UNA PASIÓN SINGULAR (2003) DE ANTONIO GONZALO. EL ORIGEN DE LA AUTONOMÍA ANDALUZA (y II)

 


En el anterior artículo, empezamos a hablar de la película Una pasión singular de Antonio Gonzalo, la cual reflejaba muy bien el contexto histórico e ideológico en el que desarrolló su labor política e intelectual Blas Infante. Hoy, vamos a comentar las contradicciones que se derivaron de dicho contexto y que dicho film también sabe retratar con gran precisión y exactitud.


A la izqda., foto de Blas Infante tomada en 1914. A la dcha., portadas de sus dos obras más importantes: Ideal andaluz (1915) y La verdad sobre el complot de Tablada y el Estado libre de Andalucía (1931)


El pensamiento de Blas Infante siempre estuvo impregnado de una enorme preocupación social, nacida de su conocimiento desde la infancia de la situación del campesinado andaluz. En una de las primeras secuencias de Una pasión singular, vemos cómo uno de los hijos de una familia de jornaleros ha sido reclutado para ir a participar en la guerra de Cuba. Blas Infante, siendo aún un niño le pregunta asustado a su abuelo si él también va a tener que acudir alguna vez a una guerra. El abuelo le responde que no se preocupe por ello ya que, si ocurre tal contingencia, él se encargará de pagar al Estado para librarle de la obligación de realizar el servicio militar. Con ello, se está refiriendo a la posibilidad de "redención a metálico" que existía en aquella época para eludir la posibilidad de tener que ingresar en el ejército, posibilidad que, obviamente, solo era factible para quien pertenecía a las clases altas de la sociedad. (Dicha posibilidad fue derogada por el llamado "Gobierno largo" de Antonio Maura por Real Orden de 5 de agosto de 1909 pero, tras la caída de este político a raíz de los acontecimientos de la Semana Trágica de Barcelona, fue reinstaurada inmediatamente por Real Orden de 12 de octubre de 1909). Esto significó que los soldados que participaron en la guerra contra Estados Unidos en 1898 y en la futura guerra de Marruecos pertenecieron casi exclusivamente a las clases trabajadoras de este país. Ello ya supone un indicio más que trascendente de las fuertes desigualdades sociales existentes en España en el primer tercio del siglo XX, desigualdades que en Andalucía tenían mucho mayor alcance debido a la situación de desempleo o empleo precario de los jornaleros, situación que Blas Infante conoció de primera mano y cuya resolución se convirtió para él en una prioridad de máxima urgencia.


Blas Infante siempre mostró una fuerte preocupación por la situación del campesinado andaluz


Por dicho motivo, es fácil comprender que Blas Infante se entregara al georgismo, ya que las circunstancias expuestas por Henry George en su obra Progress and Poverty eran perfectamente aplicables al caso del medio rural andaluz. Esta dimensión social del andalucismo se diferenciaba claramente del tipo de pensamiento que caracterizó, en las mismas fechas, a los nacionalismos vasco y catalán, los cuales, basados sobre todo en el elemento de "identidad", encontraron fuerte arraigo en Euskadi y Cataluña gracias a convertir a la burguesía de dichos territorios en el núcleo de apoyo de su base social. Solo habría que hacer referencia a un dato para mostrar la distancia entre los diferentes movimientos políticos: Francesc Cambó, gran líder del nacionalismo catalán del momento, se unió a los somatenes –especie de cuerpo de seguridad civil no policial que existía en Cataluña– que se alzaron contra los sindicalistas que convocaron la famosa huelga de "la Canadiense", la Barcelona Traction, Light and Power Company, actitud que hubiera sido impensable en Blas Infante. Por su propio carácter, el pensamiento de este no podía contar bajo ningún concepto con el apoyo de las clases privilegiadas de la región sino que tuvo que buscar la adhesión de, sobre todo, los trabajadores rurales, en cooperación o competencia, según las circunstancias, con republicanos, socialistas y anarquistas. Pero, al mismo tiempo, desde su primera obra, Ideal andaluz, Blas Infante también defendió la necesidad de crear un poder regional para resolver los problemas específicos de Andalucía, por lo que, a partir de ambas premisas, surgió todo un mar de conflictos y contradicciones que explica los avatares que el andalucismo vivió en esos años.


En la primera foto, casa de Blas Infante en Coria del Río (Sevilla), cuya construcción está inspirada en la arquitectura de Al-Ándalus. En las dos siguientes fotos, escenas de Una pasión singular rodadas en dicha casa. En la primera, se refleja el momento de la detención de Blas Infante en 1936. Sebastián Haro interpreta el personaje del sargento Crespo. En la segunda, Daniel Freire conversa con Manuel Morón, quien interpreta al líder anarquista Pedro Vallina.


Blas Infante, en función de su defensa de la reforma agraria y del fin del latifundismo, se vio enfrentado al regionalismo romántico y costumbrista que propugnaba, por ejemplo, la revista Bética, en la cual, tal como se muestra en una escena de Una pasión singular, José Gastalver negaba, en un primer momento, la propia existencia del latifundismo y, posteriormente, afirmaba que tal latifundismo no era un problema y que sería la modernización de las explotaciones la que traería la mejora de las condiciones de vida de los campesinos. Pero, al mismo tiempo, Ideal andaluz también significó el enfrentamiento de Blas Infante con el georgismo, como la película también refleja (en una discusión del protagonista con Antonio Albendín, uno de los principales divulgadores de dichas ideas en España). El georgismo se definía como internacionalista y, por ello,  les resultaba incompatible el regionalismo que Blas Infante defendía. Ya en tiempos de la II República, la lista electoral promovida por el pensador y político, en la que él y Ramón Franco se presentaban como candidatos del Partido Republicano Federal al congreso constituyente en las elecciones legislativas de 1931 con el apoyo de los anarquistas, contaba con el rechazo de la conjunción republicano-socialista que la veía como una rival importante que se movía en su mismo espectro político. Eso podría explicar el caso del "complot de Tablada" que echó abajo las posibilidades de dicha candidatura y respecto al que Blas Infante, en su libro La verdad sobre el complot de Tablada y el Estado libre de Andalucía, siempre consideró una falsedad inventada por el Gobierno provisional de la República para cerrarle el paso de su entrada en el Congreso de los Diputados. Al mismo tiempo, su actitud pacifista y reformista no acababa de ser comprendida por los anarquistas, que buscaban un proceso de cambio más acelerado en el cual no descartaban la acción violenta. A todo ello se unió los problemas personales que su acción política le acarreó con su esposa y toda su familia política, la cual, formando parte de la alta burguesía, no podía ver con buenos ojos las ideas y las obras de Blas Infante.


Momento de Una pasión singular en el que se refleja el enfrentamiento de Blas Infante con Antonio Albendín


Por todo ello, la conclusión que se puede sacar es que, deseando crear un movimiento de amplio espectro social, las circunstancias de la época, con las fuertes tensiones sociales y la intensa polarización política reinantes, hizo imposible los propósitos de Blas Infante y no solo eso, sino que acabó siendo víctima de los dramáticos avatares históricos que tuvo que vivir. Si se ve Una pasión singular teniendo en cuenta todo lo que hemos explicado en estos dos artículos, nos permitirá comprender perfectamente que Blas Infante, no sabemos si por un exceso de idealismo o de ingenuidad pero con absoluta buena fe, intentó conciliar posiciones que no querían conciliarse con otras perspectivas y puntos de vista. Nunca se dejó llevar por la polarización pero, como todos los que en los años treinta de nuestro siglo buscaron el no dejarse llevar por ella, acabó siendo arrastrado por aquellos que convirtieron la polarización en el eje de su actuación política. Aunque, a día de hoy parezca una historia distante que nada tiene que ver con el tiempo actual, en realidad lo que vivió el andalucismo durante la II República está más cerca de nosotros de lo que podemos llegar a pensar a la altura del año 2021. Lejos de radicalismos y proselitismos sociales, la dificultad del andalucismo de crear un movimiento de amplia base social es la misma que tuvo en su día Blas Infante para alcanzar el mismo objetivo. Por ello, el relato de Una pasión singular está mucho más vigente de lo que una visión apresurada puede hacernos creer.


Daniel Freire y Marisol Membrillo en un momento de Una pasión singular


IMÁGENES DE LA PELÍCULA


Una pasión singular de Antonio Gonzalo ofrece un retrato preciso de la labor política e intelectual de Blas Infante


Momento de Una pasión singular que reconstruye la detención de Blas Infante en el Cine Jáuregui de Sevilla


La labor de Blas Infante no solo le acarreó conflictos políticos sino también familiares


Escenas de Una pasión singular que reconstruyen el momento de la candidatura de Blas Infante y Ramón Franco al Congreso de los Diputados y la campaña electoral realizada


Dos escenas de Una pasión singular en la que su protagonista, Daniel Freire, aparece con Álex O'Dogherty y Antonio de la Torre, respectivamente





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