THE MASTER (o cuando el maestro no es un maestro y el alumno es un auténtico animal…)




THE MASTER (o cuando el maestro no es un maestro y el alumno es un auténtico animal…)

TÍTULO: The Master. TÍTULO ORIGINAL: The Master. AÑO: 2012. NACIONALIDAD: Estados Unidos. DIRECCIÓN Y GUIÓN: Paul Thomas Anderson. MÚSICA ORIGINAL: Jonny Greenwood. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Joaquin Phoenix, Philip Seymour Hoffman, Amy Adams, Laura Dern, Ambyr Childers, Rami Malek, Amy Ferguson, Madisen Beaty. PÁGINA WEB OFICIAL: http://www.themasterfilm.com/.

Paul Thomas Anderson, quien deslumbró con Boogie Nights (1997) y Magnolia (1999), es uno de los directores de más prestigio del panorama cinematográfico actual. Dotado de un dominio técnico apabullante, sólo él es capaz de diseñar secuencias tan complejas como las que sirvieron para construir el segundo de los films citados, ir enlazando tramas tan diversas e inconexas y resolver todo el conjunto con uno de los desenlaces más sorprendentes e insólitos (que aquí no desvelaremos) que jamás hayamos podido ver en una película. Teniendo sólo 29 años cuando realizó Magnolia, era lógico pensar que Anderson tenía por delante un espléndido futuro y que su filmografía nos iba a deparar un buen puñado de obras maestras. Si me preguntan si esa previsión se ha cumplido o no, debo decirles que la respuesta no es del todo unánime. Si tomamos como referencia Pozos de ambición (2007), en www.imdb.com figura con una calificación de 8,1 y ocuparía el puesto 174 entre las mejores películas de la historia del cine. En España, hubo críticas que la pusieron por las nubes, como la de David Broc en Fotogramas, otras que la bajaron del pedestal, como la de Carlos Boyero en El País y otras, como las de Carlos Pumares, que pusieron a caldo la interpretación de Daniel Day-Lewis. A mí, personalmente, Pozos de ambición me decepcionó. Opino que se trató de una película que podía ser técnicamente brillante en su forma pero, en cuanto a fondo, el mismo era hueco y deslavazado. Quien quería encontrar determinados mensajes en ese film, seguramente los encontraría (es un fenómeno que tiene ciertos parecidos con el de la “pareidolia”). Pero, de hecho, el guión carecía de los elementos esenciales para que la historia lograra transmitir un contenido coherente. Sintiéndolo mucho, en The Master se repite el mismo problema.





The Master narra las vicisitudes de un extraño personaje, Freddie Quell, furibundo y alcoholizado, interpretado por Joaquin Phoenix (aunque en Fotogramas se dice que es un trasunto de John Steinbeck, los datos biográficos de dicho escritor no coinciden con los del protagonista del film; ¿no hay paralelismos mucho más claros con James Jones, autor de De aquí a la eternidad, La delgada línea roja o Como un torrente, entre otras obras). Encontrándose en caída libre, conoce por casualidad a Lancaster Dodd (personaje interpretado por Philip Seymour Hoffman), un escritor y filósofo, que propugna unas doctrinas muy particulares (aquí, no hay dudas: el trasunto es L. Ron Hubbard, fundador de la Iglesia de la Cienciología). A partir de este momento, la película se centrará en la dinámica entre ambos personajes (de una forma muy parecida a como Pozos de ambición seguía la dinámica establecida entre Daniel Day-Lewis y Paul Dano). 

El gran problema de The Master es que, a partir de un punto de partida tan interesante, la película no logra girar en torno a unos ejes temáticos claros, de forma que, cuando la misma concluye, no sabemos muy bien cuál es la intención de todo lo que hemos visto. Si concluimos que el director nos quiere mostrar las condiciones y mecanismos por los que se llega a regir una secta (en mi opinión, la parte más interesante de la historia), entonces a la película le sobraría entre cuarenta y cincuenta minutos de metraje. Si nos quiere hablar de alguien que, por su individualismo y carácter, es imposible que llegue a ser absorbido por una organización como la que quiere crear Lancaster Dodd, no se explican los motivos por los que Freddie Quell se pueda sentir atraído por la misma. Si, en realidad, encuentra algo en ella que le parece interesante, no se entiende por qué, en un momento dado, la abandona. Si atendemos a la reacción de Quell tras la detención de Dodd, no comprendemos cómo, con posterioridad, sigue estando junto a él. Si la interpretamos como la historia de una rivalidad, no entendemos la buena relación que se establece entre los dos personajes protagonistas. Si leemos que el director, en la presentación de la película en el Festival de Venecia, dijo que se trata de “una historia de amor entre dos hombres, no tanto como padre e hijo o amo y esclavo, sino como casi el amor de sus vidas”, ya es cuando no comprendemos nada.







Sin embargo, la consabida pericia técnica del director y, sobre todo, la magnífica interpretación del trío protagonista logran salvar una película que se tambalea en muchos momentos. Joaquin Phoenix y Philip Seymour Hoffman logran trazar con precisión y brillantez las diferencias entre ambos personajes. Phoenix dota a su personaje de rasgos simiescos en sus movimientos para reforzar su carácter primario y puramente instintivo, mientras que Hoffman borda a Dodd, un auténtico bon vivant con ínfulas de filósofo. Y la gran sorpresa es Amy Adams. Con cierta tendencia al encasillamiento por sus interpretaciones en Atrápame si puedes (2002) de Steven Spielberg, Junebug (2005) de Phil Morrison o Encantanda: la historia de Giselle (2007) de Kevin Lima, aquí rompe totalmente con el tipo de personajes que asumió en dichos títulos y logra transmitir, con gran sutileza y sobriedad, cuál es su verdadero papel en el drama que se desarrolla en la película. Igualmente, aunque en un papel secundario, también merece destacarse, como siempre, la participación de Laura Dern.

En suma, The Master, a pesar de que siempre aguardamos con impaciencia cada nueva película de Paul Thomas Anderson, no logra satisfacer las altas expectativas creadas. Y ello me empieza a recordar una caricatura publicada en nuestro país a raíz de la concesión del Premio Nobel de Literatura en 1922 al dramaturgo Jacinto Benavente. Se veía a este en el cielo y, a sus pies, todos los grandes escritores del pasado (Shakespeare, Molière, Cervantes, Quevedo, Lope de Vega, Strindberg, Ibsen…) con gafas negras puestas. Cervantes, entonces, le dice a Ibsen: “Menos mal que nos hemos procurado unos lentes ahumados porque, si no, tanto esplendor nos cegaría”. Pues eso…



Nota (de 1 a 10): 6.

Lo que más me gustó: Las interpretaciones de Joaquin Phoenix, Philip Seymour Hoffman y Amy Adams.

Lo que menos me gustó: No hay una interpretación posible del mensaje de la película que permita dar coherencia al conjunto.




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