EL FESTIVAL DE MÁLAGA A FONDO. LARGOMETRAJES DE FICCIÓN (3): LOS DÍAS QUE VENDRÁN DE CARLOS MARQUES-MARCET
ENLACE EN FILMIN: https://www.filmin.es/pelicula/los-dias-que-vendran
Carlos Marques-Marcet sorprendió en la edición de 2014 del Festival de Málaga con 10.000 Km., título que acabó consiguiendo la Biznaga de Oro a la Mejor Película, la Biznaga de Plata a la Mejor Dirección, la Biznaga de Plata a la Mejor Actriz a Natalia Tena (que lo ganó ex aequo con Elena Anaya por Todos están muertos) y la Biznaga de Plata Premio Especial del Jurado de la Crítica. En 10.000 Km., la pareja formada por Natalia Tena y David Verdaguer tenía que afrontar el reto de hacer sobrevivir su relación a una separación provocada por la marcha de ella a Los Ángeles y la permanencia de él en Barcelona por motivos profesionales. A pesar de las nuevas tecnologías y de la posibilidad de seguir manteniendo un contacto fluido, la relación se deterioraba hasta llegar a un desenlace ambiguo (Carlos Marques-Marcet en la rueda de prensa tras la proyección de Los días que vendrán en el Festival de Málaga 2019 dijo que algunos amigos lo consideran optimista y otros, en cambio, lo veían pesimista). Yendo un paso más allá, Lucía Etxebarría, en su libro Más peligroso es no amar (Aguilar, 2016), analizaba la película desde una perspectiva de género y reflexionaba sobre cómo uno de los aspectos que alimentaba el deterioro de la relación era el éxito profesional del personaje de Natalia Tena frente al estancamiento en que se encontraba el interpretado por David Verdaguer. Y sin agotar las referencias y reflexiones sobre el film, el mismo encontraba un hueco en el libro El amor después del amor (Casa Catedral, 2018) de Laura Ferrero y Marc Pallarés, y se abona a la interpretación pesimista, preguntándose si “elegir es renunciar” y si cabe definir un sentimiento como amor si el mismo no es capaz de sobrevivir a la distancia.
Imágenes de 10.000 Km.
Tres años después, Marques-Marcet
realizaba Tierra firme, protagonizada
de nuevo por Natalia Tena y David Verdaguer, acompañados esta vez por Oona
Chaplin y, en un papel secundario, por Geraldine Chaplin. En esta película, una
pareja formada por dos chicas lesbianas piden ayuda a un amigo suyo para que
una de ellas se quede embarazada y poder, de este modo, ser madres de un bebé.
Por debajo de su trama, yacía en la película una reflexión sobre dos
naturalezas opuestas del ser humano: aquella que se siente cómoda y segura en
el terreno de lo estable y conocido y aquella que anhela conocer nuevas
experiencias, nuevas formas de vida, nuevos modos de relacionarse con los demás
y que sueña con romper con lo gastado y rutinario. Naturalezas que
coexisten, conviven y entran en colisión más allá de las ideas y de las
posiciones personales sobre la vida y el mundo, que tienen un curioso potencial
de transversalidad y que pueden darse por igual, paradójicamente, en
personalidades conservadoras y reacias a los cambios como en personalidades
heterodoxas y desafiantes al orden convencionalmente establecido.
Imágenes de Tierra firme
En el 22º Festival de Málaga,
Carlos Marques-Marcet ha presentado Los
días que vendrán (Els dies que vindran) y, en ella, relata una historia que
parece la más convencional de su “trilogía”. El protagonista es nuevamente
David Verdaguer, esta vez acompañado de María Rodriguez Soto. Ambos forman una
pareja estable que un día, sin esperarlo, descubren que van a ser padres de un
bebé. Nada tiene por qué ir mal. Sin embargo, el futuro nacimiento afecta a la
solidez de la pareja que contempla cómo las bases en las que se sostenía van
cayendo una a una.
Escena de Los días que vendrán
Desde el punto de vista estético,
hay que decir que Los días que vendrán
se sitúa a medio camino entre 10.000 Km. y
Tierra firme. David Verdaguer lo
explicó muy bien en la rueda de prensa posterior a la proyección de la
película para los medios en el reciente Festival de Málaga.
DAVID VERDAGUER: 10.000 Km. está
muy bien pero es más un ejercicio de estilo, un chico y una chica en sitios
diferentes, muy bien cuadrado todo… La segunda, Tierra firme ¡es una “peli”! Quizás, menos redonda que la primera,
pero una “peli”… Y esta, yo creo que tiene las cosas buenas de las dos. Es una “peli”,
no es un ejercicio de estilo pero es tan intimista como 10.000 Km. Esta película, de verdad, creo que es una película
preciosa. Y el peso recae, como en cualquier embarazo, en la mujer. Todos
hemos trabajado pero María está realmente maravillosa.
Y es que Los días que vendrán nos cuenta una historia perfectamente
estructurada como ficción pero con un sorprendente tono documental que nace de
unas circunstancias y de un reto creativo verdaderamente irrepetibles. David
Verdaguer y María Rodríguez Soto son pareja en la vida real y, habiéndose
quedado ella embarazada, decidieron aprovechar junto a Carlos Marques-Marcet
tal circunstancia para construir un guion sobre una pareja que vive un
embarazo. Eso significa que la historia que cuenta Los días que vendrán no es la de la pareja real protagonista pero
no es menos verdad que sus vivencias y experiencias durante el embarazo
impregnan de tal modo Los días que vendrán
que esta tiene un potentísimo y original tono de veracidad y naturalismo.
Como dijo Marques-Marcet en la rueda de prensa posterior a la proyección de la
película, se trata de una película que “se ha hecho a sí misma”.
Imagen de Los días que vendrán
Los días que vendrán, en línea con lo dicho por uno de sus
protagonistas, David Verdaguer, posiblemente
sea la película más madura y reposada de Carlos Marques-Marcet. En ella, la
mirada del realizador deja que las imágenes vayan fluyendo de forma paralela a
como la propia vida fluye (con tensión y drama pero también con momentos de
humor y serenidad). Y, como en la vida ocurre, los fenómenos y grandes fuerzas
que nos condicionan, nos conmueven y nos agitan nunca se expresan abiertamente
sino a través de señales sutiles e indicaciones difusas. Si la narración
superficial de Los días que vendrán es
de gran potencia expresiva, su lectura entre líneas no tiene menor fuerza y es
la que esconde las vigas maestras de un relato que apunta en numerosas vías y
direcciones. Porque, con agrias pero certezas pinceladas minimalistas, traza un
agudo fresco de un contexto social que resulta determinante para la evolución
que experimentará la pareja. A su vez, a lo largo de la película se esboza una
profunda reflexión sobre las implicaciones de la convivencia y sobre los
distintos significados de la maternidad y la paternidad (que se viven de
diferentes modos y maneras). Y, finalmente, la capa más honda del film se
reserva para la emoción pura, para la concepción, el embarazo y el nacimiento
como hechos casi mágicos que alteran nuestras vidas y que nos descubren
dimensiones de nosotros mismos y de la realidad que creíamos imposibles.
Imagen de Los días que vendrán, con María
Rodríguez Soto y David Verdaguer
Cuando hablamos con el director y
los protagonistas de la película, les preguntamos, precisamente, sobre aspectos
que giraban en torno a las cuestiones que acabamos de mencionar. Por un lado,
sobre las pinceladas que sirven para retratar el contexto social en que se
mueven los personajes y, por otro, con los aspectos emocionales implicados en
el desarrollo de la trama.
CINE ARTE MAGAZINE: Hay determinadas pinceladas que muestran el
contexto social, laboral de los protagonistas y que son, si nos ponemos a
pensar, las fuentes del conflicto en el que, poco a poco, los mismos se ven
implicados. Fuentes de conflicto que, además, no son reconocidas como tales en
ningún momento… Todo ello aparece así de forma deliberada, ¿no?
CARLOS MARQUES-MARCET: Sí. De hecho, este elemento tenía mucha
mayor presencia en la idea original. Siempre nos lo habíamos planteado. No
sabíamos cuál iba a ser el guion final pero siempre tuvimos muy claras las
preguntas que nos queríamos hacer. Luego, esas preguntas se iban materializando
a través de lo que nos iba pasando y de cómo nos juntábamos y discutíamos. Sí que
hay un interés en todas las películas que hemos hecho hasta ahora en descubrir cómo
a partir de lo íntimo, a partir de cómo nos relacionamos, ello está
influenciado por el contexto social y económico en que vivimos. Para mí, todo
cine es político. A veces, nos olvidamos de que esa capacidad microscópica de
ver que tiene el cine nos permite ver la política desde lo más íntimo. Aunque
no se hable explícitamente de ello. De hecho, hubo un momento en que quisimos
hablar más explícitamente de modo político pero, al final, esta opción quedó
afuera porque pensamos que estaría en la propia estructura de la pelídulq. Por
ejemplo, en este caso, el hecho de que ella pierda su trabajo como periodista
surge de una experiencia directa similar que vivió María en el teatro. Y ahí
decidimos incorporarlo. A raíz de lo que preguntas, también están muy presentes
los temas de género. Ver cómo existen determinadas estructuras que creíamos ya
superadas en un cierto entorno social pero que, cuando vas a traer a alguien al
mundo, compruebas que es muy difícil que no te dejes arrastrar por esas determinadas
estructuras socioeconómicas. Y, así, vemos cómo los personajes acaba siendo
esclavos de aquello de lo que precisamente querían huir. Sí que había un
interés sobre esta cuestión pero vista desde la intimidad.
DAVID VERDAGUER: Respecto a este tema, el personaje del padre es un
poco ingrato porque aquí lo importante es la madre y su evolución. Pero yo,
como padre, como hombre, aunque nos creamos muy “progres”, muy de izquierdas y
muy guays, es verdad que tenemos el
ego muy puesto y en un embarazo eres, realmente, un secundario que estás
intentando ayudar a la gente y molestar lo menos posible. Y te das cuenta que
mi personaje siente como que se sacrifica. Se dice a sí mismo: “Yo no estoy
activo en el embarazo”. Y la verdad es que la vida crece dentro de ella y esto
no depende de ti. Sin embargo, surge esta cosa como de “señor de las cavernas”,
¿no?, eso de decir: “Tengo que proveer, tengo que cazar para mi familia”. Es lo
que le pasa a mi personaje. Deja el trabajo de su vida, deja a sus colegas y me
sacrifico y cambio de trabajo. Y esa es una de las razones por las que ella se
desenamora de él. El embarazo te lleva a otros sitios y, dependiendo del país y
de la situación económica en que estés, un embarazo te cambia la vida hacia un
lado o hacia otro.
David Verdaguer,
Carlos Marques-Marcet y María Rodríguez Soto, en la rueda de prensa posterior a
la proyección de la película en el 22º Festival de Málaga
CINE ARTE MAGAZINE: Hay dos escenas en la película que, probablemente,
han tenido que ser las más complejas para vosotros rodar. En la primera, es cuando
decidís tener el niño después de una conversación donde se mezclan elementos
emocionales y lingüísticos, y en la que, con la cámara fija en vosotros, tenéis
que mantener la mirada fija el uno en el otro. La segunda, cuando María
contempla el vídeo de su propio nacimiento, también con la cámara fija en ella.
Tuvo que ser complicado mantener la intensidad emocional necesaria para que las
escenas transmitieran toda la fuerza que tienen.
MARÍA RODRÍGUEZ SOTO: La escena en la que nos movemos entre el “sí”
y el “no” a la hora de tener el bebé, esa estaba escrita de guion y no había
improvisación. No recuerdo cuándo la hicimos porque Carlos repite mucho las
tomas. Está muy loco… Esta la repetimos 17 veces. Y no fue la que más
repetimos. Hubo otra que fue 35. Y Álex, el director de fotografía (Álex García), en esta primera escena que
comentas, sufría. Yo lo veía temblar. Estaba muy encima de nosotros. Fue casi
en plan familia. Pero Álex se portó muy bien con nosotros. No nos pedía nada.
Ni marcas ni nada. Él decía que nosotros lo hiciéramos cómo quisiéramos que ya
él se adaptaba. Pero, claro, nosotros también íbamos cambiando de posiciones…
El rodaje fue, en realidad, una danza a tres. Y, luego, cuando yo veo mi vídeo,
eso fue una sola toma de 50 minutos porque yo vi el vídeo entero y, claro, fue
muy intensa esa toma, fue muy bonita de hacer.
CARLOS MARQUES-MARCET: En esa escena, en un momento dado, Álex y yo
nos fuimos pasando la cámara porque él no podía aguantar tanto tiempo. No rodamos
cámara al hombro sino cámara en mano, literalmente. La sujetábamos y, así, nos
permitía ponernos en posiciones y lugares que estuvieran mucho más cerca y que,
con una cámara al hombro, no puedes llegar. Entonces, justo en el momento en
que aparece el bebé tuvimos que forzar mucho la posición para hacer una buena
toma. Después, en postproducción hubo mucho trabajo para suavizar todo aquello
que habíamos estado rodando. Hay una combinación de momentos muy improvisados y
de otros que están escritos pero, al final, nada es casual en la película.
María Rodríguez Soto
ganó la Biznaga de Plata a la Mejor Actriz por su interpretación en Los días que vendrán
Como pueden ver, Los días que vendrán es una película con
numerosas capas y matices, un ejercicio de excelencia interpretativa, naturalidad meticulosamente trabajada, intensidad
dramática, profundidad reflexiva y hondura emocional que supone un salto de
madurez en la obra de su director, Carlos Marques-Marcet y que, por ello, no es
de extrañar los premios que ha acumulado finalmente en el palmarés malagueño:
Biznaga de Oro a la Mejor Película de la Sección Oficial, Biznaga de Plata a la
Mejor Dirección para Carlos Marques-Marcet, Biznaga de Plata a la Mejor Actriz
para María Rodríguez Soto, Premio del Jurado Joven al Mejor Largometraje de la
Sección Oficial y Premio Signis (de la Organización Católica Mundial para los
Medios de Comunicación). Unos premios que hacen justicia a una película
hermosa, intensa e inolvidable.
José Manuel Cruz,
director de Cine Arte Magazine, con Carlos Marques-Marcet, María Rodríguez Soto
y David Verdaguer
Comentarios
Publicar un comentario