Hoy, en Cine Arte Magazine,
hablamos de la serie Ozark, cuyas
tres temporadas hasta la fecha están disponibles en Netflix.
Desde el mismísimo primer
episodio de Ozark, vemos a Marty
Byrde (personaje interpretado por Jason Bateman) en un enredo de tal calibre (del
que, en primera instancia, logra hallar una salida puramente al azar) que los
espectadores no dejan de intuir en todo momento que al final no va a poder
escapar de él. Y, en realidad, el laberinto en el que Marty Byrde y toda su
familia, su mujer Wendy (Laura Linney), su hija Charlotte (Sofia Hublitz) y su
hijo Jonah (Skylar Gaertner), están metidos no tiene salida posible ya que ese
laberinto es el tiempo actual, las circunstancias actuales y el mundo de hoy
día en el que la supervivencia del más fuerte, la competitividad absoluta y el
individualismo más extremo guían los comportamientos por encima de cualquier
consideración sobre el interés colectivo y la búsqueda de espacios comunes de
entendimiento. Así que da igual que, en un determinado momento, parezcan haber
encontrado una situación de relativa estabilidad y calma. La misma durará poco
porque el dinero siempre exige más dinero y al poder siempre acaba pareciéndole
poco el poder que tiene.
En la historia de la precipitada
huida de Marty Byrde y su familia de Chicago para instalarse en la ribera del
lago Ozark, en el estado de Missouri, con el encargo de la mafia de blanquear
ocho millones de dólares, aparecen (en la primera temporada de la serie) dos
detalles que pueden pasar desapercibidos pero que encierran el ácido mensaje
que se quiere transmitir con este viaje por un lado oscuro de la realidad que
es, poco a poco, el único existente. El primero de estos detalles es un vídeo
que contempla Jonah en su ordenador sobre cómo el estornino europeo fue
introducido en Estados Unidos y empezó a extenderse sin control y causando
graves daños en un ecosistema extraño a él. El segundo se refiere a Ray
Bradbury y a sus míticas Crónicas
marcianas, ese conjunto de relatos tan extraños como fascinantes en los que
se iba narrando cómo el ser humano conquistaba el planeta rojo y provocaba la
desaparición de quienes en él habitaban (hay que decir, como elemento no
baladí, que Bradbury se inspiró en la progresiva colonización del Oeste
americano y el arrinconamiento y aniquilamiento progresivos de las tribus
originarias del territorio). Ambas referencias vienen a representar lo que la
familia Byrde representa para ese lugar de Missouri: unos invasores que, para
sobrevivir, van a arrasar con todas las relaciones existentes y el statu quo vigente en esa pequeña
comunidad local.
Toda la familia Byrde no va a
detenerse por ningún tipo de escrúpulo moral para llevar a cabo el propósito
que, a la fuerza, le han encomendado. Para salir adelante, para no ser
arrollados por la acción de unos gangsters,
irán encadenando estratagema tras estratagema, añagaza tras añagaza, para
ir implicando a todo aquel que se vaya encontrando en su camino, sin
preocuparse en que estos salgan perjudicados por asociarse con ellos ayudándoles,
sin saberlo, a blanquear dinero de la mafia. Decíamos antes que el laberinto en
que la familia Byrde estaba encerrada era el de las circunstancias actuales
pero, por huir de cualquier abstracción, lo que representa su proceder es la
forma de actuar del capital sin patria frente al capital arraigado en un ámbito
local. En nada se diferencia lo que sucede en las riberas del lago Ozark tras
la llegada del Byrde con lo que ha ocurrido al pequeño comercio con la
instalación de las grandes superficies, a las tiendas físicas con la irrupción
de Amazon, al alquiler de los vecinos de toda la vida con la implantación
masiva de alquileres vacacionales en los barrios del centro de las grandes
ciudades, a los taxistas locales con la aparición de Uber… Como ocurría en Teorema (1968) de Pier Paolo Pasolini, con
la visita de Terence Stamp a una familia de la alta burguesía italiana, o en Dogville (2003) de Lars von Trier, con la
llegada de Nicole Kidman a un pequeño pueblo de la América profunda, los Byrde
serán unos agentes perturbadores en ese condado del sur de los Estados Unidos
provocando que nada sea el futuro como fue en el pasado.
A pesar de las atrocidades de las
que iremos siendo testigos conforme la serie avanza, una de sus grandes
virtudes es construir una impresionante galería de personajes que, en más de
una ocasión, a pesar de la enorme malicia que parecen encerrar, logran captar
nuestra empatía y casi deseamos que se salgan con la suya a pesar de su
carácter perverso y retorcido. Ahí tenemos, aparte de a la familia
protagonista, a la pareja, casi un trasunto de Lord y Lady Macbeth, formada por
Jacob (Peter Mullan) y Darlene Snell (Lisa Emery), implacables en su afán por mantener
su posición de superioridad en lo que antes era una cerrada comunidad local; la
familia de los Langmore, atrapados por la inevitable tendencia delictiva de los
patriarcas de la familia, donde destacan los personajes (casi schraderianos en su afán por escapar de una condición que parece querer absorberlos como un
agujero negro) de Wyatt (Charlie Tahan) y, sobre todo, de Ruth (Julia Garner),
una de las más colosales caracterizaciones que hemos visto en cine y televisión
en las dos últimas décadas, la de una joven que lucha, pelea y combate a pesar
de que todas las circunstancias parecen adversas para ella; al agente del FBI
Roy Petty (Jason Butler Harner), repulsivo en su arrogancia y conmovedor en la
profunda debilidad que padece; a Buddy Dieker (Harris Yulin), el inquilino que
vive con los Byrde y que, detrás de su máscara de vejez y enfermedad, esconde
una personalidad audaz y poderosa… Todos estos personajes y muchos más
constituyen el alma de una serie que logra deslumbrar con un magnífico reparto
y unas soberbias interpretaciones.
Sorprendente, abrumadora y con una
trama desbordante que casi daría para un spin
off para cada uno de sus personajes, Ozark
puede ser disfrutada desde la vertiente de un argumento invadido por un
desasosegante suspense como la que corresponde a un retrato amargo y sin
paliativos de una situación moral en la que, en mayor o menor medida, cualquier
persona que viva en los tiempos actuales se halla inmersa.
TEMPORADA 1
TEMPORADA 2
TEMPORADA 3
IMÁGENES DE LA SERIE:
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