LA EXCAVACIÓN DE SIMON STONE. UN TAPIZ DE SUTILES HILOS

 


TÍTULO: La excavación. TÍTULO ORIGINAL: The Dig. AÑO: 2021. NACIONALIDAD: Reino Unido. DIRECCIÓN: Simon Stone. GUION: Moira Buffini, adaptando una novela de John Preston. MONTAJE: Jon Harris. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Mike Eley. MÚSICA ORIGINAL: Stefan Gregory. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Ralph Fiennes, Carey Mulligan, Archie Barnes, Monica Dolan, Johnny Flynn, Ken Stott, Ben Chaplin, Lily James. DURACIÓN: 112 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL: https://www.netflix.com/title/81167887.

CALIFICACIÓN: 

Es bien conocida la extraordinaria capacidad de ambientación que siempre caracteriza a las ficciones del cine y la televisión británicos. Sin embargo, se suele comentar mucho menos su habilidad para, aunque sea a partir de tramas mínimas y argumentos no excesivamente sofisticados, abordar grandes temas y cuestiones esenciales y hacerlo desde la sencillez, la sutileza y, en muchas ocasiones, con las justas gotas de humor fino y malévolo. Solo así cabe explicar y comprender que un cineasta como Alfred Hitchcock fuera considerado, durante muchos años, solo como un director que hacía películas de suspense y tuvieran que llegar los críticos de Cahiers du cinéma, la nouvelle vague y la entrevista con François Truffaut para que fuera descubierto todo el universo que se escondía tras las que parecían ser meras tramas de intriga. Nombres como David Lean, Carol Reed, Michael Powell y Emeric Pressburger, Lindsay Anderson, Tony Richardson, Karel Reisz, John Schlesinger, Stephen Frears, los Monty Python, Ken Loach, Mike Leigh, David Leland, Neil Jordan, Christopher Nolan y Ralph Fiennes (quien ha dirigido, entre otros títulos, Coriolanus y The Invisible Woman) han continuado esa estela, de modo que casi podemos afirmar con rotundidad que el cine de autor británico se suele caracterizar, en primer lugar, porque no parece serlo y desarrollarse, muchas veces, desde los patrones estandarizados del cine de género. No ha sido proclive el séptimo arte del Reino Unido por las innovaciones formales (Peter Greenaway pudiera ser una de las grandes excepciones) y ha preferido, más bien, explotar el lenguaje y las estructuras previamente existentes para extraer de los mismos su máximo potencial: es lo que se suele llamar academicismo del cine británico. Todo ello es aplicable a La excavación, película dirigida por el actor y director Simon Stone y protagonizada por Ralph Fiennes y Carey Mulligan, y que está disponible en Netflix desde el pasado 29 de enero.



Carey Mulligan interpreta a una joven viuda con un hijo que posee una vasta propiedad en la que unos promontorios parecen indicar que, bajo ellos, pudiera haber algún tipo de restos y reliquias del pasado. Para comprobar si, efectivamente, los mismos existen, llama a un heterodoxo arqueólogo, Ralph Fiennes, que inicia una excavación en el lugar y empieza a comprobar que está en camino de realizar un gran descubrimiento. A partir de esta trama central, se van articulando diferentes subtramas (relacionadas con el poder de las estructuras oficiales en la cultura y la sociedad, la enfermedad, el miedo a la muerte, la importancia de las apariencias frente a la condición personal real, el modo en que el paso del tiempo relativiza, borra y manipula el pasado) que tienen como telón de fondo el comienzo inminente de la II Guerra Mundial. Sin solemnidades y con un lenguaje cinematográfico fluido y transparente, con una ambientación precisa y eficaz y unas interpretaciones brillantes que saben caracterizar perfectamente a los distintos personajes de la historia, La excavación parece desplegar una trama liviana pero que encierra bastante enjundia en los diferentes temas que aborda. Si bajo las tierras de Sutton Hoo, en el condado de Suffolk, el pasado llega a hablar para desmentir las ideas que del mismo hemos llegado a tener y para decirnos que, pese a todo, la grandeza de lo que fue siempre acaba aflorando de uno u otro modo y no queda extinguida para siempre, al mismo tiempo es inevitable reflexionar (y que los personajes lleguen a plantearse) acerca de qué será de lo que hemos hecho en nuestro tiempo y si conseguiremos que nuestras obras se proyecten de modo benéfico y positivo en el futuro. Aunque todo este entramado temático pueda quedar difuminado para el espectador poco atento, la película, al igual que hacen esos enigmáticos promontorios que esconden un colosal tesoro arqueológico, va dando suficientes (y sutiles) pistas para conducirnos por ese subtexto oculto que constituye una honda reflexión sobre el destino y la condición humana.


TRÁILER DE LA PELÍCULA:




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