Si ayer revisábamos toda la filmografía de Fernando Merinero, hoy es el turno de hablar largo y tendido de la que, sin duda alguna, es, hasta el momento, su opus magnum, la trilogía Las 1001 novias, estrenada en 2017 y formada por Capturar, Alumbrar y Cortar, tres títulos que, aunque relacionadas por su trama y su temática, no dejan de tener, cada una de ellas, su propia personalidad. Las tres películas tienen como base argumental el deseo del director de reencontrarse con la protagonista de Los hijos del viento, su primer largometraje: Magaly Santana. Ello sirve de catalizador para que asistamos a una cascada de situaciones (en las que unos tonos dramáticos y humorísticos muy peculiares se combinan, a veces sin solución de continuidad) que nos llevan a reflexionar sobre los mecanismos del cine y la narración, sobre las relaciones humanas y sobre el amor y sobre la posibilidad de reinventarnos y descubrir nuevos modos de encuentro e interacción. Mientras que Capturar es la película más metacinematográfica de las tres, en la medida en que es donde se apuesta más por desvelar y jugar con los mecanismos convencionales de la ficción, y Alumbrar es la que se dedica en mayor medida a explorar los sentimientos y evolución personal del propio director (protagonista, a su vez, de la trilogía), Cortar es donde asistimos al reencuentro entre Fernando Merinero y su primera actriz protagonista y donde, como en una sinfonía perfectamente orquestada, llegan a su culminación simultánea todos los leit-motiv que se han ido sucediendo a lo largo del metraje anterior. Aprovechando que la trilogía (o “trilorgía”, como ahora se llama en la nueva edición) ha salido en DVD, lo que va a servir para que pueda tener mayor difusión de la que tuvo en el momento de su estreno, profundizamos con Fernando Merinero en los ejes fundamentales en torno a los que giran este importante tríptico de películas.
EL ESPECTADOR IMPERTINENTE: El motivo de realizar ahora esta entrevista
es la edición en DVD de tú última obra, la trilogía Las 1001 novias (Capturar, Alumbrar, Cortar). Defines estas
películas como selfies cinematográficas…
¿Cómo debemos entender esta expresión?¿Se refiere,
quizás, a que constituye una recapitulación de todos tus temas y obsesiones?
FERNANDO MERINERO: Se puede entender en sentido literal, como si
fuera una foto, un autorretrato, o no, cada cual que piense lo que quiera. Hay
quien pensará que el personaje soy yo, otros que no, otros que por momentos… Es
una de las bazas de la trilogía, la fusión de vida y obra, de manera que seguramente
también en estas tres películas se agrupan mis obsesiones más recurrentes:
mujeres, hijos y coches… Bueno, bromas aparte, el tema central es, desde luego,
la fusión de la vida y la obra, dónde empieza una y acaba la otra, cómo
interactúan; por cierto, que he leído que en la próxima de Almodóvar la cosa va
de eso, y el protagonista es un director de cine… Espero no haberle inspirado…
EL ESPECTADOR IMPERTINENTE: Me parece que hay dos ejes relevantes en la
trilogía. El primero es una reflexión y un juego sistemático y deliberado sobre
los mecanismos narrativos del cine. “Engañas” al espectador, lo “manipulas”,
nos desconciertas… Pero, ¿no es con la intención de desvelar la naturaleza de
dichos mecanismos?¿Pretendes superarlos, arrinconarlos…?¿Mostrar su falsedad?
FERNANDO MERINERO: El cine puede ser el arte de la manipulación. Ahí
está Fraude de Orson Welles, que
extiende dicho axioma a todo el arte en general. La naturaleza de los mecanismos
de manipulación tiene mucho que ver también con la psicología humana. De hecho,
creo que la trilogía en su conjunto encierra un tratado psicológico sobre la
naturaleza humana, y, probablemente, sobre los mecanismos de la creación, al
menos de la mía en esta trilogía, pues tiene mucho de casting, de making of
permanente, de cine vivo y directo que se crea a sí mismo… Es muy endogámica
pero a la vez muy cósmica; yo me siento como el médium de esa comunicación con
el más allá… Pues entiendo que el último “mecanismo” de la creación es
inefable, indefinible e indescifrable, musas aparte…
EL ESPECTADOR IMPERTINENTE: El segundo eje gira en torno a la
trayectoria sentimental del protagonista (supuestamente, tú, pero eso estaría
por ver…) y lo veo como un progresivo viaje hacia la melancolía… Conforme
indagas o profundizas en el concepto del amor, ¿no hay otra opción o salida?
FERNANDO MERINERO: Las percepciones pueden ser tan diversas como
las sensibilidades… A ti se te antoja un viaje hacia la melancolía y lo mismo a
otras personas les parece un tratado sobre la negación del paso del tiempo, a
otros una terapia sentimental, a otros una jugarreta a las ex novias, incluso
una venganza premeditada, habrá a quien le parezca que todo está
meticulosamente planeado, a otros improvisado; en fin, incluso a mi como
creador se me escapa la naturaleza última de la trilogía. ¿Qué guarda, qué
encierra, qué oculta? De lo que sí estoy persuadido es de que, en una medida creciente,
de la primera Capturar, hasta llegar
a Cortar, introduce al espectador en
un diálogo con la trilogía, no puedes permanecer ajeno, y debes recomponer tú
mismo los motivos y buscar las razones. No solo me dirijo al corazón de los
espectadores, también a su mente. La permanente actividad de ambos nos hace
SER, EXISTIR… Estoy radicalmente en contra de que nos anestesien la mente y/o
el corazón…
En cuanto a las opciones de
salida al amor, creo que lo mejor es no dejarse guiar por regla alguna, el amor
no tiene códigos, así que no le pongas remedios, esa sería mi recomendación.
AMA, AMA Y AMA. Ese es el único camino realmente verdadero, todo lo demás son
rodeos y atajos a ninguna parte…
EL ESPECTADOR IMPERTINENTE: Toda la trilogía se encamina hacia tu reencuentro
con Magaly Santana, la coprotagonista de Los
hijos del viento. ¿Hay una combinación de sentimiento personal y truco de
guion (volver al origen cinematográfico) en esta estructura?¿O alguno de ellos
tiene más peso?
FERNANDO MERINERO: Soy incapaz de hacer trucos, ni sé cómo hacerlos
ni me lo permite mi sentido de la ética… El posible reencuentro con Magaly está
en la génesis del proyecto, así como desde la primera secuencia de Capturar. No hay engaño, trampa ni
cartón… En realidad creo que la trilogía es un homenaje a ella, pues
simbólicamente tanto Magaly como la trilogía en su conjunto representan lo
mismo para mí… En Los hijos del viento
creo que me inspiraba su cuerpo, en Las
1001 novias su espíritu.
EL ESPECTADOR IMPERTINENTE: Como un héroe trágico que, antes de
encontrarse con su faktum, parece
tener una salida, la peripateia, el
protagonista de la trilogía parece encontrarla cuando el personaje de Mariu
Bárcena le habla del poliamor. Pero la película parece destilar cierto
escepticismo en torno a este concepto. Tus amigos no parecen entenderlo muy
bien (uno de ellos lo entiende bastante mal, de hecho) y tú cuentas lo mal que
le salió a una pareja porque ella sí ligaba pero él no… Cuando lo sacas a
colación en la segunda película, de todos modos, creo que es porque sí que le ves
posibilidades…
FERNANDO MERINERO: Creo que no somos monógamos y que el poliamor
bien entendido podría ser interesante; pero con toda la educación represiva,
machista y posesiva que hemos recibido y que, de alguna manera, seguimos
recibiendo, es muy complicado vivir el poliamor con naturalidad y sin violencia
psicológica… La sombra de esa posibilidad, la de amar a varias personas al
mismo tiempo con naturalidad, sin celos, sin posesión, sin rencores, sobrevuela
las tres películas, al menos de forma latente; pero estimo que aparte de matar
simbólicamente todos los estereotipos recibidos, debemos tener mucha seguridad
en nosotros mismos para vivir el poliamor; pues, si no, puede acabar siendo una
tortura, sobre todo si establecemos comparativas y estadísticas… En realidad, creo
que ese es el gran veneno del amor, las cuentas, el quién puso más, algo que no
se evalúa sólo en el fin del amor, en las rupturas. Pienso que,
inconscientemente, ahora, que somos tan inconformistas e individualistas, lo
hacemos a diario, contar quién está poniendo más…
La idea del poliamor
tiene una presencia importante en Alumbrar,
el segundo título de la trilogía. Aunque no todos la entienden correctamente…
EL ESPECTADOR IMPERTINENTE: En un momento dado, hablas de las “parejas tóxicas”
y dices que hay dos tipos. Las parejas que nunca te dan nada. O las que primero
te dan todo y, después, dejan de dártelo. Se detecta cierta amargura en estas
palabras… ¿La visión tradicional del amor ya no nos vale?
FERNANDO MERINERO: Cuando mi personaje lo expone en Cortar creo que no lo hace con tanta
amargura sino como un teórico experto en esas lides, que se atreve a
pontificar… Lo que sucede es que en el juego del amor interviene en gran medida
el componente de la seducción, y hay personas tan narcisistas que se
comprometen con el juego y la humillación hacia los otros, para complacerse y
regodearse en el poder que pueden llegar a ejercer sobre los demás… Estas
personas son tóxicas, en el film las llamo terroristas del amor; ¿por qué?,
porque pueden destrozar vidas afectivas.
EL ESPECTADOR IMPERTINENTE: Todo el elenco de actrices juega un papel
fundamental y todas están impresionantemente bien. ¿Qué parte de ensayo, qué
parte de improvisación, qué parte de trabajo sobre sus respectivos personajes
hay en sus interpretaciones?
FERNANDO MERINERO: Te agradezco mucho el comentario, pues ese
siempre es mi mayor deseo, que los actores y actrices brillen… No me gusta
ensayar y de hecho no lo hago… En el cine actual, creo que, si ensayas, estás
engañando al espectador… Me gusta ser honesto, parto del conocimiento mutuo y
de la confianza… En lo que yo llamo “películas vivas” hay mucha libertad; si
amarras gestos, movimientos o reacciones estás cercenando esa libertad
necesaria. El actor está más vivo, más alerta y más receptivo cuando no sabe
qué va a pasar en la escena, y lógicamente no hablo de meter una “morcilla”,
sino de un sentimiento más profundo de libertad.
EL ESPECTADOR IMPERTINENTE: Tu hija, Carmen, está muy presente en esta
película. De hecho, está muy presente en toda tu cinematografía, casi podemos
decir que la hemos visto crecer conforme ibas haciendo películas… ¿Cuál ha sido
su papel en Las 1001 novias?
FERNANDO MERINERO: Haber sido padre y la relación emocional que voy
teniendo con mi hija y que, lógicamente, va evolucionando con el paso del
tiempo, creo que ha sido en el fondo una de mis mayores fuentes de inspiración.
En la trilogía, ha sido mi cómplice, mi ayudante, mi atacante… No sé, creo que
de alguna manera mística me ha insuflado la fuerza necesaria para acabar este
tríptico…
Carmen Merinero
interviene en las tres películas de la trilogía
EL ESPECTADOR IMPERTINENTE: ¿Qué supone esta trilogía para ti, personal
y cinematográficamente?
FERNANDO MERINERO: Personalmente, lo mismo una terapia… Quizás, me
ha venido bien para expulsar definitivamente viejos fantasmas… Cinematográficamente,
ha supuesto el reencuentro con actrices y actores que han formado parte
importante de mi cinematografía, como Magaly Santana, Angélica Revert, Javier
Jurdao y Marta Navas; trabajar por primera vez con actrices talentosas como
Vanesa Prieto, Sauce Ena, Carolina Clemente y Montse Berciano; también ha sido
un placer que personas muy importantes en mi vida, por diferentes motivos, como
Hadelah, Carmela Latorre, Chus Gil, Cristina Cantero, Lara Afonso, Sara Tejera,
Laura de Antonio, la niña Marina Viota y, por supuesto, mi hija Carmen, formen
parte del reparto y del alma de la trilogía, sin ellas, sin su presencia, y
sobre todo, sin todo lo que me han dado en la vida, no podría haber vivido ni
rodado esta trilogía que veo como mi obra máxima, al menos por el momento, pues
no me pienso jubilar…
EL ESPECTADOR IMPERTINENTE: ¿Qué nos puedes contar sobre la edición en
DVD de la trilogía que ha salido al mercado?
FERNANDO MERINERO: Pues que estoy muy agradecido a la Fundación
SGAE por su ayuda para la publicación; agradecimiento que hago extensivo a
Cameo por encargarse de su distribución; y ya en lo relativo al contenido del
Cofre, que, aparte de las tres películas, contiene, en cada uno de los DVDs,
escenas eliminadas, algunas realmente divertidas, un making of telefónico que es la pieza más original de este
subgénero; y por último decir que es una edición limitada la que ha salido, así
que recomendar que no se le escape a los coleccionistas de pequeñas joyitas,
que además solo podrán “degustar” en DVD, pues dudo mucho que algún día se
emitan estas películas en la tele…
El autor del artículo con Fernando y Carmen Merinero durante el reciente Festival de Málaga
Concluida la entrevista al director, tengo que decir, que, aunque la idea romántica de la obra de "culto", conocida sólo por unos pocos cinéfilos y escasamente accesible para la mayoría puede ser sugerente, atractiva y llena de glamour, a mí me parece injusta y arbitraria. Cualquier película, y, aún más, aquellas especialmente audaces y atrevidas, que proporcionan puntos de vista nuevos e insospechados, tienen el derecho de ser difundidas en el mayor grado posible y de ser conocidas por segmentos de público amplios y diversos, para que todo tipo de espectador pueda verlas y formarse un juicio sobre ellas. Por ello, es especialmente positiva la noticia de la edición en DVD de la trilogía de Fernando Merinero. Si con ello se consigue que su repercusión sea mayor que cuando la misma fue estrenado en salas, será un paso (aunque sea modesto) para que el "cine de guerrilla" lo siga siendo sólo en espíritu pero que, en cuerpo, es decir, en posibilidades de distribución y exhibición, reduzca su distancia respecto a las grandes producciones de las grandes compañías. Con ello, ganaríamos en diversidad y opciones de elección cinematográficas. Mientras tanto, no tenemos la duda de que Fernando Merinero seguirá luchando para proporcionarnos nuevos títulos con los que sorprendernos y llevarnos, como espectadores, a las fronteras donde los convencionalismos se extinguen.
(Pinche AQUÍ si quiere saber dónde está disponible la edición en DVD de Las 1001 novias)
(Pinche AQUÍ si quiere saber dónde está disponible la edición en DVD de Las 1001 novias)
Parte del elenco femenino de Las 1001 novias: Sara Tejera, Carmela García, Montse Berciano, Angélica Revert, Carolina Clemente, Hadelah, Marta Navas, Vanesa Prieto, Sauce Ena, Mariu Bárcena, María Colorado, María Ortega, Marina Viota, Cristina Cantero, Estefanía Muñiz, Yolanda Tabanera, Concha Piñeiro, Chus Gil, Carmen Merinero y Magaly Santana
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