TENET DE CRISTOPHER NOLAN. ¿CAUSA-EFECTO O EFECTO-CAUSA?


Al estar ya disponible online, publicamos la reseña de Tenet, uno de los proyectos estrella del complejo y problemático año 2020.




TÍTULO: Tenet. TÍTULO ORIGINAL: Tenet. AÑO: 2020. NACIONALIDAD: Reino Unido-Estados Unidos. DIRECCIÓN Y GUION: Christopher Nolan. MONTAJE: Jennifer Lame. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Hoyte Van Hoytema. MÚSICA ORIGINAL: Ludwig Göransson. INTÉRPRETES PRINCIPALES: John David Washington, Robert Pattinson, Elizabeth Debicki, Kenneth Branagh, Dimple Kapadia, Michael Caine, Martin Donovan, Clémence Poésy, Laurie Shepherd, Yuri Kolokolnikov. DURACIÓN: 150 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL: https://www.warnerbros.es/peliculas/tenet. ENLACE EN GOOGLE PLAY: https://play.google.com/store/movies/details/Tenet?id=bsBtqUfI4zg.P&hl=es. ENLACE EN RAKUTEN TV : https://www.rakuten.tv/es/movies/tenet.

CALIFICACIÓN: 

Nunca he llegado a entender por qué se insiste tanto en el presunto carácter ininteligible de las películas de Christopher Nolan cuando, en realidad, lo único que hay en ellas es una fuerte voluntad de ambición narrativa y de afán, aun cuando puedan moverse en el ámbito estricto del cine de género, por ofrecernos propuestas audaces y novedosas sin volver a incurrir en caminos ya gastados y trillados. Si analizamos Tenet en su esencia, veremos que se mueve en los códigos habituales del cine de aventuras y de acción. Nos topamos con un protagonista (John David Washington, del que no llegamos a conocer su nombre, ya que todo el tiempo se refieren a él como el “protagonista”, un claro juego metalingüístico) que vendría a ser un trasunto moderno de James Bond, y, por ello, tan valiente, íntegro y leal como el agente 007; nos encontramos con la típica historia de camaradería y amistad entre este personaje y el interpretado por Robert Pattinson (algo que es seña de identidad del género y que ya estaba presente en películas como La máscara de hierro –1929– de Allan Dwan,  Tres lanceros bengalíes –1935– de Henry Hathaway, La carga de la brigada ligera –1936– de Michael Curtiz o Beau Geste –1939– de William A. Wellman y que ha llegado a nosotros a través, por ejemplo, de la amistad entre Luke Skywalker y Han Solo en La guerra de las galaxias –1977– de George Lucas, Master and Commander –2003– o las dos trilogías sobre la obra de Tolkien de Peter Jackson), una historia de amor imposible entre el héroe y la heroína (¿no recuerda ello a lo que ya mostró Nolan en su trilogía de Batman entre el personaje de Christian Bale y el de Katie Holmes/Maggie Gyllenhaal?) y, obviamente, el enfrentamiento con un villano, un supervillano que busca la destrucción del mundo, que, y aquí está el intríngulis de Tenet, posee un poder abrumador, incomprensible para sus adversarios y que es el que tendrán que contrarrestar de algún modo para evitar que el malvado se salga con la suya. ¿Cuál ese poder? La capacidad de revertir la entropía, es decir, romper la típica cadena causa-efecto y actuar de modo inverso, haciendo aparecer primero los efectos y después las causas, algo así (aunque no exactamente) como hacer que el tiempo vaya para atrás mientras que, en el entorno, sigue yendo hacia delante.




La cuestión del tiempo es la gran obsesión del cine de Nolan y está presente desde la ya lejana (o no, según como se mire) Memento (2000), con su narración al revés de la trama argumental, en Insomnio (2002), con ese día perpetuo en unas tierras al norte del Círculo Polar Ártico, en Origen (2010), con esos distintos ritmos temporales en cada uno de los niveles del inconsciente, en Interstellar (2014), con las diferentes fuerzas de gravedad haciendo pasar el tiempo a diferente velocidad a los personajes, o Dunkerque (2017), con tres niveles argumentales que poseían, cada uno de ellos, su propio y particular tempo psicológico y narrativo. Y en Tenet hay una nueva vuelta de tuerca, que tiene cierto punto de contacto con La llegada (2016) de Denis Villeneuve, por la que, en determinados momentos, llegamos a dudar si el tiempo, efectivamente, tiene un curso inexorable del pasado al futuro o si, por el contrario, ello no es más que una mera ilusión engañosa que encubre, como ya se explicaba en la primera temporada de True Detective, que estamos en una dimensión estática en la que todo lo que ha de venir ya ha tenido lugar. Esta posibilidad es lo que da origen a unas espectaculares y fascinantes escenas en las que aparecen, simultáneamente, acciones que transcurren según el curso convencional de los acontecimientos y otras que sucede en sentido inverso e, incluso, con momentos en que esta simultaneidad se está produciendo sin que seamos conscientes de ello hasta que, conforme avance el metraje, lo descubramos. Prodigiosamente construida hasta el más mínimo detalle sin dejar margen para ningún posible error o gazapo en el relato, lo mejor que puede hacer el espectador con Tenet es contemplarla sin prejuicios, olvidarse de todos los comentarios vertidos sobre ella y disfrutarla como lo que es, una película de acción que nos proporciona una insólita a inaudita posibilidad narrativa y que logra mantener atrapada nuestra atención hasta el último segundo. ¿Qué más podemos pedir?


TRÁILER DE LA PELÍCULA:

 



IMÁGENES DE LA PELÍCULA:













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