ATLÁNTIDA FILM FEST 2020 (2)

 

Hoy, seguimos con la cobertura del Atlántida Film Fest 2020 y continuamos comentando los que consideramos mejores títulos del certamen.

- Sección MEMORIA HISTÓRICA

Moffie (2019) de Oliver Hermanus


CALIFICACIÓN:  

Moffie, una coproducción entre Sudáfrica y Reino Unido, nos traslada a los tiempos del apartheid y a la situación del ejército sudafricano en unos años en los que, además de sostener un régimen racista, el país mantenía enfrentamientos armados con Angola.  La situación es contemplada desde la perspectiva de un recluta, anglófono pero adoptado por su padrastro afrikáner, que, mientras realiza el servicio militar obligatorio, se ve obligado a replantear su punto de vista sobre el entorno en el que vive y sobre su propia identidad. La situación del protagonista, con un pie puesto en cada una de las dos comunidades blancas existentes en Sudáfrica, se convierte en la condición metafórica de la confusión inicial del protagonista quien tendrá que acabar afrontando quién es verdaderamente además de asumir una posición crítica frente a la realidad circundante. Moffie logra retratar con implacable precisión los mecanismos de adoctrinamiento y represión ejercidos sobre los reclutas mientras realizan su adiestramiento, convirtiéndose en una hábil combinación entre La chaqueta metálica (19879 de Stanley Kubrick y Brokeback Mountain (2005) de Ang Lee pero sabiendo crear una obra audiovisual con personalidad propia cuyo plano final en un playa solitaria puede remitir al de una obra literaria fundacional como El rojo emblema del valor de Stephen Crane, es decir, al desenlace de un proceso de penitencia y purificación que conduce, tras el dolor y la zozobra, a una nueva visión del mundo y al encuentro sereno y pacífico con uno mismo.

TRÁILER DE MOFFIE



The Exception de Jesper W. Nielsen


CALIFICACIÓN:  

Este film danés adopta el insólito formato de thriller laboral al narrar la tensión creciente entre las cuatro trabajadoras del, para más inri, Centro de Documentación del Genocidio Nazi, un lugar en el que, en teoría, deben reinar unos parámetros éticos exigentes pero que se convierte en el foco de un grave enfrentamiento a raíz de las sospechas de que cuatro correos electrónicos amenazadores contra las trabajadoras de la institución han sido enviados por una de ellas. La trama se desarrolla con la suficiente habilidad como para que, conforme avanza el metraje, tengamos motivos para pensar que cualquiera de ellas pueda ser la culpable del envío de los emails y para que, simultáneamente, se realice un ácido retrato de la realidad laboral y social contemporánea en la que, por debajo de unas aparentes buenas intenciones y un superficial clima amistoso, reina una brutal competitividad. Película excelentemente narrada e interpretada por sus tres actrices protagonistas, The Exception funciona a la perfección tanto como mecanismo de intriga como reflejo de la honda hipocresía que domina en los tiempos actuales.

Oh, les filles! de François Armanet

CALIFICACIÓN:  

Más que a los estrictamente cinéfilos, este documental encandilará a los amantes de la música francesa al realizar un bonito y extenso recorrido por los perfiles y trayectorias de las principales figuras femeninas del pop y del rock en el país vecino. Charlotte Gainsbourg, Vanessa Paradis, Lou Doillon, Imany, Camélia Jordana, Jeanne Added y Jehnny Beth pasan ante nuestros ojos revisando sus carreras y dando su opinión sobre su música y sobre su carrera profesional. Sin embargo, para mi gusto, las intervenciones que más impactan son las de Françoise Hardy, Brigitte Fontaine y Elli Medeiros, tres artistas con tres perfiles radicalmente diferentes (la primera, representando el pop suave y melódico de principios de los 60; la segunda, el rock y la fusión contestatarios y contraculturales de finales de los 60 y principios de los 70; la tercera, la New Wave y el punk de finales de los 70 y principios de los 80) que son, en cierto modo, los pilares sobre los que se ha levantado la música pop y rock de los años siguientes. Ágil, brillante y didáctico, Oh les filles! es un documental que, como muchos documentales musicales de los últimos años, sirve para rescatar a muchos artistas y a muchas tendencias que, olvidadas en el acelerado ritmo actual de lanzamientos y de aparición de nuevos grupos e intérpretes, merecen ser recuperados y puestos adecuadamente en contexto y valor.

- Sección GENERACIÓN

Play de Anthony Marciano

CALIFICACIÓN:  

En los últimos tiempos, ha habido muchos films y obras audiovisuales construidos con la técnica del found footage (esto es, grabaciones perdidas que son halladas y cuyas imágenes son reutilizadas, a veces con un sentido radicalmente diferente al que tuvo originalmente). Rizando el rizo, se puede realizar una película simulando que se trata de found footage aunque, en realidad, se trata de un producto rodado con perfecta planificación y con actores profesionales delante de la cámara. Eso fue lo que hicieron Daniel Myrick y Eduardo Sánchez en El proyecto de la bruja de Blair (1999), solo que en Play de Anthony Mariano, en vez de optar por el terror, lo hace por la comedia generacional, al estilo de Boyhood (2014) de Richard Linklater, con unas gotas de comedia romántica que, en cierto modo, acaba banalizando el conjunto. No obstante, la credibilidad que se consigue en esa sucesión de presuntas grabaciones en VHS de factura doméstica y la fresca naturalidad que logra todo el reparto hace que acabemos guardando un buen recuerdo de Play y que su huella en nuestra memoria acabe siendo tierna y entrañable.

Back Home de Jessica Palud

CALIFICACIÓN:  

Sin que Back Home destaque por la originalidad del tema que aborda (un joven que vuelve a la explotación agraria de su familia tras enterarse de que su madre ha enfermado), no es menos cierto que Jessica Palud logra, con unas descomunales sobriedad y concisión expresivas, realizar una película con un ritmo perfectamente medido y a la que no le sobra ni le falta casi de nada, a la vez que actualiza convincentemente muchos de los aspectos y vertientes que afectan al mundo rural francés (así, el auge del Frente Nacional y la deteriorada situación económica que llevó a la revuelta de los gilets jaunes). Película en la que los personajes y sus sentimientos se insinúan más que se muestran abiertamente, hay que mencionar a un colosal Niels Schneider en el papel protagonista y a una Adéle Exarchopoulos a la que, por primera vez, la percibo completamente alejada del papel que realizó en la mítica La vida de Adéle (2013) de Abdellatif Kechiche.

El sitio de Otto de Oriol Puig

CALIFICACIÓN:  
 
Al igual que la anterior, esta película de nuestro país también tiene lugar en un pequeño pueblo, solo que, en esta ocasión, el protagonista es un joven, casi adolescente, un estupendo Iñaki Mur, que tiene que hacer frente a la muerte de su padre y a un cambio de perspectiva vital sobre la realidad que le rodea. Oriol Puig, en su primer largometraje, logra realizar un ejercicio de sutileza y delicadeza colosales en el que toda escena, todo detalle, todo gesto, toda mirada y cada uno de los momentos de la narración son significativos y relevantes. El sitio de Otto está construida sobre la relación del personaje principal con el resto de personajes de la historia (su madre, sus amigos de pandilla, una chica embarazada, un joven que vive en una caravana, los vecinos del pueblo) y representa el momento en el que, en un lugar en el que se divide mentalmente a las personas entre quienes son "gente normal" y quienes son "bichos raros", te das cuenta que perteneces al segundo grupo, descubrimiento que no es ni nunca puede ser ni inicuo ni inocuo.

- Sección DOMESTIK

Pink Wall de Tom Cullen

CALIFICACIÓN:  

El actor Tom Cullen, a quien hemos visto en las series Black Mirror, Downton Abbey y Genius: Picasso y en la película Weekend (2011) de Andrew Haigh, debuta como director con este largometraje en el que somos testigos de seis momentos significativos en la relación de una pareja, mostrados en orden no cronológico,  que retratan las diferentes etapas por las que pasa el sentimiento amoroso y que acaban dejando un inevitable poso agridulce y desencantado. Pudiendo ser considerada una combinación convenientemente actualizada en términos de estilo visual e interpretativo entre Dos en la carretera  (1967) de Stanley Kubrick y Blue Valentine (2010) de Derek Cianfrance, Pink Wall se beneficia de las dos grandes actuaciones de su pareja protagonista, Tatiana Maslany (a quien hemos visto en Destroyer. Una mujer herida –2018– de Karyn Kusama) y Jay Duplass (hermano de Mark Duplass y actor en Noches y fines de semana –2008– de Greta Gerwig y Joe Swanberg,  Enredos y mentiras –2017– de Gillian Robespierre y director y guionista de The Puffy Chair –2005–, Baghead –2008–, Cyrus –2010– y Jeff y los suyos –2011–), quienes dan plena verosimilitud a unos personajes, que, a partir de la ilusión que nace del sentimiento romántico, acaban decepcionados porque el idealismo de su emociones acaba chocando contra los complicados y ariscos perfiles de una realidad nada complaciente.

TRÁILER DE PINK WALL



- Sección CONTROVERSIA

Thalasso de Guillaume Nicloux


CALIFICACIÓN:  

En 2014, El secuestro de Michel Houellebecq de Guillaume Nicloux, con un formato de falso documental, servía para retratar la actitud provocadora y políticamente incorrecta del escritor francés, con abundantes dosis de humor excéntrico que redondeaban un film tan hilarante como desconcertante. Thalasso viene a ser una continuación de esa película (de hecho, el espectador que se enfrente a ella sin haber visto la primera no acabará de entrar del todo en la propuesta) y relata la estancia de Houellebecq en una especie de clínica-balneario para someterse a una serie de curas. Como apuesta fuerte para dar un giro de tuerca en relación al primer film está la incorporación de Gérard Depardieu, con el fin de que la suma de dos químicas tan corrosivas como las del autor destroyer y el actor outsider redoblen la heterodoxia del proyecto. Al contrario de lo que cabía pensar, el resultado final no llega a ser tan provocativo y domina más, por un lado, un peculiar humor del absurdo y, por otro, momentos inesperadamente emotivos y entrañables en las conversaciones entre los dos protagonistas de la historia. Si en El secuestro... se mostraba con toda su intensidad la fe de Houellebecq en un orden distinto al existente, ahora no deja de insinuarse un cierto cansancio que, tal vez, sea un signo de la creencia de que lo viejo se resiste a morir pero lo nuevo no acierta a nacer, por lo que no nos cabe otra opción que vivir en una especie de tierra de nadie en la que la única opción sería reírse de uno mismo y de las circunstancias.

Supernova de Bartosz Kruhlik

CALIFICACIÓN:  

A veces, un hecho minúsculo sirve para retratar todo un momento y toda una sociedad. Algo así como si el Universo pudiera caber en una cáscara de nuez. Esto es lo que intenta hacer esta película polaca, en la que un accidente en una carretera acaba siendo el detonante de una situación límite en la que se acaban reflejando todos los problemas y todas las contradicciones de un país. Era fundamental controlar el progresivo e inexorable crescendo emocional y Bartosz Kruhlik lo consigue en su primer largometraje, sabiendo cuidar tanto el plano narrativo como el interpretativo, con un reparto coral que, jugando siempre en el filo del precipicio, logra mantener en todo momento la verosimilitud de los personajes y de las situaciones. Siupernova, como broche final, llega a un clímax que, casi inmediatamente, deja de ser un clímax, para llevarnos a la reflexión sutil de cómo se pueden reconducir mentalidades negativas y actitudes tóxicas, algo que, tratándose de seres humanos, es una posibilidad que resulta tan complicado como, tal vez, inaccesible.

El emperador descalzo de Peter Brosens y Jessica Woodworth

CALIFICACIÓN:  

Esta coproducción entre Bélgica, Holanda, Croacia y Bulgaria puede ser abordada tanto como sátira como ejercicio de política-ficción. Siendo inapelable lo primero, hay que matizar lo segundo ya que la posibilidad de la división de Bélgica y de que un golpe de timón provoque el final de la Unión Europea tal como la conocemos y su sustitución por un ente dirigido con un enfoque autoritario siendo altamente improbables no se puede considerar de ningún modo como absolutamente imposibles dadas las complejas y enrevesadas circunstancias actuales. Por ello, El emperador descalzo, más que imaginar situaciones absurdas, lo que hace es jugar con diferentes mentalidades que ya están presentes en nuestras sociedades y reírse abiertamente de ellas. Un Peter Van den Begin siempre perplejo como rey depuesto de los belgas, el eternamente inquietante Udo Kier, como maestro de ceremonias de una transición poco disimulada al fascismo y una chispeante Geraldine Chaplin, tan fresca y divertida como es habitual en ella y con sorpresa adicional en el desenlace del film, forman el triángulo perfecto para pasear al espectador por un teatro del absurdo en el que, por desgracia, contemplamos bastantes ecos del presente.

Cómo inventar una guerra de Rudolph Herzog

CALIFICACIÓN:  

Rudolph Herzog es el hijo de Werner Herzog y no sabemos qué pensará su padre de esta película tan corrosiva en la que se pone en cuestión y patas arriba casi toda la galaxia de corrección política en la que se mueven en la actualidad la industria del ocio y los medios de comunicación. Aquí encontramos un cantante pop que quiere organizar un macroconcierto para figurar como presunto pacificador de un conflicto bélico y conseguir, así, el Premio Nobel de la Paz, una relaciones públicas que no vacilará en divulgar imágenes falsas para hacer creer que continúa una guerra que ya ha finalizado, unos noticiarios que se tragan el bulo de forma completamente acrítica y, en definitiva, un ataque a toda regla a lo que pasa por ser buenismo pero que tiene como objetivo lograr abundantes réditos materiales. Con un cierto aire a ¿Qué hiciste en la guerra, papi? (1966) de Blake Edwards y La cortina de humo (1997) de Barry Levinson, Cómo inventar una guerra es una ácida y brutal requisitoria contra la forma en la que se generan las noticias y el modo en que algunos utilizan presuntas campañas humanitarias para llevar a cabo meras campañas de promoción personal.

- Sección IDENTIDAD

X & Y de Anna Odell

CALIFICACIÓN:  

Lo más difícil para un ser humano es enfrentarse a él mismo. Y esto es lo que busca ejemplificar esta extraña película sueca que nos narra cómo un actor y una actriz emprenden un experimento cinematográfico en el que distintos intérpretes personificarán distintos aspectos de la personalidad de cada uno de ellos y se producirá una interacción continua en la que los dos protagonistas se estarán enfrentando, en realidad, a ellos mismos. Película que se mueve continuamente en el filo del alambre, X & Y, que se aproxima en algunos momentos a aspectos del cine de David Lynch o Lars von Trier, acaba resultando una buena muestra de cómo escondemos nuestros fantasmas para no tener que luchar contra todo aquello que albergamos en nuestro interior.




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