HECHOS PROBADOS DE ALEJO MORENO. ENTREVISTA A SU DIRECTOR

 


El pasado 25 de octubre de 2021, en la 66ª edición de la Seminci de Valladolid, en la Sección DOC España, se proyectó el documental de Alejo Moreno Hechos probados. Tras realizar en 2018 el film de ficción Diana, sobre el que ya en Cine Arte Magazine escribimos su reseña y un amplio artículo, en su nuevo largometraje el director trata un tema que es uno de los grandes tabúes de la vida pública española: la forma y los procedimientos con los que actúa la Agencia Tributaria y las serias dudas jurídicas que existen sobre su respeto a la legalidad. Como eje que sirve para articular el relato, se encuentra la investigación sobre el caso de Agapito García Sánchez, la persona física que figura con una mayor deuda tributaria en la mal llamada por el Ministerio de Hacienda “lista de defraudadores” (tal como demuestra el documental, se trata, en realidad, de una “lista de presuntos deudores” fijada según los criterios de la propia Hacienda y pendiente, en numerosas ocasiones, de resoluciones judiciales que otorguen validez legal a dicha deuda), exponiendo cómo ha llegado a su actual situación.

 

Hechos probados ha sido estrenado en su propia web el pasado 19 de noviembre, acompañado  de toda una serie de extras, en los que el film se puede ver también en formato serie y en los que también se incluye un conjunto de entrevistas que no han formado parte del metraje final del film pero que son de enorme interés al profundizar en determinados puntos del mismo y añadir detalles adicionales tan interesantes como los que son expuestos en la película. En el siguiente enlace, pueden acceder a la web del documental:

https://documentalhechosprobados.com/

Hemos tenido la oportunidad de entrevistar a Alejo Moreno y hemos hablado con él sobre los aspectos más importantes de su película y hemos ahondado en el trasfondo de su argumento.

 


 

CINE ARTE MAGAZINE: Hola, Alejo. Tus dos últimas películas, el largometraje de ficción Diana y el documental Hechos probados, del que hoy vamos a hablar, están unidas porque tratan temas que sí se abordan en ocasiones pero siempre desde un discurso que excluye por sistema cualquier visión alternativa. Diana giraba en torno al tema de la prostitución de lujo y Hechos probados lo hace sobre el cumplimiento de las normas fiscales y la actuación de la Agencia Tributaria y sus enfoques suponen el contemplar ambos asuntos desde un punto de vista muy diferente al convencionalmente aceptado. Adicionalmente, cabe decir que, por una vertiente de Diana (que no podemos desvelar si no queremos destripar la película para los espectadores que aún no la hayan visto –se puede disfrutar en Filmin–) ambos films están enlazados porque intentan mostrar el lado oculto del poder económico en Madrid. El hecho de abordar temas espinosos en tus películas, ¿a qué se debe?¿Casualidad?¿Convicción?¿Personalidad?

ALEJO MORENO: Es una buena pregunta que no me había planteado. Yo creo que se debe a mi personalidad, a mi forma, en general, de ver el mundo. Entonces, es normal que me vea de un embrollo en otro, casi sin pretenderlo. No es que vaya buscando estos temas pero, de pronto, me topo con ellos y me atraen. Quizás, otros se topen con ellos y los descarten de inmediato. Pero, en mi caso, no. Porque, efectivamente, ambas películas ofrecen la posibilidad de ver las cosas desde otra perspectiva. Yo tiendo a hacer mucho eso de manera natural. Ante lo que tengo delante, siempre trato de darle la vuelta y ver qué otra óptica pueda tener y no acudir inmediatamente al discurso formado o al discurso instalado que ya está “comprado” y que es el que se distribuye. De otras maneras, aunque la pregunta es estupenda, yo creo que hay dos cosas que sí te rebatiría y la primera es sobre si de la Agencia Tributaria se ha hablado mucho. Es verdad que sobre la Agencia Tributaria se ha hablado mucho en los medios pero nunca jamás desde la trama que yo denuncio en la película. Porque la Agencia es un tabú, un tabú aún mayor que el de la prostitución. Sobre Diana, yo no diría, efectivamente, que su tema fuera el de la prostitución pero lo que sucedió es que el mismo acabó apoderándose del discurso porque era lo que más llamaba la atención y, entonces, todo el mundo preguntaba por eso pero, en el fondo, la voluntad de la película era otra. Pero yo entiendo que fue, tal vez, error mío en el sentido de que era un tema tan llamativo que, al final, se imponía sobre todos los demás. Pero, como tú bien has visto, sí que había unos temas soterrados que eran, realmente, el tema de la película, que es la lucha contra el poder. Y eso es lo que tienen en común ambas películas: que son, al final, personajes protagonistas que se enfrentan al poder y que, además, tienen una imagen que está completamente devastada por la sociedad. El caso de Agapito es evidente porque la película, incluso, empieza así, con la voz de su propio abogado diciendo que él tenía una imagen nefasta de su defendido hasta que llegó a conocerlo de verdad. Y en el caso de Diana también ocurría que la mayor humillación que ella sufría era cuando los medios de comunicación transmutaban su imagen y la convierten en una especie de víctima lamentable. Y ahí es cuando ella se sentía agredida. Es, entonces, cuando reacciona ante la sociedad. Por lo tanto, yo creo que en ese punto están emparentadas. Pero, honestamente, no lo he descubierto hasta que no he terminado Hechos probados. Yo no tenía tan claro, en un principio, que estuvieran emparentadas.

 

Fotograma de Diana, anterior película de Alejo Moreno

 

CINE ARTE MAGAZINE: Vamos, entonces, a lo que es el núcleo fundamental de la tesis que defiende Hechos probados, una tesis que es rotunda, clara y contundente: “La actuación de la Agencia Tributaria en relación a los contribuyente vulnera los principios básicos del Estado de Derecho”. Si estoy exagerando o no se corresponde a la realidad, me corriges ahora. Y para llegar a ello, encontramos el lado teórico del asunto, que es la “Declaración de Granada” firmada por toda una serie de catedráticos de Derecho Tributario y especialistas en material fiscal, y el caso práctico, que es el de Agapito García Sánchez. Un caso práctico que no es un caso cualquiera sino que es el de la persona física que aparece con mayor deuda tributaria en la que ha sido denominada “lista de defraudadores” de la Agencia Tributaria pero que, en realidad, es una lista de “presuntos deudores”, pendientes en muchos casos de resoluciones judiciales que validen la legalidad o no de la deuda. El documental desmenuza el caso y muestra todas las contradicciones que existen en el mismo.

ALEJO MORENO: Efectivamente, la tesis del documental es la que has dicho. Lo que sí podría matizar es que el documental no es un ataque frontal contra la Agencia Tributaria como brazo escabroso de la Administración sino una reflexión sobre por qué la Agencia se comporta así. La Agencia Tributario no deja de ser un brazo administrativo del poder ejecutivo. Entonces, lo que hay que preguntarse es: ¿por qué la Agencia ha llegado a ese nivel? Porque no ha sido siempre así. Y eso es lo que trata de desvelar el documental, los mecanismos de los que el poder ejecutivo está dotado para poder, efectivamente, saltarse sus propias normas, saltarse el Estado de Derecho, y, por tanto, desautorizarse a sí mismo de cara a los ciudadanos. Porque, ¡ojo!, cuando la Administración se acerca al ciudadano para solicitar tributos tiene que hacerlo cargado de razón, cargado de Derecho, ya que, de lo contrario, nos está legitimando a los ciudadanos para no respetar las normas. Y esto es muy importante. Porque, entonces, se acabó lo que se daba. Si yo me siento autorizado a no pagar impuestos o a intentar eludirlos como me sea posible porque tú estás utilizando herramientas que se van de madre y se saltan todas las claves, empezamos a tener un debate de ciudadanos agredidos que se intentan revolver de la manera que sea. Y esto merece una reflexión poderosa. Yo quería realizar el documental en esos términos. A veces, me preguntan: ¿por qué no salen nombres propios de gente de la Agencia? Y yo siempre digo que es que no se trata de un problema de fulano o mengano, aunque hay nombres propios de gente que se comporte mal, sino que son unos problemas de todo el sistema que, unidos, dan lugar a que la experiencia de la Justicia sea una experiencia de horror para el ciudadano. Hay un montón de actores que no se comportan como deberían y, entonces, la suma concatenada de todos ellos, en un procedimiento, hacen que el ciudadano se sienta desvalido y fuera de toda garantía frente a un poder omnímodo, que es el Estado. Y, realmente, cuando conoces a gente afectada por estos problemas es cuando te das cuenta de hasta dónde afecta porque el Estado es como una especie de Dios de Nietzsche, no sé cómo decirlo, algo que todos damos por sentado que tiene que existir y que tiene que comportarse acorde a Derecho y, cuando ello no es así, se siente una desazón y un sentimiento de injusticia muy fuerte. Yo lo he visto en mucha gente porque no solo conozco el caso de Agapito, conozco muchos casos más, gente de todos los estratos sociales. Y veo que el denominador común es una sensación en donde reina la arbitrariedad y donde la injusticia es lo que prevalece. Y yo creo que ese sentimiento, que se está generalizando, es caldo de cultivo para lo peor. Este es el que pretendía ser el tema esencial de Hechos probados.


Alejo Moreno, director de Hechos probados

 

CINE ARTE MAGAZINE: ¿Cuál fue el momento en que viste que se podía hacer un documental?¿Cuando conociste la “Declaración de Granada”?¿Cuando contactaste con Agapito García?¿Fueron dos hechos autónomos?¿Cómo fue el proceso?

ALEJO MORENO: Todo fue casi correlativo. De estas cosas que se producen de forma fortuita. En el caso de Agapito, lo que me llamó la atención fue mi interés por personajes vilipendiados y ver si tienen otros puntos de vista. Porque, a mí, el tipo no me pareció un salvaje o alguien peligroso. Me pareció alguien afable, educado, con un discurso en el que con él se podía hablar de todo, con una trayectoria muy interesante. No me pareció alguien desechable. Eso fue lo que me llamó la atención. Pero, sin duda, la Declaración de Granada, el darme cuenta de lo que en ella había entre líneas, y, específicamente, conocer a Matías Cortés antes de que me concediera la entrevista (le vi en su despacho tres o cuatro veces en encuentros de hora-hora y media), fueron elementos decisivos. Matías Cortés detectó que yo había entendido lo que quería decir la Declaración, más allá del ataque a Hacienda. Él estaba muy preocupado con el estado del Derecho en España, del ejercicio del Derecho y de los efectos que ello tiene. Él me decía que el Derecho es imprescindible y que él nunca veía que hubiera ningún debate público sobre ello en nuestro país. Si tiene calidad o no, si hay seguridad jurídica o no… Todos los problemas que aparecen en los debates públicos, todos los problemas que expresan los ciudadanos en las encuestas, tienen que ver con algo jurídico, con el Derecho. Entonces, es llamativo que no aparezca en los debates algo que está implicado en todo, ¿no? Y esto fue lo que me hizo pensar que había un tema que iba más allá de si este señor era culpable o inocente. Eso tiene una relevancia relativa para mí dentro del documental. 


 

Agapito García Sánchez es la figura protagonista del documental

 

CINE ARTE MAGAZINE: En cierto modo, las palabras de Matías Cortés constituyen la columna vertebral un poco secreta del documental. Él es el primero de los entrevistados que expone cómo la falta de respeto hacia ciertos principios por parte de la Administración deja al ciudadano en una completa indefensión. Y, por otra parte, en un momento posterior, afirma que la Agencia Tributaria está fracasando en su lucha contra los defraudadores. Es decir, nos encontramos que, por un lado, el ciudadano está indefenso en una lucha que, para más inri, no está dando los resultados que pretende y, por otro, y como consecuencia de lo anterior, que parecería que ciertos casos salen a la luz pública para ocultar que esa lucha contra el fraude está fracasando.

ALEJO MORENO: Es que parece que el Estado va donde puede y no donde debe. Se centra en quien le proporciona datos. ¿Y qué es lo que hace? Retorcer esos datos y, muchas veces, malversarlos para ver cómo sacar más y más. ¿Por qué? Porque ahí es donde puede ir. Pero todo lo demás se le escapa por las rendijas. Y hay que hacer una reflexión que es muy escabrosa y que pone a la defensiva a mucha gente: no puede ser ideológico que no se pueda decir que el control del gasto público es imprescindible. Porque, si no, usted no para de necesitar dinero para la maquinaria. Y, claro, como no producimos petróleo, hay que sacarlo de donde sea. Y como, además, no somos el país más productivo del mundo, pues, claro, usted tiene que hacer salvajadas para poder obtener dinero. Y eso es algo que también atañe al ciudadano. El ciudadano tiene algo que ver con lo poco que exige del control del gasto público. Cuando hablo de control del gasto público, a veces me han dicho que se puede interpretar como que tengo un discurso de derechas. Yo siempre respondo que Julio Anguita era un pesado con el control del gasto público. Hasta donde yo sé, cuando era alcalde de Córdoba, no se gastaba un euro de más. De hecho, la crítica era esa, que nunca se endeudaba, que nunca se construían determinadas instalaciones que la gente creía necesarias. Y él decía que endeudarse con quién y qué significa endeudarse. Yo creo que este debate la izquierda lo ha perdido por completo. Ya no le interesa, ya solo le interesa que siga funcionando la maquinaria. Pero a costa de qué. Hay una frase del jurista Navarro Sanchís que es muy ilustrativa: cuidado con que no cambiemos el Estado del Bienestar por el bienestar del Estado, que, al final, todo se traduzca en sostener esta especie de leviatán que no para de chupar cuya existencia se ha pervertido porque ya no corresponde a ofrecer a los ciudadanos una calidad de vida sino que no para de extraer cada vez más a los ciudadanos y ofrecer servicios cada vez más depauperados. Hay entrevistas que no han llegado a entrar en el documental en la que los expertos me decían que si yo creía que, cuando en el debate político se aprueban unos presupuestos a cambio por ejemplo de una línea ferroviaria, si eso estaba contemplado por la ley: eso no está contemplado por la ley y se está haciendo con gasto público. En el debate parlamentario, no se puede hacer eso. Eso no debería funcionar así. Sin embargo, lo hacen. Entonces, el ciudadano tiene algo que ver en esa especie de relajación y de dar por hecho que las cosas funcionan así. Porque las cosas no funcionan así ya que ni en la ley está contemplado que eso funcione de esa manera. Y algo tenemos que ver con ello. Y eso sí que resulta más desagradable: porque no es acusar a los responsables públicos sino mirarse en el espejo. La gente piensa que, mientras Hacienda no llame a su puerta, ese no es su fregado. Pero puede llegar el día en que sí llame. No hace falta que seas Agapito para que llamen a tu puerta.

 


 Las palabras del abogado Matías Cortés vienen a ser el hilo conductor de las ideas que expone el film

 

CINE ARTE MAGAZINE: Es el momento de hablar del protagonista del documental, Agapito García Sánchez. Para quien no haya visto la película, yo le diría que me ha recordado el argumento de la película Acción civil (1998) de Steven Zailian, en la que John Travolta interpreta a un abogado que está llevando una demanda contra una compañía que realiza vertidos tóxicos y que, en vez de apañar un acuerdo, decide llevar el asunto hasta el final para que se haga justicia, con las consecuencias que en el film vemos. Y también me ha recordado otro caso real, el del médico argentino René Favaloro, quien, habiendo podido llevar una vida acomodada en Estados Unidos como cardiólogo de prestigio, decide crear un centro médico en su país pero la corrupción existente le lleva a la ruina, primero, y al suicidio, después.

ALEJO MORENO: Curiosamente, el otro día justo me dijeron que las dos agencias más lesivas del mundo eran la argentina y la española. No me choca. Incluso yo, con tanto tiempo de investigación, empecé mirando la realidad de una forma y, ahora, tengo una opinión diferente. Yo no tenía un guion cerrado para el documental y he ido variando mi punto de vista. Y una de las cosas que he llegado a la conclusión es que España tiene bastante suerte de vivir en un buen barrio, que es Europa. Si España estuviera en otro barrio sería Argentina. Tenemos los mismos problemas. Lo único que nos salva es Europa, que no se puede permitir que un país tan grande como España se caiga. Por eso, Pedro Sánchez va a Europa con esa chulería porque sabe que, al final, van a tener que llegar a un acuerdo con nosotros. Es algo similar a lo que hace Marruecos. A mí me da un poco la sensación de que es lo mismo. Hasta que se cansen, hasta que ya vean que el negocio no cuadra. Pero tenemos suerte porque eso hace un poco de contención. A veces, te preguntas cómo no estamos peor porque esto ha llegado a unos límites tremendos y yo creo que se debe a eso: a esa contención que supone Europa, que pone límites porque no somos Grecia. Si fuéramos Grecia, nos dejaría caer. A Grecia, se le podía dejar caer porque era un país pequeño y con la excusa de la tradición cultural que tienen…

CINE ARTE MAGAZINE: A Grecia se le ha dejado caer y no se le ha ayudado a levantarse… Con España, no se lo pueden permitir porque, si caemos, posiblemente nos llevamos por delante al euro.

ALEJO MORENO: Es que España es una de las economías más importantes de la Unión Europea. Muchos millones de personas viven aquí. Lo pienso igual que tú. Es una potra que tenemos los ciudadanos. Ahí, sí de verdad que nos compensa, de momento, estar dentro de la Unión.

CINE ARTE MAGAZINE: Pues nos encontramos con Agapito García Sánchez cuyo argumento es decir: “Si yo llevo razón, ¿por qué tengo que llegar a un apaño con Hacienda?¿Por qué tengo que aceptar lo que me proponen sin que prevalezca la verdad?”. Y eso conecta con lo que has comentado antes sobre el sistema porque el drama de Agapito lo que muestra es por qué un sistema no cambia: porque, si quien intenta cambiarlo, se ve abocado a esa situación (una situación tan absurda como para que haya una sentencia por vía penal en la que se afirma que no hubo simulación en sus actuaciones y otra en la vía contencioso-administrativa en la que se afirma que sí la hubo), lo normal es que nadie quiera meterse en este tipo de batallas y lo que hace todo el mundo es adaptarse a lo que ya hay. Y, por tanto, lo que ello consigue es que el sistema siga igual.

ALEJO MORENO: Es que es un drama nacional. Además, te digo una cosa. Alguna vez, en petit comité, lo he dicho y ya empiezo a decirlo en alto: él lleva razón. Para empezar, tiene tres sentencias a su favor. Pero, aunque al final quedara demostrado que no la lleva (hay una sentencia del Tribunal Supremo que yo aún no he encontrado a nadie que la explique, ya que, incluso, le quitan la sanción porque reconocen que no hubo dolo en función de su absolución por vía penal), pero, repito, aunque quedara demostrado que no lleva razón, lo que le pide la Administración en un momento dado sumadas las dos causas son 53 millones de euros para un beneficio de 12 millones de euros. Eso es un disparate tan brutal que, aun se demostrara que la simulación hubiera sido real, no hay por dónde cogerlo. Entonces, tenemos que creer que hay sentencias que pueden ser desproporcionadas. Si nos ponemos así, ¿por qué no colgar a un violador?¿Por qué no pegar un tiro o fusilar a los asesinos? No puede ser. No todo vale. No puede ser, incluso si hubo algún incumplimiento legal, porque ese hombre no va a pagar en toda su puta vida. Esos 53 millones sobre 12 son inasumibles. Usted puede pedirle 12 de 12, 15 de 12, 16 de 12, pero ¿56? Mire, es que yo no sé cómo se hace el dinero. A lo mejor, usted cree que hay una maquinita en los Alpes donde ese señor puede estar fabricando billetes a cascoporro… Entonces, es tan de sí tan desproporcionado bien porque la inspectora que trató el caso fue una salvaje bien porque sabían que el juicio en la vía penal lo iban a perder y no hubo escrúpulo en meter a una persona en 15 años de procedimiento. Y eso también es muy grave.

CINE ARTE MAGAZINE: Porque recordemos que se trata de una transacción realizada en 1989…

ALEJO MORENO: Claro, efectivamente. Porque por la vía penal se discute lo cobrado en 1990 porque la transacción fue realizada en dos plazos. Pero es la misma operación. Ahí está la clave. Es la misma operación. Y si es la misma operación, habrá que emplear el mismo criterio para los dos plazos. Es lo que explica el abogado de Agapito en el documental, es decir, no puede ser que la Administración entienda que en el 1990 hubo delito y en el 1989, no. No puede ser. Pero actúa de ese modo porque ve que se le escapa el “pollo”. Oiga, que, con esa manera de proceder, usted está llamando delincuente a una persona. Si esto se trasladara a la policía y fuera un comportamiento habitual de la policía, estaríamos hablando de estado policial, dictatorial… ¿Por qué no lo hacemos con esto cuando atenta claramente contra la libertad y la seguridad de las personas? Pensemos que esto nos ocurriera a cualquiera de nosotros, ¿cómo viviríamos nosotros estando pendiente sobre nuestras cabezas un delito fiscal? Uno puede pensar que es inocente pero ya sabemos cómo funcionan los jueces, cómo funciona el sistema y, aunque tú sepas o creas que eres inocente, tú tienes inquietud porque uno, una vez que entra en un juzgado, ya se verá qué ocurre y todo depende. Y que esto se lo coma una persona cuando no hay una estructura sólida para afirmar sin ningún tipo de duda que aquí hay delito es un poco fuerte, ¿no? Y, además, ello no tiene consecuencias ni tan siquiera económicas. Si se demuestra al final que no es cierta la acusación, pues que el funcionario de la Agencia no cobre el plus que le ha correspondido por levantar el acta contra una persona. Pues ni tan siquiera eso. Es demasiado.


Agapito García Sánchez antes de entrar en uno de los juicios que todavía lo enfrentan con la Agencia Tributaria

 

CINE ARTE MAGAZINE: Hay tres aspectos que se derivan de esta exposición de los hechos. El primero, es que estas cifras pueden hacer parecer que Agapito es un gran potentado pero, en realidad, él no pertenece a ninguna organización que cuente con una gran estructura jurídica que le sirva para competir con la estructura jurídica de Hacienda. Si él perteneciera a una organización, y me refiero a un gran banco, una gran empresa, una gran corporación, que tuviera una cohorte de abogados, posiblemente no hubiera vivido la situación que ha vivido. Por tanto, su caso trata, en última instancia, sobre la igualdad de los ciudadanos.

ALEJO MORENO: Porque sucede que en España tendemos a ver a aquel que ha hecho algo de dinero (y digo algo de dinero porque lo de Agapito, para mí, que soy un tieso, es una barbaridad de dinero y, después de lo que le pasó a él, casi prefiero no llegar a tenerlo) como si fuera un multimillonario. Pero, en realidad, Agapito no es un multimillonario. Aunque la gente piense que él lo era, lo que el obtuvo fue calderilla en relación a lo que de verdad tiene un multimillonario auténtico. Él era un hombre que vivía bien, pero que no se permitía ningún lujo, no era un tipo exhibicionista (que tuviera un Ferrari, que llevara una vida desenfrenada), ha vivido siempre en el mismo barrio, ha seguido en contacto con su entorno vital y familiar… Es decir, no estamos hablando de un perfil despilfarrador. Cuando a un tío como él, le llega este asunto, él mismo me lo decía: “Es que yo sabía ni lo que era un despacho importante de abogados”. Porque nunca los había necesitado. Cuando le reclaman este dinero, pues lo que hace es contactar con los mejores abogados pero ya ese mismo hecho es como sentirse como pollo sin cabeza. Al principio, a esos abogados, que le cobran una pasta, ni los entiende. Porque su formación es del franquismo y la elemental. No es ni tan siquiera universitario. Es decir, no dispone ni de recursos intelectuales aunque él es un hombre muy inteligente, sumamente inteligente, y él mismo se ha convertido en un jurista. Pero, al principio, no sabe ni por dónde le vienen las hostias. Sí que tiene dinero para defenderse pero, dentro de esa maraña, como no tiene una estructura que diga, por ejemplo, que se llama Nike, y no puede decir que se va a Miami mientras sus 500 abogados se pelean con Hacienda, al final quién sostiene todo el peso de esa carga de estar todo el día preocupado, de estar pensando qué va a pasar, qué voy a hacer: pues él. Pero, claro, él, mientras tanto, mientras los tribunales dicen si es culpable o no, tiene que tomar decisiones empresariales complejas: ¿apuesto o no apuesto por este negocio?¿me meto aquí o no me meto? Porque, claro, si las cosas le van regular y, encima, llega Hacienda y me cruje ya estoy muerto. Eso afecta a la vida económica y a la generación de economía. Insisto, son temas tan graves que, quizás, por eso se entiende que no formen parte del debate público porque son realmente graves. Me da la sensación de que, lo que está en el debate público, no es realmente tan grave.

 

Hechos probados pone en cuestión con agumentos contundentes la forma de actuación de la Agencia Tributaria


CINE ARTE MAGAZINE: Un segundo aspecto a considerar es que, cuando Agapito García Sánchez apela la sentencia del Tribunal Supremo por la vía contencioso-administrativa, tanto el Tribunal Constitucional como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo inadmiten su recurso pero con la particularidad de que no explican los motivos de la inadmisión, no dicen por qué su recurso no es admitido. A veces, pienso que es que, en determinados niveles procesales, aunque, obviamente, existe un profundo conocimiento jurídico, no existe un nivel de conocimiento económico al mismo nivel. Por lo tanto, la salida sería rechazar el recurso pero sin entrar en el fondo de la cuestión porque se teme adentrarse en un jardín… No sé si esta es una explicación válida…

ALEJO MORENO: Se juntan dos cosas. La primera, esa que tú dices. Hay un profundo desconocimiento del Derecho Tributario en todos los niveles porque es muy complejo. Y es muy complejo adrede, además. Porque, cuanto más complejo es, más injusto es. Cuando una ley más compleja es, menos Derecho es. Y hay muchos jueces y fiscales que no tienen recursos de formación para los casos tributarios que les llegan, que cada vez son más. Porque la litigiosidad es enorme. Y son muy llamativos. Y la salida es decir: “Venga, te crujimos y punto”. En el caso del Constitucional y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, yo pienso que tiene mucho más que ver todavía que están tan poco dotados que tienen que hacer una selección de lo que van a escoger y, de hecho, en el caso del Tribunal de Estrasburgo, está calculado en un uno por ciento o algo así de que llega. Entonces, ¿qué escogerías tú si sabes que solo puedes admitir ese porcentaje de lo que te llega? Pues aquellos casos que son de gente conocida porque eso es lo que te va a dar relevancia. ¿Qué admite Estrasburgo? Mario Conde, el procès… Es decir, lo que va a dar un titular. No fulanito de tal que no lo conoce nadie. Claro, incluso al abogado que presentó el recurso le pregunté: “Qué mala suerte que tuvo Agapito porque lo presentó antes de ser el número uno de la lista”. Y me respondió: “Efectivamente. Yo creo que si lo hubiéramos presentado cuando ya era popular, seguramente sí se hubiera aceptado”. Es decir, hay también un aspecto de decir que, como no podemos estudiar en profundidad todos los casos que nos llegan y tenemos que inadmitir la mayoría de los recursos porque no podemos asumir tanta carga de trabajo, pues admitamos solamente lo que va a tener relevancia pública. Y, todo lo demás, inadmitido, aunque haya casos de mucha mayor gravedad. Entonces, de nuevo volvemos a ver que hay instituciones, aparentemente garantistas, pero que, en el fondo, no son más que una mascarada. Y eso invita a pensar que nos espera un futuro tiránico porque no puede ser que haya estructuras a las que el ciudadano acude para darse cuenta de que, lo que hacen, es reírse de ti. La gente, al final, se va a cansar.

 

El caso Agapito García Sánchez pone en cuestión el funcionamiento de numeros instituciones nacionales e, incluso, europeas


CINE ARTE MAGAZINE: El tercer aspecto del caso de Agapito García Sánchez sobre el que me gustaría preguntarte es su relación con el interés general. El pensamiento económico afirma que la estabilidad y previsibilidad jurídicas e institucionales son una condición necesaria para el crecimiento, prosperidad y desarrollo de un país. La situación que retratas en el documental (que es todo lo contrario), ¿no sería, en realidad, un freno para el crecimiento y prosperidad de nuestro país en la medida en que se demuestra que están ausentes esa estabilidad y previsibilidad jurídicas?

ALEJO MORENO: Indudablemente. No es solo que lo piense sino que era una idea que me vino a la cabeza y que tuve la oportunidad de consultarle con numerosos bufetes de abogados e, incluso, con un analista español que ha trabajado toda su vida en un banco británico y que ha hecho análisis para empresarios e instituciones de diversos países, que me dijo: “Por supuesto, una de las cosas que más lesiona la imagen exterior de España es la inseguridad jurídica”. Es una de las cosas que más se tienen en cuenta a la hora de invertir en España. Probablemente, a Netflix, por ejemplo, le da igual porque sabe que, al final, impondrá su criterio porque tiene detrás hasta un Secretario de Estado de Estados Unidos, que levanta el teléfono para llamar a cualquier gobierno para decirle que ellos tienen que distribuir su mensaje por todo el mundo y que, por tanto, no molesten a la compañía. Al final, impondrá su criterio. Pero no todo el mundo es Netflix. Hay empresarios que le han ido en Estados Unidos o en Holanda, que tienen un capital, miran oportunidades de inversión y, para ellos, sí es un riesgo económico invertir en un país en el que un problema con la Administración le puede costar quince años de litigios. Entonces, nunca se calcula el impacto económico de esto pero tiene que ser altísimo. Y, por otra parte, yo he hablado con algunos empresarios pequeños y autónomos españoles y me han dicho: “Hemos aprendido la lección de 2010 y, ahora, no nos van a volver a pillar“. Eso, ¿qué quiere decir? Que se van a sumergir. Y eso, ¿qué significa? Pues que la Agencia va a recaudar aún menos. Y que va a haber menos puestos de trabajo. Entonces, al final, todo esto es una carrera salvaje hacia delante, no reflexionada, no meditada, que lo que va a llevar es a destrucción de empleo, incapacidad de crear negocios… Porque, en España, levantar un negocio es complicadísimo y, sostenerlo, aún más, y si, encima, te topas con un problema de estos con la Agencia Tributaria es el final de todo. Al final, cuando el Estado se desautoriza, legitima al ciudadano a sobrevivir como pueda y eso, evidentemente, nos lesiona a todos.

 

La inseguridad jurídica en España, ¿acaba afectando a la prosperidad de nuestro país?


CINE ARTE MAGAZINE: Para terminar la entrevista, y ya que el documental ha pasado por la Seminci y se ha estrenado en internet, ¿qué reacciones has recibido de los espectadores?¿Te ha llegado alguna reacción de personas que trabajan en la Agencia Tributaria o en la Administración?

ALEJO MORENO: Desde el espectro profesional, todo el mundo jurídico que la ha visto, nadie me ha dicho nada contrario a que es incontestable. Es decir, todo el mundo dice esto es verdad, esta película es muy importante… Te lo juro. Me dicen que, además, trata uno de los problemas más graves que tiene España y que nadie conoce. El común de los mortales como yo entra en estado de shock porque no sabían que vivían en un país así. Todos los días me llegan un par de emails de espectadores que han vivido situaciones similares a las que cuenta el documental y que me dicen que este ha sido una especie de catarsis y que a ver si se populariza más y más gente se hace consciente del problema que existe. Porque no hace falta, para entenderlo, haber pasado por ahí y no todos estaban familiarizados con él. Pero sí que es verdad que a todo el mundo le suenan las campanas porque, cuando le llega una carta de Hacienda, se asusta. Entonces, todos sabemos que, en el fondo, hay un comportamiento que es discutible. Por parte de la Agencia, oficialmente nada. Lo que sí hay son reacciones dispersas. En Voz Populi, sí le preguntaron a un cargo de la Agencia si había visto el documental y dijo algo así como que películas hay como La guerra de las galaxias. Lo dijo así. Pero no puso ningún argumento sobre la mesa para desmentir lo que en él se dice, por ejemplo el tema de los bonus a los inspectores según el importe de las actas levantadas. Luego, hay otra reacción en las redes que me suena que es de gente de la Administración que dice que solo hemos preguntado a excargos de la Agencia. Hombre, si quieres pregunto a alguien que no puede decir lo que piensa (aunque quiera) ya que va a decir lo que le han dicho lo que tiene que decir. ¿Qué interés cinematográfico tiene eso? Me parecería una acusación más seria si rebatieran los argumentos que exponemos. Pero a eso no hemos llegado. Nadie ha dicho que no sea verdad lo que decimos.

 

Como han podido comprobar, el trasfondo de Hechos probados va mucho más allá de su tema central (aunque el mismo ya tiene de por sí suficiente potencia y relevancia) para adentrarse en cuestiones esenciales sobre el funcionamiento y el progreso de nuestro país. Alejo Moreno se ha atrevido a adentrarse en un tema tabú para extraer lecciones de él que merecen un análisis y una reflexión detenidos por parte de cualquier espectador que vea su documental. Esperamos que, con esta entrevista, hayamos despertado la atención y el interés sobre el mismo.





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