embargo, a veces hay hechos inesperados que desvían el curso inexorable de los acontecimientos, que nos obligan a cada uno de nosotros a mirarnos al espejo y reconocer que debemos dejar atrás el pasado, la nostalgia y el conformismo (aunque este se presente disfrazado de mil maneras) y tomar decisiones sobre nuestras vidas y sobre nuestras circunstancias. Esto es lo que les ocurre a los personajes de Litus, unos jóvenes que están encerrados en su propia visión simplificadora pero que deberán vivir un momento de catarsis para liberarse de las cargas a las que se aferran como único recurso de salvación. Y el hecho que les empuja a ello es el suicidio de un amigo y la reunión que mantienen un año después para recordarlo. Después de la misma, nada será igual.

Dani de la Orden ha hecho con Litus, sin duda, su película más personal. Después de haber realizado películas de un muy personal romanticismo con múltiples historias cruzadas como Barcelona nit d’estiu (2013) y Barcelona, nit d’hivern (2015) y comedias como El pregón (2016) y El mejor verano de mi vida (2018) y haber participado en series como Élite y Boca Norte, ahora, sin perder un ápice de su habitual agilidad narrativa, plantea el choque entre seis personajes que, afrontando sus temores, sus miedos y sus pequeñas miserias, logran superarse a sí mismos y reanudar sus vidas con nuevas fuerzas y nuevos horizontes.

Siendo Litus una adaptación de una obra teatral de Marta Buchaca (quien también participa en el guion), era esencial el trabajo de interpretación de los seis protagonistas que, prácticamente, monopolizan toda la acción en el salón de una vivienda y, en este sentido, Belén Cuesta, Miquel Fernández, Álex García, Quim Gutiérrez, Adrián Lastra y Marta Nieto hacen un trabajo prodigioso (Quim Gutiérrez ganó el Premio al Mejor Actor de Reparto en el Festival de Málaga), logrando trazar con precisión seis perfiles muy diferentes y darles vida con plena verosimilitud y sabiendo controlar perfectamente la dinámica de la trama, la cual avanza a golpe de revelaciones que van resquebrajando un edificio mental que parecía sólido e inalterable. Todos los aspectos técnicos están al servicio de esa dinámica, estando tan cuidados que, incluso, la música está construida para ser eco y reflejo de la misma. Tal como contó Dani de la Orden en la rueda de prensa en el Festival de Málaga tras la proyección del film, “parte de la banda sonora, al inicio, está compuesta en mayor y, en la segunda parte, cuando se alcanza mayor intensidad, está compuesta en menor. Con Iván Ferrero y Dani Trujillo [autores de la música], estuvimos decidiendo mucho tiempo cómo iba a sonar esta película y, de hecho, hay una parte muy bonita, que es a partir del momento en que abren la primera carta, que es cuando empieza la catarsis, en la que yo quería que no parara la música pero que, a la vez, que no molestase. Entonces, hay un tum-tum, tum-tum, tum-tum constante, que se te queda ahí metido en el cerebro, que hace que pasen 20 minutos de clímax sin que te enteres de que es un clímax. La música son los propios actores, que son un volcán que está continuamente a punto de estallar. Y, además, es muy Mickey Mouse la música: como yo vengo de la comedia, me gusta jugar con eso y, aunque parezca una música ambiental, es un ambiente falso porque solo cuando un actor calle, la música sube de intensidad y de melodía y cuando un actor habla, la música baja. Cada parte musical está totalmente coordinada con lo que hablan. Y, como en esta película los actores no callan, la música va siempre dibujando. Y creo que es un elemento esencial. Porque sabía que solo podía guiar la película a través de la música porque era un espacio muy cerrado y la música es la que crea la sensación de que vas avanzado y elimina el peso de lo teatral”.

Posiblemente, las únicas pegas del film haya que centrarlas, por un lado, en la elección del lugar donde transcurre la acción, incompatible por sus dimensiones con el perfil socioeconómico de los personajes que la habitan, lo cual resta un punto de verosimilitud a la situación (adicionalmente, una vivienda de menor tamaño hubiera generado una sensación de mayor claustrofobia y habría logrado reforzar la intensidad de la acción) y, por otro, en una secuencia final que es una concesión a ciertos tics del cine actual, que tiende a incluir imágenes tipo videoclip que solo logran descolocar más que introducir al espectador en la película. Salvando estos aspectos, Litus es un film brillante que, yendo más allá de la definición estándar y manida de “retrato generacional”, se convierte en una incitación a la reflexión y en un catalizador para no permitir que todo siga sucediendo en un limbo de hastío y decepción que lo único que para lo que puede servirnos es para condenarnos a la infelicidad.