Como la película Donbass
de Sergei Loznitsa ya está disponible en Filmin, publicamos reseña de la
misma.
TÍTULO: Donbass. TÍTULO ORIGINAL: Donbass. AÑO: 2018. NACIONALIDAD:
Alemania-Ucrania-Francia-Holanda-Rumanía. DIRECCIÓN Y GUION: Sergei Loznitsa. MONTAJE: Danielius Kokanauskis. DIRECCIÓN
DE FOTOGRAFÍA: Oleg Mutu. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Tamara Yatsenko, Liudmila
Smorodina, Olesya Zhurakovskaya, Boris Kamorzin, Sergei Russkin, Petra Panchuk,
Irina Plesnyaeva, Zhanna Lubgane, Vadim Dobuvsky, Alexander Zamurayev, Georgy
Deliev. PÁGINA WEB
OFICIAL: https://alfapictures.com/sp/amy_movie/donbass/.
ENLACE EN FILMIN: https://www.filmin.es/pelicula/donbass.
Conocimos al director ucraniano
Sergei Loznitsa en el año 2016, cuando su documental El último imperio (2015) participó en el Atlántida Film Fest de
aquel año. Dicha película recogía las imágenes que se vivieron en 1991 en la
entonces ciudad de Leningrado (hoy, con su nombre original, San Petersburgo)
durante el fallido golpe de estado que la nomenklatura
inmovilista de la URSS quiso cometer contra Mijail Gorbachov y que marcó el
principio del fin de aquel país y de aquel régimen. El alcalde de la ciudad se
pronunció contra dicha intentona golpista y logró movilizar a gran parte de la
ciudad en apoyo del entonces presidente soviético y de las reformas que
lideraba. Como curiosidad, podíamos ver al actual presidente ruso, Vladimir
Putin, haciendo de guardaespaldas de la máxima autoridad municipal (recordemos
que los inicios de su carrera profesional tuvieron lugar en la KGB). Tras
recordar dicho documental, enfrentarnos a Donbass
supone no solo dar un salto en el tiempo sino una comprobación de que los
viejos sueños que acompañaron a la caída del régimen comunista yacen rotos
entre medidas autoritarias y absurdos campos de batalla. Algo parecido a lo que
podemos sentir viendo muchas películas del cine ruso reciente, en especial las
de Andrei Zvyagintsev, como Leviatán (2014)
y Sin amor (2017), títulos que hablan
de una corrupción que invade hasta a las instituciones que deberían ser un
ejemplo de ética y de expectativas truncadas sobre las que hay escasas esperanzas de que
vayan a poder ser reconstruidas. El salto en el tiempo que supone Donbass nos lleva hasta la Ucrania
ocupada por Rusia o independizada por las milicias prorrusas (según la versión
de qué bando en la contienda atendamos) y nos muestra el turbio, belicista,
crispado y corrupto ambiente que existe en dichos territorios. Es evidente que
las simpatías de Loznitsa se dirigen al gobierno de Kiev enfrentado al poder
ruso pero Donbass, trascendiendo la
anécdota, se convierte en un retrato crudo y sin compasión de las consecuencias
de la guerra sobre las personas y sus formas de pensar y actuar.
Si antes hacíamos referencia al
cine de Zvyangintsev, hay que decir que el estilo de Sergei Loznitsa es muy
diferente. Si en el primero la espiritualidad y la moralidad ocupan un lugar
primordial, en el segundo pesa más un ácido realismo que bebe, además, de
fuentes muy variadas. Siendo Donbass un
conjunto de historias y situaciones en las que no hay un personaje principal ni
una trama que las unifique, hay veces en las que recordamos a Emir Kusturica o
a Luis García Berlanga (por la utilización de planos-secuencia y por el tono,
por ejemplo, del fragmento de la boda), otras en que se nos viene a la cabeza
el Leos Carax de Holy Motors (en la
primera secuencia, con esos actores que están maquillando para ser
entrevistados como víctimas de un ataque militar), vemos ciertos paralelismos con
la Kathryn Bigelow de En tierra hostil en
las escenas bélicas, no podemos evitar pensar en Haneke en el fragmento en el
que se retrata cómo es tratado un prisionero del bando pro-gobierno de Kiev y sentimos
el influjo del Antonioni de El reportero en
esa secuencia final con esa cámara impasible que retrata el horror como rutina
cotidiana. Pero todas esas influencias quedan sintetizadas en un estilo muy
expresivo visualmente y muy potente desde el punto de vista narrativo que
retrata a la perfección la degradación que siempre supone el estallido de un
conflicto bélico y que ilustra ese principio, que, a fuerza de repetirlo, nunca
va a lograr ser erradicado: que la primera víctima de una guerra es siempre la
verdad y, por tanto, la exposición fiel de los hechos.
TRÁILER DE LA PELÍCULA:
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