En Cine Arte Magazine, vamos a prestar atención a algunos
de los títulos que van a poder verse en el 47º Festival de Cine Iberoamericano
de Huelva. Hoy, hablamos de dos cortometrajes chilenos que, siendo temática y
estilísticamente radicalmente diferenciados, tienen en común que, desde el
presente, consiguen que los espectadores reconstruyan en su mente, con un
chispazo inesperado, el pasado de sus protagonistas. Ambos títulos se proyectarán el próximo lunes 15 de noviembre a las 12.00 horas en el Gran Teatro de la capital onubense, dentro de la Sección Oficial Cortometrajes Internacionales.
BREVE HISTORIA DE AMOR Y UN PAR DE CANCIONES de Pablo Berthelon
TÍTULO: Breve historia de amor y un par de canciones. TÍTULO ORIGINAL: Breve historia de amor y un par de canciones. AÑO: 2021. NACIONALIDAD: Chile. DIRECCIÓN, GUION Y MONTAJE: Pablo Berthelon. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Germán Liñero. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Felipe Contreras, Maira Bodenhofer y Rocío Garay Jury. DURACIÓN: 16 minutos.
En una tienda en la que venden
libros y discos de vinilo (tal vez, reliquias o representaciones de una época
que ha sido dejada atrás) coinciden un hombre y una mujer. Un disco que parece
tener un significado emocional común para ambos provoca que inicien una
conversación sobre el amor y sus dificultades. Parece un diálogo frío,
distanciado, alejado de cualquier tipo de implicación personal. De hecho, ambos
personajes apenas comparten sus respectivas imágenes en un mismo encuadre, ya
que el montaje está construido sobre el juego de un plano/contraplano que,
lejos de estar sometido a la rutina habitual que suele estar implicada en esta
técnica, constituye el reflejo perfecto de unos estados psicológicos y emotivos.
Cuando sus rostros coinciden en un mismo plano solo lo hacen dejando un gran
vacío central que, lejos de ser un capricho de la cámara, acabará siendo el
correlato visual perfecto del desenlace que nos aguarda. Porque, poco a poco,
con gran sutileza, la trama nos va deslizando hacia el trasfondo real de esa
conversación que, en principio, parece intrascendente. Y, al final, de manera
tan delicada como contundente, llega un final que nos obliga a revisar todo lo
que hemos contemplado y escuchado y recapacitar no solo sobre la historia que
nos ha sido relatada sino sobre nuestros propios sentimientos y nuestros
propios avatares emocionales.
LA SORPRESA de Antonieta Díaz y Emilia Rodríguez-Cano
TÍTULO: La sorpresa. TÍTULO ORIGINAL: La sorpresa. AÑO: 2021. NACIONALIDAD: Chile. DIRECCIÓN Y GUION: Antonieta Díaz y Emilia Rodríguez-Cano. MONTAJE: Antonieta Díaz. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Emilia Martín. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Catalina González, María Olga Matte e Isabella Báez. DURACIÓN: 9 minutos.
Estamos en la fiesta de
cumpleaños de una niña. Todo es felicidad y algarabía. La ilusión y el
entusiasmo se abren camino cuando los regalos empiezan a ser abiertos y
desvelados. De repente, una llamada genera una atmósfera extraña y enrarecida.
Los hechos chocantes y enigmáticos empiezan a acumularse y una cámara convulsa
y agitada los registra con tensión y nerviosismo. Y llega un punto en que todo
estalla. Pero esa explosión no remite a esa fiesta de cumpleaños y a sus
circunstancias sino al pasado. Un pasado que obliga a recapitular sobre el
presente y el juicio que el mismo nos merece. Todo parece cambiar pero, en el
fondo, nada ha cambiado y la memoria es la fedataria imprescindible que da
cuenta de un estado de cosas que permanece inalterable en el tiempo, un estado
de cosas que remite al sometimiento, al vasallaje y al silencio cómplice. Tras
la revelación definitiva, nada más cabe decir ni explicar: unas palabras
sinceras y descarnadas son el sello final que nos aboca a las decisiones
difíciles y a la ruptura tajante con una situación intolerable e inadmisible.
Que ello sea así o no es una pregunta que, en última instancia, interpela
directamente al espectador y a su conciencia. ¿Qué tendríamos que hacer ante
algo similar a lo que nos cuenta el corto? No dudaríamos en la respuesta. Pero
¿cómo actuaríamos en la vida real? Ahí empieza el trabajo de quien decida ver La sorpresa.
* * *
Hay un elemento que unifica estos dos cortometrajes chilenos y que es lo que explica el título de este artículo: “cortometrajes tridimensionales”. Porque, gracias al giro final que en ambos se produce en su desenlace, la superficie de la película se extiende como un acordeón que tuviera que expandirse para transmitir y generar todos sus sonidos y se produce un triple salto casi mortal que concede densidad y hondura a la textura de ambas películas: de la anécdota, en principio trivial, pasamos a la categoría relevante; de la apariencia de las cosas pasamos a su esencia y verdadera condición; y, sobre todo, pasamos del presente a una reconstrucción del pasado en forma de destello o fogonazo. Tanto Breve historia de amor y un par de canciones como La sorpresa van más allá de sus 16 y 9 minutos, respectivamente, para narrarnos una historia que desborda los límites del metraje para convertirse en una película paralela que viene a ser como la parte oculta de un iceberg del que solo hemos visto su parte visible. Ambos cortometrajes son una muestra de la habilidad técnica y la capacidad estética que ha llegado alcanzar el cine latinoamericano, en general, y el chileno, en particular (ya el año pasado entrevistamos a Andrés Wood con motivo de la nominación de Araña al Goya de la Mejor Película Iberoamericana) y que nos obligan a estar atentos constantemente a un continente que es un hervidero de talento, innovación y sorpresa. Pablo Bethelon, Antonieta Díaz y Emilia Rodríguez-Cano son tres nombres a los que habrá que seguir en el futuro inmediato, en el convencimiento de que nos van a ofrecer nuevos títulos que despertarán nuestro interés y nuestro entusiasmo.
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