TÍTULO: Cafarnaúm. TÍTULO ORIGINAL: Capharnaüm. AÑO: 2018. NACIONALIDAD: Líbano-Francia-Estados
Unidos. DIRECCIÓN: Nadine Labaki. GUION: Nadine Labaki, Jihad Hojelly, Michelle
Keserwany, Georges Khabbaz y Khaled Mouzanar. MONTAJE: Konstantin Bock y Laure
Gardette. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Christopher Aoun. MÚSICA ORIGINAL: Khaled Mouzanar. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Zain Al Rafeea, Yordanos
Shiferaw, Boluwatife Treasure Bankole, Kawsar Al Haddad, Fadi Yousef, Haita ‘Cedra’
Izzam, Alaa Chouchnieh, Nadine Labaki, Elias Khour, Nour El Husseini, Joseph
Jimbazian. DURACIÓN: 126 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL: http://www.caramelfilms.es/site/pelicula/cafarnaum. ENLACE EN FILMIN: https://www.filmin.es/pelicula/cafarnaum.
Nassim Nicholas Taleb, nacido en
el Líbano, cuenta al principio del ensayo El
cisne negro qué ocurrió en su país de origen cuando, en 1975, estalló una
cruenta guerra civil entre los diferentes grupos religiosos y étnicos que
habían coexistido pacíficamente, hasta entonces, en el país. Es interesante, de cara a
contextualizar Cafarnaúm, algunos de
los párrafos más interesantes que Taleb escribe sobre el tema:
“Fuera como fuese, el país
llamado Líbano, al que de repente nos vimos incorporados tras la caída del
Imperio otomano a principios del siglo XX, parecía un paraíso estable; además,
estaba configurado de forma que fuera predominantemente cristiano. (…) Nadie
tuvo en cuenta las diferenciales en la tasa de natalidad entre las comunidades,
y se dio por supuesto que aquella pequeña minoría cristiana sería permanente”.
“El “paraíso” libanés se esfumó
de repente, después de unas cuantas balas y obuses. (…) Se inició una terrible guerra civil entre
cristianos y musulmanes, incluidos los refugiados palestinos, que se unieron al
bando musulmán. Fue algo brutal, ya que los combates se libraron en el centro
de las ciudades y la mayor parte de los enfrentamientos tenían lugar en zonas
residenciales (mi instituto estaba a sólo unos cientos de metros de la zona de
guerra)”.
“Los adultos no dejaban de
decirme que la guerra, que terminó al cabo de casi diecisiete años, iba a
acabar “en cuestión de días”. Parecían muy convencidos de sus predicciones
sobre la duración de la guerra, como lo evidenciaban la cantidad de personas
que se sentaban en las habitaciones de los hoteles y otros cuarteles temporales
de Chipre, Grecia, Francia y otros sitios, a esperar que la guerra terminara.
Uno de mis tíos me repetía una y otra vez que, treinta años antes, cuando los
palestinos ricos huyeron hacia Líbano, pensaban que se trataba de una solución temporal (muchos de aquellos
que siguen vivos están aún allí, seis décadas después).”
Tres conceptos podemos extraer de
estas palabras: brutalidad, fin de las certezas y pérdida de confianza en los
referentes adultos. En Cafarnaúm,
podemos vivir y casi palpar en carne y hueso estos conceptos, destilados y
concentrados de manera terrible en la experiencia individual de un niño. Por
ello, esta película no es solo el relato sobre una persona sino, además, la
honda y aguda exploración de los traumas de toda una sociedad y todo un país.
Nadine Labaki es una actriz,
guionista y director nacida en Líbano en 1974. Como realizadora, ha adquirido
prestigio gracias a títulos como Caramel (2007)
e ¿Y ahora adónde vamos? (2011),
aunque con Cafarnaúm su cine ha dado
un salto de calidad que le ha llevado a ganar el Premio del Jurado en el
Festival de Cannes del año 2018. Y hay que reconocer que fue un galardón
plenamente merecido ya que, aunque esta brutal y estremecedora historia, podía
dejarse llevar por la senda de la explotación emocional de sus situaciones,
acaba siendo un prodigio narrativo (con una muy inteligente utilización del
recurso de la elipsis) y visual (con una sabia selección y composición de las
imágenes que articulan el relato) que, al mismo tiempo que lleva al espectador
por un escalofriante recorrido por la situación del Líbano actual, es una
auténtica lección de cine de la que se pueden extraer múltiples y diversas
enseñanzas.
Cafarnaúm gira, casi en totalidad, en torno a la vida y andanzas de
un niño, maravillosamente protagonizado por Zain Al Rafeea, que, a pesar de sus
permanentes intentos por evitar que el cruel entorno que le rodea acabe
haciendo daño a sus seres queridos, los mismos se vuelven infructuosos ante la
presencia de una realidad contumaz y destructiva que parece querer mantenerse
en pie asolando la vida de los seres más débiles y desprotegidos. Con esto, está
claro que Cafarnaúm acaba siendo una
película emocionalmente dura pero que, como hemos explicado, sabe eludir el
incurrir en una especie de pornografía del dolor con su esmerada utilización de
los recursos cinematográficos y con la inclusión de personajes y momentos
humorísticos que no solo destensan la narración sino que logran darle a la
misma un mayor toque de realismo y verosimilitud. Áspera, seca pero dotada de
una especial sensibilidad para captar la emoción de los sentimientos y la
calidez del humanismo, Cafarnaúm se
acaba convirtiendo en una implacable radiografía del desamparo que, siendo muy
buen cine, es a la vez un certero dardo que apunta contra nuestra indiferencia
hacia situaciones que están más cerca de nosotros de lo que estamos dispuestos
a creer.
TRÁILER DE LA PELÍCULA:
IMÁGENES DE LA PELÍCULA:
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