Aprovechando que en Filmin van a estar disponibles a partir del 1 de septiembre de 2019 todas las películas de Andrei Tarkovski, estamos publicando una serie de artículos en los que vamos a repasar toda la filmografia del director ruso. Al final de cada entrega, publicaremos los enlaces a las películas comentadas.
* * *
Ante la acumulación de problemas de Tarkovski con el gobierno soviético y sus dificultades con El espejo y Stalker, sus opciones pasaban ya bien por renunciar a su forma de hace cine o incluso por abandonar la profesión o bien por huir de la URSS para poder grabar en libertad y sin cortapisas. Tarkovski eligió esta última. Pero no antes de tener que sufrir nuevas acciones represivas por parte de las autoridades soviéticas.
En el verano de 1979, Tarkovski
viajó a Italia para preparar un guión junto a Tonino Guerra,
amigo y guionista de directores tan importantes como Michelangelo Antonioni, Federico
Fellini, Vittorio de Sica, Mario Monicelli, Elio Petri, Francesco Rosi o Theo
Angelopoulos. Además del documental Tempo
di viaggio (1983), codirigido por Tarkovski y Guerra, en el que se muestra
el encuentro del director ruso con Italia y las conversaciones entre él y el
guionista italiano de cara a crear su nuevo proyecto cinematográfico, en ese
viaje se empezó a escribir el guion de la siguiente película de Tarkovski, Nostalgia (1983). (De hecho, en un
momento del documental, se puede ver la carpeta que contiene el guión, con el
título de la futura película escrito sobre ella).
Fotogramas de Tempo di viaggio
Tarkovski volvió a Italia en 1980 para terminar el guión y en 1982 para iniciar el rodaje de la película. Una vez en Italia, la compañía soviética Mosfilm, que era una de las coproductoras del proyecto junto a la RAI italiana y la compañía francesa Gaumont, lo abandonó. Tarkovski tuvo que realizarlo sólo con los recursos aportados por las otras dos productoras, debiendo prescindir de la idea de rodar parte de las escenas en Rusia. Cuando la película acudió al Festival de Cannes de 1983, ganó el Premio del Jurado Ecuménico, el premio al mejor director de la FIPRESCI (Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica) y compartió con Robert Bresson el Gran Premio al cine de creación. Sin embargo, las autoridades soviéticas presionaron (como habían hecho en anteriores ocasiones) para que la película no ganara la Palma de Oro del Festival. Ello impulsó a Tarkovski a tomar la decisión definitiva de abandonar la URSS, huyendo a Suecia con su segunda esposa.
Nostalgia, posiblemente al estar rodada fuera de la URSS, despliega
con mucha mayor claridad y sin ningún tipo de ambigüedad ni de utilización de
símbolos o metáforas, el tema de la espiritualidad. Su argumento trata de un
poeta ruso que viaja a Italia para investigar la vida del músico Pavel
Sosnovsky, que vivió en ese país y se suicidó al regresar a Rusia. Ayudado por
una intérprete con la que está empezando a vivir una incipiente relación
sentimental, en un balneario conoce a un personaje extraño, Domenico
(interpretado por Erland Josephson-, habitual de las películas de Ingmar Bergman), una especie de profeta que quiere
imbuir la fe a sus coetáneos. Como líneas maestras del argumento, aparece el
exilio interior (que trasciende el mero exilio territorial), la necesidad de
recuperar la espiritualidad como vía del ser humano para reencontrarse a sí
mismo, de no rechazar el amor (que va adquiriendo en el cine de Tarkovski una
carácter casi panteísta), de estar dispuesto a hacer un sacrificio personal
para salvar a los seres humanos (algo de lo que hablamos en el primer post en
relación a las ideas de Pecherin y su visión de que Rusia debía estar dispuesta
a inmolarse para salvar al Occidente cristiano, aunque en el cine de Tarkovski
esa visión se amplía de modo claramente ostensible, ya que no se trata de Rusia
sino de la potencialidad que encierra cada ser humano para salvar a sus
semejantes) y, en última instancia, de la relevancia de tal empeño a pesar de
la indiferencia de quienes no están dispuestos a comprenderlo… Al igual que en El espejo, aparecen en esta película
elementos oníricos que muestran el grado de desolación interior del
protagonista. Aunque Nostalgia no sea
la película más conocida de Tarkovski, posiblemente sea la que exprese con
mayor transparencia su ideario y proporciona muchas pistas para entender el
resto de su cine.
Fotograma de Nostalgia
Una vez en Suecia, Tarkovski tiene la suerte que Svenska Filminstitutet, la productora de Ingmar Bergman, decida acoger su siguiente proyecto, de modo que puede contar con el equipo habitual del director sueco (por ejemplo, los actores Erland Josephson o Allan Edwall y el director de fotografía Sven Nykvist). La película resultante, Sacrificio (1986), resultó ser su testamento filosófico y cinematográfico, ya que Tarkovski murió de cáncer de pulmón el 29 de diciembre de 1986. La película ganó el Gran Premio Especial del Jurado y, como Nostalgia, el Premio del Jurado Ecuménico y el premio de la FIPRESCI.
Sacrificio ofrece, posiblemente, la visión más depurada del
pensamiento de Tarkovski. Narra cómo, ante la cercanía de un posible holocausto
nuclear, al protagonista (Alexander) se le plantea la posibilidad de evitarlo
de una forma sencilla: amando a una mujer. Alexander no cree que ello sea
posible, lo ve como una especie de locura. Cuando él accede y, efectivamente,
el mundo se salva de la catástrofe, todos creen que ha perdido la razón. En Sacrificio está presente el
reconocimiento de la capacidad interior que alberga todo ser humano para
cambiar el mundo, el pensamiento pacifista que ya afloró en La infancia de Iván, la necesidad de la
inmolación de una persona para salvar al resto y la visión de la espiritualidad
como una insensatez por parte de quienes se cierran a comprenderla.
A pesar de esa visión que se
tiene del cine de Tarkovski como un cine cerrado e inaccesible, creo que lo que
quiere expresar es bastante más sencillo de lo que podría imaginarse tras una
primera visión de sus películas. De hecho, creo que su voluntad fue la de
expresarlo de la forma más transparente y cristalina posible y ello, en Nostalgia y Sacrificio, sin las limitaciones a las que obligaba la censura
soviética, lo consiguió plenamente. Tarkovski nos habló de una trascendencia
espiritual que estaría en nosotros mismos y que ignoramos, rendidos bajo el
dominio del pensamiento racionalista. Si no somos capaces de encontrarla en
nuestro interior, la belleza del mundo sería testigo suficiente para creer en
ella. Sólo la acción de los hombres, a través del odio, la violencia y la
represión de la libertad, afean y oscurecen ese mundo. Esa espiritualidad nos
abre la puerta a hacer milagros que no se hacen por culpa de nuestra propia
incredulidad. La incomprensión de su cine no sería más que la confirmación de
que Tarkovski llevaba razón: que el ser humano contemporáneo ha optado por
ignorar una trascendencia en la que ya no es capaz de creer.
Fotograma de Sacrificio
Enlace para ver en Filmin Sacrificio
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