EL CONSEJERO (o cuando Ridley Scott se convirtió en una mezcla de Tarantino y los hermanos Coen y Cormac McCarthy se quiso transmutar en Jim Thompson y ambos fallaron en el intento)
TÍTULO: El consejero. TÍTULO
ORIGINAL: The Counselor. AÑO: 2013. NACIONALIDAD: Estados Unidos-Reino
Unido. DIRECCIÓN: Ridley Scott. GUIÓN: Cormac McCarthy. MÚSICA ORIGINAL: Daniel
Pemberton. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Dariusz Wolski. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Michael
Fassbender, Penélope Cruz, Cameron Diaz, Javier Bardem, Brad Pitt, Bruno Ganz,
Rosie Perez, Edgar Ramirez, Frank Spano, Fernando Cayo, Dean Norris, Ruben
Blades, Natalie Dormer, Goran Visnjic. PÁGINA WEB OFICIAL: http://www.thecounselormovie.com/es/#!/characters
El consejero es la segunda película de Ridley Scott que tenemos
ocasión de comentar en este blog tras hacerlo el año pasado con Prometheus.
Con un director tan genial e irregular como Scott, y con su proverbial alternancia
de obras maestras y títulos decepcionantes, cabía pensar que, tras la
frustración que supuso su anterior film, en este tocaba que nos resarciera y nos
proporcionara una gran película. La participación en el reparto de Michael
Fassbender, Penélope Cruz, Javier Bardem y Brad Pitt y la autoría del novelista
Cormac McCarthy en el guión (autor de las obras originales en las que se
basaron Todos los caballos bellos –Billy
Bob Thornton, 2000-, No es país para
viejos –Joel y Ethan Coen, 2007- y La
carretera –John Hillcoat, 2009-) invitaban al optimismo. Sin embargo, el
resultado final no llega a ser especialmente estimulante.
Quizás, el primer gran problema
de El consejero es que, aparte de su condición
de guionista, Cormac McCarthy es productor de la película. Con ello, supongo que
no habrá nadie que se haya atrevido a decirle que el guión necesitaba ser
rehecho para narrar con mayor claridad una historia que no deja de estar
confusa en ningún momento. Porque los problemas de un abogado que decide entrar
en el negocio de las drogas (más o menos, de eso parece que va la película),
son contados, desde los primeros minutos del film, de una forma absolutamente
críptica y con constante uso (y abuso) de elipsis, sin que el espectador pueda
conectar con los personajes y la narración hasta casi la mitad del metraje.
Aparte de ello, hay una
considerable falta de estilo y sello personal en la película (algo sorprendente
tratándose de Scott) que, desde el punto de vista del guión, parece conectar,
de algún modo, con las novelas de Jim Thompson y, desde el punto de vista de la
realización, con el cine de Tarantino (con sus largos diálogos, aparentemente
intrascendentes) y de los hermanos Coen (con la misma sequedad visual que tenía
No es país para viejos). Es decir,
como pueden deducir, una extraña mezcla. En gran medida, da la impresión de que
Ridley Scott se ha limitado a ilustrar el guión que le han dado sin mucho entusiasmo,
con escasa convicción y de la manera menos comprometida posible. (Ello a pesar
de que parece que McCarthy tenía pensado que Scott era el director idóneo ya
que, casi al final, hay una referencia a la pureza del guepardo como cazador
que es un homenaje obvio al monólogo del androide de Alien -1979- sobre la pureza de la criatura que ha ido aniquilando
a la tripulación de la Nostromo).
A pesar de todo, hay que admitir
que, en su segunda mitad, la película adquiere una rara intensidad y la
historia adquiere un fascinante tono de pesadilla que, reforzado por la
solvente interpretación de todo el reparto (aunque a mí me han parecido que
están especialmente bien Penélope Cruz y Javier Bardem porque el resto de
protagonistas están, más bien, en “modo piloto automático”) permite que la
película tenga algunos momentos brillantes. Además, es muy bien aprovechado el
hecho de que la trama se desarrolle en la frontera entre Estados Unidos y
México. En muchos momentos, no sabemos en qué lado de la frontera tiene lugar
la acción y ello se convierte en una sutil metáfora de la pérdida de referentes
éticos en la que están sumidos los personajes.
Pese a ello, es evidente que
esperábamos mucho más de Ridley Scott. Y la realidad es que, desde American Gangster (2007), el director
británico no ha brillado a la altura de lo que su talento ha demostrado en los
mejores momentos de su carrera.
Nota (de 1 a 10): 6.
Lo que más me gustó: Las interpretaciones de Penélope Cruz y Javier
Bardem.
Lo que menos me gustó: Su confusión no aporta nada.
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