(Este artículo fue publicado originalmente en la revista digital Cine Contexto el 17 de octubre de 2018.)
TÍTULO: Ha nacido una estrella. TÍTULO ORIGINAL: A Star Is Born. AÑO: 2018. NACIONALIDAD: Estados
Unidos. DIRECCIÓN: Bradley Cooper. GUION: Bradley Cooper, Will Fetters y Eric Roth, basado en el guion de
1954 de Moss Hart, en el guion de 1976 de John Gregory Dunne, Joan Didion y
Frank Pierson y en la historia original de Robert Carson y William Wellman.
MÚSICA ORIGINAL: Enlace a canciones que se interpretan en la película. DIRECCIÓN DE
FOTOGRAFÍA: Matthew Libatique. MONTAJE: Jay Cassidy. INTÉRPRETES
PRINCIPALES: Lady Gaga, Bradley Cooper, Sam Elliot, Andrew Dice Clay, Rafi
Gavron, Anthony Ramos, Michael Harney, Ron Rifkin, Barry Shabaka Henley,
Michael D. Roberts. DURACIÓN: 136 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL: https://www.warnerbros.es/ha-nacido-una-estrella.
La historia de Ha nacido una estrella ha conocido,
hasta la fecha, cuatro versiones distintas. La primera, dirigida por William
Wellman en 1937, estuvo protagonizada por Janet Gaynor y Fredric March. La
siguiente, se realizó en 1954, bajo la batuta de George Cukor y la pareja
protagonista estuvo formada por Judy Garland y James Mason. En 1976, se hizo
una nueva versión, dirigida por Frank Pierson y con Barbra Streisand y Kris
Kristofferson encabezando el reparto. Este año, se ha estrenado un nuevo remake, realizado y protagonizado en su
parte masculina por Bradley Cooper y por Lady Gaga, en la femenina. Recordemos
que el concepto central del relato era el de un artista que se ve devorado por
los celos al contemplar cómo su mujer le supera en éxito profesional. Que se
recuperase ese esquema argumental no tenía por qué resultar extraño en unos
tiempos en que los debates sobre el feminismo y sobre los equilibrios de poder
entre mujeres y hombres han ocupado un lugar central en el espacio público. De
hecho, en el último Festival de Málaga, ya hubo una película, la mexicana Los adioses de Natalia Beristáin, en la
que se narraba la tensión, real, sufrida en el matrimonio formado por los
escritores Rosario Castellanos y Ricardo Guerra a raíz de los crecientes prestigio y calidad de las obras de
ella mientras su marido quedaba claramente rezagado. Sin embargo, en este
último remake, la vertiente de los
celos prácticamente ha desaparecido a favor de otros matices y dimensiones.
La nueva versión, más que en las
películas de 1937 y 1954, se basa en la de 1976. Bradley Cooper es un cantante rock que, en un bar gay, encuentra a una cantante, interpretada por Lady Gaga, por la
que queda impresionado por su voz y su carisma. A partir de ese momento, decide
impulsar su carrera y convertirla en una de sus colaboradoras, al mismo tiempo
que, entre ellos, nace una relación sentimental. El personaje de Bradley
Cooper, carcomido por sus traumas familiares y por el consumo de alcohol y
drogas, entra en un proceso de decadencia mientras que el de Lady Gaga, impulsado
por las compañías discográficas, que detectan las grandes posibilidades de la artista,
va ascendiendo de forma imparable en su carrera, centrada, básicamente, en un pop cada vez más comercial. En este
caso, no hay presencia de celos de él hacia ella sino que lo que ocupa un
primer plano es el declive del personaje masculino y, eso sí, su descontento
por el giro hacia un estilo “top listas
de ventas” en el que su pareja se acaba embarcando.
Y es que lo que parece una
historia ya manida por tantas versiones y tantos remakes esconde en su interior un certero y renovado retrato
sociológico del actual Estados Unidos. Por un lado, está el personaje de Bradley
Cooper, que se crió en un rancho de Arizona, por lo que es un hijo del mundo
rural, del sector más tradicional del país, cuya música, basada en el country y en el rock, entronca con las raíces culturales y sonoras de América (que
el personaje del hermano esté interpretado por el actor Sam Elliot es un
indicador claro de cómo está construido el film ya que este intérprete, a lo
largo de su carrera, siempre ha solido realizar papeles arquetípicos de ese
ámbito). A estos efectos, hay un detalle que no puede pasar desapercibido: en
el salón de la casa del protagonista, luce una bandera de Estados Unidos, pero
no la bandera actual, es la bandera con 48 estrellas, es decir, la que fue
válida entre 1912 y 1959, cuando Alaska se incorporó como estado de la Unión.
Es decir, casi podemos decir que Bradley Cooper es retratado como un personaje
que pertenece a un tiempo pasado y que, por tanto, está en el presente casi
como un ser extraño y ajeno a su época. Por otro lado, el personaje de Lady
Gaga es hija de un empresario que tiene una pequeña flota de coches. Es una
urbanita y su entorno social y cultural es completamente diferente al de su
pareja. De hecho, la primera canción que él le escucha interpretar es una
versión de La Vie en rose de Édith
Piaf, una composición que nada tiene que ver con el imaginario histórico
estadounidense. La relación sentimental que surge entre ambos es, por tanto, el
encuentro de las dos Américas existentes, una que avanza triunfante y exitosa y
otra que camina renqueante y debilitada.
A partir de la premisa enunciada
anteriormente, la versión de 2018 de Ha
nacido una estrella viene a ser el reflejo de la situación anímica de
Estados Unidos en la que la América tradicional se siente derrotada y en decadencia
mientras que una América nueva y moderna recorre un camino de pujanza y
dinamismo. (A partir de ahí, podemos empezar a comprender el trasfondo en el
que esa América en retroceso, en vez de seguir la senda que toma el personaje
del film, ha votado, por ejemplo, a un personaje como Donald Trump para que
ocupe la presidencia del país). Sin embargo, no cabe pensar que la película
alberga alguna sombra de maniqueísmo o cede a la tentación del trazo de brocha
gorda porque lo que en última instancia esconde como sutil moraleja es que hay
una América genuina que se percibe desorientada en medio de un mundo en cambio
y otra América no menos genuina que la primera pero que ha cimentado su ascenso
mediante una descarada traición a sí misma. Y hay que admitir que esa reflexión
esconde mucha más enjundia de lo que una visión apresurada y superficial de la
película podría invitarnos a pensar.
TRÁILER DE LA
PELÍCULA:
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