HITCHCOCK (o la mirada nunca es inocente)


TÍTULO: Hitchcock. TÍTULO ORIGINAL: Hitchcock. AÑO: 2012. NACIONALIDAD: Estados Unidos. DIRECCIÓN: Sacha GervasiGUIÓN: John J. McLaughlin, adaptando el libro Alfred Hitchcock and the Making of Psycho de Stephen Rebello. MÚSICA ORIGINAL: Danny Elfman. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Anthony Hopkins, Helen Mirren, Scarlett Johansson, Danny Huston, Toni Collette, Michael Stuhlbarg, Michael Wincott, Jessica Biel, James D'Arcy, Richard Portnow, Ralph Macchio. PÁGINA WEB OFICIAL: http://www.hitchcocklapelicula.es/.

Alfred Hitchcock nunca ganó un Oscar (únicamente una película dirigida por él, Rebeca, ganó el Oscar a la Mejor Película del año 1940). Ello es un reflejo claro de que, en su época, tanto para la industria como para la crítica su obra no era considerada como un paradigma de calidad cinematográfica. Se le veía como un director con gran habilidad para el cine de suspense que, eso sí, sabía conectar a la perfección con los gustos del público. Pero poco más. Tuvieron que ser los futuros directores de la nouvelle vague francesa quienes, en los años 50, en la famosa revista Cahiers du Cinéma, reivindicaron, entre otros, a Fritz Lang, Howard Hawks y, también, a Alfred Hitchcock. Sólo entonces fue cuando se reconoció que las películas del director británico encerraban un mundo complejo y profundo y ello quedó confirmado en la más celebre entrevista de la historia del cine (quizás, junto a la que Peter Bogdanovich hizo a John Ford), la que François Truffaut realizó al maestro en agosto de 1962 y que hoy es un libro de cabecera para cualquier cinéfilo: El cine según Hitchcock. Se empezó a descubrir que las complejas intrigas que desarrollaban sus películas eran, en gran medida, meras excusas (un macguffin en terminología hitchcockiana) para tratar los temas que verdaderamente le obsesionaban: los difusos límites entre sueño y realidad (como se puede comprobar en Rebeca -1940-, de la que ya hablamos en una entrada anterior, o Vértigo -1958-), la cuestión de la culpa y del falso culpable (39 escalones -1935-, Rebeca, Yo confieso -1953-, Crimen perfecto -1954-, Falso culpable -1956-, Con la muerte en los talones -1959-), el ser humano corriente envuelto en una situación absurda y crecientemente peligrosa (39 escalones, Alarma en el expreso -1938-, Extraños en un tren -1951-, La ventana indiscreta -1954-, Falso culpable, Con la muerte en los talones, Los pájaros -1963-), los conflictos de pareja (Lo mejor es lo malo conocido -1931-, La ventana indiscreta, Crimen perfecto, Atrapa a un ladrón -1955-), la exaltación del romanticismo (Rebeca, Encadenados -1946-, Vértigo), el poder del subconsciente (Recuerda -1945-, Marnie la ladrona -1964-), la madre dominante y sus variantes (RebecaSospecha -1941-, Encadenados, Extraños en un tren, Psicosis -1960-, Los pájaros), el mundo de los crímenes relacionados con la psicopatía (La sombra de una duda -1943-, Psicosis, Frenesí -1972-)... El Hitchcock de Sacha Gervasi logra, milagrosamente, reflejar todo ese abanico temático en su trama.






Centrada en todos los avatares que rodearon la preproducción, rodaje y estreno de Psicosis, enseguida pone en primer plano la complicada relación del director con su esposa, Alma Reville (ya aquí, el film utiliza la técnica del macguffin: la preparación de la película es una mera excusa para hablarnos de lo que verdaderamente acaba teniendo peso en la historia). Teniendo Alma un papel significativo en muchos de los éxitos de su marido, debía lidiar con su retorcido carácter y con su obsesión por las musas rubias que protagonizaban sus películas. Hitchcock aprovecha el hecho de que fue durante el rodaje de Psicosis confluyeran varios motivos de tensión en el seno de la pareja para recrear la condición y circunstancias de todo el imaginario del director británico. Vemos cómo aparece en delirios y ensoñaciones, como un personaje más del film, el asesino en serie Ed Gein, quien inspiró al Norman Bates interpretado por Anthony Perkins (lo cual sirve para introducir la cuestión de los borrosos límites entres sueño y realidad y la de las psicopatías), cómo Hitchcock añora a algunas de las actrices a las que dirigiera, especialmente Grace Kelly (mostrándonos su lado romántico y soñador), cómo la convivencia entre el director y Alma Reville atraviesa por una crisis de cierta importancia (lo cual conecta con su visión de los problemas de la pareja) o cómo la compleja psicología de Hitchcock aflora en comportamientos compulsivos y estallidos de repentina violencia (lo cual se relaciona con su preocupación sobre cómo el subconsciente influye en nuestras conductas). Es decir, sutilmente, vamos presenciando la mayoría de los temas que conformaron la cinematografía del director británico.






La película se beneficia de una realización ágil, correcta y funcional y de unas interpretaciones eficaces, destacando en mi opinión las de Anthony Hopkins, Helen Mirren y Scarlett Johansson, aunque todo el plantel de secundarios brilla a buen nivel (curiosamente, apenas se ha mencionado la breve presencia de Ralph Macchio -el, en su día, famoso protagonista de Karate Kid- en el papel de Joseph Stefano, guionista de Psicosis). Adicionalmente, en vez de pretender reproducir miméticamente la imagen de los personajes reales, el maquillaje y caracterización se han limitado a crear un parecido razonable lo cual ayuda a que las actuaciones consigan transmitir verosimilitud y no se limiten a intentar hacer imitaciones de trazo grueso que siempre suelen ser de bajo nivel interpretativo.

En definitiva, Hitchcock no es sólo una película bastante entretenida sino que permite adentrarnos en la obra de uno de los autores más importantes de la historia del cine. Dos buenos motivos para no perdérsela.



Nota (de 1 a 10): 7,8.

Lo que más me gustó: La eficaz recreación del ambiente de la época. Anthony Hopkins, Helen Mirren y Scarlett Johansson.

Lo que menos me gustó: Algunos personajes quedan algo desdibujados.




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