EL FESTIVAL DE MÁLAGA 2020 EN 14 MIRADAS (9): LAS NIÑAS DE PILAR PALOMERO. CRÓNICA DE UNA TORMENTA DE MARIANA BARASSI. EL CAMPEÓN DEL MUNDO DE FEDERICO BORGIA Y GUILLERMO MADEIRO
LAS NIÑAS DE PILAR PALOMERO
Las niñas, opera prima de la directora Pilar Palomero, ha sido la ganadora de la Biznaga de Oro a la Mejor Película Española del Festival de Cine de Málaga 2020. Su historia nos traslada a la Zaragoza de principios de los 90. Su joven protagonista, Celia (Andrea Fandos) estudia en un colegio de monjas y, durante hora y media, el espectador será testigo de la red de complejas y, en algunos momentos, turbias relaciones que la chica tiene con su madre (Natalia de Molina), con sus compañeras de estudios, con una nueva alumna, Brisa (Zoe Arnao), que acaba de llegar de Barcelona, con sus profesoras, con su familia materna… Frente a la imagen idílica que se suele tener de los años 90, Pilar Palomero dibuja una realidad tensa e incómoda, en la que aún perviven prejuicios del pasado y en la que solo la presencia de la chica recién llegada abre un horizonte de luz y esperanza, un resquicio a otro mundo que será un secreto revulsivo para un mundo que se resiste a cambiar.
TRÁILER DE LAS NIÑAS
Aunque buena parte del metraje se nutre de una intensidad y de una severidad a veces abrumadoras (para mi gusto, la película hubiera necesitado de un poco más de humor y ligereza, lo cual la hubiera ayudado a tener algo más de aire y a cimentar su factura de corte realista), especialmente en momentos como el de su llegada a clase tras descubrir la verdad sobre su padre o en la visita al pueblo natal de su madre, se trata al final de un film optimista. Porque si, en la estupenda secuencia inicial, hay quien canta y hay quien solo mueve los labios en el coro del colegio, la historia de Las niñas acabará siendo el proceso por el que Celia acabará adquiriendo su propia voz y dejará de ser un testigo estático, pasivo e indefenso de su propia vida y de sus circunstancias para convertirse en agente activo y motor y llegar a alcanzar ese nuevo mundo que solo se vislumbra en las canciones de Más Birras, OBK o Héroes del Silencio.
En la rueda de prensa posterior a la proyección de Las niñas entrevistamos a su directora sobre ese mundo alternativo que, sin mostrarse con claridad, se insinúa en muchos momentos del film.
CINE ARTE MAGAZINE: Pilar, en tu película se entrevé un mundo externo
que se vislumbra solo en las canciones de grupos de la época, en los programas
que se ven en la televisión o en los anuncios de las paradas del autobús. ¿Has
querido darle como una dimensión mítica y lejana a ese mundo alternativo al
rígido y gris en el que viven las protagonistas?
PILAR PALOMERO: Yo creo que la idea ha sido mostrar retazos de aquel año. No se trataba tanto de centrarnos en la anécdota de lo que sucedía sino ver parte de los elementos que conforman el mundo de Celia. Y, claro, como niña de 12 años que va al colegio, es un mundo que, en el momento que empieza la película, se reduce a la casa y el colegio. La sociedad es, precisamente, lo que ella va descubriendo y lo que vamos descubriendo los espectadores poco a poco.
CRÓNICA DE UNA TORMENTA DE
MARIANA BARASSI
Podríamos hacer un ejercicio ficticio e imaginar que la protagonista de Las niñas ha crecido y se ha convertido en el personaje de Clara Lago en Crónica de una tormenta, que también se trata de una opera prima, en este caso de la directora argentina Mariana Barassi. Clara Lago interpreta a la subdirectora de un periódico, naturalmente en crisis, como cualquier periódico del mundo en los tiempos actuales, y que, en plena Nochebuena, tendrá una conversación con su jefe (Ernesto Alterio) que supondrá un giro radical en su vida. Este personaje, que conserva su fe en su profesión y en el poder transformador de los medios de comunicación, descubrirá que para poder cumplir su vocación y sus metas tendrá que pagar un elevado coste que pondrá en tela de juicio sus propios principios.
TRÁILER DE CRÓNICA DE UNA TORMENTA
Crónica de una tormenta está basada en una obra de teatro de la autora Sabina Berman, titulada originalmente Testosterona, y uno de sus grandes aciertos es el de saber escapar de su raíz de texto pensado para los escenarios y tener un dinamismo cinematográfico construido gracias al ritmo que proporcionan las interpretaciones de Clara Lago y Ernesto Alterio y la hábil dirección de Mariana Barassi trenzada de inteligentes detalles visuales y con una gran agilidad narrativa que permite que la historia fluya con naturalidad y coherencia. La opera prima de Mariana Barassi se acaba convirtiendo en una ácida reflexión sobre la actual situación de los medios de comunicación, sus ambiguas y oscuras relaciones con el poder y sus luchas de poder internas que desmienten lo que deberían ser su esencia y su fundamento, la de servir a sus lectores, espectadores y usuarios con rigor, transparencia y objetividad.
En la rueda de prensa posterior a la proyección de Crónica de una tormenta, preguntamos a la directora y a sus protagonistas sobre su trabajo en el film.
CINE ARTE MAGAZINE: Marina, hay un trabajo muy concienzudo para hacer
desaparecer el peso teatral en la puesta en escena de la película. Por ejemplo,
en un momento en que el personaje de Ernesto dice que “hay algo que se le ha
escapado en todo este tiempo”, Clara pasa por delante de la cámara tapando el
objetivo y dejando la pantalla en negro en paralelo a esa frase. O el reflejo
de los personajes en las paredes del ascensor, creando una imagen desdoblada de
ellas… O la utilización del sonido… ¿Qué nos puedes decir de todo ello?
MARIANA BARASSI: En relación a la planificación, yo no quise ocultar en ningún momento que era en origen una obra teatral. Por eso, mantuvimos en la adaptación al cine que fueran dos los personajes principales, que toda la acción transcurriera en un único espacio, aunque en la obra de teatro es en un único despacho y en la película hemos utilizado los espacios del periódico como la redacción, las rotativas, el ascensor, los pasillos… Y, a partir del trabajo con el director de fotografía, David Mayo, con el que he trabajado codo con codo, hemos intentado ver cómo capturar cada uno de los resquicios o grietas que se podían encontrar en estos espacios para que no pareciera un teatro filmado. Teníamos esa limitación espacial y temporal y fue un trabajo súper de a dos, en servilletas y en toma inclusive porque fueron tomas muy largas, en las que colocar la cámara no era muy sencillo porque lo que queríamos principalmente era respetar la interpretación de Clara y Ernesto y seguir el impulso que tenían de sus personajes. En cuanto al sonido, es una película casi en su totalidad dialogada. Con quien yo trabajé más que nada toda la parte más sensible del sonido fue con la compositora, Paula Olaz, que es una compositora maravillosa de Pamplona, que también reside en Donosti, con la que trabajamos el universo sonoro de una forma muy sutil para que, de pronto, enrarecer determinados momentos de la historia y de las situaciones que iban pasando a lo largo de esa noche y para intensificar el ritmo en otros. Ese fue un gran desafío, darle un buen ritmo a la película, lo cual también es mérito de la montadora, Clara Martínez.
CINE ARTE MAGAZINE: A mitad de película lo pensé y, con el desenlace,
me reforcé en la idea de que me parece que la historia es casi como La teniente O’Neill en la redacción de
un periódico en vez de en una academia militar. Me gustaría preguntarle a los
actores cómo han afrontado el desafío de abordar unos personajes que pasan de,
en principio, parecer tener una buena relación a tener la “tormenta” a la que
el título del film hace referencia.
ERNESTO ALTERIO: Mariana acaba de hablar de desafíos y, para mí, también fue un gran desafío y un componente muy atractivo que tenía esta película era que se sostenía solo con una actriz y un actor. Los efectos especiales están en las miradas, en lo que no sucede… Como ha dicho Mariana, también eran escenas muy largas. De repente, hemos hecho escenas de 18 páginas, rodadas del tirón… Eso es estar casi quince minutos sin cortar. Eso generaba un clima y una sensación de realidad muy fuerte que yo nunca había sentido de esa manera rodando en cine. Era como que entrabas en un viaje y, al prolongarlo tanto en el tiempo, generaba una sensación de que eso estaba sucediendo allí y el viaje en la escena era muy rico, pasábamos rápidamente de un estado a otro… También se rodó cronológicamente. Al transcurrir en pocos espacios eso es posible y ello ayudó a que nosotros fuéramos evolucionando a la vez que evolucionan los personajes. Y hay en la película un momento de inflexión, yo creo, en la relación de ellos, que es cuando están juntos y amanece, y se revela algo nuevo en los personajes y su relación cambia. Para mí, ha sido una suerte, una experiencia que he disfrutado mucho y me ha hecho crecer y estoy muy agradecido a Gerardo Herrero y a la gente de Tornasol, la productora, a la directora, Mariana, y a mi compañera de reparto, Clara, que es un gusto trabajar con ello, esta oportunidad.
CLARA LAGO: Lo mismo le tengo que decir a Ernesto, que también ha sido un gusto trabajar con él. Yo, sin haber visto La teniente O’Neill, no sé cómo responder a la pregunta, pero en esto que hemos estado hablando de la teatralidad, se trataba de no pretender eliminarla por completo sino de aprovechar la parte positiva que tiene, que, como ha dicho Ernesto, el poder permitirnos en cine hacer un viaje tan real no pasa todos los días. Y para mí ha sido una oportunidad maravillosa y un regalo. Para mí, son cosas que pasan una vez cada mucho tiempo y que yo siento como un caramelito y que estoy superagradecida por ello. Y en cuanto a la relación entre los personajes, efectivamente ese punto de inflexión es lo interesante de la historia, el dilema que tienen ambos pero, fundamentalmente, el de ella, que es un dilema que yo puedo comprender, que es un personaje bastante racional y emocional a la vez y que, cuando surgen esos momentos en los que la ética y la moral te indican a seguir el camino de lo correcto pero hay emociones implicadas, porque hay una relación personal importante, me parece un dilema superinteresante.
EL CAMPEÓN DEL MUNDO DE
FEDERICO BORGIA Y GUILLERMO MADEIRO
Y, para terminar, nos encontramos con la historia de alguien que conoció el éxito y que, después de la experiencia, no pudo afirmar que había encontrado la felicidad. El uruguayo Antonio Osta fue campeón del mundo de fiosoculturismo en los años 2006 y 2008. Aunque en el documental no se cuenta, participó en la serie El hipnotizador de HBO y protagonizó la película Clever, dirigida por Federico Borgia y Guillermo Madeiro, los mismos directores de este documental. Pero los años de gloria parecen haber pasado. Solo queda aferrarse a los rescoldos de esos momentos dorados y vivir según gestos y principios de una dignidad y una disciplina que sirvieron para elevarlo a las alturas pero que, ahora, parecen solo ser útiles para lograr mantener una precaria estabilidad. El campeón del mundo comienza con el recibimiento que Antonio Osta tuvo en su localidad tras conseguir su primer título mundial e, inmediatamente, vemos el contraste, difícil de digerir y complicado de gestionar, de un gris anonimato y una vida aburrida y rutinaria en la que, además, los aspectos sentimentales y familiares no marchan demasiado bien.
TRÁILER DE EL CAMPEÓN DEL MUNDO
Por todo lo que hemos explicado, las imágenes de El campeón del mundo están impregnadas de una capa de melancolía y desencanto, de un agónico esferzo por aceptar que hubo triunfos que pasaron pero que no se van a volver a repetir y de la lucha por asimilar que la vida sigue y que no podemos venirnos abajo. Cuando la película llega a su desenlace, recibimos todo un puñetazo en el estómago que noqueará a cualquier espectador, que nos obligará a revisar todo el film con otros ojos y a reflexionar sobre si el éxito, tal como está concebido en nuestras sociedades, es un dogma que hay que seguir a pies juntillas o, mas bien, reparando en el coste que muchas veces conlleva, es un concepto que tenemos que poner entre paréntesis para dejar paso a otras visiones y perspectivas. Sea como fuere, el personaje de Antonio Osta y de su hijo Juanjo quederán para siempre en nuestra memoria cinéfila como retrato vibrante y emotivo de una autenticidad que traspasa los fotogramas para revelarnos realidades tan crudas y dolorosas como necesarias e inevitables.
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