Katherine Sorel en una escena de El corazón de Europa
CINE ARTE MAGAZINE: Hola, Juan. Con anterioridad, ya te hicimos una
entrevista sobre toda tu carrera y sobre el estreno de El vientre de Europa. Podemos decir que ahora retomamos la
conversación de entonces y nos toca hablar de la segunda película de tu nueva
trilogía, El corazón de Europa. La
primera pregunta es obligada: ¿cómo ha afectado la crisis sanitaria a la puesta
en marcha del proyecto y al rodaje? ¿Cómo te estás sintiendo al rodar con
medidas de seguridad que nunca antes habían existido?
JUAN PINZÁS: Ha afectado mucho y en varios sentidos, pues al tratarse de una propuesta de cine de autor, experimental, artística, he creído absolutamente necesario hacer cambios significativos sobre el guion previsto y adaptarlo a estas circunstancias tan particulares de pandemia, así que decidí incluir la Covid-19 como un elemento dramático más de esta ficción-realidad que íbamos a filmar. Por otra parte, nos hemos visto obligados a cambiar el modus operandi de producción, eliminar algunas localizaciones previstas y sustituir otras, un equipo técnico muy reducido, los justos para poder sacar la película adelante, y siempre, en todo momento, respetando escrupulosamente las medidas de prevención para evitar cualquier posible contagio durante el rodaje. Poco a poco, hemos ido cogiendo el pulso a la filmación y al final está resultando bastante más llevadera de lo que podíamos imaginar en un principio.
Volveremos a ver a Elke Krüger en El corazón de Europa
CINE ARTE MAGAZINE: El corazón de Europa es la segunda película planteada según tu decálogo, el “decálogo pinzasiano”. Una pregunta hecha con precipitación podría plantearte que, al ser la segunda, te está siendo más fácil afrontar el desafío de seguir dichos principios pero, conociéndolos, creo que lo correcto sería decir que cada película supone un reto y esfuerzo mayores. ¿Estamos en lo cierto?
JUAN PINZÁS: Desde luego, como bien dices, cada película supone un reto y esfuerzo mayores. Y en esta ocasión, sobre todo la primera semana de rodaje me resultó bastante más difícil que en la anterior entrega de la trilogía. Llegué a preocuparme mucho porque no conseguía la misma concentración y atino de entonces. Las cosas no fluían espontáneamente en el rodaje. No se producía esa magia necesaria para que lo que rodábamos nos sorprendiera a nosotros mismos. Tuve la sensación de que estábamos haciendo un rodaje convencional ajustándonos al guion y que el decálogo ya no servía, no era útil. En algunas ocasiones tuvimos que hacer una pausa en el rodaje de más de una hora para finalmente encontrar lo que no estaba escrito en el texto. En esta propuesta cinematográfica, el guion es solo una guía y así está concebido, para a partir de esa premisa poder crear en el propio rodaje y vivir cada situación como algo nuevo, para ello ha de producirse una magia especial, algo que nos fascine, que nos conmueva y nos desvele lo que el guion tal vez sugiere pero no está escrito, porque no puede estarlo todavía. Y el decálogo una vez más nos fue, y nos sigue siendo, de gran utilidad porque volvimos a creer en él y a ponerlo en práctica con todas sus consecuencias.
Juan Pinzás vuelve a interpretar a Julián Pintos en El corazón de Europa
CINE ARTE MAGAZINE: En El vientre de Europa, se conectaba la situación posterior a la II Guerra Mundial, con toda su estela de huérfanos y desaparecidos, con la crisis de los refugiados que, en ese momento, estaba en su punto álgido, con tu propia situación personal. ¿Vamos a ver algo parecido en El corazón de Europa o será algo muy diferente? ¿Habrá cuestiones de actualidad presentes en el argumento?
JUAN PINZÁS: El corazón de Europa va a ser muy distinta en la forma y en el fondo a su predecesora; aunque es cierto, y me gusta que así sea, se reconoce perfectamente como otro volumen de esta ‘trilogía europea’ que tiene unas características propias e inconfundibles que la identifica. Por ejemplo, el personaje femenino de la Máscara de Plata, o mi doble personaje de Julián y Alter Ego, que ya conocen los espectadores de El vientre de Europa, y en cierto modo estos tres personajes son el hilo conductor de la propuesta. Cine humanista que propone una reflexión sobre la vida y la muerte en un momento de pandemia como el que estamos viviendo en la Europa que nos atañe, y en todo el planeta, cuyas consecuencias seguirán latentes durante mucho tiempo. Todo ello se aborda en este film pero no precisamente de forma explícita, aunque también en algún momento, pero especialmente de forma metafórica que me parece mucho más efectivo, interesante, contundente incluso, y, desde luego, artístico. Quiero distanciarme todo lo que pueda del docudrama y, por supuesto, de algunos programas de televisión que a su manera informan y a la vez hacen sensacionalismo con el tema de la pandemia. Yo, para lograr el objetivo que me he propuesto con esta segunda entrega de mi trilogía europea, he obviado el cine narrativo convencional y he decidido indagar en el ensayo, el cine artístico, el cine contemplativo, en fin, el cine no narrativo, acuñado también por algunos como cine pos-narrativo. Voy en busca de una película sensorial, para contemplar, reflexionar mientras la ves y, especialmente, después de haberla visto. No quiero decir que esta sea la mejor forma de hacerla, ni tampoco la única, pero es la forma que a mí más me gusta, la que yo siento; y necesito por encima de todo ser coherente conmigo y honesto con el público.
CINE ARTE MAGAZINE: ¿Con quién vas a contar en el reparto del film?
JUAN PINZÁS: Al igual que la anterior, ésta es una película de pocos personajes y prácticamente repiten los mismos protagonistas. Elke Krüger encarna de nuevo a la Máscara de Plata, y Katherine Sorel, en esta ocasión, da vida a dos personajes que recupero de New York Shadows, pues me pareció muy interesante rescatar en esta propuesta onírica, de personajes que se desdoblan, de juego de espejos, a las máscaras del teatro, la máscara feliz Talía, musa de la comedia, y la máscara triste, Melpómene, musa de la tragedia, que aquí representan metafóricamente la dualidad de la mujer a la que ama Julián. También repite María Villar encarnando de nuevo a la madre de Julián. A María Villar la recuperé en El vientre de Europa, después de 35 años de haber trabajado con ella como actriz en mis primeros cortometrajes rodados en formato de 35 mm. Por otro lado están los personajes que yo interpreto, Julián Pintos y el Alter Ego. Y también un par de personajes episódicos que el espectador descubrirá viendo El corazón de Europa.
CINE ARTE MAGAZINE: Como director de la película, ¿qué sientes que es lo más importante que quieres transmitir con ella?
CINE ARTE MAGAZINE: Según tus cálculos, ¿cuándo crees que estará terminado el rodaje de la película y cuándo podría ser su estreno?
JUAN PINZÁS: La primera etapa del rodaje de la película, la más larga y compleja, la finalizaremos este mes de enero en Madrid. Nos queda pendiente rodar, un poco más adelante, unas secuencias en Galicia y en varias ciudades europeas, cuando la pandemia nos lo permita. Si las cosas se complican más de lo previsto, tenemos un plan B para concluir igualmente el rodaje. Estamos trabajando a la vez en la posproducción de la película. El estreno en salas de cine está previsto dentro del último trimestre de 2021 y creo que se cumplirá la fecha.
Juan Pinzás en un momento del rodaje de El corazón de Europa
CINE ARTE MAGAZINE: Y, para terminar, una sorpresa que en los últimos meses nos has dado. Va a haber segunda parte de New York Shadows, ¿no?
JUAN PINZÁS: Me encantaría que así fuera. Llevamos varios años pensando en ello y dándole vueltas al tema. Ahora, como es obvio, las cosas se han complicado para rodar nosotros en EE.UU., pero en cualquier caso el proyecto sigue ahí y estamos tratando de llevarlo a cabo tan pronto sea posible. Por otro lado, la encantadora actriz norteamericana Rena Riffel (Mulholland Drive de David Lynch o Showgirls de Paul Verhoeven, etc.), que iba a intervenir en New York Shadows, y que finalmente no pudo ser, está también muy animada a rodar este proyecto cuanto antes, y eso es un estimulo.
Como ven, Juan Pinzás continúa con su insobornable vocación por el cine (por el cine más audaz e independiente, habría que añadir) y sigue superando todos los obstáculos para ofrecer a los espectadores una nueva película. Tenemos ya ganas de verla y de poder anunciar que la segunda parte de New York Shadows es una realidad puesta en marcha, confirmando la trayectoria de un director que, a lo largo de toda su carrera, ha apostado por un cine alejado de cualquier convencionalismo y de cualquier camino ya manido y trillado. Juan Pinzás siempre ha huido de fórmulas rutinarias y eso es algo que sus seguidores siempre le agradecemos.
Muy definidas su tematicas y manera de hacer las cosas, esperando ver sus proyectos en la cartelera del cine
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