TÍTULO: La verdad. TÍTULO ORIGINAL: La vérité. AÑO: 2019. NACIONALIDAD:
Francia-Japón. DIRECCIÓN, GUION Y MONTAJE: Hirokazu Kore-eda. DIRECCIÓN DE
FOTOGRAFÍA: Eric Gautier. MÚSICA ORIGINAL: Alexei Aigui. INTÉRPRETES
PRINCIPALES: Catherine Denueve, Juliette Binoche, Ethan Hawke, Clémentine
Grenier, Manon Clavel, Alain Libolt, Christian Crahay, Roger Van Hool,
Ludivine Sagnier, Laurent Capelluto, Jackie Berroyer, Sébastien Chassagne,
Maya Sansa. DURACIÓN: 106
minutos. PÁGINA WEB OFICIAL: https://www.golem.es/distribucion/peliculas/la-verdad/.
El director japonés Hirokazu
Kore-eda ha hecho girar su cine en torno al tema de la familia, del núcleo
familiar si queremos concretar, y así lo hemos visto en Nadie sabe (2004), De tal
padre, tal hijo (2013), Nuestra
hermana pequeña (2015), Después de la
tormenta (2016) y en Un asunto de familia
(2018),
sutiles reflexiones paradójicamente rebosantes de contundencia en las que la
estabilidad y las ideas preconcebidas se veían rotas por giros sorprendentes en
las vidas y en las biografías, por quiebros del destino que ponían en cuestión los
fundamentos en los que las existencias de los personajes se habían basado, por
replanteamientos vitales que obligaban a considerar que la trayectoria seguida
debía ser corregida y rectificada. Ahora que Hirokazu Kore-eda ha realizado su
primera película en Francia, la tradicional sutilidad nipona se ha unido a la habitual
sutilidad del cine galo para crear un film que, encontrándose dentro de las
claves permanentes del cineasta, se mueve en un territorio siempre indefinido
que ubica al espectador en el mismo punto de vista y en la misma posición en
los que los personajes están instalados, obligando a preguntarse
sistemáticamente hasta el desenlace del film cuál es la verdad y cuál es la
mentira.
Catherine Deneuve es una veterana
actriz de cine que acaba de publicar sus memorias y está inmersa en el
complicado rodaje de una nueva película. En ese momento, recibe la visita de su
hija (Juliette Binoche), su yerno (Ethan Hawke) y su nieta pequeña y toda una
serie de hechos del pasado son removidos, empiezan a aflorar y generan recelos
y tensiones. Al mismo tiempo, los choques del personaje de Catherine Deneuve
con su entorno van haciendo avanzar la trama de manera calmada y sinuosa, de un
modo en que, en vez de aclarar nuestras dudas, no hace más que consolidarlas y
llevarnos a conclusiones en parte incómodas, en parte serenamente realistas.
Hirokazu Kore-eda parece
querernos decir que vivir supone coexistir continuamente con pequeñas mentiras
o con, digamos, versiones problemáticas de la realidad que son las que nos
permiten continuar hacia delante y no hundirnos en un maremágnum invencible de
culpas y remordimientos. Y, tal vez, ello es posible porque la realidad no se
mueve continuamente en parámetros de color blanco o negro sino que en ella
abundan las zonas grises y borrosas. Frente a, por ejemplo, el director iraní
Ashgar Farhadi que, en Nader y Simin, una
separación (2011), El pasado (2013) y Todos lo saben (2018),
la aclaración de qué es verdad y qué no lo es está asociada a conflictos
morales de gran envergadura, en el caso del cine de Kore-eda todo se presenta
de forma menos dramática y existe una mirada mucho más compasiva hacia las
debilidades humanas y los errores que cometemos en un camino precario e
incierto.
Cuando creemos que las tensiones
entre los personajes de Catherine Deneuve y Juliette Binoche van a estallar en
cualquier momento, cuando tenemos la impresión de que se van a enrocar en sus
propios caracteres y puntos de vista, nos sorprendemos con que, poco a poco, el
conflicto se va pacificando y todos van aceptando las fragilidades propias y ajenas
hasta construir una convivencia que no es perfecta pero en la que la
posibilidad real de avanzar sin heridas y sin infligir daños a las personas que
te rodean logra abrirse paso como un pequeño y prodigioso milagro que, eso sí,
exigirá de mucha humildad y tolerancia.
TRÁILER DE LA PELÍCULA:
IMÁGENES DE LA PELÍCULA:
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