Hoy, publicamos la reseña de Richard Jewell de Clint Eastwood, película que ya está disponible
en Google Play y Rakuten TV.
TÍTULO: Richard Jewell. TÍTULO ORIGINAL: Richard Jewell. AÑO: 2019. NACIONALIDAD: Estados
Unidos. DIRECCIÓN: Clint Eastwood. GUION: Billy Ray, según un artículo de Marie
Brenner y un libro de Kent Alexander y Kevin Salwen. MONTAJE: Joel Cox. DIRECCIÓN
DE FOTOGRAFÍA: Yves Bélanger. MÚSICA ORIGINAL: Arturo Sandoval. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Paul Walter
Hauser, Sam Rockwell, Kathy Bates, Jon Hamm, Olivia Wilde, Nina Arianda. DURACIÓN:
131 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL : https://www.warnerbros.es/richard-jewell. ENLACE EN GOOGLE PLAY: https://play.google.com/store/movies/details/Richard_Jewell?id=LdAabr-HWiQ.P&hl=es. ENLACE
EN RAKUTEN TV: https://www.rakuten.tv/es/movies/richard-jewell.
Es curioso que tanto la última
película de Clint Eastwood como la última de Polanski (El oficial y el espía, que ya comentamos en la revista en elmomento de su estreno)
se hayan programado en las salas de cine de nuestro país en la primera semana
de este fatídico año 2020, un mal momento, dada la abundancia de películas
familiares (“blancas” y “cándidas”, por tanto, según las costumbres
establecidas), para estrenar dos títulos que ponen en cuestión muchas de las
ideas que tenemos asumidas en relación al papel y actuación de los Estados y de
las autoridades públicas. Que ni Richard
Jewell ni El oficial y el espía
hayan estado libres de unas virulentas polémicas es la mejor señal de que, por
encima de otros títulos que pueden parecer más provocativos, estas dos
películas se han dirigido directamente a la línea de flotación de algunos de
los principios que tenemos asumidos como dogmas inamovibles, ataque mucho más
eficaz en la medida en que ambas nos cuentan historias basadas estrictamente en
hecho reales y verídicos. El dogma contra el que ambos films se dirigen es la
presunción de que el Estado y las autoridades públicas siempre son entes
benefactores y es imposible que su actuación pueda ir encaminada a perjudicar a
los ciudadanos que, en teoría, defiende y protege. Tanto Richard Jewell como El
oficial y el espía vienen a expresar que, en numerosas ocasiones, el
ciudadano debe estar alerta con la Administración y debe terminar intentando defenderse
de ella, ya que acaba convirtiéndose un peligro más (y, quizás, uno de los más
poderosos) que puede atentar contra nuestros derechos y libertades. En el caso
de Polanski, la línea de ataque contra el film ha sido sencilla: ignorando la
máxima de que “la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero”, los
detractores han afirmado que El oficial y
el espía es un intento del director polaco por limpiar su imagen a raíz del
caso de violación que le sigue impidiendo poner sus pies en el territorio de
Estados Unidos. Como el caso de Clint Eastwood es menos susceptible de provocar
un ataque de tipo personal, la acusación que se ha realizado es que su película
es machista. En mi opinión, esta acusación es infundada. De todos los cretinos
e imbéciles que aparecen en el film capaces de atribuir un atentado terrorista a
un vigilante de seguridad sin que exista ninguna prueba en contra de él, todos
son hombres salvo el personaje interpretado por Olivia Wilde. ¿Cabe hablar de
machismo en función de ese hecho?
Richard Jewell narra la odisea que tiene que vivir su protagonista
a raíz del atentado terrorista que sufrió la ciudad de Atlanta durante la
celebración de los Juegos Olímpicos de 1996. Richard Jewell (interpretado por un magnífico Paul Walter Hauser) es uno de los
vigilantes de seguridad que detecta una de las dos mochilas con las bombas
colocadas y que, por ello, a ojos del FBI, se convierte en el principal
sospechoso de ser el responsable de dicha colocación. No hay pruebas ni
evidencias, solo un precario perfil psicológico al que ningún juez ni tribunal
le daría relevancia alguna para iniciar un proceso criminal. Pero el propio
carácter de Jewell, ingenuo, bobalicón, dispuesto a tomarse su trabajo
demasiado en serio y aficionado a las armas como muchos otros ciudadanos de su
país, lo convierten en presa fácil, sobre todo cuando las sospechas saltan a
los medios de comunicación. Es en este punto donde debemos afinar cuál es el
objeto real de crítica de Richard Jewell y
lo que la ha convertido en destino de muchos ataques que, tras ver el film,
parecen claramente infundados y desproporcionados. En una línea, vamos a decir
ideológica, de carácter libertario, que antes en cine ha mostrado con similar
claridad Chisum (1970) de Andrew V.
McLaglen, Richard Jewell acaba
mostrando la indefensión y fragilidad del individuo frente a las grandes
estructuras burocráticas y de poder. No se trata solo del Estado sino también
de los medios de comunicación y, en un sentido más amplio, de la alianza y
convergencia de intereses de esas estructuras descomunales que, actuando
conjuntamente, dejan escaso margen a quien se convierte en objetivo de sus
ataques. Por ello, Richard Jewell,
más allá de la intensa y emocionante historia que nos relata, acaba
convirtiéndose una honda y desasosegante reflexión sobre nuestra condición
actual y sobre la naturaleza del mundo en que vivimos, una advertencia rotunda
de que nuestra libertad puede estar en peligro a manos de quienes no dejan de
decir continuamente que actúan con la única intención de protegerla y
reforzarla.
TRÁILER DE LA PELÍCULA:
IMÁGENES DE LA PELÍCULA:
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