CALIFICACIÓN: 
Sin duda alguna, Ane es una de las grandes sorpresas del cine español de 2020. Es difícil realizar una película que sea transparente pero que no sea obvia, que se desarrolle con plena fluidez pero que no tema pedirle al espectador la paciencia necesaria para enseñar todas sus cartas, que sea suave y sutil en sus formas pero ácida y contundente en su fondo. Y Ane, opera prima de David Pérez Sañudo, lo consigue plenamente en su aproximación al abismo generacional existente entre madres/padres e hijas/hijos y en los vínculos de tóxica dependencia que pueden nacer de las relaciones materno/paterno-filiales. Toda esta tensión que acabamos de insinuar está presente, de forma absolutamente coherente, tanto en el estilo como en el argumento de la película. En el estilo, porque las interpretaciones muestran un esfuerzo colosal de contención, pero dejando explícito, al mismo tiempo, la dificultad de dicho esfuerzo para que quede claro que hay cosas que ocurren por debajo de la superficie que apenas pueden permanecer ocultas. En el argumento, porque la historia se desarrolla en dos vertientes paralelas: en una familia de padres divorciados que apenas saben qué es lo que está pasando con la vida de su hija y en una comunidad que está a punto de experimentar un cambio radical porque el tren de alta velocidad va a pasar por el lugar y muchas de las viviendas allí existentes van a ser expropiadas. Una familia y una comunidad al borde de la desintegración simultánea y cuyos destinos, a pesar de los intentos de los personajes para que ello no sea así, acabarán íntimamente entrelazados.
Patricia López Arnáiz protagoniza el film, en el papel de una de las vigilantes de las obras del tren de alta velocidad que va a pasar por el barrio donde vive. Su hija, Ane (Jone Laspiur), es una de las activistas que se opone al trazado de la vía ferroviaria. La madre no sabe qué hace su hija y, a pesar de que esta parece tener problemas en el instituto y en el seno del grupo al que pertenece, ella la defiende sin ambages. Pero, poco a poco, van aflorando circunstancias que van revelando que la vida de Ane es mucho más complicada de lo que sus padres creen y que aquella (y algunas de las personas con las que se relaciona) no dejan de encadenar mentira tras mentira para ocultar lo que verdaderamente está ocurriendo. La relación entre Ane y sus padres (sobre todo, con su madre) es de las que causan daño a quienes la forman, una conexión con tintes que bordean lo destructivo pero que, a pesar de ello, no se pueden romper, no se pueden obviar, no se pueden dejar a un lado, es un lazo irrompible sumergido en una espiral nociva. Ane logra retratar esta situación con escalofriante e implacable precisión y nos lleva a tener que señalar el nombre de David Pérez Sañudo como una referencia a seguir en el futuro inmediato porque, si logra mantener el nivel mostrado en Ane, estaremos ante uno de los realizadores más importantes de los próximos años. Algo que, en la situación actual, es una de esas buenas noticias que tanto falta nos hacen.
TRÁILER DE LA PELÍCULA:
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