TÍTULO: Gravity. TÍTULO ORIGINAL: Gravity. AÑO: 2013. NACIONALIDAD:
Estados Unidos-Reino Unido. DIRECCIÓN: Alfonso Cuarón. GUIÓN: Alfonso Cuarón y
Jonas Cuarón. MÚSICA ORIGINAL: Steven Price. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Sandra
Bullock, George Clooney. PÁGINA WEB OFICIAL: http://wwws.warnerbros.es/gravity/.
En el cuento de Jorge Luis Borges “Los dos reyes y los dos laberintos”, un rey manda construir un complejo e intrincado laberinto y conduce a otro monarca a él, de forma que este sólo puede escapar de él de modo milagroso. Entonces, decide organizar su ejército y ataca al rey que ha querido causar su perdición, haciéndolo cautivo y lo lleva, para que muera en él, a su propio laberinto, un laberinto sin paredes ni pasillos ni recovecos ocultos: el desierto.
Traigo a colación este relato porque se podría hacer una comparación entre Gravity y Buried, la película que dirigiera Rodrigo Cortés en 2010. En esta última, se mostraba una situación de claustrofobia absoluta en la que el protagonista aparecía enterrado en un ataúd y debía intentar, con la única ayuda de un móvil, escapar del secuestro que había sufrido en Irak. En Gravity, también se retrata un trance claustrofóbico pero, en esta ocasión, se desarrolla en la inmensidad del espacio. Dos escenarios claramente contrapuestos y, como en el cuento de Borges, se demuestra que la inmensidad puede ser tan angustiosa como el más miserable cubículo.
Ambas películas, por sus premisas de partida, acaban siendo, finalmente, refinados ejercicios de estilo que deben mantener enervada la tensión a lo largo de su metraje aunque la trama narrativa sea mínima. Y, en gran medida, Alfonso Cuarón es un director capacitado para ello ya que títulos tan distintos como La princesita (1995), Grandes esperanzas (1998), Harry Potter y el prisionero de Azkaban (2004) o Hijos de los hombres (2006) se caracterizaban, precisamente, por un virtuosismo estilístico que llega a su cénit en la película que hoy comentamos. (Aunque no lo parezca, Y tu mamá también -2001- es tan ejercicio de estilo como las demás, sólo que de otro tipo de estilo, claro está.)
En el cuento de Jorge Luis Borges “Los dos reyes y los dos laberintos”, un rey manda construir un complejo e intrincado laberinto y conduce a otro monarca a él, de forma que este sólo puede escapar de él de modo milagroso. Entonces, decide organizar su ejército y ataca al rey que ha querido causar su perdición, haciéndolo cautivo y lo lleva, para que muera en él, a su propio laberinto, un laberinto sin paredes ni pasillos ni recovecos ocultos: el desierto.
Traigo a colación este relato porque se podría hacer una comparación entre Gravity y Buried, la película que dirigiera Rodrigo Cortés en 2010. En esta última, se mostraba una situación de claustrofobia absoluta en la que el protagonista aparecía enterrado en un ataúd y debía intentar, con la única ayuda de un móvil, escapar del secuestro que había sufrido en Irak. En Gravity, también se retrata un trance claustrofóbico pero, en esta ocasión, se desarrolla en la inmensidad del espacio. Dos escenarios claramente contrapuestos y, como en el cuento de Borges, se demuestra que la inmensidad puede ser tan angustiosa como el más miserable cubículo.
Ambas películas, por sus premisas de partida, acaban siendo, finalmente, refinados ejercicios de estilo que deben mantener enervada la tensión a lo largo de su metraje aunque la trama narrativa sea mínima. Y, en gran medida, Alfonso Cuarón es un director capacitado para ello ya que títulos tan distintos como La princesita (1995), Grandes esperanzas (1998), Harry Potter y el prisionero de Azkaban (2004) o Hijos de los hombres (2006) se caracterizaban, precisamente, por un virtuosismo estilístico que llega a su cénit en la película que hoy comentamos. (Aunque no lo parezca, Y tu mamá también -2001- es tan ejercicio de estilo como las demás, sólo que de otro tipo de estilo, claro está.)
Gravity narra los
desesperados intentos de una astronauta, interpretada por Sandra Bullock, de
regresar a la Tierra después de que un accidente la haya dejado a merced de la
ingravidez espacial. A partir del incidente inicial, todo el film es un tour de force en la que la protagonista deberá
superar toda una serie de obstáculos (entre ellos, el de su propia
inexperiencia) para lograr salvarse. En este sentido, otra película con la que
también se podría realizar comparaciones es con Lo imposible (2012) de Juan Antonio Bayona,
tanto por su estructura narrativa como por el mensaje que desea transmitir.
Porque tanto una como otra son historias de superación que apelan al optimismo,
la fe y la confianza. Es decir, Gravity es
una hija más de las circunstancias actuales de crisis en las que se defiende el
afán por seguir adelante y por no rendirse jamás.
Conviene, ante todo, aclarar que Gravity es una película de acción y que como tal está concebida. Es decir, poco o nada tiene que ver con, por ejemplo, 2001: Una odisea del espacio y hay que buscar sus antecedentes, más bien, en otros títulos como Atrapados en el espacio (1969) de John Sturges o Apolo 13 (1995) de Ron Howard, aunque llevando sus premisas a cotas inimaginables desde el punto de vista visual. Por ello, creo que tampoco hay que buscar en ella mayor profundidad o introspección y reconocer que se trata (nada más y nada menos) de un film trepidante, narrado con inmensa maestría, que, además de mantenernos pegados a la butaca, logrará transmitirnos, con sencillez, una fuerte, clara y potente idea. Aunque no pueda parecer mucho, creo que tiene un inmensísimo mérito y ello la convierte en una de las grandes, grandes películas del año.
Nota (de 1 a 10): 8,5.
Conviene, ante todo, aclarar que Gravity es una película de acción y que como tal está concebida. Es decir, poco o nada tiene que ver con, por ejemplo, 2001: Una odisea del espacio y hay que buscar sus antecedentes, más bien, en otros títulos como Atrapados en el espacio (1969) de John Sturges o Apolo 13 (1995) de Ron Howard, aunque llevando sus premisas a cotas inimaginables desde el punto de vista visual. Por ello, creo que tampoco hay que buscar en ella mayor profundidad o introspección y reconocer que se trata (nada más y nada menos) de un film trepidante, narrado con inmensa maestría, que, además de mantenernos pegados a la butaca, logrará transmitirnos, con sencillez, una fuerte, clara y potente idea. Aunque no pueda parecer mucho, creo que tiene un inmensísimo mérito y ello la convierte en una de las grandes, grandes películas del año.
Nota (de 1 a 10): 8,5.
Lo que más
me gustó: Su capacidad para mantener la tensión a lo largo de los noventa
minutos. El soberbio plano-secuencia inicial.
Lo que menos me gustó: Las comparaciones que se han hecho con 2001: Una odisea del espacio.
Lo que menos me gustó: Las comparaciones que se han hecho con 2001: Una odisea del espacio.
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