NUEVO ORDEN DE MICHEL FRANCO. CONVULSIÓN Y ESTUPOR

 


TÍTULO: Nuevo orden. TÍTULO ORIGINAL: Nuevo orden. AÑO: 2020. NACIONALIDAD: México. DIRECCIÓN y GUION: Michel Franco. MONTAJE: Óscar Figueroa y Michel Franco. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Yves Cape. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Mónica del Carmen, Naian González Norvind, Eligio Meléndez, Diego Boneta, Darío Yazbek Bernal, Samantha Yazareth Anaya, Patricia Bernal, Ximena García, Claudia Lobo, Roberto Medina, Lisa Owen, Javier Sepúlveda, Sebastián Silveti, Enrique Singer, Gustavo Sánchez Parra. DURACIÓN: 88 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL: https://www.acontracorrientefilms.com/film/detail/new-order-nuevo-orden/in-cinemas.

CALIFICACIÓN: 

Nuevo orden no es la primera ni será probablemente la última película que nazca de la intuición de que lo que hasta ahora ha sido está a punto de poder dejar de serlo en cualquier instante, a la más mínima chispa que vaya a parar a un polvorín excesivamente recargado o al más minúsculo grano de arena que caiga sobre un montículo ya altamente inestable. La cuestión se ha tratado desde la perspectiva de abordar protestas y levantamientos del pasado bien desde el terreno de la ficción como lo hacen Detroit (2017) de Kathryn Bigelow, La tragedia de Peterloo (2018) de Mike Leigh o la reciente El juicio de los 7 de Chicago (2020) de Aaron Sorkin bien desde el terreno documental como lo hizo No intenso agora (2017) de João Moreira Salles, pasando por adaptaciones de cómics como El caballero oscuro: La leyenda renace (2012) de Christopher Nolan o Joker (2019) de Todd Phillips, o por propuestas de cine de autor como la canadiense Ensayo para una revolución (2016) de Simon Lavoie y Mathieu Denis, hasta llegar al terreno de la distopía futurista como se pudo ver en títulos tan diferentes como V de Vendetta (2005) de James McTeigue, Hijos de los hombres (2006) de Alfonso Cuarón o la serie española de Antena 3 La valla (2020). El film mexicano Nuevo orden trata el tema desde una perspectiva en la que, a veces, el director parece seguir una estrategia narrativa próxima a la que podría adoptar una película de terror (pensemos, por ejemplo, en [REC] (2007) de Jaume Balagueró y Paco Plaza) y, en otros momentos, el espectador puede llegar a pensar que estamos asistiendo a un documento hiperrealista cercano al cine documental. Y ello no representa, en realidad, ninguna contradicción ya que lo que la realidad nos está brindando cada vez con mayor frecuencia (y lo ocurrido en el último año con la pandemia es buena muestra de ello) es que puede llegar a adoptar auténticos tintes de horror y espanto. Nuevo orden no hace más que constatar el hecho.




Nuevo orden comienza con una boda en el seno de una familia de la alta sociedad mexicana. Dos circunstancias quebrarán lo que parecía que iba a ser una jornada feliz y alegre. En primer lugar, porque un antiguo criado acude en plena celebración pidiendo ayuda económica para un trasplante que necesita su mujer. Y, sobre todo, porque, en segundo lugar, una revuelta social que se vuelve imparable hace tambalear los cimientos del orden establecido. A partir de esa premisa narrativa, se desarrolla un relato que se mueve en el esquivo espacio que media entre el delirio y la perplejidad y que tiene como principal virtud que obvia cualquier tipo de explicación para el espectador, que se enfrenta a la misma situación de estupefacción que tienen que vivir los personajes a lo largo de buena parte del metraje. A la violencia de los desfavorecidos contra la clase dominante, le sucede con posterioridad la violencia de los militares, quienes se aprovecharán de la situación para obtener más poder, más ventajas y más beneficios económicos (espurios). En ese punto, es donde Nuevo orden, dentro de su descomunal, despiadada e hipnótica dureza, desliza una sutil y sibilina reflexión y se plantea, en cierto modo, cuáles pueden ser las consecuencias de una acción sin reflexión ni estrategia y cómo en una situación fuera de control es posible que las antiguas estructuras sobrevivan e, incluso, salgan reforzadas sin que ningún cambio real llegue a producirse. Es decir, podríamos llegar a pensar que Nuevo orden es un título con profunda carga irónica y que podría ser sustituido, casi sin traicionar al espíritu de la película, por “viejo orden”, en la medida en que es el mismo el que aflora triunfador en medio del caos (algo que la escena final insinúa con nítida claridad). Si la tesis de la película fuera cierta, ¿Qué nos queda entonces?  En la ausencia de respuestas a dicha pregunta es, con toda seguridad, donde se moverá el futuro de nuestras sociedades en los próximos años.


TRÁILER DE LA PELÍCULA:




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