FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN 2020: ENTREVISTA A PAULA CONS, DIRECTORA DE LA ISLA DE LAS MENTIRAS


Una de las grandes sorpresas de este convulso 2020 en el cine de nuestro país ha sido poder disfrutar de La isla de las mentiras de Paula Cons, una película estrenada directamente en Filmin debido la situación de pandemia que padecemos y que nos hizo vibrar con una historia tensa, contundente e impactante, que, a pesar de haber ocurrido realmente, resultaba escasamente conocida hasta ahora.

 



Ahora, La isla de las mentiras podrá verse en pantalla grande gracias a que entre hoy y mañana será proyectada en el Festival de San Sebastián, en la sección Made in Spain, según el siguiente horario:



La película de Paula Cons narra el naufragio del vapor Santa Isabel en la noche del 1 de enero de 1921 en la isla de Sálvora, frente a la ría de Arousa. Tres hermanas se convierten en heroínas al haber logrado salvar la vida de gran cantidad de pasajeros que parecían condenados a perecer en las frías aguas del Atlántico. Pero, tras a empezar a recibir todo tipo de honores, una sombra de sospecha empieza a sembrar dudas sobre lo verdaderamente ocurrido.

TRÁILER DE LA ISLA DE LAS MENTIRAS:


Hemos tenido la oportunidad de hablar con la directora del film, Paula Cons, que nos ha explicado muchas de las claves de su película y con la que hemos profundizado en muchos de sus aspectos y de los temas que aborda.


Paula Cons, en un momento del rodaje de La isla de las mentiras


CINE ARTE MAGAZINE: Vamos a empezar la entrevista con la pregunta que haríamos en último lugar. La isla de las mentiras se estrenó en Filmin y, ahora, el público va a tener la oportunidad de verla en pantalla grande ya que se va a proyectar en el Festival de San Sebastián, en la sección Made in Spain. ¿Qué se siente, después de todo lo que ha sucedido, tener esta oportunidad, además en un escaparate tan vistoso?

PAULA CONS: Bueno, la verdad es que es una emoción intensísima. Porque, claro, la verdad es que yo llevo sintiendo muchas cosas con el recorrido de esta película. Yo creo que lo más duro de una película, desde mi opinión, empieza después de que la acabas de montar. Porque, si ya el montaje es un momento duro, porque pueden estar chocando dos opiniones contrapuestas, el año siguiente de finalizarlo es el año de espera de si me coge o no este festival, cuándo estreno y cuándo no estreno… Y resulta que, en el caso de La isla de las mentiras, nos quedamos sin el estreno en salas el 29 de mayo, que fue un palo, claro… Y, a partir de ahí, todo lo que le pasó a la película es bueno. Digamos que esto yo no lo soñaba. Digamos que esto era como tocar techo… Mucha gente me dice: “¡Todo lo que le queda por recorrer aún a la película…!”. Y yo le digo: “Pero sin con esto me llega. Si todo lo que me ha pasado hasta ahora es increíble y maravilloso…”. Así que imagínate el estar en este festival: es una emoción intensísima…



CINE ARTE MAGAZINE: La isla de las mentiras narra un suceso poco conocido hasta ahora, el naufragio del vapor Santa Isabel, que se produjo el 1 de enero en 1921, en la isla de Sálvora, frente a la ría de Arousa. ¿Cómo descubriste ese hecho y cómo fue el proceso por el que tú pensaste que podía ser la base para un film?

PAULA CONS: Conocí el suceso de forma casi anecdótica, por casualidad, por medio de una amiga, con la que yo visité una exposición sobre el tema, y que fue quien me lo contó.  Y me quedé sorprendidísima porque yo, que era una periodista que trabajaba en programas sobre la historia y la etnografía de Galicia, no lo conocía. Llegué a pensar que era falso porque no me podía creer que un evento de dimensiones tales que se llegó a denominar el “Titanic gallego” yo no lo conociera. Me pareció una locura el hacer algo cinematográfico con ello, sobre todo porque incluía un naufragio… Poco a poco, me empecé a fijar en las tres mujeres que acabarían siendo las protagonistas de la película. Aunque esas tres mujeres aparecían en la exposición, hay que decir que esta las relegaba más a un segundo plano. Pero a mí fue lo que más me llamó la atención. Yo me empecé a preguntar cómo se sintieron, cómo fueron sus traumas.. Pero hubo un momento clave que fue cuando vi sus fotos. Ver las fotos de ellas fue vital para ya lanzarme y decidir que tenía que escribir algo sobre ese suceso. Y ahí empezó todo.




CINE ARTE MAGAZINE: Para la escritura de la película, contaste con la colaboración de Luis Marías. ¿Cómo fue su participación en el guion?

PAULA CONS: Mira, como digo yo, fue de gran ayuda en el segundo acto. La película, poco a poco, empezó a tomar forma de thriller. No fue algo deliberado pero la historia me fue llevando ahí y como que a mí me apetecía ir a ese terreno. También me apetecía romper. Este tipo de películas siempre se circunscriben al género del drama y a mí no me apetecía ir por ahí. Entonces, bueno, los thrillers y, en general, todo tipo de películas, se suelen encallar en el segundo acto. Es la parte seria de la película, donde esta se faja verdaderamente de forma dura con el espectador porque es cuando le dice a este “quédate conmigo y aguanta aquí”… Y en ese segundo acto había una serie de nudos y lentitudes en las que estaba un poco atascada. Ahí fue donde entró Luis y lo hizo con una generosidad inmensa. Él siempre ha estado al servicio de la película y de mí. Él me entregó una serie de propuestas en quince folios para desatascar la película y yo cogí lo que me dio la gana y a él no le importó nada. El momento final de nuestra colaboración fue superemotivo para mí. Yo le entregué la que consideraba mi versión final de guion, mezclándolo todo, se lo mando y me escribe un email diciéndome: “Me he puesto a leer la última versión del guion con un folio en blanco al lado para ir tomando notas y comentar. Acabo de leer el guion y el folio está en blanco”. No lo olvidaré nunca.



CINE ARTE MAGAZINE: ¿El rodaje tuvo lugar en la propia isla de Sálvora?

PAULA CONS: Sí. El rodaje se realizó durante dos semanas en la propia isla de Sálvora.

CINE ARTE MAGAZINE: Una de las cosas que nos llamó la atención de la película es la elegancia de su realización. ¿Qué influencias hay en tu cine? Te preguntaría qué cine y qué películas te gustan para llegar a comprender el estilo de tu propio cine.

PAULA CONS: A mí me gustan un montón de directores y me gusta mucho, por ejemplo, el estilo de los hermanos Dardenne y este cine más naturalista. Pero yo no quise ir por ahí. Porque lo que pensé fue que yo iba a hacer la película que a mí me encantaría ver. Y yo reconozco que soy muy estética, ya me han dicho en muchos sitios que hago un “cine pictórico” y tiene algo de verdad porque a mí me encanta que cada plano rezume belleza… Belleza dura y belleza áspera a veces… Pero me encanta eso. Me gusta que me traten como a un ser inteligente, que me den mucha información y ya elegiré yo a dónde miro en el plano. Entonces, al final, bebemos de tantas cosas, pero, por ejemplo, en la escena del naufragio hay una influencia clara que es la de El hijo de Saúl de László Nemes. El resto de la película, pues, mira, desde Ozu, que lo tuve a fuego, hasta a Carlos Reygadas, que me encanta cómo encuadra porque también es muy pictórico y muy hermoso… En algunas cositas, tenía muy presente a Tarkovski. Me gusta mucho cuando en sus películas hay personajes hablando pero Tarkovski se ocupa del espacio, juega con el fuera de campo una barbaridad… En mi película, utilizo el fuera de campo muchísimo. Es algo que me fascina. 



PAULA CONS: Pero te voy a decir una cosa: me gusta mucho el cine español. Y hay que decirlo más. Todos tenemos películas-epifanía en nuestra vida y, para mí, muchas de estas películas son españolas. Me pasó con La huella del crimen, que me dejó marcada desde muy pequeñita, la serie Brigada central o las películas de Enrique Urbizu. Me encanta eso que hace Urbizu de “los thrillers a plena luz del sol”. Y eso lo tuve muy presente. Y Urbizu es un director que cuida cada detalle, que siembra algo para resolverlo a los cuarenta minutos de metraje, va como salpimentando… Y, claro, cuando hablo de La isla de las mentiras, acabo hablando sin parar de Los santos inocentes. Pero también hay quien me dice, y no de un modo crítico, que mi película es muy clásica. A mí me encanta el western, a mí me gusta mucho John Ford y hay muchos planos en la que mi película es El hombre tranquilo. Cuando están con las monedas y todos colocados, todo el mundo me decía que parecía que iba a aparecer John Wayne. Y es verdad. También está el tema de las manos, que es mucho de Bresson, que estaba obsesionado con las manos. Agnès Varda también estaba obsesionada con las manos. También hay mucho de El piano de Jane Campion. Yo la revisé y es una influencia total. Porque si eres alguien joven, como yo, que amaba el séptimo arte y ves por primera vez El piano, sales del cine siendo otra persona. Para algunos, La isla de las mentiras puede ser un film clásico, para otros “clasicón”, pero a mí me movió dejarme llevar por todo ese conjunto de influencias.



CINE ARTE MAGAZINE: Pues, tras el estilo de su realización, vamos a pasar al segundo gran pilar de La isla de las mentiras, que son sus interpretaciones. Darío Grandinetti, Aitor Luna, Celso Bugallo, Victoria Teijeiro, Ana Oca, Leyre Berrocal, Milo Taboada, Javier Tolosa hacen caracterizaciones prodigiosas pero dejo para el final la portentosa actuación de Nerea Barros, que da un impresionante paso adelante en su carrera. Quizás es la culminación de un proceso que tuvo en su interpretación en La isla mínima una especie de estación intermedia pero que, en La isla de las mentiras, supone todo un giro de gran envergadura. ¿Qué nos puedes decir del reparto de tu película?

PAULA CONS: Pues, mira, voy a parecer muy naïve y muy ñoña pero te voy a decir que todo el reparto estuvo conmigo increíble. Tú imagínate que te gusta la cocina y te ponen delante caviar, el mejor beluga, y la carne de ternera gallega. Pues yo te digo que a mí me dieron lo mejor. A mí me encanta comunicarme con las personas, soy muy expresiva, y nos enganchamos desde el primer momento, nos entendimos todos a la perfección. Con Nerea, estuvimos trabajando el personaje durante muchísimos meses. La película se rodó en marzo y ella y yo empezamos en agosto. Nerea es una actriz de gran inteligencia y es una fuerza de la naturaleza, no es algo normal. Yo me encontraba con ella y, a veces, me daba hasta vergüenza. Yo le decía: “Mira, Nerea, he pensado una cosa sobre tu personaje y es algo muy peculiar. Yo te lo propongo…”. Y cuando yo le decía de qué se trataba, ella me respondía: “Pero si yo ya me había dado cuenta de eso, Paula…”. Resultaba muy divertido. Porque Nerea es mucho de trabajo de mesa. Ella es la primera de la clase, se nota que fue muy buena estudiante, ella te viene con sus rotuladores, con su típex, con su guion megasubrayado y te lo pregunta todo. Todo. Y, entonces, te dices: “A ver hasta dónde llega esto”. Pero cuando ensayé con ella y yo la vi, no tengo palabras para describirlo, se me pusieron los pelos de punta. Y cuando ya la vi ensayando con Victoria Teijeiro, fue ver dos portentos interactuando. Fue algo tremendo. Lo que pasa es que ellas sufrieron mucho y yo fui malísima, y me alegro de ello, porque ellas se querían mirar continuamente (porque los actores se realimentan entre ellos), pero yo les decía que apenas se miraran para que, precisamente, las pocas veces que se miraran digamos que subiera el pan. 




PAULA CONS: Y con Nerea hubo muchísimas anécdotas en el rodaje. El ayudante de dirección me decía: “Es que no hay toma mala. Yo me quedaba ya con la primera”. Y yo le tenía que decir que no porque quería probar otras cosas. Todo el mundo decía que era tremendo lo de esa mujer. Para mí, Victoria Teijeiro también fue un descubrimiento absoluto. Es una actriz fuera de serie que impone dignidad en cada plano en el que está. La niña, Ana Oca, como es muy chica y no tiene herramientas suficientes aún para interpretar, lo hace a plena emoción, a emoción pura. Para ella, era un sufrimiento. Me decía: “A ver, Paula, ponme en situación”. Y yo tenía que explicarle, por ejemplo, cosas horribles de la película sobre lo que sucedía en alta mar durante el naufragio y, así, ella se ponía a llorar como una loca, entraba en situación y lo hacía. Claro, era un dolor.



PAULA CONS: Después, Darío Grandinetti, imagínate lo que me imponía enfrentarme a él, es una persona con un sentido del humor enorme y él y yo nos entendimos en ese código. Mete una cantidad tremenda de “buen rollo” en el rodaje, lo pasamos fenomenal. Y, después, que una persona con esa talla, admita que le cambies completamente el paso, eso es tremendo. Una vez, hicimos una toma que salió muy bien y yo propuse que probáramos otra cosa radicalmente diferente. Él te escucha, asiente y ejecuta que es dios divino. Yo también me quede sorprendida con Milo Taboada, que hacía el papel de un discapacitado intelectual y yo sabía que ahí podíamos darnos un tortazo monumental porque estás en el filo. Pero él fue de una gran profesionalidad, fue supermeticuloso, entendió que era el papel de su vida y lo dio todo. Cogió un coach solo para la cojera, estuvimos cotejando esa cojera también con fisioterapeutas… Después, teníamos mucho miedo porque era un personaje que se mantenía que mantener lineal en su discapacidad y estábamos muy preocupados con el raccord emocional del personaje. Pero creo que ha cumplido con la papeleta estupendamente. 




PAULA CONS: Y, luego, Aitor Luna es de una gran generosidad, tan profesional, tan serio trabajando, tan buena persona,  como se dice en mi tierra tan fiadiño, lo hizo todo tan fácil… Una amiga directora me preguntó: “Bueno, la escena sexual entre Aitor y Nerea, surgió algo así de repente, ¿no?”. Y yo le respondí: “¿De repente? Pero si estaba todo coreografiado, hasta el último movimiento. La dibujamos entera hasta el más mínimo detalle”. Pero es que ellos dos son tan buenos profesionales, que, primero, se prestaron a coreografiarla y ensayarla a la perfección y, segundo, son capaces de ejecutarla con absoluta naturalidad. Ensayar es una maravilla. Yo ya te he dicho antes que me gusta mucho lo visual pero lo que siempre tuve muy claro es que nunca, nunca, nunca la realización se iba a imponer sobre los actores. Que si algo tenía que cambiar era la realización por los actores, nunca al revés. Siempre hay que ensayar, incluso antes de que tengas la película en la cabeza. Hay que hacer que los intérpretes fluyan y tú tienes que contar la historia de manera bella pero adaptándote a ellos.  





CINE ARTE MAGAZINE: Es muy curioso lo que pasa con los personajes de Darío Grandinetti, que vendría a ser la mirada externa que contempla la realidad con otra perspectiva, y Aitor Luna, que es un personaje “escondido” que solo conforme avanza el metraje sabemos su bagaje real. Van emergiendo poco a poco hasta que llegan a tener un protagonismo muy superior al que tenían en un principio…

PAULA CONS: Además, a mí me apetecía, no sé si lo he conseguido o no, que el personaje de Darío Grandinetti no se quedara en su faceta de mero detective. Quería que tuviera un arco de evolución y creo que, al final, lo tiene. Empieza siendo el punto de vista del periodismo más morboso y más interesado y, poco a poco, se ve enfangando en la historia y se va dando cuenta, al final, de que o levanta las manos y para o se las lleva por delante. Digamos que él ha sucumbido a la luz. Y hay una cosa muy pequeñita en su personaje que es la relación que tiene con Pepe. Porque a Pepe nunca nadie le preguntó interesándose por las respuestas de Pepe y, entonces, llega el personaje de Darío, se crea un vínculo entre ellos y acaba sintiendo un respeto por sí mismo que nunca antes había sentido. Es una cosa muy pequeñita que queríamos mimar en la película. Y, luego, en relación al personaje de Aitor, no quería que su final fuera un deus ex machina… Ha habido quien me ha dicho que en la escena del poema, al principio de la película, parecía que él estaba muy intenso, hasta incómodo. Y yo le digo que claro que está incómodo porque él iba a hacer lo que iba a hacer. Yo lo que quiero es que cuando el espectador termine de ver la película, vuelva a recorrerla y compruebe que la directora ya le ha dicho muchas de las cosas que al final se revelan.  Otra cosa que pasa con Aitor es que es muy atractivo y se mueve de forma muy atractiva y yo quería quitarle ese atractivo porque, para mí, su personaje es un pusilánime. A él le hizo mucha gracia y le encantó jugar con eso.




CINE ARTE MAGAZINE: Para terminar, creo que un punto fuerte de La isla de las mentiras es que cada espectador verá en ella cosas distintas y puede ver en cada momento cosas diferentes. Puede ser vista como un thriller, una crónica social, una crónica histórica…

PAULA CONS: Es todo eso y, para mí, también es mucho cine negro. Y eso fue algo muy deliberado. Por eso, también hablo, aparte del lado de cine negro, de su lado social y hablo tanto de Los santos inocentes. Y yo quería traer todo eso a lo contemporáneo. Hay muchas cosas que aparecen en La isla de las mentiras que explican lo que somos ahora. Yo soy muy partidaria de esa corriente actual del cine negro que defiende que este género salga de la esfera urbana. Porque, al fin y al cabo, ¿qué es el cine negro? Al final de la película, la sociedad y el poder ganan y acalla al individuo. Eso es cine negro. Eso sí que lo tenía muy presente. Lo intenté hasta en la planificación. Fue algo que intenté pero no me salió que fue jugar con las luces y las sombras. En una película anterior, en la que trabajé de guionista, tuve que ir a Berlín y visité el Museo del Cine Alemán y allí está muy presente el cine negro. Esa visita me dejó para allá la cabeza. Y ahí fue cuando empezó a germinar todo.



 

Si Paula Cons ha hablado de la generosidad de su reparto, nosotros no podemos menos que agradecer la generosidad que ella ha tenido con nosotros explicándonos tantos detalles de La isla de las mentiras. Hoy, por fin, el público del Festival de San Sebastián tendrá la oportunidad de poder disfrutarla en pantalla grande.



 

 

 


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