(Esta reseña se publicó originalmente en la revista digital Cine Contexto el 7-11-2018)
TÍTULO: Sin fin. TÍTULO ORIGINAL: Sin fin. AÑO: 2018. NACIONALIDAD: España.
DIRECCIÓN Y GUION: César Esteban Alenda y José Esteban Alenda. MÚSICA ORIGINAL: Sergio de la Puente. DIRECCIÓN DE
FOTOGRAFÍA: Ángel Amorós. MONTAJE: César Esteban Alenda.
INTÉRPRETES PRINCIPALES: María León, Javier Rey, Juan Carlos Sánchez, Mari Paz
Sayago, Paco Ochoa, Roberto Campillo, Asencio Salas, Paco Mora, Cristian
Gamero, Rafael Chaves, Paco Inestrosa. DURACIÓN: 96 minutos. PÁGINA WEB
OFICIAL: https://www.facebook.com/SinFinPelicula/.
Sin olvidar el punto de partida
que podrían suponer dos títulos clásicos como Dos en la carretera (1967) de Stanley Donen y New York New York (1977) de Martin Scorsese, muchas películas
recientes han indagado en el concepto de romanticismo tradicional para
matizarlo, condicionarlo, ponerlo en cuestión o llegar a conclusiones muy
diferentes de las habituales y comúnmente aceptadas. Ahí están para demostrarlo la trilogía Antes del amanecer (1995), Antes del atardecer (2004) y Antes del anochecer (2013) de Richard
Linklater, Vicky Cristina Barcelona (2008)
de Woody Allen, Blue Valentine (2010)
de Derek Cianfrance, Los descendientes (2011)
de Alexander Payne, La vida de Adéle (2013)
de Abdelatif Kechiche, The Invisible
Woman (2013) de Ralph Fiennes, Her (2013)
de Spike Jonze, La desaparición de
Eleanor Rigby (2014) de Ned Benson, Ahora
sí, antes no (2015) de Hong Sang-soo, Mi
amor (2015) de Maïwenn Lo Besco o Los
adioses (2017) de Natalia Beristáin. Entre las películas españolas que
ahondan en la mencionada línea argumental, debemos citar Stockholm (2013) de Rodrigo Sorogoyen, 10.000 Km (2014) y Tierra
firme (2017) de Carlos Marques-Marcet,
Amor tóxico (2015) de Norberto Ramos del Val, Bittersweet Days (2016) de Marga Meliá, Amar (2017) de Esteban Crespo o Las
leyes de la termodinámica (2018) de Mateo Gil. Una de las grandes virtudes
de Sin fin, debut en el largometraje
de los hermanos Alenda, es que, con todas las variaciones que con que ha sido
tratada la premisa temática expuesta (algo que pueden deducir los lectores por
la larga lista enunciada y por la diversidad de los títulos que la integran), aporta
un punto de vista y un tratamiento de la historia absolutamente novedosos que,
lejos de encerrarse en la originalidad de su forma, acaba conectando
perfectamente con circunstancias, con sentimientos y con vivencias que, con
completa seguridad, todos nosotros hemos tenido la ocasión alguna vez de
experimentar, de gozar y, al mismo tiempo, de sufrir.
Sin fin comienza pareciendo una película de ciencia-ficción.
Después, nos desconcierta por unos breves instantes (en realidad, lo que hace
es ponernos sobre la pista del conflicto que se revelará con posterioridad). Casi
inmediatamente, adquiere un aire cercano al de una comedia romántica. Y, de
repente, muta en una inesperada road movie
que es un viaje por el tiempo y por los sentimientos de la pareja protagonista
(Javier Rey y María León). Pero, cuando llega el desenlace, descubrimos que
todas esas impresiones han sido como etapas intermedias (y necesarias) para
llegar al destino final sin que cada una de ellas, por sí sola, represente la
esencia de la película. Porque Sin fin,
con sutileza, sin estridencias y con un perfectamente medido tempo narrativo, nos lleva a la
conclusión de que, aunque se puede creer, y, aún más, se puede sentir como algo
auténtico y verdadero, el amor tradicional, el amor romántico, la idea de amor
comúnmente aceptada, el mismo no puede obligarte a tu propia inmolación en él,
a la renuncia a ti mismo, a tu personalidad, a tus deseos y a tu visión del
mundo. De este modo, una extraña lucidez se acaba apoderando de la película y,
renunciando a un tranquilizador happy end
que nos dejara instalados en territorio conocido, nos conduce a la
constatación de que, a veces, hay que aceptar las heridas para que las
cicatrices nos hagan avanzar y curarnos de nuestro dolor y de un sufrimiento que
no nos merecemos.
María León y Javier Rey, protagonistas de Sin fin, en dos momentos de la película
Sin fin se beneficia de la realización ágil, precisa y eficaz de los hermanos Alenda, muy alejada, por su peculiar combinación de sobriedad y preciosismo, de otros estilos de realización que dominan en el cine de nuestro país, y de unas magníficas interpretaciones del dúo protagonista (Javier Rey ganó la Biznaga de Plata al Mejor Actor en el Festival de Málaga de este año), plasmando con plena verosimilitud unos personajes de perfiles no precisamente sencillos (además, en dos momentos temporales distintos, y con características muy diferentes en cada uno de ellos) que viven dentro de su relación un conflicto soterrado que acabará aflorando con delicadeza pero con cierto aire de irreversibilidad, lo cual dejará al espectador con sensaciones intermedias entre la melancolía y la serenidad.
En definitiva, Sin fin es una película que habla de
sentimientos pero que, cuando finaliza, nos llevará a agudas reflexiones. Y por
su capacidad para moverse, simultáneamente, en los territorios de la razón y
del corazón, no podemos menor que
terminar diciendo que se trata de un
film que merece todo nuestro aplauso.
TRÁILER DE LA PELÍCULA:
José Manuel Cruz con María León y Asencio Salas, intérpretes que forman parte del reparto de Sin fin, debut en el largometraje de los hermanos Alenda
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