GREYHOUND DE AARON SCHNEIDER. AIRES FORDIANOS CON FACTURA VISUAL MODERNA


Hoy, comentamos la película Greyhound, dirigida por Aaron Schneider y protagonizada por Tom Hanks, la cual está disponible en Apple TV.



TÍTULO: Greyhound. TÍTULO ORIGINAL: Greyhound. AÑO: 2018. NACIONALIDAD: Estados Unidos-Canadá-China. DIRECCIÓN: Aaron Schneider. GUION: Tom Hanks, adaptando una novela de C. S. Forester. MONTAJE: Mark Czyzewski y Sidney Wolinsky. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Shelly Johnson. MÚSICA ORIGINAL: Blake Neely. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Tom Hanks, Elisabeth Shue, Stephen Graham, Matt Helm, Craig Tate, Rob Morgan, Travis Quentin, Jeff Burkes, Matthew Zuk, Joseph Poliquin, Casey Bond, Josh Wiggins, Michael Benz, Grayson Russell, Ian James Corlett, Maximilian Osinski, Dominic Keating, Dave Davis, Tom Brittney, Parker Wierling, Ian Pala, Will Pullen, Manuel García-Rulfo, Karl Glusman, Travis Przybylski, Cade Burk. DURACIÓN: 91 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL: https://www.greyhound.movie/.

CALIFICACIÓN: 

Debido a la pandemia que estamos sufriendo y sus consecuencias, muchas de las películas cuyos estrenos estaban previstos en pantalla grande han tenido que acabar siendo estrenadas online en alguna de las plataformas actualmente existentes. Ello, que siempre supone una pérdida de potencial visual para cualquier film, es aún más perjudicial para la justa percepción de un título como Greyhound, una película bélica que se desarrolla en el mar y cuyas espectaculares escenas de batalla en las que participan barcos, aviones y submarinos van a quedar circunscritas a los estrictos límites que marcan las dimensiones de un ordenador o una tablet. A pesar de ello, la fuerza de esta historia, escrita y protagonizada por Tom Hanks, nos consigue llegar con todo su vigor gracias a una serie de factores que convierten a Greyhound en una rara avis dentro del panorama cinematográfico actual. El primero de los factores a mencionar es su indudable tono épico. Esta película queda lejos del tono oscuro y pesimista con que el cine bélico se ha manejado desde los tiempos de Senderos de gloria (1957) de Stanley Kubrick, El puente (1959) de Bernhard Wicki y, sobre todo, de Catch-22 (1970) de Mike Nichols y que continuó con posterioridad en El regreso (1978) de Hal Ashby, El cazador (1978) de Michael Cimino, Apocalypse Now (1979) de Francis Ford Coppola, Platoon (1986) de Oliver Stone, La chaqueta metálica (1987) de Stanley Kubrick o el díptico formado por Banderas de nuestros padres (2006) y Cartas desde Iwo Jima (2006) de Clint Eastwood (se podría decir que Salvar al soldado Ryan – 1998 – de Steven Spielberg o Malditos bastardos – 2009 – de Quentin Tarantino sí poseían un cierto tono épico, aunque, sin negarlo, no es menos cierto que ambas poseen elementos turbios de gran poderío que no se pueden dejar de lado tan fácilmente). De forma diametralmente opuesta, Greyhound nos habla sin complejos y con plena convicción de unos héroes, liderados por el personaje interpretado por Tom Hanks, que arriesgan su vida por una buena causa, la lucha contra el nazismo, y la película no duda en presentárnoslos como modelos de conducta a seguir y cultivar.




Pero, y aquí entramos en el segundo factor a destacar, esos héroes no nos son presentados en una versión de cartón piedra que los convirtiese en esquemas perfectos difícilmente verosímiles. El director del film, Aaron Schneider, apuesta por impregnar a la historia de un nada disimulado aire fordiano con el fin de dotar de humanismo a unos caracteres que, de otro modo, serían puros arquetipos sin alma propia. Aun cuando Greyhound apuesta por una factura visual típicamente moderna en la que las imágenes tratadas vía ordenador copan todo el protagonismo, hay un trasfondo que es un homenaje implícito a buena parte del cine de John Ford. Hay soldados que se pelean, como pudiera ocurrir en Fort Apache (1948) o La legión invencible (1949), se hace gala del estricto sometimiento a las normas y procedimientos militares del mismo modo que ocurría en El sargento negro (1960), hay un amor distante e idealizado (el que siente Tom Hanks por Elisabeth Shue) que nos recuerda al de Henry Fonda por Pauline Moore en El joven Lincoln (1939) o por Cathy Downs en Pasión de los fuertes (1946) o al de John Wayne por Dorothy Jordan en Centauros del desierto (1956) y, sobre todo, hay en el protagonista (en virtud de sus sentimientos religiosos) un choque entre su profundo y arraigado sentido del deber y su conciencia sobre las consecuencias de las acciones bélicas en términos de vidas humanas que son eco de las preocupaciones del John Wayne de La legión invencible (1949) o del Richard Widmark de El gran combate (1964). Posiblemente, Greyhound, debido a una factura visual que se aleja de la calidez fordiana, no acabe de lograrlo del todo pero sí que se aproxima, en su recreación de la compleja travesía por el “Black Pit” (esa zona del Atlántico en la que los barcos mercantes, cargados de mercancías para el bando aliado durante la II Guerra Mundial, y los barcos de guerra que actuaban como escoltas carecían de cobertura aérea), a dos excelentes títulos marineros del gran maestro como son Hombres intrépidos (1940) o Escrito bajo el sol (1957). Con ello, estoy diciendo que Greyhound me ha gustado más que alguna otra película, me refiero a 1917 de Sam Mendes, que solo es capaz de rellenar su virtuosismo técnico con un sentimentalismo facilón, mientras que el film protagonizado por Tom Hanks logra levantarse a partir de unos personajes bien construidos, mejor interpretados y que resultan plenamente convincente en sus acciones, sus creencias, sus dudas y sus temores. Greyhound logra, de este modo, realizar un retrato preciso y lúcido del heroísmo y de todas sus caras contradictorias a la vez que nos engancha con una trama trepidante y adrenalítica que logra dejar sin aliento al espectador hasta el último minuto.

TRÁILER DE LA PELÍCULA:


IMÁGENES DE LA PELÍCULA:



























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