Amparo Rivelles (1925-2013) ha
fallecido el pasado 7 de noviembre, a la edad de 88 años. Perteneciente a una
histórica saga de actores y actrices de nuestro cine y teatro (de la que forman
parte nombres tan prestigiosos como Rafael Rivelles y María Fernanda Ladrón de
Guevara, sus padres, Carlos Larrañaga, su hermano por parte de madre, y sus sobrinos
Amparo Larrañaga y Luis Merlo), ella misma ha sido una de las intérpretes más
importantes de nuestro país, habiendo ganado el Goya de 1986 a la mejor actriz
protagonista por Hay que deshacer la casa
(1986) de José Luis García Sánchez. Como solemos hacer en nuestros
homenajes, destacaremos cuatro títulos representativos de su larga carrera.
CLÁSICOS ETERNOS
EL CLAVO (1944) de Rafael Gil
TÍTULO: El clavo. TÍTULO
ORIGINAL: El clavo. AÑO: 1944. NACIONALIDAD: España. DIRECCIÓN: Rafael Gil.
GUIÓN: Eduardo Marquina y Rafael Gil, adaptando un relato de Pedro Antonio de
Alarcón. MÚSICA ORIGINAL: Juan Quintero. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Alfredo
Fraile. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Amparo Rivelles, Rafael Durán, Juan
Espantaleón, Milagros Leal, Joaquín Roa, Irene Caba Alba, Ramón Martori,
Rafaela Satorrés, Manuel Arbó, Jesús Tordesillas, Adela González, José Franco,
José Portes, Rafael Bardem.
El clavo fue uno de los primeros grandes éxitos de la
actriz. Basada en un relato del escritor español del siglo XIX Pedro Antonio de Alarcón, la película es una de las suntuosas
producciones de la Cifesa que marcaron el devenir del cine español en los años
inmediatamente posteriores a la Guerra Civil. Se inscribe dentro del género del
melodrama que, como es conocido, era uno de los preferidos de la época
(recordemos otros títulos como Ídolos -1943,
Florián Rey-, El escándalo -1943,
José Luis Sáenz de Heredia-, La pródiga -1946,
Rafael Gil- o Pequeñeces -1950, Juan
de Orduña-). Junto a Amparo Rivelles, intervenía uno de los principales galanes
de la época, Rafael Durán, y uno de los secundarios habituales de aquellos
años, Juan Espantaleón. Realizada con la gran dignidad visual y escenográfica
con que Cifesa ejecutaba sus producciones, hay algunos elementos que llaman
poderosamente la atención viendo el film desde la perspectiva actual.
Porque sorprende que la truculenta y, a la vez, pasional historia hubiera podido sortear el filtro de la censura sólo a cambio de limitarse a sugerir, en vez de mostrar explícitamente, algunas circunstancias que eran especialmente escabrosas para la época. Porque la película da a entender (sin asomo a la duda) en dos momentos distintos (uno, eludido a través de un inteligente travelling vertical; otro, en la conversación que mantiene Amparo Rivelles con José María Lado) que la protagonista ha mantenido relaciones sexuales con el hombre que se ha encontrado en el viaje que sirve de inicio a la historia. Pero, al mismo tiempo, se explica con toda naturalidad (aunque no se llegue a ver) que una mujer ha decidido atravesar con un clavo el cráneo de un hombre para resolver su problema sentimental, lo cual contrasta con los problemas que tuvieron otras películas, también de temática criminal, muy posteriores (como El extraño viaje -1964, Fernando Fernán Gómez-). Evidentemente, esos elementos dotan a la historia de una inusitada fuerza que logra pervivir, en gran medida, a día de hoy. La participación del reputado autor Eduardo Marquina en el guión, aunque quizás provocara cierta tendencia teatralizante en algunos momentos, resulta fundamental para la inteligente estructura que tiene la película y que ayuda a la eficacia de su acabado.
Por todo ello, El clavo es un título muy recomendable
para confirmar que el melodrama de nuestro país brilló a gran altura y que
resistía la comparación con el producido en otras cinematografías que contaban
con muchos más recursos que la española.
Nota (de 1 a 10): 7,5.
Lo que más gustará: La fuerza de la historia. La gran dignidad de
su realización.
Lo que menos puede gustar: Habrá quien eche en falta que
determinadas circunstancias se muestren más explícitamente. Cierta tendencia teatralizante
en el guión.
LA CALLE SIN SOL (1948) de Rafael Gil
TÍTULO: La calle sin sol. TÍTULO
ORIGINAL: La calle sin sol. AÑO: 1948. NACIONALIDAD: España. DIRECCIÓN:
Rafael Gil. GUIÓN: Rafael Gil y Miguel Mihura. MÚSICA ORIGINAL: Manuel Parada.
DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Alfredo Fraile. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Amparo
Rivelles, Antonio Vilar, Manolo Morán, Alberto Romea, Fernando Fernández de
Córdoba, Ángel de Andrés, Irene Caba Alba, Julia Caba Alba, Félix Fernández,
José Prada, José Nieto.
Del melodrama suntuoso pasamos a la historia realista. Del glamour a las aventuras y desventuras de
los vecinos de una calle a la que la luz del sol sólo llega unos pocos minutos
al día. Puede resultar sorprendente que el mismo director de El clavo se inclinara por una película
de estas características. Pero hay que tener en cuenta que el cine español
siempre ha querido tomar ejemplo del cine estadounidense (como decía el
director Alfonso Ungría en Las películas
de mi padre -2007- de Augusto Martínez Torres) y de la capacidad de sus
directores para saltar de género en género sin despeinarse. Pero, al mismo
tiempo, no cabe menospreciar la influencia del neorrealismo italiano,
movimiento que causó un gran impacto en nuestro país (durante esos años, en la
Escuela de Cine de Madrid, la única película que tenían era Ladrón de bicicletas -1948- de Vittorio
de Sica; como se dice en el documental De
Salamanca a ninguna parte -2002- de Chema de la Peña, se revelaba que los
alumnos la vieron tantas veces que se sabían sus diálogos de memoria) y que
llevó a que se realizaran títulos tan importantes o significativos como Historia de una escalera (1950) de
Ignacio F. Iquino, Surcos (1951) de
José Antonio Nieves Conde, Cerca de la
ciudad (1952) de Luis Lucia y Muerte
de un ciclista (1955) y Calle Mayor (1956)
de Juan Antonio Bardem. Si nos fijamos en las fechas, está claro que La calle sin sol abrió un camino y tuvo
la acertada intuición de detectar que la corriente cinematográfica que venía de Italia podía ser altamente fructífera.
Para retratar la realidad, La calle sin sol recurre a un mecanismo
narrativo muy utilizado por la literatura española (recordemos Doña Perfecta -1876- de Benito Pérez
Galdós, Peñas arriba -1895- de José
María de Pereda o Los gozos y las sombras
-1957-1962- de Gonzalo Torrente Ballester): que sea un extraño, un forastero,
un visitante quien conozca un mundo ajeno a él y, a través de sus ojos,
percibamos lo verdaderamente genuino del mismo, aquello que a una mirada
acostumbrada a la rutina le pasaría desapercibido.
Con magníficas actuaciones de todo el reparto y un conseguidísimo tono realista, al que no le es ajeno un cierto toque poético, la autenticidad de los personajes y su agilidad narrativa (todo ello evidentemente ayudado por la participación del gran dramaturgo Miguel Mihura en el guión) hacen de La calle sin sol uno de los grandes títulos de la historia de nuestro cine.
Con magníficas actuaciones de todo el reparto y un conseguidísimo tono realista, al que no le es ajeno un cierto toque poético, la autenticidad de los personajes y su agilidad narrativa (todo ello evidentemente ayudado por la participación del gran dramaturgo Miguel Mihura en el guión) hacen de La calle sin sol uno de los grandes títulos de la historia de nuestro cine.
Nota (de 1 a 10): 8.
Lo que más gustará: Su muy conseguido tono realista.
Lo que menos puede gustar: Que no se le reconozca el lugar que se merece en la historia de nuestro cine.
Lo que más gustará: Su muy conseguido tono realista.
Lo que menos puede gustar: Que no se le reconozca el lugar que se merece en la historia de nuestro cine.
JOYAS OCULTAS
EL BATALLÓN DE LAS SOMBRAS
(1957) de Manuel Mur Oti.
TÍTULO: El batallón de las sombras. TÍTULO
ORIGINAL: El batallón de las sombras. AÑO: 1957. NACIONALIDAD: España. DIRECCIÓN:
Manuel Mur Oti. GUIÓN: Manuel Mur Oti y Manuel Tamayo. MÚSICA ORIGINAL: Guillermo
Cases. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Juan Mariné. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Amparo
Rivelles, José Suárez, Rolf Wanka, Emma Penella, Lida Baarova, Félix Dafauce,
Bobby Deglané (voz), Albert Hehn, Albert Lieven, Katharina Mayberg, Elisa
Montés, Fernando Nogueras, Alicia Palacios, Vicente Parra, Lidia San Clemente,
Pilar San Clemente, Tony Soler, Amelia de la Torre, Antonio Vico.
Manuel Mur Oti probablemente sea uno de los directores más minusvalorados
y menos conocidos de la cinematografía de nuestro país. En su día, ya llamamos
la atención sobre el gran nivel de Cielo negro (1951) y, aparte, hay que mencionar títulos tan
interesantes como Condenados (1953), Fedra (1956) o El batallón de las sombras (1957), que es el film que comentaremos
a continuación.
Esta película constituye una curiosísima reivindicación de la importancia
de la mujer en la sociedad. Porque ese “batallón de las sombras” no es más que
el conjunto de mujeres cuyo papel era ninguneado y no reconocido y que el film
defiende y ensalza sin ningún tipo de ambages. Aunque no cabe hablar de un
mensaje abiertamente feminista (de hecho, habrá ciertos aspectos que pueden
resultar ligeramente anacrónicos), no es menos verdad que en esos años existían
pocas películas que pudieran presumir de, al menos, una exaltación tan poderosa
de lo femenino. (Sólo muchas películas de John Ford o Mujeres -1939- de George Cukor podrían representar ejemplos
similares.)
El batallón de las sombras muestra la versatilidad de Amparo
Rivelles, quien, siendo una mujer más madura que cuando se convirtió en una
estrella de nuestro cine, es capaz de amoldarse a un papel alejado de los patrones
que la llevaron a la fama, demostrando su gran capacidad de adaptación. Porque
el nervio de esta película no es una historia de amor entre jóvenes sino que
los protagonistas son, mayoritariamente, gente madura, gente modesta que, con
sus graves problemas económicos a cuestas, intenta salir delante de la mejor
manera posible.
Su estructura coral sirve para
mostrar la psicología y el carácter de un amplio abanico de personajes, lo cual
permite el lucimiento de su magnífico elenco (aparte de Amparo Rivelles, hay
que destacar a Amelia de la Torre, Emma Penella, Antonio Vico, José Suárez o
Vicente Parra). Como principal pega, quizás haya que mencionar que no acaban de
armonizar el tono excesivamente trágico de determinadas historias con el
carácter realista de otras, produciendo una cierta disonancia en el conjunto. A
pesar de ello, es un título que merece ser revisado para que ocupe el lugar que
es de justicia en la historia de nuestro cine.
Nota (de 1 a 10): 7.
Lo que más gustará: Su reivindicación de la importancia de la mujer
en la sociedad. La estructura coral del film.
Lo que menos puede gustar: El tono trágico de ciertas historias no
armoniza bien con el carácter intensamente realista de otras.
EL ESQUELETO DE LA SEÑORA MORALES (1960) de Rogelio A. González
TÍTULO: El esqueleto de la señora Morales. TÍTULO
ORIGINAL: El esqueleto de la señora
Morales. AÑO: 1960. NACIONALIDAD: México. DIRECCIÓN:
Rogelio A. González. GUIÓN: Luis Alcoriza y Arthur Machen. MÚSICA ORIGINAL: Raúl
Lavista. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Víctor Herrera. INTÉRPRETES PRINCIPALES:
Arturo de Córdova, Amparo Rivelles, Elda Peralta, Guillermo Orea, Rosenda
Monteros, Luis Aragón, Mercedes Pascual, Antonio Bravo, Angelines Fernández,
Armando Arriola, Paz Villegas, Pepita González, Roberto Meyer, León Barroso.
Amparo Rivelles no sólo fue una estrella en España. Se trasladó a México
y, además de protagonizar numerosas telenovelas, realizó algunas películas
donde también supo demostrar su nivel interpretativo. El carácter de El esqueleto de la señora Morales proviene,
en gran medida, del guión del español exiliado en México Luis Alcoriza. Si Blake Edwards podría ser
definido como un Billy Wilder menos cínico, Luis Alcoriza vendría a ser un
Buñuel menos sibilino y más directo y brutal. Director de films tan peculiares
como Tiburoneros (1963), Mecánica nacional (1972) o Las fuerzas vivas (1975), también colaboró en numerosísimos guiones dirigidos
por el genio de Calanda pudiendo destacar los de Los olvidados (1950), El
bruto (1953), Él (1953), El río y la muerte (1955), La muerte en este jardín (1956) o La fièvre monte à El Pao (1959). Sin
embargo, tan negra como la historia que se cuenta en El esqueleto de la señora Morales es difícil que se pueda encontrar
en toda su trayectoria profesional.
Porque, aparte de recoger
elementos que también están presentes en otros films de Buñuel (la presencia de
los celos patológicos remite, por ejemplo, a Él, la imagen del horno crematorio, a Ensayo de un crimen -1955-, la cojera del personaje interpretado
por Amparo Rivelles, a Tristana -1970-),
la trama incide de modo desacomplejado en los aspectos más tétricos,
truculentos y tenebrosos.
Alejado, por tanto, del tipo de
films que hacía en España, Amparo Rivelles encaja perfectamente en su papel y
en el ácido contexto de la historia, modificando magistralmente su acento para
no desentonar con el resto del reparto y logrando una poderosísima
caracterización de su, en el fondo, siniestro personajes (Arturo de Córdova también
hace lo mismo en su papel de retorcido taxidermista).
No apta para sensibilidades
delicadas, la secuencia del juicio y la escena final en el cementerio son dos
broches geniales a una historia que no genera menos escalofríos que la más
intensa película de terror que puedan recordar.
Nota (de 1 a 10): 8.
Lo que más gustará: Su negro, negrísimo tono.
Lo que menos puede gustar: Su negro, negrísimo tono. (Y no, no hay
ningún error…).
Finalmente, debemos recordar que
RTVE, en su página web, permite ver online
todos los capítulos de las series Los gozos y las sombras y La Regenta donde Amparo Rivelles también realizaba dos soberbias interpretaciones.
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