ENTREVISTA A ANDRÉS WOOD



Araña, la película chilena dirigida por Andrés Wood, fue una de las cintas nominadas en la ceremonia de entrega de los Goya el pasado sábado, en la categoría de Mejor Película Iberoamericana. En Cine Arte Magazine, ya destacamos este film tanto en la reseña que publicamos con motivo de su estreno en España en el mes de 2019 como en el ranking de mejores películas latinoamericanas del pasado año en el que ocupó el lugar número 3. Con motivo de la ceremonia de entrega de los Premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, estuvieron en Málaga tanto el director de Araña, Andrés Wood, como su productora ejecutiva, Alejandra García, como tres de sus protagonistas, Mercedes Morán, Pedro Fontaine y Gabriel Urzúa y aprovechamos la ocasión para hablar con el realizador chileno, que nos contó detalles muy interesantes sobre su película y sobre el contexto en el cual se desarrolla la historia que en ella nos cuenta, una historia que habla de cómo el pasado (el golpe de Estado contra Salvador Allende y el establecimiento de la dictadura de Augusto Pinochet) sigue estando presente en la historia de su país. En 1973, un triángulo formado por Inés (María Valverde), Gerardo (Pedro Fontaine) y Justo (Gabriel Urzúa), que llega a formar parte de un grupo nacionalista radicalmente opuesto al gobierno de Unidad Popular de Salvador Allende, se reencuentra en la época actual en circunstancias y posiciones sociales completamente diferentes.



Andrés Wood, director de Araña


CINE ARTE MAGAZINE: Hola, Andrés. La primera pregunta, hoy sábado por la mañana, es obligada: ¿cuál es tu estado de ánimo respecto a la gala de esta noche, en la que Araña está nominada en la categoría de Mejor Película Iberoamericana?

ANDRÉS WOOD: La verdad es que, con el paso de los años, uno se vuelve muy agradecido con cualquier tipo de reconocimiento a alguna de sus películas. Al principio, uno casi los recibía a título gratuito. Pero date cuenta de que hay un gran aumento en la cantidad de películas latinoamericanas, año a año. Y, también, un aumento de su calidad. De alguna manera, es curioso lo que ha sucedido. Las sociedades, en general, han dado importancia al cine local con independencia de que siga siendo muy difícil armar una película. Y es que yo creo que un pequeño estímulo puede llegar a provocar grandes cambios. Entonces, la verdad es que es un gran privilegio estar seleccionado para los Goyas. Lo digo en serio. Primero, el haber sido seleccionado por Chile y, después, estar entre las cuatro finalistas y lo tomo bajo la idea de que estar aquí ya es un regalo y venimos a celebrar el estar acá. Si ganamos, sería maravilloso porque ayudaría a la película y al cine chileno pero, si no, estaría bien igual.

CINE ARTE MAGAZINE: Pues entrando ya a hablar de Araña, podríamos decir que este film conectaría muy bien con un film anterior tuyo, Machuca (2004). Podemos imaginar que algunos de los personajes de esta película, que vendían banderas a los manifestantes, pudieron vender algunas de ellas a los protagonistas de Araña… Es como una vuelta a esa misma época.

ANDRÉS WOOD: Sí. En cierto modo, es como si los personajes de ambas películas se cruzasen. Vendría a ser como un spin-off. Pero con una diferencia muy importante: había una necesidad de mirar esa época desde hoy día. La pregunta de Machuca que no nos hicimos fue: ¿cómo serían Pedro Machuca y Gonzalo Infante, los niños protagonistas, en la actualidad? Esa pregunta la dejamos abierta. Acá, en cambio, nos hicimos la pregunta de cómo serían hoy los personajes que, en el año 1973, formaron parte de grupos nacionalistas. Y es ahí donde la película se torna mucho más incómoda porque acaba hablando mucho más de toda una sociedad que no del caso particular de un grupo exclusivo. Yo creo que la película cala más hondo justamente en la mirada de hoy día porque las personas que formaban parte de ese grupo eran bastante heterogéneas y, muchas de ellos, acabaron formando parte de los ganadores de esa batalla pro-Pinochet, pro-dictadura, pro-sistema económico y tuvieron la capacidad de reinventarse para entrar en la transición democrática como si fueran angelitos.



A la derecha, Mercedes Morán, actriz argentina que, en Araña, interpreta al personaje protagonista, Inés, que, en su época juvenil, es encarnado por la actriz española María Valverde


CINE ARTE MAGAZINE: ¿Cómo planteaste el tratamiento de unos personajes tan ásperos como los que protagonizan Araña? Unos personajes que, además, una vez transcurridos los primeros diez minutos de película vemos cómo son y se mantienen en esa dinámica durante más de noventa minutos hasta el desenlace.

ANDRÉS WOOD: Ese fue uno de los desafíos de la película. Una de las cosas que se puede pensar es que tampoco John Ford o John Wayne cambiaban mucho los registros de sus personajes a lo largo de una película… Pero, de todos modos, sí que fue muy desafiante ese hecho. Yo nunca había trabajado en mi cine con anterioridad con personajes tan ásperos, quizás. Y eso hasta me dejó un gusto al final de realizar la película como con ganas de alejarme de todo eso. Entiendo lo que dicen pero yo, curiosamente, les veo otra fibra y ello supone una contradicción compleja: son abuelos, tienen humor de repente… Digamos que el tema de los afectos y el del horror están entrecruzados y eso es lo que me interesaba. Uno se cruza con todo este mundo, sobre todo si pertenecen a esa misma clase social, y ve a esas personas en misa, por ejemplo, y llega a la conclusión de que son buena gente. Pero, realmente, no lo son. Y eso me parecía muy atractivo. Entonces, efectivamente son ásperos pero, a la vez, están en un contexto familiar. Me cuesta hacer esa lectura tan tajante pero la comprendo porque muchos la han hecho.

CINE ARTE MAGAZINE: Es la contradicción que vemos a lo largo de la película y que puede llevar al espectador, en algunos momentos, al desconcierto…

ANDRÉS WOOD: Algunos, de hecho, han criticado la película por haber humanizado a este grupo. Lo cual es el comentario contrario. Me dicen que cómo pude yo humanizar a estos personajes. Algunos dicen que los fascistas son los fascistas y punto. Me pareció interesante también. Pero uno hace las películas y cada cual hace la lectura que quiere y que puede o cómo le llega.

CINE ARTE MAGAZINE: Está claro que una película es una película y no puede resolver determinadas situaciones…

ANDRÉS WOOD: Si, claro. Pero, de todos modos, sí me gusta que incomode, que sea desafiante al espectador. El héroe, el personaje más coherente o más consecuente, es un asesino. Y los que no son asesinos, son peores.



A la derecha, Pedro Fontaine, actor que interpreta al personaje de Gerardo en el año 1973. En la época actual, dicho personaje lo interpreta el actor Marcelo Alonso (arriba a la izquierda)


CINE ARTE MAGAZINE: Uno de los aspectos más interesantes de la película es mostrar cómo, lo que parece un grupo ideológico sólido y compacto por fuera, en realidad esconde la existencia de dos grupos claramente diferenciados. Por un lado, está la postura del personaje de Gerardo (que se convierte en el perdedor) y, por otra parte, está la postura de Inés.

ANDRÉS WOOD: Si, Gerardo es el gran perdedor. Eso fue lo interesante de entrar en ese grupo: que lo ves como un grupo que tenía distintas vertientes. Hay un grupo que ocuparía cualquier ideología para mantenerse en el poder, que es al que pertenecen Inés y Justo, y hay otro, que es el de Gerardo, que piensa que hay un espacio máximo de realización, de pertenencia y de creencia ideológica. Y hay otro grupo, que no está en la película, que sería el de los asesinos, que participaron después en la policía secreta de Pinochet, pero yo los omití porque ya era mucho eso. Y, entonces, lo interesante, para mi gusto, de la reflexión sobre ese grupo es comprobar que, en este proceso, hay “viudos”, hay personas que quedan muy descontentas porque la sociedad que se acaba construyendo, el país que se armó, no es un país nacionalista sino un país neoliberal. Y los que saben, se reinventan, como Inés y Justo, y a los otros, que han sido desplazados en el pasado, se les presenta una oportunidad para ellos de hacer lo que sienten, y que es armar el país de nuevo aprovechando cuestiones como la inmigración (porque en Chile hay un tema de inmigración potente) o el “desorden” político. Para mí, esa es la gracia de la película: que no mostramos a un grupo en el que todos sus miembros son iguales y piensan lo mismo. Yo sí que realicé una serie en la que solo vemos a los militares, que se llamó Ecos del desierto, en la que, de alguna manera, logramos entender las diferentes capas que existían en el ejército, en el que había quienes estaban a favor del golpe de estado pero en contra de las violaciones de los derechos humanos, en el que hay un código de silencio que se mantiene durante muchos años pero que se acaba rompiendo y que es lo que permite la acción de la Justicia… Es una complejidad interesante.



Arriba a la izquierda, Felipe Armas, que pone rostro a Justo en la madurez. En su etapa juvenil, el papel recae en Gerardo Urzúa (abajo a la izquierda y a la derecha)


CINE ARTE MAGAZINE: ¿Una de las motivaciones de tu cine es reconstruir la memoria histórica de Chile?

ANDRÉS WOOD: Esa ha sido una pregunta interna muy potente para mí. Porque yo era muy niño cuando ocurrió el golpe de estado de Pinochet y ni tan siquiera mi familia fue particularmente afectada por la dictadura. Pero yo, con la explosión social que ha habido en mi país, se me aclaró algo la respuesta. Y esa respuesta fue que el diagnóstico realizado por muchos cineastas chilenos era  un diagnóstico correcto: que ese pasado sigue hablando con nuestro presente y sigue estando conectado a él y ese presente está lleno de ataduras y que, sin duda, no hemos superado la dictadura. No es justo decir que no hemos avanzado o que no somos una democracia pero hay claves, no solo legales, sino también de poder o mentales, que continúan existiendo y que pienso que solo desaparecerán cuando de mi generación para arriba nos muramos todos…

CINE ARTE MAGAZINE: ¿Esa es la única salida que ves?

ANDRÉS WOOD: Sí, pero, ¡ojo!, yo veo, por ejemplo, el conflicto existente en Chile entre los estudiantes de Secundaria (que siempre han sido muy potentes en mi país) y la Ministra de Educación y resulta que es el mismo conflicto. La Ministra de Educación es hija de un ministro de Pinochet y el joven dirigente de los estudiantes de Secundaria es el nieto de un detenido desaparecido.

CINE ARTE MAGAZINE: Es decir, que el esquema sigue vivo…

ANDRÉS WOOD: En alguna parte, sí. Y es muy fuerte eso. No es que yo sea historiador pero sí percibo que ese pasado sigue estando en el presente y, quizás, en la forma de contarlo haya que ser más creativo…

CINE ARTE MAGAZINE: Podemos decir, entonces, que tanto Machuca como Araña no serían películas sobre el pasado sino sobre el presente.

ANDRÉS WOOD: Machuca fue y sigue siendo una película muy contingente. Y no es algo que diga solo yo. La gente la sigue viendo como una película de plena actualidad por una razón muy clara: porque la brecha entre ricos y pobres no ha disminuido, porque la educación sigue siendo muy injusta, porque la posibilidad de segregación social sigue siendo muy relevante… Entonces, más allá del conflicto derivado del golpe de estado, esa relación entre un niño rico y un niño pobre es muy parecida a la que pueda haber hoy día. Y, en el caso de Araña, cuando se estrenó en agosto en Chile, el tema contingente era el resurgir de grupos nacionalistas que se estaba produciendo ahí mismo. No masivo pero sí que hay marchas antiinmigración, por ejemplo. Y, cuando se produce el estallido social, la película vamos a decir que se revierte y lo que pasa a ser contingente es el contexto: es cómo se relaciona un grupo de chilenos con el país. Es cómo la clase dominante se reinventa para mantener el poder. Entonces, la película agarra otra dimensión, algo en lo que no tengo nada que ver yo pero que es muy interesante.



Alejandra García, productora ejecutiva de Araña


CINE ARTE MAGAZINE: ¿Cómo fue el trabajo con el reparto de Araña? Porque había que manejar que la película se desarrollaba en dos momentos temporales distintos y, en cada uno de ellos, eran actores diferentes quienes encarnaban a los personajes…

ANDRÉS WOOD: Para mí, como director, es fundamental el trabajo de los actores. Es como la carne de mis obras. En mis películas, ese aspecto tiene, muchas veces, mucha más importancia que lo visual. Me interesa mucho. Siento un gran respeto y admiración por la profesión de actor o actriz. Acá, nos abrimos con la productora de la película, Alejandra García, que me dijo: “¿Con quién quieres trabajar?”. Y yo le dije sin dudarlo: “Con Mercedes Morán”. Y ella me respondió: “Pero, ¿estás seguro?”. Yo dije: “Vamos a intentarlo”. Se animó y, después, ella misma me dio la luz de María Valverde y del elenco chileno… Hacía mucho tiempo que yo quería trabajar con Marcelo Alonso. Tuvimos que envejecerlo para que encajara con el personaje… Todo supuso un gran esfuerzo para poder llegar a contar con ese elenco. Y, a la vez, nos gusta trabajar con gente nueva como Pedro Fontaine, que es su primera película. Así que yo creo que, sinceramente, sin ellos, esta película sería otra y yo estoy muy conforme y muy contento con la experiencia de trabajar con ellos y del resultado final de la película.

CINE ARTE MAGAZINE: ¿Cómo fue, por ejemplo, el trabajo con Mercedes Morán y María Valverde?¿Cómo se hizo para tratar al personaje en las dos épocas en las que transcurre el film y con dos actrices distintas?

ANDRÉS WOOD: Yo quise evitar todas las cosas típicas como la de poner un lunar o unos anteojos o el pelo colorín… Al revés, quise dar la sensación de que era otra vida. Habían pasado cuarenta años, de los veintitantos a los sesenta y tantos… Es toda una vida. Son como dos personas diferentes. Pero algo se siente de ella, por ejemplo en la toma de decisiones… Pero a mí me gustaba esa idea de que el espectador rellenara esos cuarenta y tantos años… Conversamos. María pudo ver un poco el trabajo que había hecho Mercedes porque quedamos primero con Mercedes… Pero fue muy intuitivo en el sentido de que no nos dejamos guiar por parámetros muy cerrados y no queríamos poner estacas forzadas. Y, siendo muy distintas, se sienten algo… Además, que tienen un perfil muy parecido. Ambas son de una belleza muy especial.

CINE ARTE MAGAZINE: Pues para terminar, ¿qué futuros proyectos puedes contarnos?

ANDRÉS WOOD: Pues vamos a realizar en Colombia una serie para Amazon y es la adaptación de la novela de Gabriel García Márquez Noticia de un secuestro. Estamos ya trabajando con la producción de mi hermana y de Rodrigo García (hijo de García Márquez) y de Amazon.


Pues con esta importante noticia que nos ha contado Andrés Wood finalizamos la entrevista a este interesante director chileno, que cuenta con una estimulante filmografía formada por, aparte del título del que hemos estado hablando, por películas como La fiebre del loco (2001), Machuca (2004), La buena vida (2008) o Violeta se fue a los cielos (2011), que ganó el Gran Premio Internacional del Jurado en el Festival de Sundance de 2012. Ya sabemos que, en breve, añadirá a la misma la adaptación de una de las mejores novelas del Premio Nobel Gabriel García Márquez. Mientras tanto, nos quedaremos con el recuerdo de Araña, la cual, en opinión de Cine Arte Magazine, era la mejor película de las cuatro que estaban nominadas en la categoría a Mejor Película Iberoamericana en los Goyas 2020, una historia que, lejos de hablar de un pasado remoto, nos cuenta cosas que siguen estando plenamente vivas y vigentes.



José Manuel Cruz, director de Cine Arte Magazine, estuvo con parte del equipo de Araña en su paso por Málaga






Comentarios