TÍTULO: Ni jueza, ni sumisa. TÍTULO ORIGINAL: Ni juge, ni soumise. AÑO: 2017.
NACIONALIDAD: Francia-Bélgica. DIRECCIÓN Y GUION: Yves Hinant y Jean Libon.
MONTAJE: Françoise Tourmen. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Didier Hill-Derive. MÚSICA ORIGINAL: David Sztanke. PERSONAS QUE
INTERVIENEN EN EL DOCUMENTAL: Anne Gruwez, David Derumier, Serge Graide,
Marc Slavic, Eddy Wilmet. DURACIÓN: 99 minutos. ENLACE EN FILMIN: https://www.filmin.es/pelicula/ni-jueza-ni-sumisa.
Ni jueza,
ni sumisa es el único documental que forma parte de la programación del My French
Film Festival. Tiene su origen en un magazine documental, llamado Strip-Tease, que Jean Libon (director de
la película) y Marco Lamensch idearon para la RTBF belga en 1985 y que, en
1992, también realizaron para el canal galo France 3. El formato consistía en
recoger el día a día de una serie de personajes anónimos, sin voz en off que acompañara a las imágenes, de
modo que estas se convertían en la única fuente de información para el
espectador. El programa estuvo rodeado de controversias debido a que exponía
con gran crudeza toda serie de situaciones problemáticas y, adicionalmente,
porque hubo participantes en el mismo que alegaron que habían sido presentados
desde un punto de vista ridículo sin que hubieran tenido conocimiento de que
ello iba a ser así. Evidentemente, el objeto de la polémica se relaciona con la
siempre candente discusión sobre cómo debe ser afrontado un documental y qué
reglas debe seguir el género. ¿Cómo se debe articular el punto de vista y la
intervención del realizador sobre la realidad retratada?¿Cómo se debe realizar
la selección y montaje de las imágenes obtenidas?¿Hasta qué punto es legítima
cierta ficcionalización?¿Existe, en realidad una frontera clara y nítida entre ficción
y documental?¿No sería, en el fondo, todo documental una ficción creada a
partir de imágenes reales? El debate no ha concluido e, inevitablemente, las
distintas posiciones sobre el mismo afectan al modo en que cada espectador
perciba y valore este documental, que retoma una de los personajes que ya
aparecían en Strip-Tease y que tiene
las mismas características visuales y narrativas que el programa televisivo
original.
Ni jueza, ni sumisa, más allá del tono humorístico que parece tener
en su cartel anunciador y en muchos de sus momentos, es una película que acaba
siendo incómoda de ver porque nos muestra realidades y situaciones que parecen
no existir en nuestras sociedades pero que, efectivamente, están presentes como
un serio aviso de nuestros retos y contradicciones. Este documental
franco-belga tiene un desenlace abierto en relación al asunto que constituye la
columna vertebral de su trama (un antiguo caso de doble asesinato de dos
prostitutas que sigue sin estar resuelto al cabo de dos décadas) y, al mismo
tiempo, a lo largo de todo su metraje, nos va dejando una impresión ambigua
sobre la capacidad del sistema de Justicia para resolver determinadas
cuestiones que, probablemente, deberían ser afrontadas en otros ámbitos.
Centrado en el día a día de una peculiar jueza belga (que llama “clientes” a
los procesados y que va por Bruselas en un vetusto “dos caballos”), lo que
llama la atención al espectador tras una visión atenta del film es que la personalidad
de la jueza está por encima de los procedimientos y protocolos establecidos y
que su juzgado se acaba convirtiendo en el rompeolas o muro de contención donde
van llegando conflictos y problemas que no han sido resueltos por los niveles a los que, posiblemente, correspondería.
Quizás por eso, la jueza ha de colocarse una máscara, crear un personaje para
sobrevivir anímicamente a las situaciones que debe abordar como, por ejemplo,
el último caso que vemos, especialmente escalofriante y devastador, en el que
la cámara se convierte en un frío e implacable notario que registra la locura
más despiadada y cruel.
TRÁILER DE LA PELÍCULA:
ESCENAS DE LA PELÍCULA:
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