EL FESTIVAL DE MÁLAGA 2020 EN 14 MIRADAS (8): A ESTE LADO DEL MUNDO DE DAVID TRUEBA. BLACK BEACH DE ESTEBAN CRESPO. CARTAS MOJADAS DE PAULA PALACIOS.
Hoy, en nuestro recorrido por los diversos temas que han abordado las películas proyectadas en la recién terminada edición del Festival de Cine de Málaga, vamos a comentar dos largometrajes de ficción (A este lado del mundo de David Trueba y Black Beach de Esteban Crespo) y un documental (Cartas mojadas de Paula Palacios) que hablan de la emigración, de los problemas fronterizos y de la situación de pobreza y opresión que viven los países africanos, causa última de los movimientos migratorios hacia Europa.
A ESTE LADO DEL MUNDO de David Trueba
TRÁILER DE A ESTE LADO DEL MUNDO
A este lado del mundo ofrece un retrato realista, directo y nada maniqueo del problema de la emigración y de su contexto social, económico, ético, mediático y hasta cultural. Porque en la cuestión influye un cóctel del que forman parte factores comerciales, las posturas de los medios de comunicación, el choque entre percepciones diferentes y enfrentadas del hecho migratorio y hasta el deseo y/o la necesidad individual de muchos de poder seguir adelante con sus vidas sin que problemas en principio ajenos supongan un obstáculo o un inconveniente... Quizás por todo ello, la posición que adopta el ciudadano medio es la misma que adopta el personaje de Vito Sanz, una posición distanciada y alejada de cualquier implicación porque piensa que hay circunstancias que no van con él y que deben ser otros quienes tienen que afrontarlas y solucionarlas. Aunque, al final, nada del mundo nos acaba siendo ajeno por completo y cualquier realidad puede acabar doliéndonos y afectándonos…
En la rueda de prensa posterior al pase de la película en el certamen, tuvimos la oportunidad de preguntar a David Trueba sobre el trasfondo temático de su película.
CINE ARTE MAGAZINE: ¿Cuál sería el punto de partida de A este lado del mundo desde un punto de
vista del tema que aborda?
DAVID TRUEBA: Esta película es intemporal en el sentido de que aborda un conflicto, un problema que parece que va a ser eterno, que se remonta a muchos años atrás, como explica el personaje de Joaquín Notario en el film, y que parece que, a pesar de los desarrollos mentales, sociales y tecnológicos, no encontramos muchas variaciones respecto al mismo. Fue precisamente la utilización que se hace de ese problema y de ese conflicto y la oferta constante de soluciones para lo que seguramente no tiene solución lo que me llevó a pensar sobre ello y, en base a un viaje que hice a Melilla que me permitió conocer la ciudad, vi que podía ser bonito trasladar a esa ciudad a un personaje como el que interpreta Vito, un personaje que vendría a representar al ciudadano medio, una actitud de desinterés, una actitud de no haberse parado a pensar sobre el asunto, vivir ajeno a todo lo que está ocurriendo allí. Y, al mismo tiempo, no olvidarme nunca de las películas que había visto en mi infancia y que, desarrollándose en el Oeste americano, hablaban mucho de la frontera. Puede decirse que casi forman un género en sí mismas, el “género de la frontera”. De pronto, me di cuenta de que los españoles tenemos la posición fronteriza más importante del mundo y, además, esa rara anomalía de tener dos ciudades españolas y, en consecuencia, europeas en el continente africano. Entonces, pensé: ¿Qué hay en la frontera?¿Por qué es la frontera tan agradecida narrativamente? En la frontera, hay algo de transgresión, hay alguien que quiere entrar, alguien que no te deja, hay uno que tiene sus motivos para vivir allí, casi siempre aprovechándose de las circunstancias, la turbiedad, la ambigüedad que tiene el ambiente de la frontera… Es un llamamiento al vicio pero, al mismo tiempo, está la presencia de la autoridad y la presencia del forastero en su primer lugar de entrada. Guiado por esos dos elementos, la mirada del ciudadano medio, sin ninguna ideología, y su introducción en ese ambiente de frontera es el punto de partida de A este lado del mundo.
CINE ARTE MAGAZINE: Has mencionado al personaje interpretado por
Joaquín Notario. Su intervención, ¿viene a matizar esa perspectiva del
ciudadano medio que impregna a la película introduciendo el elemento sórdido y
escabroso?
DAVID TRUEBA: Más que sordidez, para mí es que, cuando te enfrentas a un problema sin solución, la salida muchas veces es que te vuelvas loco, que pierdas la cabeza. Porque tú te empeñas en resolver una cosa que no tiene solución, el problema persiste… y me gustaba esa idea del ingeniero que llega “blanco” a un lugar, le dicen que al ingeniero anterior “se le fue la pinza” y que un día se lo encuentra, le dicen que ese es su antecesor y contempla cómo se encuentra. A veces, olvidamos que, cuando visitamos la Gran Muralla China o el muro de Berlín, lo que visitamos son restos de la estupidez humana, en algunos casos muy bien construidos pero en otros ni tan siquiera eso. Restos de la estupidez de pensar que, con una pared, puedes parar los problemas. Se nos olvida que, al mismo tiempo que seguimos visitando esas absurdas soluciones del pasado, las seguimos haciendo. Ese ingeniero lo que le ha pasado es que, de tanto reflexionar sobre el problema, se le ha ido la cabeza, lo que dice parece que tiene sentido pero, al mismo tiempo, es muy loco… Y no sabemos si estamos delante de un genio o de un demente, que es lo que sucede cuando alguien dice la verdad. Yo pensé quién podía hacer ese papel, el de un personaje que no sale en todo el film y que en 7-8 minutos realiza una intervención impactante, y me acordé de Joaquín Notario, con el que ya había trabajado en Soldados de Salamina, y que está acostumbrado a hacer El comendador de Ocaña o La vida es sueño, y que aparte de ser un gran actor es una persona magnífica.
Página web del director David Trueba
BLACK BEACH DE ESTEBAN CRESPO
De una película de corte realista, pasamos a un film de formato thriller como es Black Beach de Esteban Crespo. Este director ya participó en el Festival de Málaga del año 2017 con su opera prima Amar, protagonizada por Álex Monner y María Pedraza. Ahora, el director cambia por completo de registro para narrar la historia de un consultor (Raúl Arévalo), hijo de una alta funcionaria de la ONU (Paulina García), que tiene que viajar a un país africano en el que vivió de joven (es difícil no pensar que dicho país es un trasunto de Guinea Ecuatorial), para resolver el secuestro de un ingeniero, presuntamente cometido por un antiguo amigo suyo (Jimmy Castro), quien forma parte ahora de un grupo armado opositor, y remover, así, el único obstáculo para que la compañía petrolífera para la que trabaja pueda alcanzar un acuerdo con el gobierno dictatorial de dicho país. Su investigación le llevará a descubrir las prácticas atroces de un dictador sin escrúpulos y de sus sicarios y la complicidad del establishment internacional con ese estado de la situación.
TRÁILER DE BLACK BEACH
Más allá de su adscripción al cine de género, Black Beach sabe diagnosticar con acierto el círculo vicioso en el que se suelen mover los países subdesarrollados y que lo encadenan a no poder salir de su atraso y postración. La presencia de riquezas naturales, antes que ser un camino hacia la prosperidad, alienta la avaricia de las multinacionales, que no vacilan en colocar y apoyar regímenes despóticos favorables para asegurar la explotación de aquellas y la sumisión de la ciudadanía a intereses extranjeros. Los organismos internacionales, lejos de ser un instrumento útil para luchar contra esa dinámica perversa, no solo se demuestran impotentes para desarrollar una estrategia eficaz contra ella sino que, en ocasiones, se convierten en cómplices necesarios de la misma. De ahí que Black Beach no solo sea una narración intensa y solvente y un retrato preciso de una dura realidad sino, también, la crónica de la desolación de su protagonista, que acabara contemplando cómo sus esperanzas, sus convicción y sus buenas intenciones acaban siendo devastadas por la más despiadada ansia de enriquecimiento y poder.
CARTAS MOJADAS DE PAULA
PALACIOS
Si las dos películas anteriores nos hablaban de los problemas crónicos y estructurales de los países subdesarrollados y de las dificultades para entrar en los países más prósperos, este documental nos lleva a la consecuencia inevitable de ambos fenómenos: la existencia de la emigración ilegal. Cartas mojadas nos conduce a una travesía con el Open Arms en su búsqueda de pateras a la deriva por el Mediterráneo y a la durísima (y, en muchas ocasiones, mortal) experiencia que viven quienes se suben a ellas. Dando un paso más allá, el documental realiza una estremecedora visita a los lugares de Libia en los que dichos inmigrantes esperan a emprender su peligrosísimo viaje, auténticos campos de reclusión en los que reinan las condiciones de esclavitud más aberrantes.
TRÁILER DE CARTAS MOJADAS
Cartas mojadas no dejará indiferente a ningún espectador por el verismo de sus imágenes y por su reflejo fiel de una realidad que casi hemos aceptado como un problema de imposible resolución y para el que no parece haber una estrategia o un plan de acción que podamos presumir como mínimamente eficaz. En ese contexto, un documental como este de Paula Palacios nos invita a considerar que la adopción de soluciones sea un imperativo moral que haga posible que no vuelvan a repetirse situaciones como las que aquí contemplamos, situaciones completamente alejadas de cualquier rasgo mínimo de humanidad y de respeto a la dignidad más básica y elemental.
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