(Esta reseña fue publicada originalmente el viernes 26 de octubre de 2018 en la revista Cine Contexto)
Mañana sábado, 27 de octubre de 2018, se clausura la 63º edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, la prestigiosa SEMINCI. Con motivo de la proyección, los pasados días 24 y 25 de octubre, en la sección DOC.España, del documental Almost Ghosts de Ana Ramón Rubio, publicamos esta reseña de la película.
TÍTULO: Almost Ghosts. TÍTULO ORIGINAL: Almost Ghosts. AÑO: 2018. NACIONALIDAD: España.
DIRECCIÓN Y GUION: Ana Ramón Rubio. MÚSICA ORIGINAL: Ximo Cardona. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Carlos López Andrés
y Celia Riera. MONTAJE: Ana Ramón Rubio y Cristina Vivó. REPARTO (apareciendo como ellos mismos al ser un
documental): Lowell Davis,
Angel Delgadillo, Harley Russell. DURACIÓN: 68 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL: https://almostghosts.com/.
Cuando empezamos a ver Almost Ghosts, llevamos sobre nosotros
el fardo de todo un imaginario icónico, visual y sociológico que es buena
muestra de hasta qué punto la actual cultura de masas tiende a simplificar los
ricos matices que cualquier realidad ofrece. Si hiciéramos referencia a la Ruta
66 de Estados Unidos y de los pueblos que se encuentran en su trayecto, todo un
conjunto de clichés se nos vendrían a la cabeza. Clichés que no nacieron,
probablemente, como tales clichés pero que los hemos reducido a tal condición
por pereza o comodidad. Por ejemplo, pensaríamos en Easy Rider (1969) de Dennis Hopper, una película envuelta en su
aureola de mito que extendió la leyenda en torno a la mítica carretera:
Rememoríamos Cars (2006), de John Lasseter y Joe Ranft, la película de animación
de la Disney y la Pixar que retrata un momento bien distinto, aquel en que el
la construcción de las autopistas interestales hizo entrar en decadencia a la
antaño transitada vía de comunicación:
Y, en los primeros minutos de Almost Ghosts, recordaríamos la canción
de Merle Haggard Oakie from Muskogee y
su exaltación del norteamericano más tradicional, opuesto a cualquier novedad
que pudiera alterar la quintaesencia de los valores del país (es decir,
enseguida empezaría a cruzar nuestras ideas esa América profunda que ha
convertido a Donald Trump en presidente):
Pero, conforme el documental
avanza, iremos descubriendo que estamos descubriendo un territorio nuevo y
desconocido. Efectivamente, van apareciendo ante nuestros ojos esas localidades antes boyantes y que, ahora, o son pueblos fantasma o reductos con unos pocos
habitantes que luchan por sobrevivir una vez que la que había sido su razón de
ser y su fuente de actividad e ingresos ha dejado de serlo. Pero las tres
personas (Lowell Davis, Angel Delgadillo y Harley Russell) que personifican la
situación de “¿qué pasó con la Ruta 66 una vez que esta perdió todo su
esplendor?”, están completamente alejadas de cualquier estereotipo o
convención. Y matiza radicalmente la impresión inicial que pudiéramos tener de
la realidad que Almost Ghosts retrata.
Almost Ghosts prescinde, en gran medida, de cualquier golpe de efecto narrativo o de cualquier as en la manga que, convenientemente oculto,
pudiera aparecer en mitad del metraje para sorprender o descolocar al
espectador. Su espíritu es la de ir revelando, poco a poco, el carácter y
condición de unos personajes que van creciendo ante nuestros ojos conforme
vamos conociendo sus vidas y que acaban representando posturas muy diferentes
ante sus respectivos enfrentamientos con la decadencia y el olvido. Son sus palabras
y revelaciones las que van mostrando las, a su manera, grandezas de unas vidas
que, pudiendo haber estado dominadas por la apatía, han acabado estando
dirigidas por la fe y la confianza en los proyectos emprendidos. Siendo las
palabras de los protagonistas quienes ocupan un lugar fundamental en Almost Ghosts, su gran acierto es evitar
la consabida técnica de “bustos parlantes” en los que muchos documentales
acaban incurriendo para saber situar aquellas en un montaje ágil y dinámico que
va mostrando un universo con una mirada distinta a la que el tópico ha parecido
condenarnos.
Otra de las grandes virtudes de
este documental es que (aunque en un caso pudiera parecerlo), la película huye
de la búsqueda de la excentricidad. Creo que los tres personajes que conocemos
son, cada uno a su modo, caras diferentes de la sociedad y la forma de pensar
de Estados Unidos, siempre optimista y dominada por el entusiasmo pero, al
mismo tiempo, diversa y variada, algo que nuestra mirada sobre ella muchas
veces olvida. Así, vemos desde quien asume la condición de líder de la
comunidad, quien decide recuperar y reconstruir el legado cultural y espiritual
que la Ruta 66 dejó durante sus años de gloria y quien, con una evidente
actitud irónica e irreverente, opta por apoderarse del tópico para explotarlo (y
que es quien, paradójicamente, acaba revelando la historia más emotiva de la
película). Tres formas del carácter americano, cada una tan genuina como los
demás pero que evitan reducir el mundo que retrata al estereotipo simplón.
Lowell Davis, Angel
Delgadillo y Harley Russell, los tres protagonistas de Almost Ghosts
En Almost Ghosts, seremos testigos de cómo unos enclaves condenados,
posiblemente, a la desaparición, han logrado renovarse, sobrevivir y adaptarse
a un entorno que ha cambiado de forma completamente radical, lo cual haría que
esta película pudiese formar una perfecta sesión doble con El cielo gira (2004) de Mercedes Álvarez. Y, rompiendo nuestras ideas
preconcebidas, tras ver el documental, en vez de sumirnos en la decepción, nos
entran más ganas aún de poder visitar y recorrer algún día la Ruta 66, habiendo
ya olvidado la leyenda y deseando sumergirnos en su fascinante realidad actual.
Es decir, al revés de lo que se decía en El
hombre que mató a Liberty Valance (1962) de John Ford. Pero es que, quizás,
ese es otro tópico que también haya que olvidar.
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