CAPITÁN AMÉRICA: EL SOLDADO DE INVIERNO (o cuando “el patriotismo es el último refugio de los canallas” *)
CAPITÁN AMÉRICA: EL SOLDADO DE INVIERNO (o cuando “el patriotismo es el
último refugio de los canallas” *)
TÍTULO: Capitán América: El
soldado de invierno. TÍTULO ORIGINAL: Captain America: The Winter Soldier. AÑO:
2014. NACIONALIDAD: Estados Unidos. DIRECCIÓN: Anthony Russo y
Joe Russo. GUIÓN: Christopher Markus,
Stephen McFeely y Ed Brubaker, adaptando los cómics de Joe Simon y Jack Kirby. MÚSICA ORIGINAL: Henry Jackman.
DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Trent Opaloch. MONTAJE:
Jeffrey Ford y Matthew Schmidt. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Chris
Evans, Samuel L. Jackson, Scarlett Johansson, Robert Redford, Sebastian Stan,
Anthony Mackie, Cobie Smulders, Frank Grillo, Maximiliano Hernández, Emily
VanCamp, Hayley Atwell, Toby Jones, Stan Lee. PÁGINA WEB OFICIAL: https://www.facebook.com/Capitan.America.2014 y http://marvel.com/captainamerica.
Aunque la anterior película que
llevó a la gran pantalla las aventuras de este personaje de cómic no obtuvo
especial reconocimiento crítico en España, en este blog nos gustó bastante.
Posiblemente, si nos encajamos en clichés
preestablecidos podía resultar difícil captar buena parte de los matices
que hilvanaban la narración, disfrutar de su aguda reflexión sobre la
construcción de los mitos nacionales y sentir la emoción que embargaba su
arriesgado desenlace. Si alguien se perdió el trasfondo conceptual de la
primera entrega, posiblemente no identificará cómo Capitán América: El soldado de invierno conecta con aquella y da
pleno sentido a la intrincada trama sobre la que se levanta esta segunda parte.
Porque, tras conocer cómo Steve
Rogers sacrificó su vida por la lucha de un ideal, renunciando a cosas muy
queridas en su vida, ahora vemos cómo ese ideal está siendo pervertido y
manipulado. En gran medida, el protagonista acaba siendo el personaje
absolutamente idóneo para contemplar dicha perversión y dicha manipulación.
Porque siendo alguien quien vivió y luchó en el momento en que las libertades
atravesaron su momento más crítico (la II Guerra Mundial y el combate contra el
nazismo), es el testigo perfecto para percibir que los modos y formas del
presente no corresponden a las ideas por las que él peleó. Y este planteamiento
sirve para encajar lo que es una típica película de acción con otro tipo de
género que también trató ese tema: el thriller
paranoico-conspiranoico de los años 60 y 70. Para hacernos una idea,
recordemos El mensajero del miedo (The Manchurian Candidate, 1962) y Siete días de mayo (Seven Days in May, 1964) de John Frankenheimer, Acción ejecutiva (Executive Action, 1973) de David Miller, El último testigo (The
Parallax View, 1972) y Todos los
hombres del presidente (All the
President’s Men, de Alan J. Pakula, Los
tres días del Cóndor (1975) de Sidney Pollack, De presidio a primera página (The
Domino Principle, 1977) de Stanley Kramer o El síndrome de China (The
China Syndrome, 1979) de James Bridges. Aunque es cierto que no es la
primera vez que se utiliza este modelo para narrar una historia de decepción
ideológica, quizás nunca antes había sido tan oportuno recuperarlo para mostrar
la evolución de un personaje de cómic tan característico y con unos perfiles tan
acusados.
Porque Capitán América, más que
representar un patrioterismo de perfil bajo, representa la esencia de lo que es
el verdadero patriotismo. Nunca se vio esto con tanta claridad como en Civil War, la famosa serie de Marvel
escrita por Mark Millar y dibujada por Steve McNiven,
en la que, ante la obligación impuesta por el Congreso de los Estados Unidos de
crear un Registro de Superhumanos, los héroes de la Marvel se dividieron en dos
bandos irreconciliables, iniciando una lucha a muerte entre ambos. Liderando a
los defensores de la iniciativa, estaba Iron Man (simbólicamente, el
representante de las grandes corporaciones). Liderando a los detractores estaba
de forma aparentemente sorprendente el Capitán América. Digo sorprendente
porque ¿quién podía representar que este personaje, representativo de los
valores norteamericanos, se opusiera a una decisión del Congreso? Porque,
siendo como era un representante de los valores citados, su decisión lógica era
oponerse a una medida que suponía un recorte claro de libertades.
Lo que se nos muestra en Capitán América: El soldado de invierno
no dista en espíritu de lo que acabamos de contar. Por ello, logrando una
perfecta simbiosis entre los dos géneros, esta película no logra traicionar a
ninguna de los dos y, aparte de mostrarnos una trama conspiranoica muy bien
trabada, nos sirve un gran espectáculo de acción, con escenas magníficamente
rodadas que sirven para mantener la tensión de un guión cuidadosamente
estructurado. Asimismo, la película se beneficia de cómo buena parte del
reparto (Chris Evans, Robert Redford, Samuel L. Jackson) se ajustan como un
guante a sus respectivos personajes, debiendo destacar el trabajo de Scarlett
Johansson, magnífica en su caracterización de Natasha Romanoff.
Película que puede ser
contemplada simultáneamente como puro espectáculo de acción, como ejemplo de
precisa reflexión política y como sutil retrato del desencanto ideológico, Capitán América: El soldado de invierno se
convierte en una de las grandes sorpresas de lo que llevamos de este año 2014.
Nota (de 1 a 10): 9.
Lo que más me gustó: Su perfecta simbiosis entre película de acción
adrenalítica y thriller paranoico-conspiranoico
típico de los años 60 y 70. Las escenas de acción están magníficamente rodadas.
Scarlett Johansson.
Lo que menos me gustó: El photoshop
a destajo sobre el rostro de Chris Evans.
* La frase entrecomillada fue
pronunciada por el escritor inglés Samuel Johnson (1709-1784).
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