Con motivo del estreno de Diana de Alejo Moreno en Filmin el
próximo 9 de agosto, publicamos un reportaje sobre la película, la cual
participó en los festivales de Málaga y Montreal, se estrenó en salas
comerciales en septiembre de 2018 y de la que ya publicamos una reseña en Cine
Arte Magazine.
ENLACE DE DIANA EN FILMIN (película disponible a partir del 9 de agosto): https://www.filmin.es/pelicula/diana
TRÁILERS DE LA PELÍCULA:
Hay películas que son espejos que nos devuelven un reflejo incómodo de nosotros mismos, de nuestro entorno, de nuestra realidad, de nuestros comportamientos, de unos modos y maneras que forman parte de nuestro día a día cotidiano y que, a fuerza de ser repetidos y reproducidos inconsciente y, casi, compulsivamente, son asumidos como normales cuando son signo de una patología no diagnosticada. Ahí tenemos ejemplos tan diferentes entre sí como Surcos (1951) de José Antonio Nieves Conde, ¿Quién teme a Virginia Woolf? (1966) de Mike Nichols, If… (1968) de Lindsay Anderson, Ana y los lobos (1973) de Carlos Saura, Lunas de hiel (1992), La muerte y la doncella (1994) y Un dios salvaje (2011) de Roman Polanski, American Psycho (2000) de Mary Harron, La cinta blanca (2009) y Amor (2012) de Michael Haneke, Canino (2009), Alps (2011), Langosta (2015) y El sacrificio de un ciervo sagrado (2017) de Yorgos Lanthimos o The Square (2017) de Ruben Östlund. Todas ellas son películas que no son de las que salen fácilmente a colación en una conversación entre amigos o en una reunión familiar pero que son, al final, contempladas como joyas de una extraña y poderosa lucidez que es capaz de sacar a la luz fantasmas que permanecen ocultos y demonios que juegan en las sombras. Diana comparte con todos los títulos mencionados ese aire ácido y punzante que no deja al espectador ni un minuto de descanso y que lo lleva en volandas y sin aliento hasta el desenlace, un desenlace que puede abrirnos la puerta a exorcizar espíritus y a ser conscientes del aire tóxico que nos invade y que nos impide respirar con libertad.
Imagen del rodaje de Diana (Fotografía: Irene Cruz)
CINE ARTE MAGAZINE: Hola, Ana y Alejo. Lo primero que hay que decir de Diana es una propuesta atrevida y que
pretende serlo desde el primer momento…
ALEJO MORENO: Diana es
una película que, en primer lugar, pretende tener una aproximación artística al
espectador pero, al mismo tiempo, ser, con perdón, una especie de hostia en la
cabeza, que le haga reflexionar, que le lleve al mundo personal de la propia
película y que le traslade a un universo propio durante unos cien minutos,
partiendo de la premisa de que Diana es
una historia protagonizada por una prostituta de lujo que es, por tanto, un
personaje muy fuerte y que transmite toda su fuerza a la película sin que la
misma sea explícita en ningún momento…..
CINE ARTE MAGAZINE: Por lo que ha dicho Alejo, este papel representa
para ti, Ana, un giro muy importante en tu trayectoria. Hasta que realizaste Diana, te habíamos visto en papeles más
cercanos a la comedia pero aquí asumes un rol claramente dramático y mucho más
complejo de los que has realizado hasta la fecha.
ANA RUJAS: Sí, para mí abordar este papel fue como el comienzo de
una nueva era en mi carrera. Es lo más difícil que he hecho hasta el momento
por la implicación con el personaje, por sus características, también
por mi cambio de percepción, porque, una vez que hicimos el casting y nos enfrentábamos al momento de
rodar, trabajé muchísimo con Alejo y de su mano para entender bien el tema de
la prostitución, que creo que es bastante complicado de entender, y que yo
necesitaba enfrentarme realmente a lo que iba a hacer si quería mojarme como la
película requería y como Alejo me estaba pidiendo… Entonces, tuve que hacer por
entenderlo…
CINE ARTE MAGAZINE: ¿Llegaste a hablar con alguna prostituta
profesional para preparar el papel?
ANA RUJAS: Sí, y estoy superagradecida de que se abrieran conmigo…
Y es que empiezas a entender otra cosa distinta… Yo creo que esto no se hubiera
podido hacer sin haberme implicado del modo en que lo hice. Además, a mí me
gusta trabajar así. Cada vez tengo más claro que la dirección que quiero llevar
es esta.
ALEJO MORENO: Al principio, a Ana le chocaba que sintiera una
fuerte atracción por el personaje pero, al mismo tiempo, tenía una cierta
prevención hacia él. Lógicamente, la propuesta de la película, como no retrata
a una prostituta víctima o victimizada, sino una prostituta que decide y que
toma voluntariamente ese camino, con todas las complejidades y contradicciones que ello conlleva,
pero digamos que no es una víctima de una organización de trata, ni nada así,
sino que es una chica española que cobra cuatrocientos euros la hora, entonces,
ella tenía ciertas prevenciones incluso conmigo porque no nos conocíamos. Y no
podía saber cuánto había de proyección personal de un ego masculino…
ANA RUJAS: Sí, fue complicado…
ALEJO MORENO: Sí, fue complicado hasta el momento clave en que
quedamos para cenar con dos chicas (de hecho, son ellas las que nos invitan a
cenar) y Ana puede preguntar todo lo que quiera. Y, claro, salió diciendo: “Es
que son supermujeres”…
ANA RUJAS: Es que, para mí, son supermujeres, de verdad. Hay un
límite que han cruzado y, si no lo has cruzado, no vas a entender cómo es la
vida que llevan o cómo son.
Un momento del rodaje
de Diana con Ana Rujas (Fotografía:
Irene Cruz)
CINE ARTE MAGAZINE: ¿Cambió mucho la entrevista tu percepción de esa
forma de vida?
ANA RUJAS: Fue la entrevista y fueron muchas cosas. No fue sólo
quedar con ellas. Con Alejo, fueron muchos meses de trabajo. Y muchos meses
para llegar a aceptar esa realidad como mujer también. Y considerándote
feminista y todo eso… Este es un tema complicado.
ALEJO MORENO: Además, es que a la película yo la considero, en
general, la gente que la ha visto la entiende así también, radicalmente
feminista. Ahora, que ella entendiera esa idea, cuando aún no nos conocíamos,
pues, a priori, exigió un trabajo previo… Porque, claro, ella me podía
preguntar: “Pero, ¿de qué me estás hablando?”, porque los medios hablan de otra
cosa. Cuando se habla de ese tema, todo lo copa la parte que efectivamente
existe, que tiene que ver con esclavismo, pero que creo que está bastante
intencionado hablar sólo de eso, cuando en realidad existe, y en Madrid en
dimensiones increíbles de número, chicas que se dedican a eso temporalmente,
entran, lo dejan, chicas que llevan muchos años haciéndolo, algunas tienen a lo
mejor cuatro o cinco clientes… Es decir, que hay una diversidad enorme. Los
grandes directores de medios lo saben porque incluso algunos contratan esos
servicios… Los políticos lo saben… Hay ya, incluso, algunas prostitutas que
están dando la cara públicamente…
ANA RUJAS: … y tienen twitter y lo cuentan, y tienen instagram y lo
cuentan… Tienes que meterte ahí y querer entenderlo.
ALEJO MORENO: Hay una cosa que yo le pedía a Ana y era que
escuchara lo que le decían esas chicas. Yo, por fortuna, tenía dos entrevistas
que ella pudo ver… Que la gente se queda bastante loca con las entrevistas…
ANA RUJAS: De hecho, fueron claves las entrevistas que Alejo me
pasó porque fueron una maravilla. De verdad que las admiro muchísimo y muy
agradecida de que quisieran contar su vida y permitirme a mí alcanzar el grado
que necesitábamos para interpretar el papel. El rodaje se desarrolló en el piso
la mayor parte del tiempo y creo que, a partir de todo el trabajo que llevábamos
haciendo, fue como entrar en trance y hubo algo que, cuando hay mucho trabajo
detrás, es como si encajaran las piezas…
Un momento de nuestra
conversación con Ana Rujas y Alejo Moreno durante la edición de 2018 del
Festival de Málaga
CINE ARTE MAGAZINE: ¿Has cambiado como persona?
ANA RUJAS: Sí, a mí me ha cambiado muchísimo como persona… A nivel
sexual, a nivel como mujer, la verdad es que sí…
ALEJO MORENO: Hay un tema importante a tener en cuenta y es que, en
España, la prostitución no es ilegal pero tampoco es legal, está como en un
limbo, entonces, yo creo que ellas, cuando las conoces y ya tienes relación,
ellas tienen como una cierta prepotencia positiva, una sensación como de que
están por encima de las cosas, porque conocen la trastienda de la sociedad a la
perfección, porque tienen contacto directo con todo eso, ven toda la hipocresía
generalizada con ese tema… Están en una situación legal incierta pero, al mismo
tiempo, están en una profesión en que controlan su tiempo al cien por cien,
cuando quieres trabajar, trabajas, y cuando no, no, depende de tu ambición
personal si quieres más dinero o menos, pero podrías hasta trabajar cinco días
a la semana y ya está. Hay chicas que trabajan muy poco, sólo lo necesario para
pagar sus estudios y ya está. Hay todo tipo de casos. Ni la película es un
documental ni es un retrato exhaustivo de cómo funciona eso… Porque, de hecho,
la película habla de otras cosas. Utilizamos el tema de la prostitución porque
está en un limbo que cae mal a todos. Todo el mundo tiene resquemor con eso.
Izquierda, derecha, centro, da igual… Todas las corrientes ideológicas tienen
muchas prevenciones sobre cómo tratar ese tema. Y nadie sabe, realmente, nada
porque a cualquiera le cae una hostia si dice algo que se sale del paradigma
habitual. Nosotros, en ese sentido, hemos hecho un esfuerzo grande en escuchar.
Porque yo es algo que veo constantemente en los medios: no paran de hablar
sobre la prostitución gentes que no tienen nada que ver con la prostitución.
Pero es que hay hasta asociaciones de prostitutas y nadie les pregunta. Y están
muy a su alcance y, en cambio, los medios no se dirigen a ellas.
Pero en la tortuosa relación que constituye la columna vertebral del film, Ana Rujas, en su complejo y duro papel, tenía que tener otra interpretación a su misma altura. Y la misma es llevada a cabo por Jorge Roldán, que realiza una portentosa caracterización de un personaje ambicioso y atormentado que transita por un túnel que, quizás, no tenga salida. Aunque no solo nos encontraremos con el personaje de Jano, sino también con el de Hugo. Pero esa es una historia de la que no podemos contar mucho en este reportaje… Esta es la segunda cuestión a la que nos lleva la premisa inicial de la película y, para ahondar en ella, hablamos con Jorge Roldán, que nos explica detalles muy interesantes de su espléndido trabajo en Diana.
CINE ARTE MAGAZINE: Hola, Jorge. ¿Cuál fue tu primera impresión tras
leer el guion y tener una idea general del personaje que debías interpretar?
JORGE ROLDÁN: Mi primera impresión fue un gran respeto por el
grandísimo trabajo que ponían ante mí, ya no solo por ser la primera vez que me
enfrentaba a un papel protagonista en un film, lo cual, ya de por sí,
representa cierto vértigo por la responsabilidad que entraña, sino por la
profundidad que conllevaba el personaje (o personajes) que me tocó trabajar,
tanto Jano como Hugo. Pero, una vez superado este respeto, y respirada esa
primera impresión, fue un placer poder ser consciente (y, conforme me iba
acercando al personaje, más consciente aún) del caramelo que se me había
entregado y la suerte que había tenido de que Alejo confiase en mí para dar
vida a estos dos individuos y poder trabajar en un universo tan complejo, con tantas
aristas, como es el de Hugo y Jano.
CINE ARTE MAGAZINE: ¿Cuáles fueron los principales retos y dificultades
que tuviste que superar para llevar a cabo tu papel? Para plantear, también, el
lado contrario de la cuestión: ¿qué satisfacciones te ha proporcionado?
JORGE ROLDÁN: El principal reto que tuve que afrontar fue el de
enfrentarme a esa polaridad que tienen los personajes porque el hecho de
diferenciarlos de un modo sutil, que no fuera nada evidente y, a la vez, lograr
que ese color diferenciador entre ambos fuera apreciable, requería jugar en una
línea muy fina en la que nos arriesgábamos a que ese trabajo quedara en algo
muy tibio e inapreciable o que ocurriera lo contrario, que cayéramos en el otro
lado de la línea y pareciera como algo ridículo y sobreactuado. Pero,
afortunadamente, entre Alejo y yo hicimos un muy minucioso trabajo de
desgranaje del guion que, creo, que dio sus frutos. Y, bueno, la mayor
satisfacción que recibimos a cambio fue comprobar cómo esas decisiones que
habíamos ido tomando funcionaban y que esas cosas que probábamos resultaban
interesantes en el contexto y en el tono de la narración. Eso daba mucho gusto…
CINE ARTE MAGAZINE: El realizar este papel, ¿te ha supuesto cambiar tu
visión sobre algunos de los temas de los que trata la película?
JORGE ROLDÁN: La verdad es que, más que cambiar mi visión sobre
determinados temas que toca la película, lo que ha hecho es afirmar muchas de mis
convicciones previas. Yo soy una persona que tiene una firme conciencia de la
manipulación sistemática a las que somos sometidos en todos los órdenes de la
vida, a diario, por parte de los medios de comunicación, los medios de
comunicación dirigidos por la élite. Y mi interés radica siempre en la búsqueda
de información y de opinión a través de los canales alternativos. Estoy
bastante acostumbrado a comparar la realidad de los sucesos con el discurso que
los mass media hacen al respecto.
Digamos que, por eso, que la lectura que se hace la película de dicha
manipulación no hace más que reafirmarme en esas ideas. Lo que cuenta Alejo
está en consonancia con lo que yo pensaba antes. En relación a la cuestión de
la prostitución, pienso que hay que partir del hecho de que cada persona es un
ser, es un mundo individual, y que, por tanto, el tema tiene tantas vertientes
como personas que se están dedicando a ella. Por ello, creo que la visión que
se da de la prostitución en Diana corresponde,
simplemente, a un caso concreto, en un momento y en unas circunstancias
determinadas, que nada tendrán que ver con el momento y circunstancias de
cualquier otro caso o con las circunstancias de ese mismo caso en un momento
diferente.
En algo que acaba de decir Jorge, el lector habrá
intuido que hay un momento en que Diana va
más allá del tema de la prostitución de lujo y se adentra en un territorio muy
diferente, en el de la manipulación informativa en que estamos sumidos, en el del
triunfo de la impostura, en la aceptación del engaño como forma de vida
asumible. Es el momento en que Diana trasciende
su punto de partida y se convierte en un diagnóstico lúcido y certero de un
entorno sin referentes ni elementos de confianza o certidumbre. Entramos en la
tercera matrioska y, como es lógico, nuestra conversación con Alejo Moreno y Ana
Rujas acaba llegando a la misma.
CINE ARTE MAGAZINE: ¿Os dieron las chicas con las que hablasteis pautas
sobre cómo eran los clientes que acudían a ellas?
ALEJO MORENO: La película, en realidad, no es un retrato de la
prostitución, aunque lo que se muestra es muy minucioso (eso es algo que les
gusta a ellas, mostrar con rigor la liturgia de quedar con una prostituta),
sino que trata otros temas. El cliente tiene una bipolaridad, se refleja un
problema social que estamos viviendo y que aparece permanentemente en los
medios de comunicación, por lo que es más un retrato de un estado de ánimo
social postcrisis, que un retrato de la prostitución. Lo que pasa es que, como
digo, elegí la prostitución porque sé que es un tema que tiene que ver con la
libertad personal y que molesta a mucha gente. Entonces, para confrontar esas
ideas, para plantear la pregunta de: “Desde tu moral, ¿qué es mejor?”, pues me
meto dentro de ese tema…
ANA RUJAS: Es como que los dos protagonistas están al límite de
algo que roza el mal y la pregunta es que cuál de los dos está, realmente,
corrupto.
ALEJO MORENO: Exactamente. ¿Cuál de los dos está moralmente por
encima del otro? Él es un emprendedor, un tipo de éxito, muy considerado
socialmente… Entonces, tenemos, por un lado, la relación entre ellos dos. Y,
por otro lado, la relación de ellos con los medios de comunicación. Los medios
de comunicación tienen una aproximación al emprendedor sin ningún
cuestionamiento, alabando su éxito, como una especie de símbolo que nos va a
sacar de esta crisis moral, económica, crisis en todos los sentidos, y cuando
entrevistan a ella van, como mínimo, con el prejuicio de que es una perdida.
Hay como una presunta autoridad moral que trata a la prostituta de
“pobrecilla”… Cuando es una realidad que no conoces. Y una cosa es la imagen
pública que das y otra cosa es cómo eres tú realmente. Diana trata todos esos temas. Como ya he dicho, la liturgia entre
prostituta y cliente, la relación entre ambos está muy, muy, muy bien
documentado. Incluso, en la relación de las prostitutas con los medios,
aparecen cosas que ellas me han contado. Es decir, el guion me llevó muchísimo
tiempo. Porque era un guion muy difícil al tratar el tema de la prostitución…
Era muy difícil el balance para que no se fuera ni a uno ni a otro lado porque
había veces que parecía como que era una celebración de la prostitución. Y
tampoco era eso. Era una celebración de la libertad personal. No es que yo
dijera que las prostitutas no tienen ningún problema. No es eso. Por supuesto
que los tienen.
Imagen de Diana, película que ha contado con la
fotógrafa y videoartista Irene Cruz como directora de fotografía
Para reflejar ese ambiente turbio
y enrarecido, la factura visual del film tenía que estar acorde con dicha idea
y, en ella, juega un papel fundamental el trabajo de Irene Cruz, fotógrafa y
videoartista, quien, en Diana, ha
hecho su debut como directora de fotografía. Con ella hemos hablado y le hemos
preguntado sobre cómo enfocó su labor en esta área.
CINE ARTE MAGAZINE: En función del guion y de las conversaciones con el
director, ¿cuál fue tu planteamiento global sobre la fotografía que la película
debía tener?
IRENE CRUZ: La verdad es que hacía algún tiempo que Alejo se había
fijado ya en mi trabajo personal y en la forma en la que trato la luz. Cuando
leí el guion, me sorprendió muchísimo y no entendí muy bien por qué me eligió a
mí, casi todos los escenarios se salían de mi imaginario. Diana es una historia que se sucede en la Castellana, Madrid, casi
todo en ambientes interiores, el gran centro financiero de la ciudad… pero
según íbamos rodando lo entendí todo, sobre todo aquello de “es que quiero que
tú hagas la fotografía porque no vienes con fórmulas pre-establecidas”… Y así,
hasta acabar los rodajes y, finalmente, etalonar... Comprendí perfectamente lo
que Alejo vio en mí, cuando yo ni
siquiera me había dado cuenta de que podría desenvolverme tan bien en algo que
sentía tan diferente. Ha sido todo un auto-descubrimiento. Desde luego que Diana marca un antes y un después en mi
carrera, se puede decir que ahora me atrevo con todo.
Como curiosidad, al principio,
fuimos fijándonos y poniendo en común referencias, Paris, Texas, Buffalo ‘66,
y Eyes Wide Shut fueron algunas de
las que tuvimos sobre la mesa. Luego todo el planteamiento global de luz
también estuvo ligado al Departamento de Arte y de Vestuario, ya que era muy
importante que todo guardara cierta armonía. Pienso que Alejo ha sido un muy
buen director que ha arriesgado mucho rodeándose de artistas que no teníamos
mucha experiencia en el cine. Y para mí que le ha salido bien la jugada. Ahora
mismo me encantaría tener la oportunidad de seguir dando más luz al cine.
Irene Cruz, en un
momento del rodaje de Diana (Fotografía:
Irene Cruz)
CINE ARTE MAGAZINE: La película se desarrolla en varios escenarios y ambientes claramente definidos (el piso de Sofía, las oficinas de Jano, el lugar de encuentro entre Sofía y Diana, los lugares donde Sofía es entrevistada, la ciudad, que en los paseos de Jano, adquiere una cierta presencia fantasmal…). ¿Creaste diversos enfoques visuales para cada una de estas situaciones?
IRENE CRUZ: Claro, todo siempre en conversación con Alejo. Él
buscaba soluciones distintas, fuera de las fórmulas y los tecnicismos ya (muy)
vistos propios de muchas de las películas que visionamos hoy en día. Diana fue muy artesanal, jugamos con
muchas luces, con muchos colores. Por ejemplo las secuencias de Jano y de Sofía
en su habitación son prácticamente media película, y para que el espectador
viviera esa elipsis de tiempo, jugamos con luces, con colores, por ejemplo, al
principio era cálida, natural, pasaba a rojos, lilas… y acababa en verde,
cuando la cosa se ponía turbia, también iban cambiando los movimientos de
cámara… Alejo lo tenía todo muy pensado, pero a veces dejábamos paso a la
improvisación y al “duende”, que a veces aparece. También cuando Jano ardía en
su esplendor jugábamos con cristales rotos delante del objetivo… muchos de los
planos de esta película están rodados con unas lentes de los años 70 a las que
tengo gran cariño, y con las que siempre he hecho mis fotografías.
Dos momentos del
rodaje de Diana en los que Irene Cruz
toma imágenes de Jorge Roldán y Ana Rujas (Fotografía: Irene Cruz)
Y, de este modo, llegamos a la matrioska final, al clímax del film, al instante en que Sofía rompe todos los esquemas, rompe nuestras expectativas, es decir, las de nosotros como espectadores, y lanza el reto definitivo, aquel que pone en cuestión el orden en que nos desenvolvemos y las falsas creencias que nos dominan. ¿Estamos, realmente, dispuestos a aceptar la verdad? Quizás, el problema es que la verdad nos incomoda y hemos decidido vivir en un clima de falsedad e impostura. Sofía, el personaje interpretado por Ana Rujas, se planta ante dicha actitud y nos desafía para que salgamos de nuestra amodorrada resignación.
CINE ARTE MAGAZINE: Ana, esta película te ha marcado mucho, ¿no?
ANA RUJAS: Sí. Yo he sido más libre después de hacer la película. Y
de conocer a Alejo. Es verdad. Es también el primero que ha apostado por
atreverse a darme algo que él consideraba que yo podía hacer y que yo también
consideraba. A mí también con mi compañía de teatro me gusta hacer este tipo de
papeles. Pero la oferta es poca. Y la apuesta es poca.
CINE ARTE MAGAZINE: ¿Te aconsejaron en algún momento que no hicieras
este papel?
ANA RUJAS: Bueno, daba un poco de miedo. A mí, también un poco al
principio. Pero yo confié mucho en Alejo y en mi intuición. La verdad es que
fue un poco una cuestión de “tengo que hacer esto”. No sabía dónde iba a llegar
pero quería hacerlo. Me quería meter en este proyecto.
ALEJO MORENO: No nos conocíamos ni yo sabía mucho sobre lo que
había hecho, pero desde que hizo el casting
me quedé completamente impactado. No tuve ninguna duda. Luego, sentí que ella
confiaba plenamente en mí. Ella se mueve por instintos muy parecidos a las míos.
Se deja llevar mucho por mi intuición. Yo soy creyente de la intuición cien por
cien.
ANA RUJAS: Y yo…
ALEJO MORENO: Y, entonces, es como que nos caemos bien… Hay
simpatía.
ANA RUJAS: Me gustó mucho rodar con él porque es muy duro y yo
también soy muy exigente y fue una experiencia muy buena. Y creo que también es
importante la relación que se tenga con el director o directora para llegar al
límite de tu interpretación. Un actor tiene que estar muy libre y muy conectado
al mismo tiempo para poder mojarse realmente…
ALEJO MORENO: … por lo menos en una producción tan pequeña e
independiente como esta. Me imagino que si estás en una superproducción, con
todas las comodidades, con una caravana, igual no te da tiempo ni hablar con el
productor pero tienes vías de escape. Pero aquí la inmersión y el compromiso
tienen que ser brutales. Si no te llevas bien, si no hay conexión o si no
comunicamos bien, supongo que a mitad de rodaje se acaba la película…
ANA RUJAS: O no hubiera ido…
ALEJO MORENO: Efectivamente, no hubieras ido.
Como han podido comprobar, Diana es una película de muchas caras
que, conforme se revelan, irán sorprendiendo a los espectadores y les irá
quebrando todas y cada una de las expectativas que se hayan podido formar al
principio de la historia. Y aún hay un secreto que no hemos desvelado. ¿Quién
es Diana? Si quieren averiguarlo, a partir del viernes 9 de agosto, la película
de Alejo Moreno estará disponible en Filmin. Para quienes aún no la hayan visto, ahora
tienen la oportunidad de encontrarse con una obra destinada a ser, más pronto
que tarde, un título de culto de nuestro cine.
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