GERVASIO IGLESIAS: EL OTRO HOMBRE DE LAS MIL CARAS

 

 

La trayectoria de Gervasio Iglesias lo acredita como uno de los grandes nombres de nuestro cine. Director de tres documentales tan atractivos como Underground, la ciudad del arco iris (2003), Omega (2016) y Sanz: Lo que fui es lo que soy (2018) es productor de una larga lista de títulos que figuran entre los más importantes y conocidos de nuestra filmografía reciente: entre otros, Astronautas (2003) y Cabeza de perro (2006) de Santi Amodeo, 7 vírgenes (2005), After (2009), Grupo 7 (2012), La isla mínima (2014) y El hombre de las mil caras (2016) de Alberto Rodríguez, Juan de los muertos (2011) de Alejandro Brugués, El mundo es suyo (2018) de Alfonso Sánchez, Mi querida cofradía (2018) de Marta Díaz de Lope y Taxi a Gibraltar (2019) de Alejo Flah. En estos momentos, la labor de Gervasio Iglesias como productor no se detiene y ya está preparando el estreno de Las gentiles (2021) de Santi Amodeo, se está ultimando la posproducción de Modelo 77, el próximo film de Alberto Rodríguez, y va avanzando el proyecto de 7 películas (que, al final, serán ocho) que Gonzalo García-Pelayo está rodando a lo largo de 2021 y 2022 (de las cuales, las dos primeras ya se han podido ver en el último Festival de Sevilla). Además, ha tenido tiempo de publicar su primera novela, Enteógeno 2312, en el sello editorial Serie Gong. Aprovechando que Gervasio Iglesias ha estado en la Feria del Libro de Málaga firmando ejemplares de su primer libro y que el próximo lunes 22 de noviembre lo presenta en Sevilla, a las 7 de la tarde, en el Palacio de los Marqueses de La Algaba (en la Plaza Calderón de la Barca), lo hemos entrevistado para repasar su carrera, hablar de sus proyectos futuros y conocer el contenido de un relato que no dejará indiferente a ningún lector.

 

Además de estar enfrascado en numerosos proyectos cinematográficos, Gervasio Iglesias ha tenido tiempo de publicar su primera novela, Enteógeno 2312

 

CINE ARTE MAGAZINE: Hola, Gervasio. ¿Cómo y de dónde nace tu interés por el cine?

GERVASIO IGLESIAS: Pues de ver películas desde pequeñito, siempre me gustaba. Yo tengo un recuerdo algo así como muy mágico, de una sesión que me llevan de chico, al cine Pathé (que, después, fue el Teatro Quintero que, luego, casualmente, estuve un tiempo gestionándolo) y recuerdo que era la película Levando anclas. Entonces, yo tenía en mi mente que había habido un intermedio, que se encendían unas luces verdes y salía un malabarista… Y mi madre me dijo una vez que eso era imposible, que eso nunca había ocurrido en la vida… Por lo tanto, son recuerdos mágicos que tienes y que descubres, con el paso del tiempo, que has tenido que soñar o algo así… Ya, a partir de doce o trece años, fue cuando surgió en mí un gran interés, al ver una serie de películas, que hoy día son míticas por varios aspectos, y fue cuando me picó el gusanillo: La guerra de las galaxias, Tiburón, Apocalypse Now y Arrebato de Iván Zulueta, que vi con catorce o quince años (porque la vi un poco después de que se estrenara) y que me dejó totalmente fascinado. En Sevilla, había un cine, el cine San Vicente, que era de los que en el 80 se llamaban de arte y ensayo, y allí vi bastantes buenas películas. Creo que todo esto ha marcado el cine que a mí me gusta: me gusta el cine experimental pero también me gusta el cine grande, de entretenimiento, pero, sobre todo, me gusta el cine de grandes personajes, ese es el que más me marca.

CINE ARTE MAGAZINE: La realidad es que el cine en el que tú te has movido está entre ambos polos: cine de autor, pero, al mismo tiempo, un cine que es plenamente comercial…

GERVASIO IGLESIAS: Sí, yo creo que en la mayoría de las películas, sobre todo las de Alberto Rodríguez, hemos conseguido algo muy complicado: que es que una obra muy autoral –porque en todas las películas de Alberto está detrás la mano y el punto de vista de un autor, tanto en la dirección como en los guiones (desde 7 vírgenes escribe con Rafael Cobos), y que son propuestas que a mí siempre me han encantado y las he hecho con una pasión tremenda– tenga, a la vez, un gran éxito comercial. Y eso es muy difícil y está reservado a muy pocos autores y a muy pocos escritores. Y creo que lo hemos logrado en muchos casos y no solo en las películas de Alberto: que cada película tenga varias capas de lectura, que la primera sea la de una película de género (un thriller, una película de zombies, un musical…) pero que, por debajo, te esté contando algo más, que tenga una segunda o tercera capa, esas son las historias que me interesan. En mis películas, siempre he procurado que demuestren pasión por lo que se hace y que sean entretenidas. Que sean entretenidas no significa que sean comedias ni que sean ligeras, pero, en la parte más prosaica de mi tarea, cuando recibo una propuesta de un producto cultural, una cosa básica para mí es no aburrir ni aburrirme viendo algo, que sea algo entretenido y ameno. Y una obra puede ser entretenida y amena y, a la vez, ser provocativa y que estimule al espectador.

 

Levando anclas, La guerra de las galaxias, Tiburón, Apocalypse Now y Arrebato, algunos de los títulos que despertaron la pasión cinematográfica de Gervasio Iglesias

 

CINE ARTE MAGAZINE: Vamos a empezar el recorrido por tu filmografía tal vez por el título menos obvio pero que creo que es el que se centra en tu punto de partida intelectual. Me estoy refiriendo al documental Underground, la ciudad del Arco Iris (2003), el cual gira en torno a la que podríamos denominar “la Movida sevillana” a principios de los años 70.

GERVASIO IGLESIAS: La filosofía que refleja ese documental, que se centra en lo que más nos interesa de la sociedad, no es solo mía, sino que es también de Santi Amodeo, con quien lo escribí conjuntamente y que dirigió las partes de ficción del mismo. Y Alberto Rodríguez, cuando le dieron la Medalla de Oro de Andalucía, también fue lo que dijo: que somos gente que venimos del underground y de la contracultura. Y en ese terreno es donde me quiero seguir moviendo. Evidentemente, el underground fue las catacumbas del sistema, es donde surgen las ideas que cambian la sociedad. Y eso fue lo que sucedió en la época que recreamos. Underground, la ciudad del Arco Iris fue uno de los motivos por los que hicimos la productora. Porque, hasta en ese momento, yo trabajaba en Televisión Española, donde obtuve una plaza de realizador y coincidí con Álex Catalán, con el padre de Alberto Rodríguez y allí nos fuimos forjando y empezamos a hacer cortos, hicimos los proyectos “Cine Exin”, que un poco da nombre a esta generación, a este grupito y yo estaba intentando sacar el proyecto dentro de Televisión Española. Pero me di cuenta de que no le interesaba absolutamente a nadie a pesar de que se trataba de una gran historia. Pero no había sensibilidad para querer hacerlo. Y, como también empezaban a estar los proyectos de Alberto Rodríguez y de Santi Amodeo, necesitábamos tener una pata aquí en Andalucía para poder contar las historias que queríamos contar del modo que queríamos contarlas. Porque no se trataba de que viniera alguien de fuera a decirte cómo debíamos hacerlo, teniendo en cuenta además que, en ese momento, éramos unos desconocidos que tampoco tenían muy claro cómo hacer las cosas. Entonces, una noche, tomando cervezas, yo dije: “Pues yo me voy a meter a productor si os parece”. Todos dijeron que les parecía bien aunque yo advertí que, a lo mejor, a los tres meses ya estábamos muertos o que las cosas podían ir más lentas de lo que inicialmente pensábamos. Pero tenía claro que, si lo lográbamos, podríamos contar nuestras historias del modo en que queríamos hacerlo. Y creo que eso, al final, fue lo que pasó. Y Underground, la ciudad del Arco Iris fue uno de esos motores para hacerlo porque yo tenía muchísimas ganas de hacer ese documental. Y, de hecho, al principio de la productora, no se trataba de un largometraje documental. Santi Amodeo había escrito la historia de un grupo underground porque él es músico, había formado parte de un grupo (Los Relicarios) y tenía muchos conocimientos de esa época porque el chófer que los llevaba también había llevado a Smash. El guion que escribió había quedado finalista en Sundance y la idea que teníamos era que se hiciera la película y, además, un documental de una media hora que contaba un poco esa historia. La película era muy cara y, como Santi tenía dos proyectos, Astronautas y Underground…, se hizo Astronautas porque había aparecido José Antonio Félez y habíamos empezado a coproducir. Sin embargo, reconvertimos Underground… en documental y encajamos algunas escenas de ficción que encajaban perfectamente con la narrativa, que eran historias reales que habían pasado en esa época. Y ahí, realmente, es donde yo me encuentro muy a gusto como director: me gusta el collage. Dirigir una ficción con actores me causa mucho respeto y nunca me he atrevido. Y más teniendo al lado a Alberto y a Santi: yo no me veo capaz de llegar a ese nivel. Sin embargo, en la experimentación, en la mezcla de formatos, en el entorno de la música, que es mi gran pasión, es donde siempre me he sentido muy a gusto. Y, en ese sentido, lo que siempre he dirigido han sido largometrajes musicales.

 

Underground, la ciudad del Arco Iris: la contracultura como espacio donde se forjan las ideas que cambian la sociedad

 

CINE ARTE MAGAZINE: Precisamente, por esto, te iba a preguntar. Cuando vemos tu filmografía, tanto productor como director, nos damos cuenta de la larga lista de títulos que giran en torno a la música. Desde el largometraje de ficción ¿Por qué se frotan las patitas? de Alvaro Begines, hasta documentales como el que ya hemos citado en la anterior pregunta y otros como Omega, Dame veneno, Tiempo de leyenda, El agropop, Triana pura y dura, Tocaoras, Sanz: Lo que fue es lo que soy y hasta uno que aborda el tema de la música peruana. La música es un tema fundamental de tu cine…

GERVASIO IGLESIAS: La música es mi gran pasión. Y, seguramente, es posible que hasta me guste más que el cine, no lo sé. Como no me he dedicado a ello, no puedo decírtelo. El cine es ya mi profesión. Mi familia no es una familia muy extensa y todos ellos son músicos. Mi hermana es pianista clásica. Mi primo, que es como mi hermano mayor, es percusionista… Y todos, incluido mi padre y mi madre, tienen un oído magnífico. Yo tengo una bisabuela que era compositora. Pero, en cambio, yo tengo un oído nefasto, absolutamente malísimo. Mi hermana tiene lo que le llaman un oído absoluto: sin tener referencias de la nota, sabe cuál es la nota que ha sonado. Tengo un oído muy malo pero la música siempre ha sido mi gran pasión y me ha encantando contar historias musicales. Y, ahora, me hace mucha gracia porque, con el documental sobre Alejandro Sanz, ganamos el Grammy latino. Entonces, toda mi familia siempre ha tenido el cachondeo del mal oído que yo tengo pero, ahora, en broma, les digo: “Vale, muy bien, todos os dedicáis a la música. Pero, ¿quién tiene un Grammy? Pues yo. No más preguntas, señoría”.


La pasión de Gervasio Iglesias por la música va a la par de la que siente por el cine


CINE ARTE MAGAZINE: Como cineasta, muchos de tus títulos se puede decir que son películas de culto. Para hablar de lo más destacado de tu filmografía, te vamos a preguntar por tres directores y una película muy concreta. El primer director sobre el que te vamos a preguntar es Alberto Rodríguez: 7 vírgenes, After, Grupo 7, La isla mínima, El hombre de las mil caras… Películas clave del cine español reciente. ¿Cómo es la conexión y el trabajo con Alberto?

GERVASIO IGLESIAS: Es muy curioso porque yo entré en Televisión Española por unas oposiciones. Yo las saqué de realizador y, en unas anteriores, las había aprobado para el Departamento de Cámara Álex Catalán, que, hecho, estaba como cámara en mi prueba práctica. Éramos los más jovencitos de allí y no pensábamos que íbamos a conseguir hacer cine. Pero, al estar en televisión, pues estábamos haciendo lo que nos gustaba.  Un día, se nos acercó un señor de Técnica, que le había llamado la atención de que siempre estuviéramos hablando de cine y nos dijo que a su hijo, que estaba terminado la carrera, le pasaba igual y estaba todo el tiempo leyendo de cine y nos comentó que a ver si hacíamos por conocernos. Este señor era el padre de Alberto Rodríguez. Y así fue como conocimos a Alberto. Y ya enseguida él empezó a hacer sus cortos, empezamos a hacer trabajos conjuntos, creció la amistad y el grupo se fue formando y consolidando. En esos primeros años de carrera, mientras se estaba haciendo la primera película [El factor Pilgrim (2000), codirigida por Alberto Rodríguez y Santi Amodeo], que empezó a hacerse cuando aún no éramos productora sino empresa de servicios, que la creamos para ganar dinero e invertirlo en desarrollo, fue fundamental que apareciera José Antonio Félez, que era un señor productor de Madrid que tenía toda la experiencia de cómo se hacen las cosas. Sin él, esto hubiera sido imposible o hubiera sido diferente. Ir, de repente, de la mano de alguien que conocía todo el sistema pues hizo que se convirtiera en un auténtico maestro. Fue así como se formó un triángulo que fue fundamental para todo lo que vino después.


7 vírgenes, After, Grupo 7, La isla mínima, El hombre de las mil caras..., frutos de la provechosa relación entre Gervasio Iglesias y Alberto Rodríguez

 

GERVASIO IGLESIAS: No voy a entrar a explicar el cine de Alberto porque ya hay hasta libros que hablan del mismo pero sí que voy a destacar varios aspectos fundamentales. Tiene una cosa que muy poca gente sabe: es un gran lector. Por supuesto, verá mucho cine pero, sobre todo, lee muchísimo, desde siempre, desde pequeñito, según me cuentan los padres. Creo que, como la madre es maestra, le inculcó ese amor por la lectura. Y eso es clave para su cine. Porque esta faceta le ayuda a saber construir unos personajes fantásticos. Yo nunca digo quién es el mejor en nada. Hay un grupo de directores que están en lo alto y no hay nadie por encima de ellos. Ahora bien, no sabría decir quién es el mejor. Pero, eso sí, creo que Alberto está en ese nivel y uno de los motivos es por la gran fuerza de los personajes que crea y por su colaboración con Rafael Cobos. Al respecto, te puedo contar una anécdota. Cuando estábamos en el montaje de El traje y trabajaba con nosotros Paco Campano. Era de noche, teníamos hambre y Paco dijo que se acercaba por unas pizzas. Cuando Paco volvió, llamó al telefonillo, que estaba en la sala de montaje y, como es muy bromista y había un personaje en la película que se llamaba “Pan con Queso”, dijo: “Soy Pan con Queso”. Alberto colgó y me dijo sobre la marcha: “Pan con Queso nunca hubiera dicho que es Pan con Queso”, porque se trataba de un pícaro. Es decir, Alberto se conoce sus personajes al dedillo. Él, incluso, llegó a crearse un vecino ficticio. Él vivía en un bloque de piso de tres plantas y era una época anterior a internet en la que aún llegaban las cartas y la publicidad a tu casa. Entonces, respondió a una determinada compañía como si se tratara, digamos, de Juanito Pérez Jiménez que vivía en el 4ºA, que no existía. Y, a partir de ahí, a ese señor le empezó a llegar publicidad, de la compañía de gas, de la compañía de teléfono, y empezó a tener una vida, al menos comercial. Con Alberto, he aprendido todo sobre cine. Ha sido un aprendizaje continuo y un disfrute viendo crecer las historias. Él, una vez, cuando estábamos empezando, me dijo: “Es muy difícil que las cosas salgan muy bien o que salgan muy mal. Lo habitual es que salgan normal. Yo creo que esto va a salir bien. Pero porque somos muy cabezones”. Y es verdad. Ahora, hemos acabado Modelo 77, que es una película que llevamos quince años queriendo hacer. Y yo creo que va a ser fantástica. He disfrutado lo más grande en ese rodaje porque es una historia tan bonita, tan maravillosa la que estamos contando que el resultado va a ser espectacular. Y ya estamos viendo cómo está quedando la película.


Astronautas, Cabeza de perro y Las gentiles, películas nacidas de la colaboración entre Santi Amodeo como director y Gervasio Iglesias como productor


CINE ARTE MAGAZINE: Otro nombre importante en tu carrera es el de Santi Amodeo: Astronautas, Cabeza de perro (que casi podemos decir que fue la revelación de Adriana Ugarte) y, ahora, Las gentiles. Otro director que también está muy vinculado a lo largo de muchos años…

GERVASIO IGLESIAS: Sí. Como he dicho, nuestra vinculación existe desde Underground, la ciudad del Arco Iris. A mí, Astronautas es una película que me encanta. Después de Cabeza de perro, los proyectos que él quería hacer yo no acababa de verlos. Y Las gentiles se trata de un guion que él lo tenía escrito hace unos años pero en el que había cosas que a mí no me acababan de convencer. Hace dos-tres años, me llamó Álex Catalán y me dijo que Santi le había enviado una nueva versión con algunos cambios. Fue, entonces, cuando quedé fascinado y empujé todo lo que pude para que se hiciera la película. Yo también estoy ya en otro momento de mi vida profesional. A todo el mundo que estaba en la productora o entraba a trabajar en ella, le decía: “Oye, que yo, cuando llegue a los 55 años, paro”. Porque siempre he visto que todos los creadores, cuando llegan a los 50-55 años, o dan un giro a lo que están haciendo o deja de ser interesante la obra que están produciendo. Y me quería meter mucho más en aspectos creativos, en desarrollar otras facetas, como en esta de la novela que he escrito, y ello implicaba que no podía dedicar tanto tiempo a llevar una empresa. Entonces, eso me lo he ido quitando y, ahora, lo que hago es trabajar de productor ejecutivo e implicarme en los productos que llevo. De hecho, todas las películas que hago este año ya las firmo como “Gervi”. Porque quiero que tengan esa marca más autoral. Ha habido momentos en mi carrera en que sí que me he metido en una dinámica más industrial. Ya lo hice, ya lo probé (incluso con alguna película de encargo), pero no quiero seguir por ese camino. Me quiero meter en cosas mucho más arriesgadas como las que estoy haciendo ahora. Y Las gentiles está en esa línea.


El mundo es suyo y su continuación (que se va a llamar, según nos ha dicho casi en primicia Gervasio Iglesias, El mundo es vuestro): el encuento de Gervasio Iglesias con la visión satírica de Alfonso Sánchez


CINE ARTE MAGAZINE: Un tercer nombre del que me gustaría que habláramos es Alfonso Sánchez. Produjiste El mundo es suyo, una película humorística que, sin perjuicio de ello, lo es también antropológica, porque disecciona todo un ambiente y una clase social y con un punto de vista casi berlanguiano. Y, ahora, se va a estrenar la segunda parte, El mundo es suyo 2.

GERVASIO IGLESIAS: Bueno, al final se va a llamar El mundo es vuestro, para cerrar la trilogía. Y me parece que es fantástica, la mejor de las tres. Es una sátira social, muy ácida, que a mí me encanta. Creo que Alfonso Sánchez es el mejor cronista de lo que está sucediendo en nuestra sociedad. Él llevó al teatro unos textos de Arturo Pérez Reverte, Patente de corso se llamaba este espectáculo, y ahí me quedé fascinado porque eran unos textos áridos, duros, eran unas dos horas y pico de espectáculo, él con Alberto López (siempre han trabajado juntos), y yo me quedé maravillado por cómo quedó el resultado, por cómo estaban desarrollados e interpretados esos textos. A mí me gustó mucho El mundo es nuestro, conseguido sacar adelante El mundo es suyo (se hizo con una cadena grande, con una major, que lo valoraron como lo valoraron) y, ahora, hemos logrado hacer la nueva película con un estilo diferente de producción pero merecía hacerse porque el guion ya estaba escrito y era estupendo. Creo que va a sorprender mucho al público cuando la vea. Y es que la visión social de Alfonso, esa visión satírica, corrosiva, sobre todo en relación a los personajes de “los compadres”, que son los que protagonizan las dos películas que yo he producido, me encanta: esos dos personajes son dos pícaros de tomo y lomo, como dos hidalgos del siglo XVI español, unos muertos de hambre con unas ínfulas de grandeza pero con una amistad y una nobleza que me resultan muy cercanas.


Juan de los muertos: ¿la mayor locura producida por Gervasio Iglesias?


CINE ARTE MAGAZINE: Antes de hablar de tu novela, no quiero dejar pasar una película que me parece que es tu mayor locura: Juan de los muertos de Alejandro Brugués… Bueno, a lo mejor me dices que no y que hay alguna locura mayor en tu filmografía pero me resulta increíble que esa película pudiera llegar a hacerse.

GERVASIO IGLESIAS: Bueno, a veces intento que las películas que hago sean más locas aún. A esa película, le tengo un cariño especial. Además, salvo en España, cuando la piratearon a los dos días de estrenarse (era la época del Megaupload), en el resto del mundo funcionó espectacularmente. Y, en Estados Unidos, funcionó de una forma alucinante. Yo conocí a Alejandro Brugués en el Festival de Guadalajara en México. Nos habían concedido, a través de José Luis Rebordinos, unos premios de industria (similares a los de cine en construcción de San Sebastián) y nos invitaron. Yo estuve viendo todas las películas que se proyectaban y Alejandro acudió con su primera película, Personal Belongings. Su presentación fue fantástica. Quiso hacer un pitching de su película pero se trompicó un poco y, al final, dijo: “Bueno, a mí me han dicho que haga este pitching pero lo que yo quiero decirles es que van a ver una copia a la que yo le quiero quitar diez minutos pero el productor, que además es mi amigo, quiere dejarla como está. Y creo que tiene que ser de las pocas películas que el director quiere cortarla y el productor no. Porque, habitualmente, suele ser al revés”. Yo me harté de reír y, cuando después vi la película que presentaba, vi que ese tipo escribía y dirigía de maravilla. Entonces, vinieron a Sevilla para terminarla pero solo pudo venir él porque por el tema este de salir de Cuba no pudo venir ni el director de fotografía ni el productor, Inti Herrera. Cuando ya estaba en la oficina, empezamos a hablar de cine y me dijo que, como a mí me gustaba mucho el cine de género, él tenía un guion que me lo explicó, más o menos, así: “60 años después de la Revolución Cubana, otra revolución llega a La Habana: una invasión de zombies”. Yo le dije, por supuesto, que quería verlo. Esa misma noche me lo dio, me lo leí y pensé que estaba fantástico pero le tuve que preguntar (y le dije que me respondiera con absoluta sinceridad)  si se podía hacer en Cuba y ello en dos sentidos: si el gobierno lo iba a permitir (yo nunca había estado en Cuba pero sabía que se trataba de un tema complicado) y si había logística para poder hacerla porque se trataba de una película grande. Alejandro me dijo que sí, que Inti Herrera era hijo de un antiguo director del ICAIC y que los veían con buenos ojos y que, si se hacía con un perfil bajo, podía colar. Y me dijo que logísticamente también era posible. Nos metimos en esa historia, nos divertimos muchísimo… Pero la última semana fue muy complicada porque se dieron cuenta de lo que estábamos haciendo y casi que nos paran el rodaje…

CINE ARTE MAGAZINE: La censura, siempre más lenta que los creadores…

GERVASIO IGLESIAS: Sí, de hecho hicimos una cosa: teníamos el disco duro con la película y un disco duro de seguridad. Pero teníamos un tercer disco duro. Se guardaba en una caja fuerte y nadie sabía que existía ese disco duro. Y, cuando acabamos de rodar la película, al día siguiente, antes de que todo el equipo regresara, una persona volvió a España con ese disco duro. En ese momento, supimos que la película estaba salvada. Nos dio muchísimas alegrías Juan de los muertos y Alejandro lleva una carrera en Estados Unidos muy buena porque es un gran cineasta.


Enteógeno 2312 es la primera novela de Gervasio Iglesias


CINE ARTE MAGAZINE: Pues ya hemos llegado al motivo por el que estás aquí en Málaga y hay que hablar de tu participación en el proyecto de Gonzalo García-Pelayo de realizar 7+1 películas (7+1, de momento) y la publicación en Serie Gong de tu novela Enteógeno 2312, del que estás firmando ejemplares en la Feria del Libro de esta ciudad. Novela que, podemos decir, es un viaje en todos los sentidos de la palabra: físico, espiritual, temporal, mental… Si hemos empezado hablando de Underground, la ciudad del Arco Iris, y ahí se hablaba del papel que tuvo la base de Rota en la divulgación de la música estadounidense en el sur de España, en Enteógeno 2312, aunque sin ser mencionada explícitamente, también aparece en el relato por lo que venimos a cerrar una especie de círculo. ¿Qué nos puedes decir de todo ello?

GERVASIO IGLESIAS: Es verdad porque parece que todo ha coincidido. Gonzalo y yo nos conocimos cuando hicimos Underground…, fuimos a entrevistarle, colaboró muchísimo y nos ofreció esas imágenes del Club Dom Gonzalo, que fue el primer club de encuentro del underground sevillano, y, ahora, después de mucho tiempo, me llamó Javier, el hermano de Gonzalo, que siempre me decía que teníamos que hacer cosas juntos. Me propuso hacer esta serie de películas muy experimentales, muy en la línea de lo que hace Gonzalo, que a mí siempre me ha interesado muchísimo, y, como ya te he dicho, tenía muchas ganas de abrir nuevos caminos para ver a dónde llevaban. Y, bueno, me pareció fantástico el planteamiento de lo que querían hacer, 7 películas, que ahora son ya 7+1, 8 películas, de las cuales yo produzco 6 porque la +1 la va a producir César Martínez, que tenía una ayuda por cine experimental del ICAA de 2019, que no habían podido utilizar por culpa del covid, y la otra se realiza en Argentina producida por Pablo Piedras. Y coincidió que el gran proyecto que puso en marcha Gonzalo une música, literatura y cine. Nosotros, estamos en la parte de cine; la productora musical de Gonzalo, que ya ha empezado a dar sus pasos y, además, muchos de las artistas de la misma van a aparecer en las películas; y, desde el punto de vista de la literatura, está la editorial. Yo terminé de escribir la novela el 23 de diciembre del año pasado, por eso lo de “2312”, lo cual se descubre de todos modos cuando se termina de leer la novela. Y la escribí porque a mí siempre me ha gustado escribir y, concretamente, a mí me ha interesado mucho siempre el tema de los enteógenos, que son las sustancias psicoactivas naturales. Y había recopilado muchas historias de mi entorno de grandes viajes psiconáuticos, de experiencias con otras sustancias, que, siempre que me las habían contado desde un punto de vista más filosófico, más poético, me habían gustado. No me interesa mucho el tema de las drogas. Yo distingo el tema de las drogas del tema de las sustancias. Las sustancias son muy interesantes y hablan mucho de nosotros mismos y se están investigando, precisamente para conocer el funcionamiento del cerebro. Las drogas son sustancias mercantilizadas que se utilizan muchas veces de forma lúdica por las noches pero que a mí no me interesan. Cuando alguien te cuenta lo que le ha pasado con el morao que se ha pillado la noche anterior, te puede contar alguna anécdota divertida pero a mí no me gusta porque, además, tiene su peligro porque la droga suele estar cortada con alguna sustancia que puede ser peligrosa y, de hecho, hay muchas desgracias en torno a eso. Pero, en lo que son las sustancias psicoactivas, por ejemplo, los hongos, que tienen psilocina y psilocibina, que han estado a lo largo de toda la historia cultural de la humanidad, es un tema interesantísimo. Se empezó a investigar en Estados Unidos, en los años 50 y 60, como consecuencia de los descubrimientos de Hofmann y el LSD. El gobierno norteamericano paralizó dichas investigaciones pero muchos científicos reclamaron que se reanudaran por los efectos tan positivos que parece que proporcionan estas sustancias en el autoconocimiento y en el conocimiento del cerebro. En Estados Unidos, se ha comenzado la investigación, y en ella hay muchos premios Nobel metidos, y en Europa también se están llevando a cabo. En la Universidad de Berlín, se montó una cátedra, que se llama The MIND Foundation, que comenzó justo a finales de 2019. Hubo un primer congreso de bienveida, que después lo subieron a internet, y, al llegar la pandemia, emitieron online las clases, de modo que allí en Berlín fue una cátedra presencial pero fue no presencial para el resto del mundo, ya que tenían alumnos de todas las procedencias. Por lo tanto, hemos podido asistir a las conferencias de prestigiosos neurocirujanos, de prestigiosos historiadores, etc. Aprendí muchísimo del tema y me sirvió mucho para encajar todas las historias.

 

Gervasio Iglesias en la Feria del Libro de Málaga 2021 (Autora de la fotografía: Isabel Galavís)


GERVASIO IGLESIAS: Te das cuenta de una cosa alucinante, nunca mejor dicho: cuando la gente hace estos grandes viajes psiconáuticos, estos grandes viajes psicodélicos, los patrones de las experiencias que se viven son idénticos para todas las personas. Seamos de la edad que seamos, seamos del sexo que seamos, seas de la cultura que seas, existen unos patrones muy similares: sensación de autoconocimiento, sensación de paz, sensación de conexión con los demás de conexión con el entorno, y a partir de ahí cada uno ve lo que tiene que ver porque yo creo que, con estas sustancias, recupera en parte lo que tenemos en el inconsciente del cerebro como si fuera un sueño y nos lo presentan otra vez para devolverlo a la realidad. Es decir, lo procesamos en función de lo que somos, con cosas que hemos vivido, con experiencias pasadas y, realmente, te llevan a unos niveles de profundización en ti mismo y en los demás que son muy difíciles de alcanzar si no las has tomado. El libro de Huxley se llamaba The Doors of Perception y, efectivamente, estas sustancias abren las puertas del conocimiento. Incluso, se están modificando las ideas sobre el funcionamiento del cerebro porque, hasta la fecha, se había impuesto una visión modular (cada parte del cerebro cumple una función determinada) pero todos los neurocirujanos siempre se habían preguntado sobre el tema de la integración: al final, el conocimiento que nosotros tenemos de la realidad es algo único, un Uno como decía Platón, y, sin embargo, cómo es que nuestro cerebro, si se estructura de forma modular, interactúa de forma integrada en todo este conocimiento y en la decodificación de la realidad que tenemos. Ahora, que se pueden hacer experimentos con TAC y escáner para comprobar los efectos del consumo de LSD, se están dando cuenta de que todo el cerebro entra en funcionamiento a la vez, con lo cual estábamos equivocándonos en esa visión modular que teníamos sobre el cerebro y se va abriendo paso una visión alternativa.

CINE ARTE MAGAZINE: ¿Qué implicaciones tiene estas ideas nuevas sobre el hecho creativo?

GERVASIO IGLESIAS: Fíjate, lo curioso es que en esa cátedra de la Universidad de Berlín que he mencionado, hay dos grandes bloques: uno es la investigación científica propiamente dicha y la otra es la investigación en artes y ciencias. Y ahí se están dando los primeros pasos en ese camino. Lo que realmente se está estudiando es la interpretación de la realidad que hace un artista cuando su cerebro está influido por estas sustancias y si ello nos puede conducir a tener un conocimiento más profundo de cómo funciona el cerebro. Por ahí es donde se está caminando pero las investigaciones aún están muy en su inicio. Estos científicos que están investigando los efectos de la psilocina y de la psilocibina dicen que, si se les deja investigar, en 10-15 años pueden acabar con el Parkinson y el Alzheimer. En Amazon Prime Video, hay una serie, Nine Perfect Strangers, protagonizada por Nicole Kidman, que habla precisamente de esto.

 

Gervasio Iglesias (dcha.), junto a José Mnauel Cruz, director de Cine Arte Magazine (izqda.). (Autora de la fotografía: Isabel Galavís)


CINE ARTE MAGAZINE: Gervasio, para terminar, ¿qué ideas tenéis para distribuir y hacer llegar al público todo el descomunal proyecto de las películas que está dirigiendo Gonzalo García-Pelayo, que abarca 7+1 películas, sus making of y una película que documenta el proyecto completo?

GERVASIO IGLESIAS: Ahora mismo, con las dos primeras películas, Dejen de prohibir que no alcanzo a desobedecer todo y Ainur, lo que estamos haciendo es algo así como un programa doble. Ahora, las que vienen, estamos hablando con un festival internacional para que proyecten conjuntamente las dos que siguen, Alma quebrada y Así se rodó carne quebrada, que son películas muy similares en su desarrollo, son road-movies con música, con localizaciones muy parecidas de España y Portugal, pero una es totalmente espiritual y la otra es totalmente carnal, con varias escenas de sexo explícito. Y luego, según se vayan acabando las otras, iremos buscando también acomodo en distintos festivales. Lo que sí va a haber es una presentación conjunta del proyecto en septiembre en Cineteca, en Madrid. Estamos muy contentos con poderlo hacer. Y también estamos hablando con una plataforma (la que más nos gusta) para que las tenga también a disposición del público. Y estamos también adaptando la web de La Zanfoña para que también estén allí disponibles.


Dejen de prohibir que no alcanzo a desobedecer todo y Ainur, las dos primeras películas del imponente proyecto de Gonzalo García-Pelayo

 

Como han podido comprobar, los intereses creativos de Gervasio Iglesias se bifurcan en numerosas direcciones y, en los próximos meses, podemos seguirle la pista tanto a través de su primera novela y de sus próximas películas producidas. Por todo lo que nos ha contado, sabemos que su labor seguirá siendo fructífera y que dará lugar a frutos estimulantes, insólitos y sorprendentes: sin duda, el nombre de Gervasio Iglesias seguirá consolidándose como un nombre fundamental de nuestra cinematografía y, por qué no, de nuestra literatura. Su trayectoria y el entusiasmo que nos ha demostrado en la entrevista son la mejor garantía de ello.

 




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