Suecia, Rusia, Francia, Bosnia,
Israel, España y Austria: en nuestra entrega de hoy sobre el Atlántida Film
Fest 2019 realizamos un largo viaje.
- Sección GENERACIÓN
Ya en una reseña anterior
dedicada a este certamen, nos referimos a Easy Love,
una película que hablaba de los nuevos tipos de relaciones sentimentales
surgidas al calor de internet, las apps y
las redes sociales. Mating también
parte de un experimento consistente en seguir cómo se desenvuelve la relación
entre dos personas a través de los modernos medios digitales. Sin embargo, esa
relación adopta un giro inesperado casi desde el principio y, poco a poco,
asistimos a cómo la chica y el chico transitan un retorcido camino en el que la
atracción, las dudas, el distanciamiento, el reencuentro y la necesidad de
adoptar una decisión definitiva se suceden del mismo modo que sucedía antes de
que internet y las redes sociales existieran. Pero, aunque el proceso puede
ser, en esencia, el mismo, el ritmo al que transcurre es mucho más acelerado y
cabe la duda de si esa alteración del tempo
emocional puede llevarnos o no a tomar buenas decisiones. De una factura
visual y narrativa que recuerda, en ciertos momentos, a 10.000 Km. (2014) de Carlos Marques-Marcet,
Mating se diferencia de esta última
en que tiende, en algunos momentos, a ahogarse en su procedimiento en vez de
utilizar este para transmitirnos sentimientos y emociones. No obstante, hay que
decir que es una película que se deja ver con agrado y logra engancharnos con
los vaivenes sentimentales de una pareja que solo hubiera podido surgir en el
contexto tecnológico actual.
Esta película rusa ofrece una
visión insólita del país aunque, vista en perspectiva, podemos ver que se
complementa con otros títulos provenientes de dicha cinematografía. Así, aunque
Acid se centra en la juventud, en su
falta de expectativas, en su ausencia de fe en el futuro, en su nihilismo, en
su entrega a las drogas y al sexo sin frenos ni barreras, en su desarrollo
acaba conectando (sobre todo en su penúltima secuencia, la del bautizo) con las
películas de un director con un estilo completamente diferente al de Aleksandr
Gorchilin como es Andrey Zvyagintsev y dos de sus títulos más emblemáticos, Leviatán (2014) y Sin amor (2017). Todas estas películas transmiten una incómoda
sensación de vacío moral que tiene como perfecto corolario una escena final
en la que el protagonista camina, extraviado y desorientado, por una autopista
vacía, metáfora redonda de un personaje sin metas, sin referencias y sin ninguna
esperanza en el porvenir.
- Sección POLÍTICA Y CONTROVERSIA
Tanto Gilles Perret – Ma mondialisation
(2006), Walter – Retour en résistance
(2009), De mémoires d’ouvriers (2012),
Les jours heureux (2013), La Sociale (2016), L’insoumis (2017)– como François Ruffin – ¡Gracias jefe! (2016)–
tienen ya experiencia previa en la realización de documentales y, con
ese bagaje acumulado, se lanzaron a las carreteras de Francia para registrar la
revuelta de los gilets jaunes, los “chalecos
amarillos”, y conocer cuáles son los motivos de sus protestas. Y hay que
admitir que su viaje ofrece un documento único y relevante porque, más allá de
las informaciones transmitidas por los medios de comunicación y por los
responsables políticos, se muestra la terrible situación económica y los graves
apuros financieros que viven quienes empezaron ocupando las rotondas del país
de forma espontánea para llamar la atención sobre su complicada encrucijada. Más
allá de la anécdota (el movimiento de protesta), aflora la categoría: el
empeoramiento de la situación social, la fractura que está perjudicando a los
grupos más débiles y el caldo de cultivo que ello supone para las tensiones
políticas que, en los tiempos actuales, está sacudiendo a nuestras democracias.
En el siguiente vídeo, podemos
escuchar la canción que da título a este documental:
- Sección DOMESTIK
No es la primera película que la
actriz española Lola Dueñas hace en Francia. Previamente, ya ha participado en Las chicas de la 6ª planta (2010) de
Philippe Le Guay, Suzanne (2013) de
Katell Quillévéré, Alléluia (2014) de
Fabrice du Welz, Tiens-toi droite (2014)
de Katia Lewkowicz, Les ogres (2015)
de Léa Fehner y La fille du patron (2015)
de Olivier Loustau. En esta ocasión, su papel es el de una mujer alegre,
dinámica y vitalista que, en su viaje por Provenza para documentarse para
escribir un libro sobre lugares gay-friendly,
se encuentra con otra mujer (Bojena Horeckova) que representa el carácter opuesto: triste,
pesimista y desesperanzada. Rodada con un estilo documental y espontáneo, la
película funciona satisfactoriamente en su primera mitad, mientras los dos
personajes femeninos viajan juntos. Cuando se separan, el film parece
extraviarse y, aunque algún detalle de la trama (inexplicado) nos obliga a
replantearnos todo lo que hemos visto, lo cual le da un atractivo aire
enigmático a la cinta, el conjunto acaba estando algo descompensado y sin que queden
muy claras para el espectador las intenciones finales de la historia que la
realizadora ha decidido contarnos.
Resulta sorprendente que la opera prima de la joven directora
mexicana Marta Hernáiz Pidal se desarrolle en Bosnia y esté hablada, en lógica consecuencia,
en bosnio, sin que absolutamente nada parezca delatar el país de origen de la
realizadora. Pero, conforme el metraje avanza, nos viene el eco de muchos directores
del cine mexicano actual como Carlos Reygadas – Batalla en el cielo (2005), Luz
silenciosa (2007), Post Tenebras Lux (2012)–,
Hari Sama – El sueño de Lu (2011)–,
Matías Meyer – Los últimos cristeros (2011)–, David Pablos – La vida después (2013)– o Julio Hernández Cordón – Cómprame un revólver (2018)–, con su estilo sobrio, disciplinado y llevado hasta las últimas consecuencias
sin ceder ni hacer la más mínima concesión a la taquilla ni a las expectativas
comerciales. Y, en el caso de La caótica
vida de Nada Kadić, ese estilo se basa en una cámara fija que encuadra la
acción y que no se mueve ni un milímetro, al menos hasta que la película no se
transforma en una road movie en
virtud del viaje que inician en un destartalado coche la protagonista y su hija
pequeña, que sufre un trastorno cercano al autismo. Porque esa cámara fija y la
acción que se desarrolla en el plano encuadrado es la metáfora perfecta del mensaje
que el film nos quiere transmitir: esa tensión entre lo estable y permanente y
lo volátil y cambiante que caracteriza a la vida y la necesidad de encontrar un
adecuado equilibrio entre esos dos polos.
- Sección IDENTIDAD
Si decimos que este documental
alemán sigue el día a día del actor israelí Jonathan Agassi, uno de los
intérpretes más renombrados en los últimos tiempos del cine porno gay, sería muy fácil que se hicieran una
idea del tono de este film. Sin embargo, se equivocarían completamente ya que
lo que aborda, en realidad, es el lado humano de quien tiene que mostrar una
faceta de cara al exterior pero que, en su vida diaria, ha de cargar con el
peso de las humillaciones del pasado y del dolor provocado por una ruptura
familiar y el abandono de un padre que no ha logrado ser mitigado con el paso
del tiempo. Retrato duro del mundo del porno y sus derivaciones y exploración sin
piedad de un alma rota, cuando este soberbio documental termina nos daremos
cuenta de que su título, Jonathan Agassi
me salvó la vida, no solo encierra una ácida y cruel carga irónica sino
que, el fondo, encierra una verdad tan frágil como incierta: lo que permite
rescatar a muchas personas del abismo no es más que una vía de escape efímera
que acaba, más pronto que tarde, en un nuevo callejón sin salida.
A nadie dejará indiferente este
contundente documental en el que se realiza una disección y deconstrucción de
los modelos masculinos tradicionales y se incita a una honda reflexión para
invitar a una modificación de los mismos. Con dos personajes que actúan como
polos opuestos, un antiguo proxeneta, por un lado, y Abel Azcona, polémico
artista que es hijo de una prostituta, por otro, Serás Hombre realiza un exhaustivo recorrido por las nefastas consecuencias
de la preeminencia de un sistema sociológico y cultural que gira en torno al
concepto de macho-alfa y que conlleva múltiples situaciones de discriminación,
opresión y violencia. Tras su visión, el análisis, la meditación y el debate
serán inevitables para todo espectador que se haya sumergido libre de
prejuicios e ideas preconcebidas en las situaciones que este documental nos
expone.
- Sección MUROS Y FRONTERAS
En el Atlántida Film Fest del año
2016, ya tuvimos ocasión de ver el documental de Nikolaus Geyrhalter 10 años de amistad (2015),
en el que, durante un decenio, teníamos la oportunidad de seguir las vidas de
unos compañeros de trabajo que habían acabado en el desempleo al cerrar la
empresa donde trabajaban. Dicho documental acababa siendo un retrato del
descoyuntamiento sufrido por la clase trabajadora de los países desarrollados en
los últimos tiempos y los efectos de este hecho en toda la estructura social.
Ahora, Geyrhalter vuelve a presentar otro documental que complementa a la
perfección lo narrado en su anterior película. La frontera de Europa narra la tensión vivida en Austria con motivo
de la crisis de los refugiados en 2015. En Tirol, región fronteriza con Italia,
se viven las tensiones provocadas por la voluntad del gobierno de Viena de
instalar un muro en la frontera y romper, así, con la tradición existente de
libertad de movimientos entre los dos países. El documental recoge con gran
objetividad todas las posiciones en liza y traza un colosal fresco de la
situación social e ideológica existente en un territorio que viene a ser un
microcosmos de lo que ocurre, a nivel global, en el continente europeo.
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