THE FAKE y EL CONGRESO





Lo primero de todo, anunciar que GIRKIQ: LA PELÍCULA, proyecto del que hablamos en entradas anteriores, ha conseguido completar la suscripción de fondos que solicitaron vía crowfunding (http://www.verkami.com/projects/8493-girqik-la-pelicula). Les damos desde aquí la enhorabuena y doy las gracias a los lectores del blog que hayan prestado su colaboración.





Para celebrarlo, hoy vamos a hablar de una película de animación coreana, The Fake, y de una coproducción liderada por Israel que mezcla animación e imagen real, El congreso.

THE FAKE (o cuando se toma el nombre de Dios en vano)

TÍTULO: The Fake. TÍTULO ORIGINAL: Saibi. AÑO: 2013. NACIONALIDAD: Corea del Sur. DIRECCIÓN Y GUIÓN: Yeon Sang-ho. MÚSICA ORIGINAL: Jang Yeong-gyu. PRINCIPALES VOCES EN LA VERSIÓN ORIGINAL: Kwon Haehyo, Kim Jaerok, Park Hee-von, Yang Ik-joon. PÁGINA WEB OFICIAL: http://www.m3estudio.com/#!the-fake/ctlm. ENLACE EN FILMIN: https://www.filmin.es/pelicula/the-fake.

No resulta habitual que en España tengamos acceso a películas de animación que no provengan de Estados Unidos o Japón. En este caso, gracias a www.filmin.es, se ha podido ver The Fake, dirigida por Yeon Sang-ho, la cual se trata de una producción cuyo origen es Corea del Sur. Además de este primer rasgo distintivo, otro hecho peculiar de este film es su temática, estrictamente realista (lo cual también resulta extraño en el cine de dibujos animados). Un pueblo va a desaparecer bajo las aguas de un pantano. En medio de la desmoralización de la comunidad, un presunto benefactor pretende construir una iglesia en el nuevo pueblo que se levantará para que la misma constituya un elemento revitalizador de la vida vecinal. En medio de esa situación, un exconvicto, jugador y bebedor, regresa al pueblo y se percata de las oscuras intenciones del proyecto.






Toda la película se impregna de un tono oscuro y pesimista, que la convierte, prácticamente, en una obra de cine negro, y hay en toda la historia una desasosegante ambigüedad que sirve para eludir cualquier tentación de maniqueísmo. Su audacia temática llega a tal punto que, quien debería ocupar, teóricamente, la posición de héroe de la historia es un antihéroe sin ningún tipo de paliativos, un personaje impresentable que no conoce, de modo claro, ningún proceso de redención y cuya conducta final puede ser sometida a multiplicidad de interpretaciones.

Película absolutamente sorprendente por su textura y por su dureza (que ya resultarían atrevidas en un largometraje de ficción convencional), The Fake se ha ganado un espacio propio junto a títulos como El fuego y la palabra (Elmer Gantry, 1960) de Richard Brooks y Wise Blood (1979) de John Huston en el conjunto de películas que han analizado cómo el fenómeno religioso se puede acabar mezclando con intereses espurios y puramente materiales, desvirtuando su condición original.


Nota (de 1 a 10): 8.

Lo que más me gustó: Su desasosegante ambigüedad. La audacia de que, quien debía ser el teórico héroe, es un antihéroe.

Lo que menos me gustó: La escasa difusión que ha tenido en España.



EL CONGRESO (o somos nuestras decisiones)

TÍTULO: El congreso. TÍTULO ORIGINAL: The Congress. AÑO: 2013. NACIONALIDAD: Israel-Alemania-Bélgica-Francia-Luxemburgo-Polonia. DIRECCIÓN: Ari Folman. GUIÓN: Ari Folman, adaptando un relato de Stanislaw Lem. MÚSICA ORIGINAL: Max Richter. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Michal Englert. MONTAJE: Nili Feller. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Robin Wright, Harvey Keitel, Jon Hamm, Kodi Smit-McPhee, Danny Huston, Sami Gayle, Michael Stahl-David, Paul Giamatti. PÁGINA WEB OFICIAL: http://thecongress-movie.com/.

Stanislaw Lem (1921-2006) fue un prestigioso autor polaco de ciencia-ficción cuya obra recibió un impulso muy importante a su divulgación cuando el director ruso Andrei Tarkovski adaptó Solaris en 1972. Posteriormente, el cine no ha llegado a ofrecer un título basado en la obra del escritor polaco de nivel similar al mencionado y hasta la nueva adaptación de Solaris firmada por Steven Soderbergh constituyó una importante decepción. El realizador israelí Ari Folman (que obtuvo un gran éxito con el film de animación Vals con Bashir en 2008) se ha atrevido a adaptar otro relato de Lem y, en esta ocasión, ha mezclado la imagen real con los dibujos animados, lo cual converte a El congreso en un experimento visual de corte profundamente innovador. Sin embargo, el resultado final de la prueba es bastante desigual.






La primera parte de la película es espléndida. En un futuro que se presume cercano, las productoras de cine ya no van a tener que recurrir a la imagen real de los actores. La misma será escaneada y, de este modo, eternamente jóvenes, los intérpretes seguirán apareciendo en las películas que las compañías consideran que son las que mejor encajan en su perfil. Se evitaría, además, con ello que dichos actores tomen decisiones equivocadas sobre sus carreras, que es lo que parece que ha pasado con la protagonista. En este comienzo, la carga de ironía y humor soterrados contra determinados aspectos de la situación actual de la industria cinematográfica (papel preponderante de las majors y sus directivos, obsesión por dar una imagen de juventud permanente, con horrendas operaciones de cirugía estética incluidas, etc.) combinada con una sutil reflexión filosófica que va implícita en el argumento (¿es mejor que tomemos nosotros mismos nuestras decisiones aunque nos equivoquemos o es preferible que otros tomen por nosotros las decisiones "acertadas"?) funciona a la perfección y deja momentos de gran brillantez, como el del escaneo de la imagen del personaje principal.

Pero, cuando comienza la animación, todo cambia. La película va perdiendo solidez, se deslavaza y va experimentando sucesivos giros que modifican su premisa inicial y hacen que pierda la personalidad original con que la misma comenzó. Hay otro factor que agrava este hecho y es que su desarrollo recuerda excesivamente a otros films de ciencia-ficción muy conocidos como The Matrix (1999) de los hermanos Wachoski, Nivel 13 (1999) de Josef Rusnak y, sobre todo, A. I. Inteligencia Artificial (2001) de Steven Spielberg. Si en este último, el androide protagonizado por Haley Joel Osment conoce un proceso con una determinada secuencia de hechos (contacto con Jude Law + conocimiento de una realidad sórdida + descubrimiento de la verdad + congelación + recreación artificial de un deseo fuertemente emotivo), el personaje interpretado por Robin Wright experimentará esa misma secuencia sólo que con algunos cambios en el orden de los mismos. Adicionalmente, hay que decir que el nivel artístico del largo segmento de animación está muy por debajo de la calidad alcanzada por los dibujos animados de, por ejemplo, Pixar y Disney en los últimos años.

En definitiva, El congreso es una película que, empezando de modo espléndido, se va apagando poco a poco y va perdiendo la brillantez que se le presuponía en su primer tramo. Una verdadera lástima.


Nota (de 1 a 10): 6,75.

Lo que más me gustó: Las interpretaciones de Robin Wright y Harvey Keitel. El momento del "escaneo". La primera mitad de la película es espléndida.

Lo que menos me gustó: Cuando empieza la animación, la película se desfonda. La segunda parte se parece demasiado a Inteligencia artificial de Spielberg.




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