Hoy, publicamos la reseña de Puñales por la espalda de Fernando González Molina, película que ya
está disponible en Filmin, Google Play, Rakuten TV y Netflix.
TRÁILER DE LA PELÍCULA:
IMÁGENES DE LA PELÍCULA:
TÍTULO: Legado en los huesos. TÍTULO ORIGINAL: Legado en los huesos. AÑO: 2019. NACIONALIDAD: España-Alemania.
DIRECCIÓN: Fernando González Molina. GUION: Luiso Berdejo, adaptando la novela
homónima de Dolores Redondo. MONTAJE: Verónica Callón. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA:
Xavi Giménez. MÚSICA
ORIGINAL: Fernando Velázquez. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Marta Etura, Leonardo
Sbaraglia, Imanol Arias, Francesc Orella, Benn Northover, Carlos Librado ‘Nene’,
Itziar Aizpuru, Patricia López Arnáiz, Alicia Sánchez, Ana Wagener, Susi
Sánchez, Eduardo Rosa, Ángel Alkain, Pedro Casablanc, Paco Tous, Manolo Solo,
Elvira Mínguez, Colin McFarlane, Miquel Fernández, Miren Gaztañaga, Marta
Larralde, Álvaro Cervantes, Alberto González. DURACIÓN: 121 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL: www.legadoenloshuesos.com. ENLACE EN FILMIN: https://www.filmin.es/pelicula/legado-en-los-huesos. ENLACE EN
GOOGLE PLAY: https://play.google.com/store/movies/details/Legado_en_los_Huesos?id=0k_FfwBt-TA.P&hl=es. ENLACE
EN RAKUTEN TV: https://www.rakuten.tv/es/movies/legado-en-los-huesos. ENLACE EN NETFLIX: https://www.netflix.com/title/80990327.
En los últimos tiempos, se ha
producido un cambio de percepción en relación a lo que es el género negro que,
no por no haber llamado apenas la atención, no deja de suponer un giro
sustancial y radical en cuanto a lo que es la concepción del formato y sus límites
reales. Cuando, en su día, se estrenaron títulos como El silencio de los corderos (1991) de Jonathan Demme o Seven (1995) de David Fincher, los
mismos no fueron definidos como films noir
sino que fueron inscritos en el género de terror o en el género criminal (en el
caso de Seven, habría que hablar, más
bien, del género gótico-criminal), lo cual era lo más coherente en función de
la naturaleza de ambas obras. Hace un par de años, sin embargo, me sorprendió que las dos películas eran incluidas, sin ningún tipo de duda o reparo, en el
género negro, algo que es más discutible que consistente. Sin embargo, ello me
sirvió para no volver a sorprenderme cuando novelas como El silencio de la ciudad blanca de Eva García Sáenz de Urturi (cuya
adaptación cinematográfica comentamos recientemente)
o la “Trilogía del Baztán” de Dolores Redondo fueran clasificadas como novelas
negras aunque, en mi opinión, son historias que quedan completamente fuera de
esa categoría, al no concebir el crimen como un hecho social sino como un hecho
inmerso en el esoterismo y en determinadas patologías de carácter individual.
Con ello, no estoy juzgando la calidad de estas obras sino que estoy poniendo
en tela de cuestión la etiqueta con las que han sido promocionadas, lo cual se
debe menos al rigor que a un afán de añadirles la vitola de prestigio que la
misma suponía. No obstante, este hecho no es una circunstancia baladí porque la
confusión en cuanto a géneros puede implicar, a su vez, la confusión en la
conjunción de los aspectos creativos de una obra, al mezclar elementos
contradictorios, incompatibles y disfuncionales entre sí o al conllevar el no
poder ajustar adecuadamente el ritmo y el tono necesarios para la historia. Con
Legado en los huesos, adaptación
cinematográfica de la segunda entrega de la “Trilogía del Baztán”, ello es lo
que, en gran medida, ocurre y todos sus defectos nacen de no tener claro de inicio
qué tipo de relato es el que se quiere narrar a los espectadores.
Efectivamente, la estructura
narrativa de Legado en los huesos es
compleja y mezcla diferentes tramas y planos temporales. Hay, además, una gran
abundancia de personajes, la inmensa mayoría de ellos generadores en el
espectador de todo tipo de recelos y sospechas. Y todo ello conforma una estructura
narrativa clásica del género negro. Pero, en este, su vocación de realismo
acaba haciendo asimilable todo un retablo de perfiles y situaciones que se
asemejan a las que nos pueden resultar próximas o conocidas en nuestra vida cotidiana
o a lo que podemos ver o leer en las noticias de los medios de comunicación
mientras que las que se muestran en Legado
en los huesos, más propias del género de terror, terminan abrumando y
haciendo dinamitar la verosimilitud del argumento (para colmo, en el clímax de
la historia tiene lugar toda una inundación, guinda final a todo un cúmulo de
circunstancias extremas). Hay dos elementos
que, no obstante, vienen a salvar el film. El primero, las actuaciones sin
excepción de todo el reparto, que logran hacer creíbles unos personajes que se mueven
a lo largo de todo el metraje en la cuerda floja. El segundo, una dirección que
sabe dotar al film de un ritmo y de una atmósfera eficaces, de modo que el
espectador se sumerge en la historia y se deja llevar por un relato que, aunque
sea desajustado (y se perciba claramente ese desajuste), es altamente hipnótico
y sugestivo, una historia que apunta directamente a nuestro inconsciente sin
pasar por la parte racional de nuestro cerebro: algo que, obviamente, es propio
del género de terror y no del género negro…
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