El actor Pedro Casablanc tiene una larga experiencia teatral, cinematográfica y televisiva a sus espaldas. Solo entre películas, cortometrajes y series, ha participado en casi ciento cuarenta títulos, habiendo trabajado a las órdenes de Pedro Almodóvar (Dolor y gloria), Alejandro Amenábar (la serie de Movistar La Fortuna), Imanol Uribe (Días contados, Extraños), Fernando Colomo (Los años bárbaros), Steven Soderbergh (Che: Guerrilla), Cesc Gay (Truman), Alberto Rodríguez (El hombre de las mil caras), José Luis Garci (El crack cero), Gracia Querejeta (Invisible) o Isabel Coixet (Nieva en Benidorm). Asimismo, ha participado en series televisivas tan populares como ¡Ay, Señor, Señor!, Este es mi barrio, Periodistas, Compañeros, Padre coraje, Policías, en el corazón de la calle, El comisario, Motivos personales, Génesis, en la mente del asesino, Los hombres de Paco, R.I.S. Científica, Paquirri, La princesa de Éboli, Hospital Central, Los misterios de Laura, Doctor Mateo, Isabel, Amar es para siempre, Mar de plástico, El Ministerio del Tiempo, Cuéntame cómo pasó, Matadero, Vida perfecta, Todo por el juego y White Lines (de Netflix). Aparte de su faceta como actor, Pedro Casablanc ya se estrenó como director en 2009, con el cortometraje Burbuja, codirigido con Gabriel Olivares, y, ahora, aborda la realización de su segundo corto, Sacrilegio, para el que ya ha empezado a buscar localizaciones y a hacer los primeros ensayos con el reparto.
Sacrilegio es la adaptación de una pieza teatral de Ramón María del
Valle-Inclán publicada en 1927 e incluida en la recopilación Retablo de la avaricia, la lujuria y la
muerte, editada en ese mismo año. La obra transcurre en Sierra
Morena, en un momento histórico indeterminado pero cabe pensar que a finales
del siglo XVIII o en el siglo XIX, y tiene como protagonista a una partida de
bandoleros que quiere ajusticiar a un compañero (“El Sordo de Triana”) al que
acusan de ser confidente de las autoridades. El cortometraje va a ser rodado en
Casares y el equipo ya ha empezado a buscar localizaciones en esa localidad
malagueña. El reparto estará formado por Héctor Meres, Aky Gamazo, Luis
Centeno, Rafa Castillo-Romero, Alejandro Morales, Miguel Ángel Martín, Pedro M.
Ortiz y Felipe García Vélez. Hemos tenido la oportunidad de hablar con Pedro
Casablanc, quien nos ha contado muchos detalles interesantes de cómo surgió el
proyecto y de cómo piensa abordarlo.
CINE ARTE MAGAZINE: Hola, Pedro. Si empezásemos a hablar de tu carrera como actor, ello nos ocuparía toda la entrevista, porque, solo en el ámbito audiovisual, en www.imdb.com, entre títulos ya realizados y los que están en proyecto, sumas 147. Además, a las órdenes de Pedro Almodóvar, de Alejandro Amenábar, de José Luis Garci, de Imanol Uribe, de Gracia Querejeta, de Isabel Coixet…
PEDRO CASABLANC: ¡Qué barbaridad!¡Qué rápido ha pasado todo eso! Tienes un momento de juventud en que dices: “Yo quiero trabajar con Almodóvar, o con Garci…”, y, de pronto, ves que ya lo has hecho, ¿no? Pero, bueno, sí, no me puedo quejar, soy un afortunado en ese sentido…
CINE ARTE MAGAZINE: Además, has participado en proyectos audiovisuales muy audaces y muy arriesgados como Hienas de Norberto Ramos del Val, Viral de Lucas Figueroa, B. de David Ilundáin, la serie de Netflix White Lines…
PEDRO CASABLANC: La verdad es que siempre me he apuntado a un bombardeo. Me gusta apoyar a gente que experimenta, cineastas que, a lo mejor, quieren tomar otra vía diferente a la comercial, porque a mí también me interesa ese tipo de cine, ese tipo de trabajos… Y en el momento en que yo lo quisiera hacer, como es el caso ahora de Sacrilegio, también me gusta que la gente me eche una mano. He hecho mucho cortometraje, mucho experimental… Es que llevo dedicándome a esto desde hace mucho tiempo. Empecé a hacer teatro con quince años y el teatro siempre ha sido mi casa, el lugar al que he vuelto siempre y que es el que me mantiene en forma. Y el cine, pues me encanta. Vocacionalmente, creo que fui actor de cine. Lo que sucedió es que empecé haciendo teatro y el teatro me enganchó.
Tapa de Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte, libro en el que estaba incluida la pieza teatral Sacrilegio
CINE ARTE MAGAZINE: Pues vamos a empezar hablando de tu carrera teatral y vamos a retroceder a 1995. En ese momento, José Luis Gómez representa las piezas que integran el Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte de Ramón María del Valle-Inclán, ahí está, lógicamente, la obra Sacrilegio y ahí estás tú en el reparto…
PEDRO CASABLANC: Sí, efectivamente…
CINE ARTE MAGAZINE: ¿Ese fue el primer contacto tuyo con esta obra de Valle-Inclán que, ahora, vas a convertir en cortometraje?
PEDRO CASABLANC: Con Sacrilegio, en concreto, sí. Yo ya había hecho el Retablo… anteriormente, en el Centro Andaluz de Teatro, en el CAT, en el año 1989, tenía yo veinticinco añitos, e interpretaba al Afilador de Ligazón. Las obras del Retablo… son Ligazón, La rosa de papel, El embrujado, La cabeza del Bautista y, precisamente, Sacrilegio. Y ya conocía la obra, ya había leído a Valle-Inclán… De hecho, yo creo que la primera obra que vi en España, porque yo vivía en Marruecos y me vine aquí a estudiar, fue Luces de bohemia de Valle-Inclán. Y eso ya me marcó bastante, todo ese mundo del autor. Luego, en aquella experiencia importantísima, crucial en mi vida, en La Abadía, el trabajar con José Luis Gómez, el trabajar sobre Sacrilegio, me dio la oportunidad de conocer muy bien la obra. Y, poco a poco, fui dándole vueltas pensando en la idea de que era un guion perfecto para un cortometraje. Valle-Inclán se ha hecho muy poco en cine. Y cada vez se hace menos. Cuando me preguntan qué actualidad tiene en estos momentos Valle-Inclán, yo respondo que la actualidad que tiene es que no se ha hecho nunca. Ahora, en este mundo digital, es impensable, con este mundo de móviles, TikTok y redes sociales, parece que un genio de ese calibre no tiene cabida pero yo se la quiero dar. Entonces, creo que Sacrilegio es un guion perfectísimo para una película de quince minutos. Llevo mucho tiempo intentándolo. Hubo un intento hace un montón de años y estuve a punto de empezar el rodaje. Pero, ahora, me he encontrado con un equipo fantástico en Málaga que me pone las cosas muy fáciles para que podamos empezar a rodar en junio.
Storyboard de Sacrilegio
CINE ARTE MAGAZINE: Ahora que mencionas que viviste en Marruecos, recuerdo otro documental en el que participaste que se titulaba La fabulosa Casablanca…
PEDRO CASABLANC: Sí, un documental producido por José Antonio Hergueta y dirigido por Manuel Horrillo, que es un casablanqués de nacimiento como yo, e hicimos un documental sobre cómo era la vida en esa ciudad cuando formaba parte del protectorado francés, la época en la que los españoles vivíamos allí…
CINE ARTE MAGAZINE: Un documental muy bonito… Además, con José Antonio Hergueta, hiciste en 2019 el cortometraje de docuficción Paraíso en llamas, donde diste vida a Arthur Koestler…
PEDRO CASABLANC: Exactamente. También es un proyecto muy bonito sobre la Guerra Civil, en ese momento tan trágico en el que se produjo la huida de tantos adeptos a la República y con esos testigos extranjeros, Koestler, la fotógrafa Gerda Grepp y Peter Chalmes-Mitchell, que creo que era un cónsul o similar… También estuvo allí Arturo Barea… Personajes interesantísimos que estuvieron en Málaga en esa época…
CINE ARTE MAGAZINE: Sacrilegio se ha podido concretar gracias a tu participación en el documental Osario Norte de José Manuel Serrano Cueto, dedicado a la figura del actor Jorge Rigaud. Y ahí es donde entras en contacto con Jorge Rivera, que es quien va a producir el cortometraje…
PEDRO CASABLANC: Un director siempre busca desesperadamente un guionista y un productor, el guionista ideal y el productor ideal, a menos que tú seas tu propio guionista y tu propio productor. En el rodaje de Osario Norte, conocí a Jorge Rivera, que me pareció una persona tremendamente sensata y con un gran sentido común para todo el tema de gestión que hay detrás de la producción de una película, que es un tema arduo, difícil y desagradable para quienes nos queremos dedicar más a las cuestiones artísticas y menos a las monetarias… Jorge es quien, prácticamente, está poniendo en pie el proyecto, del que se enamoró desde el principio, se enamoró de la localización en el pueblo de Casares, y me está dando plena libertad para ir trabajando y para ir imaginando las secuencias, los planos… En fin, que tengo un equipo fantástico, está Jorge y, además, con una asociación productora de chavales con ganas de trabajar en cine, que están en Casares, que se llama La Nevera Azul, David Ahumada, Paula Bello… Repito: un equipo fantástico.
CINE ARTE MAGAZINE: Creo que la rapidez con que se va a realizar el proyecto desde que se concreta la posibilidad de poder hacerlo es algo que siempre lo va a beneficiar. Cuando alguien te dice, por ejemplo, que ha tardado diez años en hacer una película desde que se empezó a escribir el guion, no puedes dejar de pensar que algo se ha perdido en el camino, quizás frescura, quizás la energía del impulso inicial… A mí me sorprendió muy favorablemente cuando Jorge me dijo que había surgido la posibilidad de hacer Sacrilegio (que, recordemos, transcurre en el siglo XVIII o XIX, con las dificultades que ello conlleva en materia de ambientación) y que, en poco tiempo, se había organizado todo para pode rodarse. Eso es mejor que si se hubieran tardado cuatro o cinco años en levantar el proyecto, ¿no?
PEDRO CASABLANC: Claro, es que, si no, la ilusión y el impulso se marchitan. Tanto para escribir, el que haya algo que hace que te levantes de la cama para tomar unas notas, como para pintar o dibujar una escena. El impulso creativo también te tiene que pillar trabajando de alguna forma. Pero es curioso que esta idea sea algo que está fraguando en mí desde hace tantos años, veinticinco (aunque la idea del cortometraje fue un poco más tarde), y que, desde el momento que yo lo propongo, todo el engranaje ha funcionado muy bien, ha estado perfectamente engrasado, y que se haya concretado para que se pueda rodar en junio. Eso ha sido lo bueno. Ahora, estamos en fase de preproducción, yo estoy en pleno montaje teatral, que se estrena en marzo, y, bueno, tenemos pendiente, eso, creación y fabricación de vestuario, el equipo de arte, todo eso está puesto en marcha para que se pueda empezar a rodar en la segunda semana de junio. Yo estoy muy ilusionado y sobre ascuas. Todo lo que viene de César Herrando, que va a ser el director de fotografía, del departamento de arte, pues me hace seguir investigando en la época, seguir investigando en las pinturas negras de Goya, por ejemplo, porque todo es inspiración. Y ese impulso, como tú dices, si se demora mucho, como todo, se va apagando, se va marchitando… Y sería una pena.
CINE ARTE MAGAZINE: Te voy a leer un texto, Pedro. “Quiebras de Sierra Morena. Un sésamo que llaman en romances de la caldea, Cueva del Rey Moro. Capítulo de bandoleros. Sorda disputa que alumbra una tea con negro y rojo tumulto: Las cristalinas arcadas se atorbellinan de maravillosos reflejos, y el esmalte de una charca azul tiene ráfagas de sangre. A la boca del sésamo, con el oído en la tierra, vigila una sombra”. Esta es la acotación teatral con la que comienza Sacrilegio…
PEDRO CASABLANC: ¡Maravillosa!¡Es maravillosa!
CINE ARTE MAGAZINE: Se puede seguir leyendo y es que, a la fuerza, te tiene que enganchar: “En la fábula de luces, acciona y gesticula el ruedo moreno de los caballistas. Sobre el límite de la charca, el bulto de un hombre se acerca bordeando el añil esmalte estremecido de tornasoles”. Claro, leyendo esto, el dilema que uno se plantea es el siguiente. ¿Vas a elegir para contar la historia un formato que se acerque al western? Recordemos que ya, en una ocasión, Luis Lucia dijo que el cine de bandoleros era nuestro western y que, además, recientemente, has participado en Libertad, de Enrique Urbizu, que sigue esta línea. ¿O vas a elegir un lenguaje cinematográfico más audaz y atrevido, en la línea de muchos trabajos experimentales que has hecho?¿Cómo va a ser el cortometraje visualmente?
PEDRO CASABLANC: Efectivamente, Libertad es un estupendo western y también me va a servir de referencia. Lo que has leído pertenece a la acotación primera de la obra en la que plantea el lugar de acción, que es único (por eso da para hacer un cortometraje). Dicho lugar de acción es una cueva en la obra de Valle-Inclán. Pero yo no lo voy a hacer en una cueva, voy a hacerlo al aire libre, en un muro o una casa derruida, donde hay un árbol, un enorme olivo, con montañas alrededor que nos cierran el lugar y que hace que los personajes estén escondidos de alguna manera, y digamos que lo de la cueva lo descarto. Aparte de haber encontrado una localización perfecta, con cielo, con aire libre, con vegetación, vamos a tener también un caballo, pues, con todo eso, mi intención es hacer como un pequeño western. Yo no me quiero escapar de ahí. No quiero hacer una adaptación moderna porque quiero utilizar un lenguaje, no el de las acotaciones, pero sí el que utilizan entre ellos aunque suavizado para que se pueda entender perfectamente. Quiero que los bandoleros sean andaluces, tal como propone Valle-Inclán, que sitúa la acción en Sierra Morena (nosotros la vamos a trasladar a la sierra de Ronda). Y quiero que hablen ese lenguaje adaptado un poco para que no se pierda demasiado la esencia de los diálogos. Porque Valle-Inclán era muy críptico en ese momento y escribía para que nadie lo entendiera. De hecho, esta obra, Sacrilegio, solo se ha hecho en el Teatro de la Abadía, en esa representación de 1995 de la que tú has hablado. Nadie más se ha atrevido a meterle mano para ponerla en escena. Porque es una obra dificilísima de entender. Valle-Inclán utiliza en los diálogos una mezcla de caló, germanía, un lenguaje muy elevado, lenguaje religioso, latín… Entonces, es imposible de entender. Yo le he hecho un peinado importante para que se entienda. Y, luego, todas las imágenes que se desprenden de eso que me has leído me va a ayudar, desde el punto de vista plástico, desde el punto de vista cinematográfico, a que el corto tenga un alto nivel y un gran valor. Tenemos olores, tenemos armas, tenemos piedra, tejidos, texturas, madera, cielo, montaña, roca… La verdad es que yo estoy muy ilusionado con esta historia.
CINE ARTE MAGAZINE: Lo que utilizan los bandoleros en la obra es, prácticamente, un argot…
PEDRO CASABLANC: Sí, es el argot de germanía, de bandoleros, de facinerosos, de forajidos, que utilizaban para entenderse entre ellos. En un momento dado en la función, hay un muchachito, que se llama Carifancho, que fuma y le echa humo al condenado y este dice: “Esto es tabaco de contrabando”. Carifancho le responde: “Es gibraltareño”. Entonces, es un bonito azar que grabemos en una sierra, en Casares, desde la que, precisamente, se ve Gibraltar. Gibraltar, desde allí, va a estar mandando sus buenas vibraciones.
CINE ARTE MAGAZINE: Ya has hablado de la participación de La Nevera Azul, en la entrada del artículo, antes del inicio de la entrevista, hemos detallado a todos los actores del reparto… ¿Cómo va a ser el trabajo con los actores?¿Van a leer, primero, la obra y, después, el guion?¿Van a conocer directamente el guion?
PEDRO CASABLANC: Ellos tienen el guion desde el primer momento. Lo han leído y, quien quiera, por supuesto, puede leer la obra. Te voy a contar una anécdota: Felipe Vélez estuvo conmigo en ese montaje de La Abadía y, por lo tanto, él conoce muy bien la obra. Les he dado absoluta libertad para que se lean la obra de Valle-Inclán y que se empapen de esas imágenes, de esa atmósfera, pero estamos trabajando sobre el guion que yo he escrito. De hecho, la semana pasada en Málaga ya hemos tenido un primer encuentro de lectura para que ese texto les entre en boca y que ellos, de alguna manera, se vayan encargando de su trabajo. Porque, como hemos dicho, no es fácil y hay que hablarlo y hay que decirlo con completa naturalidad. Estamos en una época en que hablamos de otra manera, completamente diferente, hablamos cada vez menos de una forma literaria o culta, cada vez más nuestro lenguaje se está convirtiendo en un lenguaje de signos, en un lenguaje de onomatopeyas y, entonces, poner en boca de estos actores ese lenguaje elevado o un lenguaje transformado por Valle-Inclán no es fácil. Tienen que familiarizarse mucho con las palabras, con los vocablos, con la expresión. Y eso requiere mucho tiempo de lectura, de lectura en voz alta, de lectura en común. Luego, hay que llevarlo todo a un acento andaluz que sea posible y que, al mismo tiempo, sea perfectamente comprensible. Y llegar a acuerdos como, por ejemplo, cambiar cosas, cambiar alguna palabra. El otro día, con Rafa Castillo, discutíamos sobre la palabra “casporro”, que no se utiliza en Andalucía, y la cambiamos por “ceporro”. Y la frase quedó: “El viejo es más ceporro que el canto de un río”. Y, claro, frases como “la estrella de mi nacimiento no me ha permitido ser hombre de bien” están tremendamente alejadas del lenguaje cinematográfico que estamos viendo hoy en día, que, para mí, es tremendamente parco, pobre y sin ningún vuelo poético.
Un momento de los ensayos del equipo de Sacrilegio
CINE ARTE MAGAZINE: En un juicio precipitado, se puede decir que la obra de Valle-Inclán está muy alejada de la sensibilidad actual. Pero, en realidad, por sus propias características, ha estado alejada de cualquier sensibilidad temporal concreta (incluso, de la sensibilidad de la época en que se escribió) y ello le permite, paradójicamente, ser válida en todo momento y en todo lugar…
PEDRO CASABLANC: Claro, en cualquier momento, por ejemplo, se puede hacer Luces de bohemia en cine. Y, de hecho, ya se hizo. Creo recordar que, de Valle-Inclán, ya se hizo Luces de bohemia, una película que dirigió Adolfo Marsillach, Flor de santidad. Y, por supuesto, José Luis García Sánchez, con Divinas palabras, con una magnífica escenografía de Gerardo Vera, y Tirano Banderas. No sé si se ha hecho algo más…
CINE ARTE MAGAZINE: También se hizo una adaptación para televisión de Martes de carnaval, en formato TV-Movie. Yo vi Los cuernos de don Friolera…
PEDRO CASABLANC: Ah, es verdad. Sí, ya recuerdo a Juan Luis Galiardo, se me ha venido una imagen de él…
CINE ARTE MAGAZINE: Es decir, cualquier momento es bueno para volver a Valle-Inclán. Tirano Banderas, por ejemplo, está plenamente vigente…
PEDRO CASABLANC: Es una obra magnífica sobre las dictaduras, sobre las satrapías en las repúblicas bananeras, merecería una revisión. Yo también la he hecho en teatro.
CINE ARTE MAGAZINE: ¿Qué vas a hacer en el cortometraje para que conecte con la sensibilidad actual del público?
PEDRO CASABLANC: Yo creo que la planificación, la fotografía, la composición de los planos, la utilización de dron, por ejemplo, de planos aéreos (alguno que otro, no muchos), toda esa forma actual de hacer cine, aunque yo tenga referencias del cine de los 70, del cine de Sergio Leone, incluso del cine de Ingmar Bergman (tengo en mente El manantial de la doncella, que también es una película muy rural), va a ser muy importante. Vamos a hacer una puesta en escena y unas composiciones de cuadros y planos muy modernos. Yo trabajo con un equipo muy al tanto de lo que se está haciendo ahora. Y, con eso, quiero resaltar el núcleo de la película, el núcleo del guion y de la función teatral, que es la confesión sacrílega de ese tipo que está a punto de morir y se arrepiente de sus pecados. Esa mezcla de la devoción, de lo religioso, de la fe, con esa composición cinematográfica moderna va a ser lo que tenga más fuerza en la película. Estamos contando un trance religioso, devoto, de un tipo condenado a muerte y que tiene miedo a encontrarse con el infierno, con el más allá, con lo desconocido y pide la absolución en su hora final como última petición. A mí me parece que es muy interesante contar eso desde un punto de vista actual, con unos tiros de cámara actuales y con la viveza que tiene el cine actual.
Pedro Casablanc, a la dcha., con José Carrasco (izqda.), alcalde de Casares, y Rocío Ruiz (centro), concejala de Cultura de la localidad
CINE ARTE MAGAZINE: El proyecto, como ya has dicho, es rodarlo en junio y no sé si hay una previsión sobre fechas posteriores de cara a poder verlo.
PEDRO CASABLANC: Nosotros queremos que en octubre pudiéramos estrenarlo en el Festival de Cine de Casares, que nos está dando ayuda para poder hacerlo. Parece precipitado porque el proceso de edición y montaje es largo pero, bueno, tenemos el verano por medio. Me gustaría empezar a participar en festivales, por supuesto, en el Festival de Málaga, en la sección de cortometrajes, y empezar a moverlo por diferentes certámenes, que, al fin y al cabo, es el destino que tienen los cortometrajes.
CINE ARTE MAGAZINE: Pues para terminar, ¿en qué otros proyectos vamos a poder verte en el futuro inmediato?
PEDRO CASABLANC: Estoy haciendo un monólogo con Ignacio García May basado en Torquemada de Pérez Galdós. Ya he estado en Málaga, en el Teatro Cervantes, dos veces. Y vuelvo a hacer teatro a otro extremo, me paso a un autor inglés, Steven Berkoff, en una función titulada Decadencia, dirigida por Mario Gas y que nunca antes ha sido hecho en España, y con Maru Valdivielso como compañera de reparto. Todo esto lo tengo que compaginar con una pequeña intervención en la segunda temporada de Treinta monedas, de Álex de la Iglesia, de quien espero aprender mucho porque me encanta su forma de rodar. Como va a ser antes de Sacrilegio, espero que ese rodaje sea para mí un máster.
Pues hasta aquí ha llegado nuestra conversación con Pedro Casablanc. Le agradecemos el tiempo que nos ha dedicado, le deseamos mucha suerte en todos sus proyectos y coincidimos con él en que Valle-Inclán es un autor eterno y que siempre es buen momento para volver a llevarlo al cine, al teatro y la televisión. Por ello, estamos deseando ver en pantalla Sacrilegio para que todos los espectadores descubran la historia y el destino final de El Sordo de Triana.
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