TÍTULO: La noche más oscura. TÍTULO
ORIGINAL: Zero Dark Thirty. AÑO: 2012. NACIONALIDAD: Estados Unidos. DIRECCIÓN: Kathryn Bigelow.
GUIÓN: Mark Boal. MÚSICA
ORIGINAL: Alexandre Desplat. INTÉRPRETES
PRINCIPALES: Jessica Chastain, Jason Clarke, Kyle Chandler, Jennifer Ehle,
Harold Perrineau, Jeremy Strong, J. J. Kandel, Reda Kateb, Fares Fares, Yoav
Levi, Musa Sattari, Edgar Ramírez, James Gandolfini, Stephen Dillane, John
Schwab, Martin Delaney, Joel Edgerton, Chris Pratt. PÁGINA WEB OFICIAL: http://lanochemasoscura.es/.
Kathryn Bigelow, gracias a films
como Acero azul (1989) –quizás, su
mejor película-, Le llaman Bodhi (1991),
K-19: The Widowmaker (2002) o En tierra hostil (2008), se ha
convertido en una gran analista del fenómeno de la violencia y, sobre todo, de
la relación con esa violencia de quienes permanecen del lado de la ley y el
orden. Su estilo, frío y cerebral, basado en la búsqueda de una mirada objetiva
y en una posición de (aparente) invisibilidad como autora (cercano al de otros
realizadores como Steven Soderbergh y David Fincher), convertían a Bigelow, prácticamente, en la directora ideal para desarrollar
una película como La noche más oscura,
centrada en la larga búsqueda de Osama bin Laden por parte de las autoridades
estadounidenses.
La historia de fondo de La noche más oscura, como la de los
otros films de la directora antes mencionados, es la de la pérdida de la
inocencia en el proceso de lucha contra el mal y en las dudas generadas por la
utilización de determinados medios en la realización de esa lucha. A lo largo
de la narración, la protagonista (una magnífica Jessica Chastain sobre la que
recae todo el peso de la película) sufrirá una transformación en la que, desde
su inseguridad inicial, irá ganando confianza en sí misma hasta desembocar en
un ambiguo desenlace que logra transmitir una cierta sensación de vacío que
contrasta con la sensación de victoria que le debería causar el éxito final
conseguido. Sin embargo, dicha ambigüedad está en consonancia con la consistencia
dramática y psicológica de todos los personajes que participan en la trama.
En el film, lo más sorprendente
(y que es lo que proporciona gran realismo a la película, por encima, pienso,
de su técnica visual) es que cada personaje posee una absoluta coherencia en su
forma de actuar, pensar y sentir con la posición que ocupa en la trama y con la
caracterización que se ofrece del mismo. Los jefes actúan como jefes. Los
subordinados que no se plantean dudas, no las tienen en toda la película. Y los
que, al principio, tienen problemas para aceptar los métodos utilizados a pesar
de su fe en la lucha que están llevando a cabo (como la protagonista), conocen
una transformación a partir, precisamente, de esos sentimientos y esa
convicción.
Y es que La noche más oscura tiene unos referentes relativamente claros que
entroncan con algunos de los grandes temas de la cultura estadounidense. Sobre
todo, el choque de la civilización propia con otra civilización, con la
no-civilización o con el derrumbe de la civilización y sus efectos sobre el
sujeto individual (recuerden Mayor Dundee
-1965- o Grupo Salvaje -1969- de
Sam Peckinpah, Un hombre llamado Caballo -1970-
de Elliot Silverstein, El cazador -1978-
de Michael Cimino o Apocalyse Now -1979-
de Francis Ford Coppola). Si tuviéramos que encontrar a un personaje
cinematográfico que tuviera ciertas concomitancias con la Maya de La noche más oscura sería,
probablemente, el Ethan Edwards que interpretara John Wayne en Centauros del desierto (The Searchers, 1954) de John Ford. Como
en dicho film, aquí también hay una larga búsqueda donde habrá más reveses que
éxitos. Si las nubes de polvo que cubrían a los soldados y expedicionarios de Centauros del desierto provenían del
desierto de Death Valley, en La noche más
oscura vendrán de los desiertos de Afganistán y Pakistán. Lo que en Centauros del desierto era el umbral de
una puerta que no era atravesado, aquí será una pregunta que no encuentra
respuesta. En ambos casos, la situación es, en el fondo, la misma: el regreso
al hogar de quien ya no tiene hogar.
Nota (de 1 a 10): 8.
Lo que más me gustó: Su
hábil crescendo. El trabajo de
Jessica Chastain. LA SECUENCIA (y no creo que haga falta decir de qué secuencia
se trata).
Lo que menos me
gustó: Excesivamente cerebral para mi gusto.
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