17º FESTIVAL DE MÁLAGA - CINE ESPAÑOL 2014 - JORNADA 1




Hoy, primera jornada del 17º Festival de Málaga. Sorprende que, para la inauguración, se haya elegido una coproducción entre España, Francia y Canadá, rodada en inglés y donde la única participación española en el reparto es la de Oona Chaplin. Sin embargo, hay que saber apreciar que en la Sección Oficial se cuente con la nueva película de la realizadora peruana Claudia Llosa (ganadora del Oso de Oro en Berlín a la mejor película en el año 2009 con La teta asustada) y que, posiblemente, sea la mejor película que hayamos podido ver en el Festival desde que, en 2012, este blog empezó a realizar su cobertura. En consonancia con ello, el Teatro Cervantes (sede principal del certamen) ya luce sus mejoras galas.





NO LLORES, VUELA (o, al final de todo, la soledad)

TÍTULO: No llores, vuela. TÍTULO ORIGINAL: No llores, vuelaAÑO: 2014. NACIONALIDAD: España-Francia-Canadá. DIRECCIÓN Y GUIÓN: Claudia Llosa. MÚSICA ORIGINAL: Michael Brook. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Nicolas Bolduc. MONTAJE: Guillermo de la Cal.  INTÉRPRETES PRINCIPALES: Jennifer Connelly, Melanie Laurent, Cillian Murphy, Oona Chaplin, Ian Tracey, Peter McRobbie, William Shimell, Zen McGrath, Winta McGrath. PÁGINA WEB OFICIAL: http://www.wandavision.com/site/sinopsis/no_llores_vuela.

La mayoría de las películas que llevamos vistas en 2014 son películas incómodas, indefinibles, que buscan romper esquemas y descolocarnos como espectadores. Ello ocurría en A propósito de Llewyn Davis, en Nymphomaniac Vol. 1 y Vol. 2, en La Venus de las pieles, Nebraska, en Her, en Alabama Monroe, en Joven y bonita o en Dallas Buyers Club.

Por ello, no es de extrañar que Claudia Llosa, en la rueda de prensa posterior a la proyección de la película para los medios, haya empezado diciendo que el tema esencial de la película es cómo reaccionamos cuando la red de instituciones (y habría que entender esa palabra en sentido muy amplio, más allá del de instituciones públicas e incluir las costumbres, los hábitos y las ideas que consideramos válidas e irrrefutables) que creemos que deberían ser la vía de solución para nuestros problemas ya no son capaces de cumplir su función. Es decir, es innegable que el planteamiento de fondo de No llores, vuela (como el de todas las películas que hemos citado con anterioridad) es el propio de una época de fin de ciclo como la que estamos viviendo, en la que lo pasado ya no sirve pero el futuro no ha nacido aún. Época de incertidumbre, en fin. Y una de las moralejas de la película es que no hay forma de resolver esa incertidumbre y que la única posibilidad es aprender a convivir con ella. Por lo tanto, no encontraremos ni una pizca de complacencia y sí muchos interrogantes y preguntas sin responder.






Ya en La teta asustada (2009), Claudia Llosa nos sorprendía con una historia, aparentemente narrada con sobriedad, pero con una sabia elección de paisajes y escenarios que añadían una dimensión alucinante y, en muchos momentos, surreal a una trama de corte sólo superficialmente realista. Esa paradójica dicotomía también está presente en No llores, vuela. Paisajes gélidos, desiertos blancos, carreteras en medio de la nada y lagos helados que constituyen el único camino a un destino inseguro son la escenografía fundamental de un film que, como también contó la directora, se desarrolla fuera de las realidades convencionales, lejos de entornos urbanos y al borde de lo que solemos llamar civilización. En este contexto, es donde cobran potencia las fuerzas atávicas: la maternidad, la sexualidad y las preguntas sobre el sentido de la vida.

El film se desarrolla en dos tramas paralelas: una, la protagonizada por Cillian Murphy y Melanie Laurent donde el primero acaba yendo en busca de una madre que hace años que no ve como consecuencia de un desgraciado accidente y otra, que es un flashback en relación a la primera, protagonizada por Jennifer Connelly, donde se explican las circunstancias que llevaron a la ruptura entre madre e hijo. Como en la anterior película de Claudia Llosa, No llores, vuela es sobria y realista sólo en apariencia ya que su inmensa capacidad poética y expresiva permite llevarnos, sin que ello chirríe en ningún momento, a cuestiones trascendentes de gran enjundia y al retrato de cómo el ser humano busca dimensiones espirituales que sirvan para afrontar el problema del dolor y la muerte. Es por ello que hay ciertos momentos en que en No llores, vuela encontramos ecos del cine de Tarkovski: su planteamiento del tema de la maternidad y el uso de flashbacks guardan cierta similitud con El espejo (1975) y el camino que han de seguir Cilliam Murphy y Melanie Laurent nos recuerda, inevitablemente, a Stalker (1979). Esta posible influencia no hace más que reforzar la coherencia de la película y a enriquecer sus líneas argumentales.

Sorprendente en muchos momentos, visualmente fascinante casi siempre, con las emociones a flor de piel a lo largo de todo el metraje, No llores, vuela constituye una gran sorpresa y promete ser uno de los grandes títulos de este año 2014. No es de extrañar que Sony, que se va a encargar de su distribución a nivel internacional, haya decidido retrasar su estreno hasta finales de año (cuando el mismo estaba previsto para estas fechas). La seria posibilidad de que reciba varias nominaciones a los Oscar (Jennifer Connelly, Cilliam Murphy, William Shimell - en su papel de sanador milagroso-, la dirección de fotografía y el guión podrían ser muy probables candidatos al triunfo final) aconsejaba que el estreno tuviera lugar en fechas propicias para la concesión de dichos premios.

Esperemos que se mantenga este nivel en los próximos títulos de la Sección Oficial.





Nota (de 1 a 10): 8,5.

Lo que más me gustó: Su poderío visual. Su fuerza expresiva. Las interpretaciones de Jennifer Connelly y Cillian Murphy.

Lo que menos me gustó: El desenlace, aunque coherente con el resto de elementos del film, puede dejar frío a más de un espectador.


Incluimos videoclip con uno de los temas centrales de la banda sonora (Le Vent Nous Portera del grupo Noir Désir):








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