Hoy, comentamos otras siete películas pertenecientes a distintas secciones del D'A Film Festival Barcelona 2020 y recogemos el palmarés y el ranking de nuestras películas favoritas del certamen. Pero nuestra cobertura del Festival no ha acabado, aún quedan algunas cosas muy interesantes por comentar...
SECCIÓN DIRECCIONS
Roubaix, une lumière de Arnaud Desplechin
CALIFICACIÓN:
Arnaud Desplechin, que nos había deslumbrado con su film Tres recuerdos de juventud, opta en esta ocasión por un formato que podría parecer de thriller pero que, en sentido estricto, se acerca en muchos momentos, más bien, a una especie de "docudrama" cuya referencia más directa sería, por ejemplo, la serie The Wire. Tras una casi primera mitad del film en el que se realiza la presentación de los personajes (a destacar los magníficos papeles que interpretan Roschdy Zem, un comisario de origen argelino que llega a ser casi una reencarnación del Maigret de Simenon, Antoine Reinartz, un teniente recién llegado a la comisaría que encierra un mundo interior rico de complejidades éticas y morales, y la pareja formada por Léa Seydoux y Sara Forestier, soberbias en la caracterización de una relación que sigue el esquema de persona dominante-persona dominada), le sigue un larguísimo segmento en el cual tiene lugar la dura y difícil resolución del crimen que constituye la columna vertebral de la trama. Una estructura algo descompensada entre los diferentes casos que enfrentan los policías resta fuerza a un magistral retrato de personajes y a una magnífica descripción de la situación socioeconómica de la ciudad de Roubaix que podían haber dado mucho más de sí pero que, al final, deja al espectador con la sensación de que son elementos que no han sido aprovechados con todo su potencial. Posiblemente, un formato de serie en vez de película le hubiera venido mucho mejor a la historia.
To the Ends of the Earth de Kiyoshi Kurosawa
CALIFICACIÓN:
El director nipón Kiyoshi Kurosawa, realizador de títulos míticos como Cure (1997), Tokyo Sonata (2008) o Viaje hacia la orilla (2015), nos propone una historia insólita narrada a través de giros y vuelcos de género inesperados. Un equipo de televisión que procede de Japón viaja por Uzbekistán para rodar un reportaje turístico sobre el país. Lo que, en un principio, puede parecer una traslación de Lost in Translation de Sofia Coppola a la antigua república soviética (una especie de "Lost in Uzbekistan"), va transformándose conforme la locutora del programa (una espléndida Atsuko Maeda) se adentra en una espiral de perplejidad frente a los rasgos y costumbres del país, de incertidumbre emocional en relación a la situación con su pareja, de frustración respecto a su trabajo y de duda sobre cómo poder satisfacer su auténtica vocación. La película, tras un tono inicial cercano a la comedia, se sumerge en fascinantes secuencias de ambiente casi onírico que desconciertan, fascinan y atrapan por la curiosidad que despiertan sobre por dónde va a discurrir la trama. Reflexión a la vez sobre el choque de culturas, sobre la mirada naïf con la que vemos a otras sociedades diferentes a la nuestra, sobre la superficialidad con la que los medios de comunicación tratan cualquier tema y sobre el miedo con el que enfrentamos las encrucijadas personales decisivas, el film desemboca en un clímax sorprendentemente triunfante, el cual nos hace pensar que hemos sido testigos de una odisea en la que su protagonista ha llegado a la Ítaca que siempre ha deseado alcanzar.
CALIFICACIÓN:
La coproducción entre Austria, Reino Unido y Alemania Little Joe, dirigida por Jessica Hausner (a quien el Festival ha dedicado una retrospectiva) y que ya pudimos ver en el FANCINE - Festival de Cine Fantástico de Málaga 2019, venía con la vitola de que su protagonista, Emily Beecham, había ganado el premio a la mejor actriz en el último Festival de Cannes. Ello es un signo de que las piezas con las que está formada la película son de calidad. Y, efectivamente, tanto la interpretación de Beecham como las de Ben Whishaw y Kerry Fox son excelentes, así como la fotografía de Martin Gschlacht y un diseño de sonido en la que los zumbidos, los acoples, los desajustes y una música de corte japonés crean una peculiar sensación de extrañamiento. Sin embargo, la película tiene un problema de guión en el que la historia tiene exposición, nudo y, posiblemente, no sabe cómo llegar al desenlace. En un laboratorio, están embarcados en la tarea de crear una flor cuyo aroma traiga la felicidad. Sin embargo, poco a poco, se empezará a sospechar que inhalar el polen de esa planta modificada genéticamente implicará un cambio de carácter y de comportamiento que nadie parece querer admitir. Esta idea básica no es desarrollada en profundidad para extraer de ella todas sus posibilidades y, por ello, la última media hora del film se extravía en sucesivas reiteraciones sin ser capaz de alcanzar una progresión hacia un desenlace satisfactorio, que llega en un momento dado como podía haber llegado en un momento diferente, bien anterior, bien posterior alargando la historia con nuevos bucles y rodeos. Aunque permanece en el ánimo del espectador la potente idea de un sustancial cambio de mentalidad del ser humano que resulta imperceptible a simple vista, también pesa la progresiva pérdida de fuerza del film, llegando a la conclusión de que debería haber aprendido de un clásico como La invasión de los ladrones de cuerpos (1956) de Don Siegel, que, con un enfoque similar, sí que logró un acabado verdaderamente óptimo.
SECCIÓN ESPECIALS
El corazón rojo de Marc Ferrer
CALIFICACIÓN:
De Marc Ferrer, ya habíamos visto con anterioridad La maldita primavera (2017) y Puta y amada (2018) y, ahora, para el D'A Film Festival 2020, nos ha presentado esta pequeña joya de 30 minutos en la que incide en muchas de sus claves habituales: estilo fresco y espontáneo, presencia de un humor muy personal (¡atención a la autoironía que está presente cuando dos de los personajes comentan dos de las películas anteriores del realizador!), indagación sobre el amor y las relaciones sentimentales, presencia de un poso final de melancolía que matiza el tono despreocupado del que parece que hemos sido testigos... Se suele decir que el cine de Marc Ferrer está muy conectado con el cine de la época de "la Movida" y del primer Almodóvar. Yo diría que su cine, más bien, está conectado con el espíritu que llevó al cine de "la Movida" y del primer Almodóvar, un espíritu en el que la nouvelle vague, en especial Agnès Varda (a quien se la homenajea explícitamente en El corazón rojo), y los films de John Waters y la factoría Warhol tenían un peso importante. Añadamos unas gotas del cine indie estadounidense de las tres últimas décadas y del cine mumblecore y tendremos una idea aproximada de cómo son los films de Marc Ferrer. Al cine de Marc Ferrer se le ama o se le odia y en Cine Arte Magazine optamos claramente por lo primero porque creemos que encierra una pureza y una frescura de la que carecen muchas películas que actualmente se realizan y que, lejos de ser meramente superficiales, encierran una mirada tierna y delicada hacia el ser humano y sus circunstancias.
SECCIÓN TRANSICIONS
This is Not a Burial, It's a Resurrection de Lemohang Jeremiah Mosese
CALIFICACIÓN:
No es fácil ver una película procedente de África y, aún menos, una producida en Lesotho, un pequeño país enclavado dentro de Sudáfrica y en el que, en principio, parece improbable que se pueda realizar una producción cinematográfica capaz de llegar a Europa. Sin embargo, allí ha aparecido la figura de Lemohang Jeremiah Mosese, quien, tras realizar en 2013 For Those Whose God Is Dead, ahora presenta su segundo largometraje, una contundente historia de opresión y desenraizamiento cultural que sorprende por su expresividad visual y la soberbia interpretación de su protagonista, la actriz sudafricana Mary Twala Mhlongo, que realiza una portentosa caracterización de su personaje. Una madre se tiene que enfrentar al hecho de cómo toda su familia (su marido y sus hijos) han ido muriendo poco a poco. Su único consuelo, la cercanía del cementerio, amenaza con verse frustrado cuando se entera de que la construcción de una presa va a inundar todo el pueblo y sus habitantes van a ser desplazados a la capital. A partir de entonces, iniciará una lucha para evitar la construcción del embalse. Con una potencia visual desbordante en el primer y último tercio del film, For Those Whose God Is Dead peca de una cierta morosidad narrativa en su parte central, aunque, a pesar de ello, su reflexión sobre cómo el progreso destruye culturas arraigadas y tradiciones ancestrales y cómo el mismo se acaba imponiendo autoritariamente conserva toda su fuerza y vigor.
CALIFICACIÓN:
Ya hemos visto muchas películas de emigrantes que han de pasar momentos muy duros hasta que llega bien el momento de integrarse bien de tener que resignarse a volver a su país de origen. Los lobos tiene la gran virtud de alejarse de enfoques previamente utilizados y el enorme acierto de centrarse en la mirada de dos niños, hijos de una mujer que decide marcharse de México a Estados Unidos para intentar mejorar su destino. Sin ofrecer un retrato edulcorado, ya que Los lobos muestra muchos de los aspectos más ásperos y desagradables de la vida de unos recién llegados con escasos recursos al país, no es menos verdad que su verdadera intención es la de explorar el modo en que un espacio y unas relaciones marcadas, en principio, por la desconfianza y el distanciamiento, logran irse transformando hasta evolucionar a un estado de mayor cercanía y afabilidad que hace mejorar la vida de todos. Los lobos consigue una enorme capacidad expresiva con la utilización de elementos muy sencillos (que no simples) y sabe plasmar magníficamente en su última escena las dos caras de cómo podemos enfocar una realidad que, lejos de ser satisfactoria, puede ofrecer cierto margen a encontrar un lugar para una pequeña dosis de felicidad.
PELÍCULA DE CLAUSURA
A Stormy Night de David Moragas
CALIFICACIÓN:
La opera prima en el largometraje del director catalán David Moragas cerró el Festival, un film rodado en un precioso blanco y negro que relata un breve encuentro en Nueva York entre un joven que vive en la ciudad y otro joven procedente de España que se ha quedado atrapado en ella como consecuencia de una tormenta que ha obligado a retrasar todos los vuelos. El segundo acaba pasando la noche en casa del primero y, a través de sucesivas conversaciones, la relación entre ellos se va transformando hasta que sus puntos de vista se van modificando mutuamente y surge entre ellos un sentimiento especial que, como consecuencia de la marcha del joven español, queda en suspenso dando lugar a un desenlace abierto. Al tratarse de una película de las llamadas "pequeñas", rodada con escasos medios, las interpretaciones de sus dos protagonistas, el propio David Moragas y Jordan Geiger, son fundamentales para articular sus sutiles reflexiones sobre la homosexualidad, la fidelidad y la dificultad de las relaciones de pareja en unos tiempos en los que parece que todas las verdades asumidas son susceptibles de ser puestas en entredicho, ser replanteadas y volver a ser formuladas de un modo nuevo y fructífero.
PALMARÉS DEL FESTIVAL
Terminado el certamen, estos son los premios otorgados por los distintos jurados.
- PREMIO TALENTS A LA MEJOR PELÍCULA: Un blanco, blanco día de Hlynur Pálmason.
Mención especial: Nocturnal de Nathalie Biancheri.
- PREMIO DE LA CRÍTICA: Abou Leila de Amin Sidi-Boumédin.
Mención especial: La Mami de Laura Herrero Garvín.
- PREMIO DEL PÚBLICO: My Mexican Bretzel de Núria Giménez.
RANKING DE CINE ARTE MAGAZINE
Estas son las diez películas que destacamos del certamen (están por el orden en el que las hemos reseñado):
Abou Leila de Amin Sidi-Boumédin
Nocturnal de Nathalie Biancheri
As mortes de Cristóbal Arteaga
Nevia de Nunzia De Estefano
Homeward de Nariman Aliev
My Mexican Bretzel de Núria Giménez
To the Ends of the Earth de Kiyoshi Kurosawa
El corazón rojo de Marc Ferrer
This is Not a Burial, It's a Resurrection de Lemohang Jeremiah Mosese
Los lobos de Samuel Kishi
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