EL GRAN BUSTER DE PETER BOGDANOVICH. EL CÓMICO QUE NUNCA RIO



En nuestras reseñas de los 6 documentales que A contracorriente Films está estrenando este verano sobre distintos temas cinéfilos, hoy toca comentar el dedicado al genial Buster Keaton, el cual, además, ha sido realizado por un director de primera fila.




TÍTULO: El gran Buster. TÍTULO ORIGINAL: The Great Buster. AÑO: 2018. NACIONALIDAD: Estados Unidos. DIRECCIÓN Y GUION: Peter Bogdanovich. MONTAJE: Bill Berg-Hillinger. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA : Dustin Pearlman. PERSONAS QUE INTERVIENEN: Peter Bogdanovich (narrador), Buster Keaton (material de archivo), Mel Brooks, Dick Cavett, James Curtis, Paul Dooley, Bill Hader, Werner Herzog, Bill Irwin, James Karen, Nick Kroll, Richard Lewis, Norman Lloyd, Leonard Maltin, Ben Mankiewicz, Carl Reiner, Cybill Shepherd, French Stewart, Quentin Tarantino, Dick Van Dyke, Jon Watts, Orson Welles (material de archivo). DURACIÓN: 102 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL: http://www.acontracorrientefilms.com/pelicula/1002/el-gran-buster/. ENLACE EN FILMIN: https://www.filmin.es/pelicula/el-gran-buster.

CALIFICACIÓN: 

En Soñadores (2003) de Bernardo Bertolucci, dos de los protagonistas (Michael Pitt y Louis Garrel) discuten sobre quién es mejor, si Charles Chaplin o Buster Keaton, un debate que todo cinéfilo, en algún momento, habrá tenido que afrontar o en el que habrá debido posicionarse. Posiblemente, el hecho de tener que comparar a ambos artistas y cineastas no solo se deba a que las cimas de sus trayectorias vengan a coincidir, más o menos, en un determinado intervalo temporal, la década de los 20 (aunque la de Chaplin se alargó posteriormente y la de Keaton conoció un declive por los motivos que se explican en el documental que estamos reseñando), sino que viene motivado por el hecho de que ambos creadores representan el origen y punto de partida de una visión del séptimo arte que se fue expandiendo y desarrollando con posterioridad a ellos; que, sin ellos, la evolución del cine se hubiera ralentizado y hubiera llegado más tarde al nivel que alcanzó en las décadas de los 30, 40 y 50; y, porque, de forma sorprendente, el arte que surge de ambos nace, casi inmediatamente, puro, redondo y perfectamente pulido. Esto último es lo más increíble y fascinante de todo: que tanto Chaplin como Keaton fueron capaces de encadenar obra maestra tras obra maestra sin haber conocido de antemano las reglas y mecanismos del cine y, sobre todo, con un dominio de la narrativa, del ritmo y del espacio fílmicos que, aún hoy, a muchos directores les cuesta alcanzar en sus obras con la misma frescura y espontaneidad.

Si, volviendo al tema inicial, cuesta trabajo decidir si es mejor Keaton o Chaplin, es porque ambos representan enfoques opuestos como creadores cinematográficos. Mientras que Chaplin siempre opta por un realismo crítico en el que la mirada escéptica hacia su entorno y las emociones y los sentimientos comparten un lugar central junto a las situaciones humorísticas generadas por su personaje, Keaton es la abstracción, el gag puro sin excusa ni trasfondo punzante y el personaje de rostro impasible que expresa lo que se mueve su interior con la mayor economía de gestos posible. Casi podríamos pensar que Chaplin y Keaton están en el origen de dos tendencias claramente diferenciadas. Una, que gira en torno a una mirada cálida y curiosa al ser humano, en la que estarían Ford, Hawks, Rossellini, Bergman, Mizoguchi, Ozu, Truffaut, Allen, Loach, Guediguian, Techiné, Kiarostami o Panahi . Y otra, centrada en la forma y la expresión, en la que podríamos ubicar a Wyler, Hitchcock, Buñuel, Fellini, Kubrick, Godard, Herzog, Malick, Lynch, Tarantino, Nolan,  Fincher o Sorrentino. Por lo tanto, nunca vamos a poder decir si alguno de los dos, Chaplin o Keaton, es superior al otro porque ambos encarnan estilos en sí mismos incomparables. Por ello, que solo compartieran una sola secuencia a lo largo de sus respectivas carreras: el número humorístico (aunque, al final, dramático) con el que se cerraba Candilejas (1952) de Charles Chaplin.




Peter Bogdanovich, quien ya retrató los comienzos de Hollywood en Nickelodeon (1976), nos dio con su última película estrenada, Lío en Broadway (2014), una muestra de ejercicio de comedia pura y ha realizado entrevistas y publicado monografías sobre directores tan importantes como John Ford, Fritz Lang, Orson Welles, Allan Dwan, Raoul Walsh, George Cukor u Otto Preminger, entre otros, afronta este documental sobre la vida y obra de Buster Keaton desde la admiración y con el afán de reconstruir una carrera amplia, diversa y heterogénea. Porque Bogdanovich no solo se centra en las películas que constituyen el núcleo esencial y fundamental de la obra de Keaton (Las tres edades – 1923–, La ley de la hospitalidad – 1923–, El moderno Sherlock Holmes – 1924–, El navegante – 1924–, Siete ocasiones – 1925–, El rey de los cowboys – 1925–, El boxeador – 1926–, El maquinista de La General – 1926–, El colegial – 1927–, El héroe del río –1928–, El fotógrafo – 1928–) sino que repasa toda su vida profesional desde su infancia, cuando trabajaba en un circo con sus padres, hasta los trabajos realizados en sus últimos años.

Así, sabremos de sus comienzos en el cine en Nueva York, participando en los cortos protagonizados por Fatty Arbuckle, su marcha, como la de la inmensa mayoría de los profesionales del cine estadounidenses, a Los Angeles, sus comienzos como director, con obras tan sorprendentes como Cops (1922) o El gran espectáculo (1921), en la que él asumía todos los papeles de la historia, de su muy negativa experiencia con la Metro Goldwyn Mayer, productora que coartó toda su creatividad, y de su decadencia por sus problemas con el alcohol, superada en el último tramo de su trayectoria por sus apariciones en programas de televisión, spots publicitarios y films construidos a la medida de sus dotes artísticas. En suma, El gran Buster supone un documentado y fascinante recorrido por uno de los más grandes genios de la historia del cine y una búsqueda de la huella dejada por su impronta en el estilo de muchos directores y actores del cine actual. Un documental imprescindible para cualquier cinéfilo que se precie.

TRÁILER DE LA PELÍCULA:



IMÁGENES DE LA PELÍCULA:



Imagen de Peter Bogdanovich, director de El gran Buster








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