DIANA DE ALEJO MORENO: JUEGO DE MÁSCARAS/JUEGO DE ESPEJOS

Con motivo del estreno de Diana de Alejo Moreno en Filmin el próximo 9 de agosto, publicamos un reportaje sobre la película, la cual participó en los festivales de Málaga y Montreal, se estrenó en salas comerciales en septiembre de 2018 y de la que ya publicamos una reseña en Cine Arte Magazine.



ENLACE DE DIANA EN FILMIN (película disponible a partir del 9 de agosto): https://www.filmin.es/pelicula/diana

TRÁILERS DE LA PELÍCULA:






Hay películas que son espejos que nos devuelven un reflejo incómodo de nosotros mismos, de nuestro entorno, de nuestra realidad, de nuestros comportamientos, de unos modos y maneras que forman parte de nuestro día a día cotidiano y que, a fuerza de ser repetidos y reproducidos inconsciente y, casi, compulsivamente, son asumidos como normales cuando son signo de una patología no diagnosticada.  Ahí tenemos ejemplos tan diferentes entre sí como Surcos (1951) de José Antonio Nieves Conde, ¿Quién teme a Virginia Woolf? (1966) de Mike Nichols, If… (1968) de Lindsay Anderson, Ana y los lobos (1973) de Carlos Saura, Lunas de hiel (1992), La muerte y la doncella (1994) y Un dios salvaje (2011) de Roman Polanski, American Psycho (2000) de Mary Harron, La cinta blanca (2009) y Amor (2012) de Michael Haneke, Canino (2009), Alps (2011), Langosta (2015) y El sacrificio de un ciervo sagrado (2017) de Yorgos Lanthimos o The Square (2017) de Ruben Östlund. Todas ellas son películas que no son de las que salen fácilmente a colación en una conversación entre amigos o en una reunión familiar pero que son, al final, contempladas como joyas de una extraña y poderosa lucidez que es capaz de sacar a la luz fantasmas que permanecen ocultos y demonios que juegan en las sombras. Diana comparte con todos los títulos mencionados ese aire ácido y punzante que no deja al espectador ni un minuto de descanso y que lo lleva en volandas y sin aliento hasta el desenlace, un desenlace que puede abrirnos la puerta a exorcizar espíritus y a ser conscientes del aire tóxico que nos invade y que nos impide respirar con libertad.



Imagen del rodaje de Diana (Fotografía: Irene Cruz)


Narrativamente, Diana funciona como un juego de matrioskas en las que la primera impresión recibida nos va llevando a capas escondidas (pero insinuadas desde el primer momento) que albergan el sentido final de la historia, sentido final que nos atañe, nos apela y apunta con su dedo hacia nosotros, unos espectadores que formamos parte del estado de cosas que Diana va desvelando y denunciando. Vayamos, pues abriendo, metafóricamente hablando, esas matrioskas para averiguar qué es lo que ocultan. En primera instancia, Diana es la historia de un ejecutivo que trabaja en el distrito financiero de Madrid (Jano, encarnado por el actor Jorge Roldán) que entra en contacto con una escort, una prostituta de lujo (Sofía, papel interpretado por la actriz Ana Rujas) y va teniendo una creciente obsesión por ella. Aquí, ya vemos dos cuestiones en las que podríamos profundizar. La primera, el tema de la prostitución, que Diana aborda sin ningún tipo de moralismo y desde una perspectiva audaz y valiente. Ahí arranca nuestra conversación con Alejo Moreno y Ana Rujas, a quienes les tuvimos que preguntar tanto por esta vertiente de la temática del film, como por el firme pulso de su realización y por la fascinante interpretación de la protagonista femenina de la historia.




CINE ARTE MAGAZINE: Hola, Ana y Alejo. Lo primero que hay que decir de Diana es una propuesta atrevida y que pretende serlo desde el primer momento…

ALEJO MORENO: Diana es una película que, en primer lugar, pretende tener una aproximación artística al espectador pero, al mismo tiempo, ser, con perdón, una especie de hostia en la cabeza, que le haga reflexionar, que le lleve al mundo personal de la propia película y que le traslade a un universo propio durante unos cien minutos, partiendo de la premisa de que Diana es una historia protagonizada por una prostituta de lujo que es, por tanto, un personaje muy fuerte y que transmite toda su fuerza a la película sin que la misma sea explícita en ningún momento…..

CINE ARTE MAGAZINE: Por lo que ha dicho Alejo, este papel representa para ti, Ana, un giro muy importante en tu trayectoria. Hasta que realizaste Diana, te habíamos visto en papeles más cercanos a la comedia pero aquí asumes un rol claramente dramático y mucho más complejo de los que has realizado hasta la fecha.

ANA RUJAS: Sí, para mí abordar este papel fue como el comienzo de una nueva era en mi carrera. Es lo más difícil que he hecho hasta el momento por la implicación con el personaje, por sus características, también por mi cambio de percepción, porque, una vez que hicimos el casting y nos enfrentábamos al momento de rodar, trabajé muchísimo con Alejo y de su mano para entender bien el tema de la prostitución, que creo que es bastante complicado de entender, y que yo necesitaba enfrentarme realmente a lo que iba a hacer si quería mojarme como la película requería y como Alejo me estaba pidiendo… Entonces, tuve que hacer por entenderlo…

CINE ARTE MAGAZINE: ¿Llegaste a hablar con alguna prostituta profesional para preparar el papel?

ANA RUJAS: Sí, y estoy superagradecida de que se abrieran conmigo… Y es que empiezas a entender otra cosa distinta… Yo creo que esto no se hubiera podido hacer sin haberme implicado del modo en que lo hice. Además, a mí me gusta trabajar así. Cada vez tengo más claro que la dirección que quiero llevar es esta.

ALEJO MORENO: Al principio, a Ana le chocaba que sintiera una fuerte atracción por el personaje pero, al mismo tiempo, tenía una cierta prevención hacia él. Lógicamente, la propuesta de la película, como no retrata a una prostituta víctima o victimizada, sino una prostituta que decide y que toma voluntariamente ese camino, con todas las complejidades y contradicciones que ello conlleva, pero digamos que no es una víctima de una organización de trata, ni nada así, sino que es una chica española que cobra cuatrocientos euros la hora, entonces, ella tenía ciertas prevenciones incluso conmigo porque no nos conocíamos. Y no podía saber cuánto había de proyección personal de un ego masculino…

ANA RUJAS: Sí, fue complicado…

ALEJO MORENO: Sí, fue complicado hasta el momento clave en que quedamos para cenar con dos chicas (de hecho, son ellas las que nos invitan a cenar) y Ana puede preguntar todo lo que quiera. Y, claro, salió diciendo: “Es que son supermujeres”…

ANA RUJAS: Es que, para mí, son supermujeres, de verdad. Hay un límite que han cruzado y, si no lo has cruzado, no vas a entender cómo es la vida que llevan o cómo son.



Un momento del rodaje de Diana con Ana Rujas (Fotografía: Irene Cruz)


CINE ARTE MAGAZINE: ¿Cambió mucho la entrevista tu percepción de esa forma de vida?

ANA RUJAS: Fue la entrevista y fueron muchas cosas. No fue sólo quedar con ellas. Con Alejo, fueron muchos meses de trabajo. Y muchos meses para llegar a aceptar esa realidad como mujer también. Y considerándote feminista y todo eso… Este es un tema complicado.

ALEJO MORENO: Además, es que a la película yo la considero, en general, la gente que la ha visto la entiende así también, radicalmente feminista. Ahora, que ella entendiera esa idea, cuando aún no nos conocíamos, pues, a priori, exigió un trabajo previo… Porque, claro, ella me podía preguntar: “Pero, ¿de qué me estás hablando?”, porque los medios hablan de otra cosa. Cuando se habla de ese tema, todo lo copa la parte que efectivamente existe, que tiene que ver con esclavismo, pero que creo que está bastante intencionado hablar sólo de eso, cuando en realidad existe, y en Madrid en dimensiones increíbles de número, chicas que se dedican a eso temporalmente, entran, lo dejan, chicas que llevan muchos años haciéndolo, algunas tienen a lo mejor cuatro o cinco clientes… Es decir, que hay una diversidad enorme. Los grandes directores de medios lo saben porque incluso algunos contratan esos servicios… Los políticos lo saben… Hay ya, incluso, algunas prostitutas que están dando la cara públicamente…

ANA RUJAS: … y tienen twitter y lo cuentan, y tienen instagram y lo cuentan… Tienes que meterte ahí y querer entenderlo.

ALEJO MORENO: Hay una cosa que yo le pedía a Ana y era que escuchara lo que le decían esas chicas. Yo, por fortuna, tenía dos entrevistas que ella pudo ver… Que la gente se queda bastante loca con las entrevistas…

ANA RUJAS: De hecho, fueron claves las entrevistas que Alejo me pasó porque fueron una maravilla. De verdad que las admiro muchísimo y muy agradecida de que quisieran contar su vida y permitirme a mí alcanzar el grado que necesitábamos para interpretar el papel. El rodaje se desarrolló en el piso la mayor parte del tiempo y creo que, a partir de todo el trabajo que llevábamos haciendo, fue como entrar en trance y hubo algo que, cuando hay mucho trabajo detrás, es como si encajaran las piezas…



Un momento de nuestra conversación con Ana Rujas y Alejo Moreno durante la edición de 2018 del Festival de Málaga


CINE ARTE MAGAZINE: ¿Has cambiado como persona?

ANA RUJAS: Sí, a mí me ha cambiado muchísimo como persona… A nivel sexual, a nivel como mujer, la verdad es que sí…

ALEJO MORENO: Hay un tema importante a tener en cuenta y es que, en España, la prostitución no es ilegal pero tampoco es legal, está como en un limbo, entonces, yo creo que ellas, cuando las conoces y ya tienes relación, ellas tienen como una cierta prepotencia positiva, una sensación como de que están por encima de las cosas, porque conocen la trastienda de la sociedad a la perfección, porque tienen contacto directo con todo eso, ven toda la hipocresía generalizada con ese tema… Están en una situación legal incierta pero, al mismo tiempo, están en una profesión en que controlan su tiempo al cien por cien, cuando quieres trabajar, trabajas, y cuando no, no, depende de tu ambición personal si quieres más dinero o menos, pero podrías hasta trabajar cinco días a la semana y ya está. Hay chicas que trabajan muy poco, sólo lo necesario para pagar sus estudios y ya está. Hay todo tipo de casos. Ni la película es un documental ni es un retrato exhaustivo de cómo funciona eso… Porque, de hecho, la película habla de otras cosas. Utilizamos el tema de la prostitución porque está en un limbo que cae mal a todos. Todo el mundo tiene resquemor con eso. Izquierda, derecha, centro, da igual… Todas las corrientes ideológicas tienen muchas prevenciones sobre cómo tratar ese tema. Y nadie sabe, realmente, nada porque a cualquiera le cae una hostia si dice algo que se sale del paradigma habitual. Nosotros, en ese sentido, hemos hecho un esfuerzo grande en escuchar. Porque yo es algo que veo constantemente en los medios: no paran de hablar sobre la prostitución gentes que no tienen nada que ver con la prostitución. Pero es que hay hasta asociaciones de prostitutas y nadie les pregunta. Y están muy a su alcance y, en cambio, los medios no se dirigen a ellas.


Pero en la tortuosa relación que constituye la columna vertebral del film, Ana Rujas, en su complejo y duro papel, tenía que tener otra interpretación a su misma altura. Y la misma es llevada a cabo por Jorge Roldán, que realiza una portentosa caracterización de un personaje ambicioso y atormentado que transita por un túnel que, quizás, no tenga salida. Aunque no solo nos encontraremos con el personaje de Jano, sino también con el de Hugo. Pero esa es una historia de la que no podemos contar mucho en este reportaje… Esta es la segunda cuestión a la que nos lleva la premisa inicial de la película y, para ahondar en ella, hablamos con Jorge Roldán, que nos explica detalles muy interesantes de su espléndido trabajo en Diana.




CINE ARTE MAGAZINE: Hola, Jorge. ¿Cuál fue tu primera impresión tras leer el guion y tener una idea general del personaje que debías interpretar?

JORGE ROLDÁN: Mi primera impresión fue un gran respeto por el grandísimo trabajo que ponían ante mí, ya no solo por ser la primera vez que me enfrentaba a un papel protagonista en un film, lo cual, ya de por sí, representa cierto vértigo por la responsabilidad que entraña, sino por la profundidad que conllevaba el personaje (o personajes) que me tocó trabajar, tanto Jano como Hugo. Pero, una vez superado este respeto, y respirada esa primera impresión, fue un placer poder ser consciente (y, conforme me iba acercando al personaje, más consciente aún) del caramelo que se me había entregado y la suerte que había tenido de que Alejo confiase en mí para dar vida a estos dos individuos y poder trabajar en un universo tan complejo, con tantas aristas, como es el de Hugo y Jano.

CINE ARTE MAGAZINE: ¿Cuáles fueron los principales retos y dificultades que tuviste que superar para llevar a cabo tu papel? Para plantear, también, el lado contrario de la cuestión: ¿qué satisfacciones te ha proporcionado?

JORGE ROLDÁN: El principal reto que tuve que afrontar fue el de enfrentarme a esa polaridad que tienen los personajes porque el hecho de diferenciarlos de un modo sutil, que no fuera nada evidente y, a la vez, lograr que ese color diferenciador entre ambos fuera apreciable, requería jugar en una línea muy fina en la que nos arriesgábamos a que ese trabajo quedara en algo muy tibio e inapreciable o que ocurriera lo contrario, que cayéramos en el otro lado de la línea y pareciera como algo ridículo y sobreactuado. Pero, afortunadamente, entre Alejo y yo hicimos un muy minucioso trabajo de desgranaje del guion que, creo, que dio sus frutos. Y, bueno, la mayor satisfacción que recibimos a cambio fue comprobar cómo esas decisiones que habíamos ido tomando funcionaban y que esas cosas que probábamos resultaban interesantes en el contexto y en el tono de la narración. Eso daba mucho gusto…



Un momento de Diana en el que vemos a Jorge Roldán


CINE ARTE MAGAZINE: El realizar este papel, ¿te ha supuesto cambiar tu visión sobre algunos de los temas de los que trata la película?

JORGE ROLDÁN: La verdad es que, más que cambiar mi visión sobre determinados temas que toca la película, lo que ha hecho es afirmar muchas de mis convicciones previas. Yo soy una persona que tiene una firme conciencia de la manipulación sistemática a las que somos sometidos en todos los órdenes de la vida, a diario, por parte de los medios de comunicación, los medios de comunicación dirigidos por la élite. Y mi interés radica siempre en la búsqueda de información y de opinión a través de los canales alternativos. Estoy bastante acostumbrado a comparar la realidad de los sucesos con el discurso que los mass media hacen al respecto. Digamos que, por eso, que la lectura que se hace la película de dicha manipulación no hace más que reafirmarme en esas ideas. Lo que cuenta Alejo está en consonancia con lo que yo pensaba antes. En relación a la cuestión de la prostitución, pienso que hay que partir del hecho de que cada persona es un ser, es un mundo individual, y que, por tanto, el tema tiene tantas vertientes como personas que se están dedicando a ella. Por ello, creo que la visión que se da de la prostitución en Diana corresponde, simplemente, a un caso concreto, en un momento y en unas circunstancias determinadas, que nada tendrán que ver con el momento y circunstancias de cualquier otro caso o con las circunstancias de ese mismo caso en un momento diferente.


En  algo que acaba de decir Jorge, el lector habrá intuido que hay un momento en que Diana va más allá del tema de la prostitución de lujo y se adentra en un territorio muy diferente, en el de la manipulación informativa en que estamos sumidos, en el del triunfo de la impostura, en la aceptación del engaño como forma de vida asumible. Es el momento en que Diana trasciende su punto de partida y se convierte en un diagnóstico lúcido y certero de un entorno sin referentes ni elementos de confianza o certidumbre. Entramos en la tercera matrioska y, como es lógico, nuestra conversación con Alejo Moreno y Ana Rujas acaba llegando a la misma.






CINE ARTE MAGAZINE: ¿Os dieron las chicas con las que hablasteis pautas sobre cómo eran los clientes que acudían a ellas?

ALEJO MORENO: La película, en realidad, no es un retrato de la prostitución, aunque lo que se muestra es muy minucioso (eso es algo que les gusta a ellas, mostrar con rigor la liturgia de quedar con una prostituta), sino que trata otros temas. El cliente tiene una bipolaridad, se refleja un problema social que estamos viviendo y que aparece permanentemente en los medios de comunicación, por lo que es más un retrato de un estado de ánimo social postcrisis, que un retrato de la prostitución. Lo que pasa es que, como digo, elegí la prostitución porque sé que es un tema que tiene que ver con la libertad personal y que molesta a mucha gente. Entonces, para confrontar esas ideas, para plantear la pregunta de: “Desde tu moral, ¿qué es mejor?”, pues me meto dentro de ese tema…

ANA RUJAS: Es como que los dos protagonistas están al límite de algo que roza el mal y la pregunta es que cuál de los dos está, realmente, corrupto.

ALEJO MORENO: Exactamente. ¿Cuál de los dos está moralmente por encima del otro? Él es un emprendedor, un tipo de éxito, muy considerado socialmente… Entonces, tenemos, por un lado, la relación entre ellos dos. Y, por otro lado, la relación de ellos con los medios de comunicación. Los medios de comunicación tienen una aproximación al emprendedor sin ningún cuestionamiento, alabando su éxito, como una especie de símbolo que nos va a sacar de esta crisis moral, económica, crisis en todos los sentidos, y cuando entrevistan a ella van, como mínimo, con el prejuicio de que es una perdida. Hay como una presunta autoridad moral que trata a la prostituta de “pobrecilla”… Cuando es una realidad que no conoces. Y una cosa es la imagen pública que das y otra cosa es cómo eres tú realmente. Diana trata todos esos temas. Como ya he dicho, la liturgia entre prostituta y cliente, la relación entre ambos está muy, muy, muy bien documentado. Incluso, en la relación de las prostitutas con los medios, aparecen cosas que ellas me han contado. Es decir, el guion me llevó muchísimo tiempo. Porque era un guion muy difícil al tratar el tema de la prostitución… Era muy difícil el balance para que no se fuera ni a uno ni a otro lado porque había veces que parecía como que era una celebración de la prostitución. Y tampoco era eso. Era una celebración de la libertad personal. No es que yo dijera que las prostitutas no tienen ningún problema. No es eso. Por supuesto que los tienen.



Imagen de Diana, película que ha contado con la fotógrafa y videoartista Irene Cruz como directora de fotografía



Para reflejar ese ambiente turbio y enrarecido, la factura visual del film tenía que estar acorde con dicha idea y, en ella, juega un papel fundamental el trabajo de Irene Cruz, fotógrafa y videoartista, quien, en Diana, ha hecho su debut como directora de fotografía. Con ella hemos hablado y le hemos preguntado sobre cómo enfocó su labor en esta área.

CINE ARTE MAGAZINE: En función del guion y de las conversaciones con el director, ¿cuál fue tu planteamiento global sobre la fotografía que la película debía tener?

IRENE CRUZ: La verdad es que hacía algún tiempo que Alejo se había fijado ya en mi trabajo personal y en la forma en la que trato la luz. Cuando leí el guion, me sorprendió muchísimo y no entendí muy bien por qué me eligió a mí, casi todos los escenarios se salían de mi imaginario. Diana es una historia que se sucede en la Castellana, Madrid, casi todo en ambientes interiores, el gran centro financiero de la ciudad… pero según íbamos rodando lo entendí todo, sobre todo aquello de “es que quiero que tú hagas la fotografía porque no vienes con fórmulas pre-establecidas”… Y así, hasta acabar los rodajes y, finalmente, etalonar... Comprendí perfectamente lo que Alejo vio en mí,  cuando yo ni siquiera me había dado cuenta de que podría desenvolverme tan bien en algo que sentía tan diferente. Ha sido todo un auto-descubrimiento. Desde luego que Diana marca un antes y un después en mi carrera, se puede decir que ahora me atrevo con todo.

Como curiosidad, al principio, fuimos fijándonos y poniendo en común referencias, Paris, Texas, Buffalo ‘66, y Eyes Wide Shut fueron algunas de las que tuvimos sobre la mesa. Luego todo el planteamiento global de luz también estuvo ligado al Departamento de Arte y de Vestuario, ya que era muy importante que todo guardara cierta armonía. Pienso que Alejo ha sido un muy buen director que ha arriesgado mucho rodeándose de artistas que no teníamos mucha experiencia en el cine. Y para mí que le ha salido bien la jugada. Ahora mismo me encantaría tener la oportunidad de seguir dando más luz al cine.



Irene Cruz, en un momento del rodaje de Diana (Fotografía: Irene Cruz)


CINE ARTE MAGAZINE: La película se desarrolla en varios escenarios y ambientes claramente definidos (el piso de Sofía, las oficinas de Jano, el lugar de encuentro entre Sofía y Diana, los lugares donde Sofía es entrevistada, la ciudad, que en los paseos de Jano, adquiere una cierta presencia fantasmal…). ¿Creaste diversos enfoques visuales para cada una de estas situaciones?

IRENE CRUZ: Claro, todo siempre en conversación con Alejo. Él buscaba soluciones distintas, fuera de las fórmulas y los tecnicismos ya (muy) vistos propios de muchas de las películas que visionamos hoy en día. Diana fue muy artesanal, jugamos con muchas luces, con muchos colores. Por ejemplo las secuencias de Jano y de Sofía en su habitación son prácticamente media película, y para que el espectador viviera esa elipsis de tiempo, jugamos con luces, con colores, por ejemplo, al principio era cálida, natural, pasaba a rojos, lilas… y acababa en verde, cuando la cosa se ponía turbia, también iban cambiando los movimientos de cámara… Alejo lo tenía todo muy pensado, pero a veces dejábamos paso a la improvisación y al “duende”, que a veces aparece. También cuando Jano ardía en su esplendor jugábamos con cristales rotos delante del objetivo… muchos de los planos de esta película están rodados con unas lentes de los años 70 a las que tengo gran cariño, y con las que siempre he hecho mis fotografías.



Dos momentos del rodaje de Diana en los que Irene Cruz toma imágenes de Jorge Roldán y Ana Rujas (Fotografía: Irene Cruz)


Y, de este modo, llegamos a la matrioska final, al clímax del film, al instante en que Sofía rompe todos los esquemas, rompe nuestras expectativas, es decir, las de nosotros como espectadores, y lanza el reto definitivo, aquel que pone en cuestión el orden en que nos desenvolvemos y las falsas creencias que nos dominan. ¿Estamos, realmente, dispuestos a aceptar la verdad? Quizás, el problema es que la verdad nos incomoda y hemos decidido vivir en un clima de falsedad e impostura. Sofía, el personaje interpretado por Ana Rujas, se planta ante dicha actitud y nos desafía para que salgamos de nuestra amodorrada resignación.




CINE ARTE MAGAZINE: Ana, esta película te ha marcado mucho, ¿no?


ANA RUJAS: Sí. Yo he sido más libre después de hacer la película. Y de conocer a Alejo. Es verdad. Es también el primero que ha apostado por atreverse a darme algo que él consideraba que yo podía hacer y que yo también consideraba. A mí también con mi compañía de teatro me gusta hacer este tipo de papeles. Pero la oferta es poca. Y la apuesta es poca.

CINE ARTE MAGAZINE: ¿Te aconsejaron en algún momento que no hicieras este papel?

ANA RUJAS: Bueno, daba un poco de miedo. A mí, también un poco al principio. Pero yo confié mucho en Alejo y en mi intuición. La verdad es que fue un poco una cuestión de “tengo que hacer esto”. No sabía dónde iba a llegar pero quería hacerlo. Me quería meter en este proyecto.

ALEJO MORENO: No nos conocíamos ni yo sabía mucho sobre lo que había hecho, pero desde que hizo el casting me quedé completamente impactado. No tuve ninguna duda. Luego, sentí que ella confiaba plenamente en mí. Ella se mueve por instintos muy parecidos a las míos. Se deja llevar mucho por mi intuición. Yo soy creyente de la intuición cien por cien.

ANA RUJAS: Y yo…

ALEJO MORENO: Y, entonces, es como que nos caemos bien… Hay simpatía.

ANA RUJAS: Me gustó mucho rodar con él porque es muy duro y yo también soy muy exigente y fue una experiencia muy buena. Y creo que también es importante la relación que se tenga con el director o directora para llegar al límite de tu interpretación. Un actor tiene que estar muy libre y muy conectado al mismo tiempo para poder mojarse realmente…

ALEJO MORENO: … por lo menos en una producción tan pequeña e independiente como esta. Me imagino que si estás en una superproducción, con todas las comodidades, con una caravana, igual no te da tiempo ni hablar con el productor pero tienes vías de escape. Pero aquí la inmersión y el compromiso tienen que ser brutales. Si no te llevas bien, si no hay conexión o si no comunicamos bien, supongo que a mitad de rodaje se acaba la película…

ANA RUJAS: O no hubiera ido…

ALEJO MORENO: Efectivamente, no hubieras ido.



Como han podido comprobar, Diana es una película de muchas caras que, conforme se revelan, irán sorprendiendo a los espectadores y les irá quebrando todas y cada una de las expectativas que se hayan podido formar al principio de la historia. Y aún hay un secreto que no hemos desvelado. ¿Quién es Diana? Si quieren averiguarlo, a partir del viernes 9 de agosto, la película de Alejo Moreno estará disponible en Filmin. Para quienes aún no la hayan visto, ahora tienen la oportunidad de encontrarse con una obra destinada a ser, más pronto que tarde, un título de culto de nuestro cine.



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