TÍTULO: Tres veranos. TÍTULO ORIGINAL: Três Verões. AÑO: 2019. NACIONALIDAD: Brasil-Francia. DIRECCIÓN: Sandra Kogut. GUION: Iana Cossoy Paro y Sandra Kogut. MONTAJE: Luisa Marques y Sérgio Mekler. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Ivo Lopes Araújo. MÚSICA ORIGINAL: Berna Ceppas. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Regina Casé, Rogério Fróes, Gisele Fróes, Otávio Müller, Carla Ribas, Daniel Rangel, Jéssica Ellen, Vilma Melo, Paulo Verlings, Luciano Vidigal, Carolina Pismel, Saulo Arcoverde, Edmilson Barros, Charles Fricks, Alli Willow. DURACIÓN: 94 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL: https://www.elamedia.com/Catalog/TRES-VERANOS.
CALIFICACIÓN:
El próximo viernes 6 de agosto se estrena en los cines españoles la película brasileña Tres veranos de Sandra Kogut. Este film se proyectó en la Sección Oficial del Festival de Málaga 2020, en el cual ganó el Premio Especial del Jurado de la Crítica y el Premio a la Mejor Actriz para su protagonista, Regina Casé, y, además, también fue seleccionado en el Festival Internacional de Cine de Toronto, en el Antalya Golden Orange Film Festival (donde Regina Casé también ganó el Premio a la Mejor Actriz), en el Festival de Cine de La Habana (donde la película ganó el Premio a Mejor Montaje) y en el Festival de Cine de Río de Janeiro (donde Regina Casé volvió a ganar el premio a la mejor interpretación femenina). Ahora, con motivo de su estreno en España, publicamos reseña de la película y entrevistamos a su directora, Sandra Kogut, quien nos ha explicado las claves más importantes de su film.
TRÁILER DE LA PELÍCULA:
Existen muchas formas de abordar los procesos sociales de cambio, evolución y subsiguiente incertidumbre. Se puede hacer (suele ser lo más habitual) desde un estricto realismo tal como se puede ver en La terra trema (1948) y Rocco y sus hermanos (1960) de Luchino Visconti, Surcos (1951) de José Antonio Nieves Conde, Los nuevos españoles (1974) de Roberto Bodegas, Asignatura pendiente (1977) y Solos en la madrugada (1978) de José Luis Garci o La cuadrilla (2001), En un mundo libre (2007), Yo, Daniel Blake (2016) y Sorry, We Missed You (2019) de Ken Loach; desde la introspección psicológica, como podemos comprobar en El grito (1957) de Michelangelo Antonioni o Memorias del subdesarrollo (1968) de Tomás Gutiérrez Alea; desde la sátira, tal como se hizo en La regla del juego (1939) de Jean Renoir, El sirviente (1963) de Joseph Losey, El graduado (1967) de Mike Nichols, Juventud sin esperanza (1971) de Milos Forman o Selfie (2017) de Víctor García León; desde el arrebato estético más frenético y desaforado, como en Tierra en trance (1967) de Glauber Rocha; o desde elevados niveles de abstracción y distanciamiento, con Teorema (1968) de Pier Paolo Pasolini tal vez como máxima expresión de ello. Tres veranos de Sandra Kogut, en su afán por retratar la realidad de la situación brasileña, tiene la virtud, gracias a su estructura narrativa, de desarrollarse en un milagroso y prodigioso territorio indefinido en el que lo inesperado se puede abrir camino y en el que afloran circunstancias, decisiones y sentimientos que solo son posibles en momentos de quiebra e inflexión en los que hay que reconsiderar todo aquello que se concebía como fijo e inamovible porque, de repente, se demuestra volátil, precario y efímero.
Otávio Müller (izqd.) y Regina Casé (der.) en una escena de Tres veranos
Tres veranos, como su nombre indica, transcurre a lo largo de tres periodos estivales sucesivos que, en la zona de Brasil donde tiene lugar la historia, coinciden con las fiestas de Navidad, de modo que veremos qué ocurre a lo largo de tres diciembres de tres años consecutivos en la casa de vacaciones de una acaudalada familia que cuenta con un amplio servicio de personal doméstico a su disposición. La película empieza pareciendo una amable comedia costumbrista en la que vemos, por un lado, el contraste entre los hábitos, los gustos y las formas de pensar de las clases altas con los del personal de servicio y, por otro, las modestas ambiciones de la protagonista de la película, una de las empleadas de la familia, una magnífica Regina Casé, que sueña con instalar un quiosco de comidas y bebidas al lado de la carretera. Pero, de improviso, sucede algo que trastoca el estado de la situación y deja paso, primero, a un contexto de incertidumbre (que casi podríamos denominar un El ángel exterminador de Luis Buñuel a la inversa) y, después, a una búsqueda de imaginativas soluciones que desembocan en un final feliz que no podemos dejar de emparentar con la tradición del realismo mágico latinoamericano. Esta evolución de la trama con varios giros argumentales y estilísticos en su desarrollo es sostenida por unas excelentes interpretaciones por parte de todo el reparto, debiendo destacar los magníficos trabajos de la ya citada Regina Casé (a quien ya vimos en Una segunda madre –2015– de Anna Muylaert) y del veterano Rogério Fróes, quien interpreta el papel del abuelo de la rica familia propietaria. Fresca, naturalista e imprevisible, Tres veranos nos habla de la capacidad de adaptación y supervivencia de sus personajes y de la posibilidad de que la realidad presente resquicios que nos permitan huir de lo rutinario y adocenado. Al final, la moraleja de esta chispeante fábula sería que siempre hay que estar abiertos a lo maravilloso para que este no acabe pasando de largo de nuestras vidas como consecuencia de la falta de atención o de la ausencia de optimismo. Unos fuegos artificiales y el inicio de un nuevo año son la rima perfecta a un desenlace en el que nos preguntaremos qué serán del destino de unas vidas que, en el futuro, quizás conocerán retos y dificultades que ni los propios protagonistas pueden imaginar en su momento culminante de exaltación y alegría.
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ENTREVISTA A SANDRA KOGUT
Sandra Kogut, directora de Tres veranos
Hemos tenido la oportunidad de entrevistar a la directora de Tres veranos, Sandra Kogut, y le hemos preguntado sobre algunos de los aspectos esenciales de su película.
CINE ARTE MAGAZINE: Hola, Sandra. La primera cuestión que te querría preguntar es sobre el argumento de Tres veranos. Vamos a asistir a una narración muy peculiar en la que los criados de la casa van tomando poco a poco el control de las posesiones de sus señores. ¿Cuál fue el detonante para crear y querer contar esta historia?
SANDRA KOGUT: Yo quería hablar del momento específico que estaba viviendo Brasil, hacer un retrato de su situación justo antes del ascenso al poder de la extrema derecha. En ese particular momento, había señales de lo que estaba por venir pero creo que no fuimos capaces de detectarlas. Había muchos escándalos de corrupción y el país estaba siendo sacudido por historias muy intensas que podíamos seguir a través de los medios de comunicación. Entonces, yo también me pregunté a mí misma: ¿qué está sucediendo a las personas que viven alrededor de esa gente poderosa que está siendo detenida por diversos casos de corrupción? Estos personajes suelen ser invisibles. Así, cuando decidimos hacer esta película, teníamos claro que iba a girar en torno a ellos, no de la gente con poder sino de la gente que está en su órbita.
Los casos de corrupción que se han dado en Brasil tienen un importante peso en la trama de Tres veranos
CINE ARTE MAGAZINE: La segunda pregunta es sobre algo que me ha llamado la atención y es que Tres veranos puede ser contemplada desde diversos puntos de vista. Podemos verla como un retrato de su personaje protagonista (Regina Casé) que es una luchadora que siempre logra salir adelante, como un retrato del Brasil actual, como una fábula sociopolítica, como una película influenciada por algunas tendencias del cine asiático en la que vamos viendo, poco a poco, los pequeños cambios que va produciendo el paso del tiempo en los personajes, como un relato impregnado del realismo mágico que tanto se da en el cine latinoamericano en general y en el brasileño y en particular… ¿Cuál fue el proceso para crear una historia que presenta tantos matices y tantas facetas?
SANDRA KOGUT: Yo decidí muy rápidamente que la película iba a tener una estructura de tres episodios por diversas razones. La primera fue que yo quería hablar del tiempo y de los ciclos, sobre las cosas que cambian y sobre las que no, y la estructura episódica del film era una herramienta muy poderosa para poder hablar de esos temas. La segunda razón era que, al querer hablar de lo que le sucede a la gente que rodea a los poderosos acusados de corrupción, de lo que piensa y de cuál es su punto de vista, esa estructura episódica permitía que el núcleo de la historia tuviese lugar entre los episodios que mostramos. La gente cree que conoce la historia que está ocurriendo pero, en realidad, ello no es así porque, de hecho, no la estamos viendo. Podemos decir que Tres veranos refleja lo que sucede en los márgenes de esa historia que transcurre entre episodio y episodio y que verdaderamente sucede de forma ajena a quienes son los protagonistas del film. La tercera razón era que la película debía transcurrir en verano, que, en Brasil, es la estación donde se celebran las navidades y el Año Nuevo. Y en verano, en navidades y en año nuevo, todo es más intenso, donde cualquier drama familiar se amplifica pero que es, a la vez, un tiempo de futuro y esperanza. Es muy importante destacar que la casa donde se desarrolla la acción no es la residencia habitual de esta familia rica sino que es su residencia de vacaciones y a la que van solo una vez al año. Por ello, los empleados llegan a pensar que, ante la ausencia continua de sus dueños, esa casa es, realmente, su casa. Es un lugar en el que rigen unos sentimientos muy particulares y donde cualquier drama presenta matices muy diferenciados. Yo quería hablar sobre lo que se puede llegar a sentir en ese momento tan especial del año. Y, finalmente, también quiero señalar que el personaje de Magda, la protagonista, se mueve entre dos mundos ya que, por un lado, es empleada de esa familia rica pero, por otro, es la jefa de los restantes empleados de la casa y eso es muy interesante para mostrar ese momento concreto de la situación de Brasil que, como ya he dicho, era mi principal pretensión.
En Tres veranos, una familia rica verá sacudida su posición social por culpa de un escándalo de corrupción
CINE ARTE MAGAZINE: Quiero destacar el trabajo de dos actores porque creo que son dos pilares esenciales de la película en la medida en que dan una increíble verosimilitud a los personajes. Me refiero a Regina Casé y Rogério Fróes. ¿Cómo fue trabajar con ellos?¿Qué te aportaron?
SANDRA KOGUT: Cuando yo elijo a un actor para un papel, busco que siempre tenga un terreno común con el personaje que va a interpretar. No me gusta mucho la composición sino que me gusta que haya un nexo común entre lo que el actor es y lo que el personaje es. Regina es una fantástica actriz, es una amiga, hay una confianza sólida mutua, ella cree en mí, es una actriz que, además, siempre está en esa zona gris en la que no sabes dónde termina la actriz y dónde termina el personaje y eso me encanta. Rogerio es una figura muy importante del mundo del teatro en Brasil. Yo recuerdo haberlo visto actuar cuando yo era una niña y ya entonces era una figura consagrada. Cuando hicimos el film, ya se había jubilado y yo le invité a participar en el proyecto. Y la pregunta era: ¿sería capaz de hacerlo?¿sería capaz de hacer la interpretación que queríamos? Y puedo decir que solo ya con verlo, con contar con su presencia, él daba ya el personaje y era algo muy conmovedor.
Rogério Fróes y Regina Casé son dos actores fundamentales en el buen resultado final de Tres veranos
CINE ARTE MAGAZINE: ¿Qué películas y qué directores dirías que han influido más en tu cine?
SANDRA KOGUT: Esa es una pregunta difícil para mí porque hay muchos directores a los que yo amo. Sería duro hacer una lista porque habría más de uno que se me podría pasar por alto. Y, al mismo tiempo, aunque hay muchas películas que yo he visto a lo largo de muchos años las cuales adoro, cuando afronto un proyecto propio quiero olvidarme de todo ello. Cuando hago una película, solo me preocupa la vida. Evidentemente, todo lo que he visto está en mí pero intento que la vida guíe mi cine, que la película que realice dialogue con mi vida y no con otras películas.
CINE ARTE MAGAZINE: Para terminar, ¿qué les dirías a los espectadores para convencerlos de que vayan a ver tu película a cualquiera de las salas en las que se va a estrenar en España?
SANDRA KOGUT: Es una película donde puedes ver cosas que son muy importantes y que pasan en todos los países, incluso en España. Pero también es una película en el que hay emociones muy intensas: puedes reír, puedes llorar… Lo combina todo. Además, está ambientada en verano. Y, además, creo que, ahora mismo, es verano en España por lo que es el momento perfecto para ver esta película.
Confirmando lo que Sandra Kogut nos ha dicho sobre el estilo de su cine, efectivamente, viendo Tres veranos, tenemos la sensación de estar contemplando fragmentos de vida que son presentados al espectador con la cámara como mera intermediaria que busca en todo momento ser transparente para que la limpieza de las imágenes no se vea empañada por recursos estilísticos innecesarios. No es esta una de las menores virtudes de la película que se estrena el próximo viernes 6 de agosto y que, desde Cine Arte Magazine, recomendamos con pleno convencimiento de que gustará ampliamente a los espectadores.
En Tres veranos, veremos cómo la justicia poética redime a unos personajes que suelen ser siempre los grandes perdedores de la Historia
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