RETRATO DE UNA MUJER EN LLAMAS DE CÉLINE SCIAMMA. PARÉNTESIS DE REBELDÍA


TÍTULO: Retrato de una mujer en llamas. TÍTULO ORIGINAL: Portrait de la jeune fille en feu. AÑO: 2019. NACIONALIDAD: Francia. DIRECCIÓN Y GUION: Céline Sciamma. MONTAJE: Julien Lacheray. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Claire Mathon. MÚSICA ORIGINAL: Jean-Baptiste de Laubier y Arthur Simonini. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Noémie Merlant, Adèle Haenel, Luàna Bajrami, Valeria Golino. DURACIÓN: 119 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL: https://karmafilms.es/catalogo/retrato-de-una-mujer-en-llamas/.

CALIFICACIÓN: 

Hasta esta película, la directora francesa Céline Sciamma, con los films Naissance des pieuvres (2007), Tomboy (2011) y La banda de las chicas (2014), había situado sus largometrajes en escenarios radicalmente contemporáneos (igual había ocurrido en su faceta como guionista, que incluye títulos como Cuando tienes 17 años – 2016– de André Techiné, La vida de Calabacín – 2016– de Claude Barras o Con el viento – 2018– de Bettina Oberli) . Sin embargo, con Retrato de una mujer en llamas, la cineasta gala nos lleva al siglo XVIII, a un mundo muy alejado del nuestro, con otros usos, con otras costumbres, con otras mentalidades, pero en el que, sin embargo, sí podemos encontrar ciertas similitudes. Esta exploración distanciada, y hasta con un punto de analítica, de esa realidad distante determina la mirada sobre la que se asienta Retrato de una mujer en llamas que, como el objeto retratado, es fría en su apariencia aunque guarda un fuego secreto en su interior.

Marianne (personaje interpretado por Noémie Merlant) es pintora y acude a una pequeña isla de la Bretaña para realizar un retrato de boda a la familia aristocrática del lugar, concretamente a Héloïse, única hija casadera que ha salido del convento donde estaba tras el suicidio de su hermana. Un retrato de boda era un cuadro que recogía la imagen de una chica y que se enviaba a un joven para que este decidiera si aceptaba comprometerse con ella para casarse o no. El padre de Marianne había realizado, muchos años antes, el retrato de boda de la madre de Marianne (interpretada por la actriz italiana Valeria Golino) y, ahora, será su hija quien realice el mismo cometido para la siguiente generación familiar. A lo largo de los días que permanecerá en la isla, surgirán unas relaciones personales con Héloïse y con la criada de la casa (Luàna Bajrami) que Marianne no podía esperar que surgieran en el momento de la llegada a su isla.




Si, en el primer tramo de la película, se detecta cierto paralelismo visual con los films de corte histórico de Éric Rohmer (La marquesa de O – 1976–, La inglesa y el duque – 2001–) o con El piano (1993) de Jane Campion y, en el tramo final, con La edad de la inocencia (1993) de Martin Scorsese, es en su tramo intermedio donde la película consigue, a la vez, su mayor grado de brillantez, intensidad y originalidad. Porque es en dicho tramo donde se destilan con pulso firme los principales temas que el film aborda: el rol que cada persona juega en el mantenimiento de un sistema social; la adaptación que los individuos acaban gestionando en relación a los aspectos más represivos de ese sistema; la búsqueda que llevamos a cabo de los resquicios y las vías de escape para lograr escapar, aunque sea de modo parcial y efímero, de la mano ubicua de un orden represor; y, finalmente, la aceptación del sistema aunque ello nos lleve a no ser felices. En dicho tramo intermedio, es cuando no está presente el personaje que encarna la salvaguarda y mantenimiento del statu quo, el personaje de la madre, y, en su ausencia, es cuando afloran tanto las grietas, fricciones y contradicciones del orden establecido como las posibilidades y alternativas que la ausencia de libertad impide que lleguen a formar parte del día a día cotidiano. En la época en que transcurre la película, al igual que ocurre ahora, a pesar del ansia de cambio, siempre hay factores que frenan la misma.

Con unos excelentes trabajos de las cuatro actrices protagonistas y una caligrafía concisa, precisa y elegante de Céline Sciamma, Retrato de una mujer en llamas, aunque peca de un punto de frialdad que obstaculiza la implicación del espectador en la trama, logra su trazo emocional más brillante en el paralelismo que establece entre la progresiva confección del retrato y el proceso por el que el personaje de Adèle Haenel va saliendo de su mutismo y encierro comunicativo para mostrar su verdadera personalidad, siendo ello la plasmación en imágenes de ese “quiero sacar / de ti tu mejor tú” que escribiera Pedro Salinas en La voz a ti debida.


TRÁILER DE LA PELÍCULA:


IMÁGENES DE LA PELÍCULA:


















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