Si no estuviéramos viviendo la
dramática situación que ha originado la pandemia del COVID-19, probablemente la
serie francesa El colapso (disponible
en Filmin https://www.filmin.es/serie/el-colapso)
no habría llamado tanto la atención más allá de un conjunto de espectadores que
se habrían visto atraídos por el alarde técnico (que luego explicaremos) que
supone su realización. Pero que su llegada a España coincida con los estragos
provocados por la epidemia vírica hace ver con otros ojos a esta historia que
relata cómo la civilización tal como la conocemos y la concebimos se ha
derrumbado (por un hecho que no llega a explicarse, al menos en esta primera
temporada) y cada cual intenta por su cuenta sobrevivir a la escasez y al
impulso salvaje de los demás para tomar algo de lo poco que queda. Por motivos
relacionados, quizás, más con el azar que por la concepción original de la
serie, contemplamos El colapso como
un espejo de lo que nos podría suceder casi a la vuelta de la esquina si no
somos capaces de detener a tiempo el virus que nos acecha. Y, por eso, en la
visión de El colapso acaban pesando
más los factores psicológicos que los que se refieren al ámbito estrictamente
estético.
El colapso está formado por ocho episodios y cada uno de ellos está
rodado en el formato de un único plano secuencia (este es el alarde técnico del
que antes hemos hablado). Conforme la serie se desarrolla, vamos siendo
testigos de cómo el avance del tiempo va amplificando los efectos del colapso
inicial y todas las estructuras e instituciones se van evaporando dejando a
cada individuo indefenso y a su propia merced. Solo los más adinerados sí han
cubierto sus espaldas ante la contingencia producida y pueden huir a islas
reservadas para vivir allí al margen del caos y los desórdenes. Cada episodio
tiene un escenario diferente (entre ellos, un supermercado, una estación de
servicio, una aldea, una central nuclear, una residencia de ancianos) y a
través de ellos vamos conociendo la profundización imparable del deterioro
social y moral que la desaparición de la civilización conlleva. Solo en el
último episodio, damos un paso atrás y la acción tiene lugar un par de días
antes del colapso, cuando un grupo de activistas logra colarse en un plató de
televisión para avisar de lo que se avecina, con escaso éxito.
Hemos dicho antes que el azar ha
hecho coincidir el estreno de la serie en España con el drama provocado por la
pandemia. Pero el último episodio de la primera temporada de El colapso nos obliga a matizar esa
afirmación. Sin ser errónea, no es menos cierto que el planteamiento de la
serie no solo se centra en dibujar un hipotético escenario postapocalíptico
sino, sobre todo, en intentar retratar en los comportamientos de muchos de los
personajes (en su individualismo feroz y en su ausencia de perspectiva sobre el
bien común) y en los perfiles de las distintas situaciones (por ejemplo, en la
referida a la central nuclear, un riesgo potencial desatendido en algunas de
sus implicaciones) el origen de la colosal crisis que iremos contemplando. Cabría
decir que los personajes de El colapso no
se comportan del modo que lo hacen por culpa del derrumbamiento civilizatorio
sino que, viendo el hecho desde otra perspectiva, debido a su comportamiento y
a su forma de relacionarse con los demás y con su entorno, ese derrumbamiento
civilizatorio ha tenido efectivamente lugar. Por ello, no es que la serie haya
acertado en términos de profecía sino, más bien, en términos de diagnóstico. Su
moraleja es que, según unas determinadas pautas socioculturales, antes o
después todo se vendrá abajo. El virus ha sido la chispa pero, de no haber
existido, cualquier otra hubiera provocado las mismas o peores consecuencias atendiendo a la hipótesis de la serie.
Creada por un conjunto de
videoartistas (Jérémy Bernard, Guillaume Desjardins, Bastien Ughetto) autodenominados
“Les Parasites” (“Los Parásitos), El
colapso es una buena muestra de la versatilidad y potencial narrativo que
el formato serie ha cobrado en la actualidad y el alto nivel que el mismo está
llegando a tener. Cuando echemos la vista atrás, El colapso será una de esas obras que reflejará el estado de ánimo
que prevalecía en los tiempos actuales, una época llena de miedos e
incertidumbres que se asemeja a un túnel oscuro cuya salida no acertamos a
entrever.
TRÁILER DE LA SERIE:
IMÁGENES DE LA SERIE:
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